Capitulo 12
—¡Gellert! ¡GELLERT!
En cuanto Gellert salió de la habitación, Aneu lo llamó a gritos. Un sentimiento de confusión y preocupación la invadió. Sabía perfectamente que el jamás la dejaría desnuda en la cama sin una razón verdaderamente preocupante.
—¿Habrá pasado algo malo?—se cuestionó, nerviosa.—Lo mejor será vestirme, tengo un mal presentimiento.
Recogió su ropa y comenzó a colocársela, aunque tuvo que tirar su falda y sacar otra del armario ya que Gellert se la había roto. En cuanto estuvo lista, una fuerte explosión resonó en la mansión, causando que cayera al suelo.
Despues del shock inicial, se levanto velozmente e intento tomar su varita, hasta que cayó en cuenta de que no la tenía consigo, pues nunca se la había pedido de vuelta a Gellert. No la necesitaba, despues de todo, ahí todos hacían todo por ella.
Las ventanas de cristal explotaron, provocando que Aneu soltara un grito y se agachara cubriéndose la cabeza. Cuando levantó el rostro, observó perpleja como por una de las ventanas rotas aparecía una figura muy conocida para ella.
—Albus...—susurró Aneu.
—Lo siento, hermanita.—dijo Albus alzando la varita.
Un rayó de luz salió de la punta de la varita de Albus e impacto en el pecho de Aneu. Todo se puso negro para ella al instante y su cuerpo cayó al suelo en un golpe seco.
(...)
Para cuando retomó su conciencia, la cabeza le punzaba furiosamente y sus ojos pesaban enormemente. Frunció el ceño y sintió la boca reseca conforme sus parpados se iban abriendo y sus ojos se adaptaban poco a poco a la débil luz natural que irradiaba el sol por las dos únicas ventanas del lugar. Al parecer había dormido toda la noche.
Levantó su agachada cabeza, sintiendo como las punzadas aumentaban en su cabeza, provocando que soltara un fuerte quejido de dolor. Intento mover sus manos hacia su cabeza pero pronto se dio cuenta que estaba amarrada de pies y manos a una silla.
Pestañeo varias veces hasta que logro enfocar sus ojos. Miro de lado a lado, analizando cada detalle del lugar en que se encontraba. Era una habitación sencilla, había una cama, dos ventanas que, por la vista, le indicaba que estaba mínimo en un tercer o cuarto piso. En una esquina estaba un escritorio y al frente de ella, una puerta de madera.
—¿Qué paso?—pensó Aneu y los recuerdos llegaron a su mente como un balde de agua fría. Soltó una maldición en voz baja.— Albus me capturo, pero ¿con qué intención?.
La puerta se abrió y apareció una mujer de cabello corto y negro que conocía muy bien por los reportes de Gellert.
—Pompertina Goldstein.—dijo Aneu con la voz ronca.
—Veo que has despertado.—dijo Tina, cerrando la puerta tras de sí y trayendo consigo un vaso con agua.— ¿Tienes sed?
Aneu asintió y Tina se acercó con el vaso en la mano, ayudándole a beberlo. Cuando consumió hasta la última gota del agua, la puerta volvió a abrirse, ingresando esta vez Albus, quien miró con frialdad a su hermana.
—¿Dónde esta el cuartel general de Grindelwald?— cuestionó Albus cuando dejó de beber.—Porque se perfectamente que esa cabaña de dónde te sacamos no es el lugar principal donde crea sus planes.
Ella no respondió.
—Si no sabes eso, —hablo Tina con seriedad.—Entonces dinos cuales son los siguientes planes de Grindelwald y cual es su debilidad.
—¿Por qué no mejor los dos se van mucho a la mierda?—propuso Aneu con desdén.
—Será mejor que no hagas esto más difícil.—amenazó Tina colocando su varita en el cuello de Aneu.
—Tina tiene razón, Aneu.—hablo Albus con una amabilidad burlona que irritó a su hermana.— Si no coperas con nosotros, Tina se verá en la necesidad de emplear medidas más extremas contigo para que cooperes. Esto será a la buena o a la mala.
—Púdrete.—masculló Aneu.
—¡Cru...!
Tina no terminó de decir la maldición imperdonable cuando la puerta fue abierta de pronto y por esta ingresó un joven de cabello rubio con una gabardina café y un maletín en su mano, mirando hacía atrás.
—¡Volví! El nacimiento de los hipogrifos de Hagrid salió bien así que pude volver ant...es...—miró asombrado la situación frente a sus ojos, los cuales estaban abiertos enormemente con su sonrisa congelada.— ¿Qué me perdí?
—¡Newt!—exclamó Tina con una sonrisa— ¡Que bueno que llegaste! ¡Estábamos...!
—¿Por qué estabas a punto de lanzarle un crucio a la hermana menor de Dumbledore?—cuestionó Newt con frialdad.— En realidad, ¿Por qué razón esta pobre chica esta atrapada?
—Yo también quisiera saber el porque de mi rapto.—intervino Aneu con desdén.— aunque supongo que es una pregunta estúpida.
—Solo intento salvar a mi hermana del mal, Newt.— habló Albus con suavidad y una mirada triste.— No soportaría perder a otra hermana mía.
—¡Ja!—volvió a intervenir Aneu con una asqueada sonrisa.— Si por ti fuera yo ya estaría muerta y enterrada boca abajo cien metros bajo el suelo, ¡No eres más que un...!
La chica Goldstein le soltó una fuerte bofetada antes de que pudiera terminar de hablar. Respiraba agitada, viendo furiosamente a la menor de los Dumbledore.
—¡No te atrevas a hablarle así a Albus Dumbledore!
—Cálmate, Tina.—dijo Newt tomando a la joven por los hombros.—No pierdas la calma.
—Es mejor que todos nos tranquilicemos un poco.—intervino Albus mirando el rostro furioso y enrojecido de su hermana.— Newt, Tina, salgan. Quiero hablar con mi hermana a solas.
—De acuerdo.—murmuró Newt.
Tina se aferro al brazo de Newt y salieron del cuarto, no sin que antes Newt mirara preocupado por sobre su hombro a Aneu, quien solo le dirigió una mirada de rencor. En cuanto la puerta se cerro y estuvieron solos, Albus tomó una silla del pequeño escritorio del cuarto y se sentó frente a Aneu.
—Aunque no lo creas, te quiero...y lamento todo el dolor que te he hecho pasar.—admitió Albus
—¿Qué estas diciendo?—murmuró Anue, frunciendo el ceño.
—Cuando llegaste a nuestra vida no pude ser más infeliz, pero tienes que comprenderme, eras la hija de la amante de mi padre. Representabas todo el dolor de mi madre y se que no debí desquitarme contigo pero no podía simplemente ignorarte, yo no tenía ese tipo de control sobre mis emociones.—admitió Albus.
—Creo que es un poco tarde para esto.—dijo Aneu con seriedad.
—No lo creo.—negó Albus.— Aún estamos a tiempo. Todavía podemos ser una familia...—acercó una mano y acarició la mejilla de la chica.— Tu, Aberforth y yo...podemos al fin...ser la familia que siempre quisiste que fuéramos...—acunó el rostro de la chica entre sus manos.— Por favor...Aneu...no des la espalda a tu familia...no por un villano...
Los ojos de Aneu estaban llenos de lagrimas, las cuales pronto comenzaron a descender por sus mejillas. Su corazón dolía con fuerza y tuvo que morder su labio inferior para que su llanto no saliera. Bajo la cabeza, incapaz de tolerar más la mirada de Albus.
Despues de unos cuantos minutos, en los cuales puso toda su fuerza para evitar que las lagrimas continuaran saliendo. Alzó el rostro, enrojecido por las lagrimas y sonrió tristemente a Albus.
—Debo admitir que estoy realmente conmovida.—admitió con tristeza— es...innegable que el que seamos los tres una familia es lo que siempre he deseado...—Albus sonrió— pero...he aprendido a dejarlo como un muy antiguo deseo imposible.— la sonrisa de Albus se borro— Te conozco bien, Albus. Se perfectamente cuando me estas mintiendo. No puedes engañarme, no a mí.
—¡ANEU!—grito Albus, furioso, levantándose de golpe.
—Tu final ya estaba cerca, —afirmó Aneu con frialdad.— pero con mi rapto solo lo has adelantado.
—¿De que estas hablando?—cuestionó irritado.
—Cuando el me capturo, siempre supe que jamás irías en mi búsqueda y que si moría sería mejor para ti...pero Gellert no es igual— sonrió de lado— el va a rescatarme y te matara.
—Veo que todavía crees en cuentos de hadas.— se burló secamente.
—O tu solo eres muy confiado.
(...)
Unas cuantas horas más tarde, Newt apareció agitado en la recepción de la muy destruida Cabaña de los Grindelwald, donde Vinda, Queenie y muchos otros Acólitos se encontraban reunidos.
—¡Newt!—grito Gellert, despeinado y con los ojos furiosos.— ¡¿Dónde esta Aneu?! ¡¿Esta bien?!—cuestionó desesperado.
—Lo lamento, me entere apenas de la situación y Tina me entretuvo—dijo Newt agitado.— pero Aneu esta bien...viva al menos. Tuve que dejarla con Dumbledore porque me sacó de la habitación donde la tiene.
—¿Qué es lo que pretende ese imbécil?—cuestionó Gellert rabioso.
—El...quiere...quiere asesinarla para que la sociedad se escandalice y vuelva a estar de su parte.
Ante las palabras de Newt, los ojos de Gellert brillaron furiosos y todos los presentes estuvieron seguros de que jamás habían visto tan enfadado al hombre.
Ese definitivamente iba a ser el final de Albus Dumbledore.
¡Hola a todos!
¿Qué les ha parecido el capitulo?
Para los que no me siguen y no leyeron la nota en mi tablero, quiero informarles que Aneu contará con 15 capitulos y un epilogo. Ya es oficial, por lo que el final esta cerca.
Los amo!
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