Fluidos
"No aguanto más, hagan algo"
Dr. Contreras: "3ml de Anestesia, rápido"
Un poco nerviosa y buscando por todo el lugar conseguí la anestesia y se la inyecte al paciente consiguiendo que se calmara y pudiera explicarnos que le paso. El paramédico nos dio el perfil del paciente de nombre Ian de 32 años. Finalmente, el paciente se calmó y nos explico
"Tengo una condición de nombre Olorinoco"
Cristóbal: "Pero y esa condición que carajo es?"
"Me gustan los olores fuertes tengo toda mi casa repleta de velas, aerosoles y de más y para dormir me hecho lejía y otros productos para poder dormir con el olor, pero esta vez se calló una vela sobre mí y se prendió en fuego el cuarto creando esta babosa sobre mí y quemándome, nunca me había pasado...... ¿le puedo pedir algo?
Dr. Contreras: "Dígame"
"¿Puede traer unas velas?"
No pude contener la risa y el doctor me miro con una mirada horrible, mando a Valeria a buscar unas velas mientras que nos preguntó que deberíamos hacer primero. Cristóbal contesto que había que vendarlo rápidamente.
"Vendarlo?, que le pasa, hay que sacar todo eso de encima, limpiarlo y luego vendarlo"
Lo interrumpí y le dije que un poco d morfina y la anestesia no le vendría mal y estuvo de acuerdo.
Dr. Contreras: "¿Con que deberíamos arrancar toda esa piel y babosa?"
Le conteste que deberíamos hacerlo con un recogedor de basura para hecharlo en un balde y no desperdiciar tanta lejía y su piel quemada con pinzas de cejas para ser precisos. El Dr. Se me quedo mirando y dijo que era la mejor idea que a nadie se le hubiera podido ocurrir. Ian anestesiado busque el recogedor de basura a sacarle toda esa lejía, jabones era un olor increíble, llenamos un balde completo. Cristóbal poco a poco con las pinzas sacaba la piel quemada. Metimos una manguera entre la ventana y lo bañamos incluso usamos lo mismo que le habíamos quitado y limpiamos el piso y quedo impecable. Lo vendamos con piel de serpiente y listo.
Valeria parece que fue hacer las velas y llego luego de haber terminado, cuando bajamos los internos de la Dra. Ramírez se encontraban en la cafetería limpios y tranquilos mientras que nosotros estábamos destrozados. Solo esperaba que luego de unos días Ian se recuperara y le dieran de alta.
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