Discreimer rápido: Este fic será un conjunto de años basados en cierto reto de 30 días, saltó por esta parte que era One - Shot por el cumpleaños del papi chulo de Uzui, 31 de octubre, pero como yo ya desde hace rato quería hacer un fic basado en este matrimonio decidí usarlo como escusa para empezar a trabajar esta wea.

La verdad me sorprende lo nula cantidad de contenido de este matrimonio que hay, y los que hay son puro morbo en realidad. Entiendo los problemas morales que algunos tendrán, pero vamos.  Este es el primer "Harem" genuinamente sano que he visto en un anime. Supongo que será porque Uzui no es el clásico pendejo, patético e idiota don nadie que enamoro perdidamente a unas minas quien sabe porque, y este no las ve como un trofeo, las cuida y ama por igual.

No estoy en contra de cualquier Ship Yaoi que involucre a Uzui, pero necesito, o más bien, quiero tratar de hacer más de estos 4 sin un quinto de por medio.

Está de más decir que todos serán en su mayoría Flutt, y rara vez algo de Smut. Y que estaré mencionando información sacada de las entrevistas de la mangaka que se encuentra traducida por si alguien se me pierde pregunte.

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Por un tiempo odio su cumpleaños. Durante el tiempo que dejo su familia con el rencor contra su propia persona de haber matado con sus propias manos a sus hermanos, era un recuerdo que quemada con fuego en odio de haber nacido bajo una familia tan mezquina que no le importada sacrificar a los suyos. Y aun así su padre tenía el descarado de decir "Es para preservar a los ninjas"

¡No mates a tus putos hijos entonces! Había gritado al momento de pedir explicaciones.

Uzui suspiro. Viendo al firmamento notaba que pronto anochecería, y la noche que durante años estuvo acostumbrado a que sea solo para él empezaría. Se podría decir que estaba conforme con su presente siendo cazador y pilar del sonido.

Actualmente ya no le gustada ya pensar en esas cosas. Porque no obstante, contra todos los sufrimientos que tuvo en esa época, cosas buenas trajo. La primera en darse cuenta del tipo de ambiente tan podrido en el que estaba, dejándolo como una piedra en su camino que a su vez, fue el primer paso para buscar ponerle un mejor empeño a su vida.

Su sangre estará podrida, pero él no. Lo único podrido en él era su belleza masculina, tal vez su ego pero nunca su alma.

Y lo último y más importante, sus 3 adoradas mujeres que cuidara con su vida y en contra de todo lo que su padre le enseño cuando la noticia de un matrimonio se le entrego. Apenas entro a la pubertad se le dijo que iba a tener 3 esposas, lo cual solo acepto. No podía negar que su yo joven se veía y preguntada sobre el momento cuando eso pase, sonriendo con orgullo al verse ahora felizmente casado.

Volviendo a la realidad, Uzui guardo sus armas. Kyojuro le había pedido un entrenamiento rápido junto a su aprendiz Mitsuri, al que Gyomei se sumo.

Si Kyojuro era listo tenia oportunidad con la linda y enérgica chica, la cual no tardaría en volverse una pilar. Era una prodigio en talento y entusiasmo.

- ¿Ya te vas? - Kyojuro Pregunto, en sus manos tenía su espada, a la par que Gyomei aun tenía su arma en manos, los 3 sin camisas por el excesivo sudor tras unas 2 horas. Sonriente ya con su camisa y adornos en manos para volver a ponérselos, afirmo volviendo a ver a sus compañeros.

- Este es para mí. Los últimos demonios han sido algo relativamente fáciles, así que aprovechare un poco de forma extravagante. - Guiñando un ojo les dijo. Gyomei se quedo pensando, antes de hablar.

- Cierto que un día como naciste. Es extravagante como tú, un día donde los fallecidos pueden volver a ver a los mortales. - Inexpresivo expreso, aunque su voz parecía detallar el sentimiento de la melancolía por la ocasión. - Siempre me he preguntado si las almas de los que alguna vez fueron demonios tienen esa misma suerte. De ir al nirvana y regresar en esta fecha.

- Tomare como un halago lo primero. Qué bueno que me conozcas. Sobre lo segundo... - Hizo un gesto como si pensara sus palabras, para al final no decir nada. Solo disculpándose y yéndose con sus mujeres.

Las palabras de Gyomei hicieron un eco por un segundo en su mente. Desconocía que tan cierto era el tema, pero si estaba seguro de haber notado lo mismo. Esas leyendas las conocía desde pequeño por ser lo común en la fecha. Creencias basadas en la muerte y el ocultismo. Pero también les dejo de prestar atención al rato para concentrar su mente en regresar con Hinatsuro, Makio y Suma a la finca del Sonido, lo que a estas alturas era su extravagante hogar.

El miedo que Uzui le a la muerte se había extinguido, solo le importada vivir lo mejor que pudiera. Si tenía la oportunidad de tener hijos mucho mejor. Lo primero que hizo fue bañarse, quitarse por un momento la joyería encontrándose con sus esposas y su cuervo el cual le envió para avisar su llegada.

- ¡Feliz cumpleaños Uzui! - Suma le salto encima para abrazarlo, dejándose cargar por un momento por sus musculosos brazos, actitud que Makio solo residió torciendo el entrecejo. La quería pero ella parecía tan infantil a veces. Aunque Uzui solo necesitada uno para cargarlas a las 3.

- Lamento dejarlas solas todo el día. - Empezó con eso. Dejando a Suma en el piso y dejándose llevar por la mano de Hinatsuro. - Suerte que esta vez no termine con tarta en la cara. - Un recuerdo divertido de su primera vez celebrando un cumpleaños. Fue desastradamente divertido ver los planes de las 3 en conjunto para sorprenderlo, tropezando en el proceso que termino con Uzui en el suelo y riendo con dulce en la cara y pecho. 

Recuerdo que hizo reír a las 3.

- Ya deje de hacer eso. - La de cabellos negros inflo las mejillas, pues ella era la que siempre quería residir a su marido con un dulce en sus cumpleaños. - ¿Tuvo alguna herida hoy? - Aun sonrojada desvió su mirada al hombre de cabellos blancos, preocupada por su salud.

- No te preocupes pequeña. No tengo ninguna cicatriz nueva, aunque eso se puede arreglar. - Le sonrió en un coqueteo bien descarado, rodeándola con su brazo aumentando en sonrojo en su rostro pero esta vez en una sonrisa, dejando en tema allí. Confiando las 3 en la fuerza de su esposo. - Quiero mi atención en mi familia esta noche, ósea, en ustedes mis 3 lindas esposas. ¿Tienen algo planeado? - Las 3 asintieron. Llevando al pilar del sonido a un cuarto donde había comida y algo de licor.

Uzui era un hombre de gustos extravagantes después de todo. Aunque bien sus celebraciones desde su matrimonio se podía decir que tenían un estilo algo simple pues como ya había dicho, solo quería estar con ellas 3. Lo único bueno que salió de nacer en la familia donde nació.

- Hoy no pude pero seguramente mañana no salga de aquí. - Las 3 asintieron. Hinatsuru quiso servirle otro vaso de licor aunque Uzui se negó, ya que le gustada estar lo suficientemente sobrio en celebraciones, prefiriendo extenderle los labios a la mujer esperando un beso que sin problemas le fue entregado, lento y lo suficientemente prolongado. Lástima que no había música, el será el cumpleañero pero él es el que quería Bailares. 

Si era cierto quería estar sobrio y solo con sus 3 esposas, pero no quitada la extravagancia de su alma. Con todo quería divertirse y para él era fácil encontrar como hacerlo. En toda la finca se encontraban escondidos varios "Lujitos extravagantes"  que tenia disponible para hacerlo. Solo necesitada de la ayuda de las 3 ratitas entrenadas para facilitarle el alcance.  

No obstante, dejo esa para despues ya que la noche era joven, dejo tu total atención en sus esposas por un largo rato en la velada, desviando la mirada entre risas y conversaciones, la noche pasada en una amena tranquilidad,  Uzui estaba seguro que llego a ver el llamada fuego fatuo, basado en las leyendas de ese fenómeno le gustada pensar que eran sus hermanos visitándolo, dejándole saber que tenía su perdón. 

Pasados lo momentos del cual ninguno de los 4 tuvo alguna percepción, aparecieron las ratitas entregándole su regalo a Uzui, sonriendo este satisfecho al verla. 

- Supongo que podemos subir esto de "Tono" - Agachándose les pidió a las ratas buscar entre sus cosas y traer unos instrumentos de música, los cuales las ratitas sabían tocar a la perfección, decorando el ambiente que faltaba. 

Uzui se paro, aflojándose un poco la Yukata que traía puesta antes de tenderle su mano a las 3 por igual, siendo Makio la primera en aceptar. 

Ya en la noche, los 4 acostados juntos para dormir tranquilamente al terminar la celebración. Sin sexo, sin nada similar. Solo promesas y sutiles caricias. 

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Quiero poner en mesa que desconozco totalmente de tradiciones japonesas  para los cumpleaños. Y menos de hace 200 años.