La manera en la que sonries es demasiado hermosa, y tú risa ¡Dios mío! Es tan contagiosa y a la vez tan tierna.

No sé que te causa tanta gracia, pero de una u otra forma me hace sentir bien verte feliz.

--Hey eran mis dulces.--hize un puchero y voz de niño chiquito.

--Te vez lindo así.--señalaste y me ayudaste a ponerme de pie.

En efecto, me había caído a un charco de agua tras ir de camino a mi casa.

Tu te habías ofrecido a acompañarme en lo que platicábamos y nos conocíamos mejor.

Creo que me distraje un poco y como consecuencia termine en el suelo.

--Ven... Te ayudo.--tomaste con una mano la sombrilla que traía y con otra tomaste mi mano. Me jalaste y me pusiste de pie.

--Gracias.--sonrei ruborizado y me mire.--Estoy empapado, sucio y tengo frío.--subi la cremallera de mi sudadera.

--No creo que eso ayude mucho.--te burlaste y te ofreciste a ayudarme con una bolsa.

Ese día, apesar de la vergüenza que pase... Fue el mejor sin duda, desde ese entonces ya formabas parte de mi vida, pero no creí que eso fuera a causar tanto daño.

Ahora pienso en tu nombre y miles de cosas pasan por mi mente.