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24 de diciembre



Hola, Hola ratón sin cola... Bueno aquí traigo un one-shot de navidad de LeoxDes---

Espero les guste, es algo extraño.

Espero sea legible y que lo disfruten ^u^


LES DESEO UNAS FELICES FIESTAS Y LA MEJOR DE LAS NAVIDADES¡¡ <3 <3 <3

Con amor. Morachan (la chica que pone color?) conocida como Sunako Nakahara

creditos: the piano guys... where are you christmas

comencemos entonces:

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"¿Qué es navidad? Para mi Des Aeva; No es más que una noche más, una cena deliciosa, que nadie más que yo y mis labios disfrutará, una copa de vino llena de ilusiones, que este año no se cumplirán, una mesa para dos, en la cual solo una persona hay...

Hace cuantos años deje de disfrutar esta fecha, podría haber sido hace dos años, pero la verdad, estoy tan solo desde hace ya tanto.

Vi, a lo que yo llamo mi familia crecer, reí con ellos y goce tantos momentos; Recuerdo cuando jugaba con ellos en la cocina y que hacíamos con la harina una batalla, dejándola ¡Dispersa por todos lados¡ Cuando bajaba de la copa de aquel gran árbol aquella manzana, que Laura no alcanzaba; Ayude tantas veces al Sr. Itar a hacer la cena, que aún hoy recuerdo el ingrediente secreto y es el que lleva hoy mis postres y café  ¿Lo quieres saber?  Es poner 2gr de tu corazón al relleno; Cada taza de café que he preparado está dirigida para cada uno de ellos, mi familia.

Como es que yo decidí llamar a aquella casa llena de niños olvidados  y que bueno hoy mirando al pasado y viendo que cada uno de ellos ha partido a un lugar lejano, recuerdo y me digo, ellos no están olvidados o abandonados; Viven dentro de los recuerdos de este hombre de 27 años.

Mi felicidad fue tan efímera, pero sin duda verdadera; Me pregunto, si el destino tiene todo trazado y calculado, las llamas ardientes del fuego consumieron no sólo mi casa y mi pasado.

Me pregunto, cuantas veces lloré, cuando iluso las escaleras baje, para no encontrar a nadie sentado; Cuantas veces cocine, una porción extremadamente grande para las personas que ya no están a mí lado;  Es triste servir diez platos, cuando sólo uno va a comer; Es agridulce recordar algo, que solo tú puedes entender.

A veces, hay que cambiar de lugar para volver a comenzar; Así es como llegué hoy a donde estoy.

Llegar a la ciudad del amor sólo con tu persona es sin duda algo extraño, nunca espere nada de nadie, ni tampoco que algo cambiara, pues soy consciente que la felicidad no se halla en una compañía pasajera, en una sonrisa traicionera  o en vender al mejor apostador tu corazón... Cuando has probado el cielo con los labios y lo has saboreado, las migajas de lo que se le parece tienen tan poco significado.

Y yo; Sólo sigo pregúntame ¿Cuantos han entrado a mi café solo viendo una carcasa?  Me pregunto, que encuentran al solo admirar tras el cristal, finjo no notarlo, pero siempre me hacen sentir como si en un aparador me encontrará, me siento como un muñeco, apreciado por tantos pero, jamás amado...

Miro hacia la puerta, miles de personas han pasado por ella, me pregunto si algún día alguien entrará con una intención honesta... Sonrió irónico, mientras mis pupilas se llenan de luz, de repente me siento ilusionado, puesto que  alguien así que ya ha entrado.

— Leo — Susurran mis labios.

Ese hombre me ha regalado tardes de diversión y paz, alegría, felicidad y tal vez algo más... Es navidad.

—Su familia— Me pregunto ¿cómo será? ¿cómo él estará? Habrá regresado a su ciudad natal para pasar la navidad.

Nos conocemos desde hace poco y delante de todos fingimos ser amantes; Me pregunto que pensé cuando atrevidamente él hizo esa afirmación, nadie nunca había invadido de forma tan natural mi espacio personal, nadie nunca me había impuesto tan imperiosa y honestamente sus sentimientos; Colocandolos sin miedo sobre la mesa, exponiéndolos a todo, sin esperar nada a cambio y sin importar que estos fueran dañados; Yo simplemente no podía, sólo rechazarlos, porque él es lo que llevo buscando durante tantos años...

Cuando estoy con él me siento cálido, mi corazón se desborda de felicidad, cuando hablo con el rio como loco y charlamos como si nos conociéramos desde hace años; Podría decir que Leo Splinder es la primavera del invierno eterno de mi corazón.

Mientras pienso en todo esto, me han dado las diez de la noche, mis empleados hace horas se han retirado y no hay nadie en la calle;  Por lo tanto nadie en mis mesas.

Miro el pequeño árbol que pongo todos los años, tintineante sus luces me ciegan y los colores de las diez esferas me sumergen en un trance, de recuerdos de antaño, que hacen sentir a mi corazón solitario pero cálido"...

Rondando por las calles de paris, un joven de piel morena  cubierto  con un sueter rojo y un sombrero; camina, pereciendo como si pensará en algo muy en sus adentros.

"La vida es demasiado corta para gastarla en lagrimas, que si fui dejado, que si fui abandonado, una copa por cada tristeza en mi corazón.

Hoy es diciembre veinticuatro la fecha ideal para ponerme ¡borracho!... Lástima, que nunca lo he logrado.

Leo Spindler, ese soy yo.

Aventurero, apasionado, alegre... La máscara del corazón;    Es que no estoy acostumbrado a dejar que todo se derrumbe a mi lado, que importa si estoy desmoronándome si puedo sostener con mis manos y alegrar la tarde a un corazón desahuciado.

Para curar mis penas ¡Una copa y un ginebra¡ Una aventura entre los rizos de aquella mujer que me he osado a llamar madre, pero no sólo mía, sino de todos, que la naturaleza no es caprichosa o cruel, es cómoda, tranquila y pura.   Me ha prestado su abrigo en las noches y días cuando el alma se compungía en dolor, ha callado misteriosa, las lagrimas traidoras que se han colado por mis ojos al llorar; Me ha brindando su silencio como testigo perpetuo de lo que no puedo expresar y aún con todo eso, mi corazón humano ingrato reclama, porque tú mi gran cobijo, una palabra de aliento no me puedes dar, eres fría,  sin calidez  y no tienes forma que puedan mis manos tocar.

Me siento estúpido al hablarle al aire, sin embargo es mi sosiego ante esta opresión en mi pecho que se irradia desde adentro y se desborda en un lamento.

Deambulo por las calles de parís, mis pies me han dirigido tal vez, por costumbre cerca del parque, una que otra persona pasa presurosa con bolsas en sus manos; Rápido pienso — "un regalo que han olvidado" — Algo que tal vez no programaron.

No me extraña que todo esté tan solitario, todos han de estar celebrando en sus casas; Con bromas hacia los más chicos, con reclamos hacia las parejas, con comida en sus mesas y diciéndole a la abuela, que esa historia no es como la recuerda... O bueno, por lo menos esa es la imagen que me han vendido durante años, en los anuncios, películas y programas navideños que veía en estas noches hace años, cuando esperaba que mis padres regresarán de sus viajes.

Camino adentrándome en el parque, dirijo mis pasos sobre el sendero de losas rojas, las veo y pienso, que me recuerdan cierto local.

Mis labios pronuncian su nombre — Café Ardent.

  Y más que en degustar de las delicias que preparan ahí, pienso en aquellas manos que con tanto fervor y entrega dedican sus horas a cocinar, en aquel joven alto que siempre con empeño y amor diseña sus platillos a la perfección, doy una sonrisa de lado.

—Des, bandido me has robado.

Con recordar su rostro al teñirse de carmín y su sonrisa sincera, él es capaz de limpiar y despejar las pesadas nubes de mi alma entera; Me pregunto cuando fue, que él empezó a crecer tan trémulo y sublime en mi corazón; Adentrándose en lo más profundo, acomodándose a la perfección; En las heridas punzantes que nadie jamás noto.       

Me atrevería a decir que a mi corazón no sólo la comida del café ardent se lo robo; Des, se llevo y cubrió las grietas de mi herido corazón y con el toque más dulce simplemente me lo devolvió.

Como podría agradecerle su compañía y tiempo, que podría decirle para hacerle sentir lo que en mi pecho lleva creciendo fuerte y lento.

—Hay una palabra...

con la vista despejada y con el alma entregada, me dirijo presuroso al café Ardent.

—Te diré lo que siento Des Aeva y será con una sola una oración.

Visualizo a lo lejos al café Ardent las luces están prendidas, no puedo esperar por verle ahí parado, detrás de la barra jugando con sus manos; Una sonrisa tonta se dibuja en mis labios.

Me siento eufórico casi embriagado, unos pasos más y estaré entrando; Paro enfrente de la puerta, mi sonrisa se ha borrado... Café ardent está cerrado.

Veo las luces tintineando desde afuera, el lugar se ve tan cálido, debí pensarlo.

—Es navidad Leo, todos están acompañados...

Doy vuelta sobre mis pasos, adentrándome en el parque nuevamente necesito ir a hablarle a algún árbol y después quizás ir a alguna cantina a festejar Navidad".


Unos momentos antes  Des Aeva se había quedado sólo en el  café tomando una decisión apresurada.

"He decidido salir de mi café, es una noche tranquila dibujada con matices celestes y grises, los diminutos copos de nieve poco a poco comienzan hacer su presencia adornando las banquetas con su pureza, algunos se derriten al tocar los rostros, de todos aquellos atrevidos que caminan sonrientes llevando en sus manos, los regalos que sin duda han preparado para todos sus seres amados.

El café está vacío, No hay comensales en las mesas que he adornado, hace poco se ha retirado la ultima pareja; hoy todos los que han venido han estado acompañados; una mesa para dos me han solicitado.

Le doy una sonrisa al día, tomo mi abrigo y mi bufanda iré a buscar a fuera la energía que me falta, no quisiera arruinar el ambiente de alegría con el que se ha impregnado mí café.

Tomo un libro de mi taburete y me encamino hacia la puerta, posiblemente no lo lea o quizás me pierda en algún párrafo que me recuerde porque me sigo preparando para esta fecha.

Antes de retirarme y salir a mi paseo, coloco el letrero de cerrado, pongo llave a la puerta y le regalo a la noche un suspiro.

Doy unos cuantos pasos antes de adentrarme al parque, observo a los arboles que han perdido ya sus hojas para esperar las nuevas, que acompañen la primavera, las bancas de acero están cubiertas de nieve, el sendero de losas es visible por solo un poco, las luces de los postes lo enmarcan como si me dirigieran hacia aquella banca; Un viento frio corre por mi espalda, mientras me aproximo.

Ya en la banca le doy un vistazo a mi libro, cuando algo tropieza con mis piernas puesto que las he estirado y han llegado a abarcar parte del camino.

Me apresuro a levantar a la victima de ellas—Lo siento — murmuro rápidamente mientras me levanto para darle la mano".

—Deberías estar mejor sentado—" reclame enojado,  definitivamente este día iba para largo.  Alcé mi mirada para toparme con los seductores ojos color ámbar que hace un rato había buscado, miro su rostro preocupado que pasa a ser de asombrado, veo como tiernamente una sonrisa se dibuja en sus labios".

— ¡Leo!— Le dijo entusiasmado, mientras rápidamente lo ayudaba a ponerse de pie, sólo para poder abrazarlo.

—Des..— dijo leo sonrojado.

—Lo siento, es solo que no esperaba verte hoy, estoy muy emocionado— Admitió con cierta vergüenza el alto. — ¡Estas helado!— Dijo colocando sus manos en el rostro del contrario.

—He estado caminando desde hace rato, no te preocupes—Menciono Leo sonrojado mientras apartaba las manos de des.

— Te prepararé un café, es mi culpa que hayas caído hace un momento... Vamos, yo invito — dijo sonriéndole dulcemente.—Oh, bueno, si tienes planes... Entonces... — Dijo Des un tanto afligido, mientras se borraba la sonrisa de sus labios.

— ¿Eh? No, No, No Tengo planes. De hecho por eso estaba vagando— dijo Leo nervioso.

—Entonces vamos— dijo Des tomando su mano y encaminándose hacia su local. —Sabes Leo, solo estaba pensando, que me alegro de haberte encontrado hoy — Dijo Des sin soltarlo.

— Yo... Fui hace un rato a café Ardent, estaba algo desilusionado cuando lo encontré cerrado — Admitió Leo.

—Salí a dar una vuelta, no pensé que pasaras, creí que... Bueno, estarías festejando con tu familia — dijo Des, algo apenado — Aunque yo ansiaba verte en la tarde, pero cuando cayó la noche... pensé que ya no pasarías.

— No quería que me vieras así, La navidad no me emociona demasiado. —Expreso leo acongojado, y cabizbajo.

— A mí tampoco.— Dijo Des volteando su rostro y colocando su mano para ver al contrario.

— Siempre me hace sentir, solo. — dijeron al unisonó, perdiéndose en la mirada del contrario, contándose un pasado, una historia que se perdía en sus pupilas para adentrarse al corazón, las puertas del alma.

Guardaron silencio, y entraron al local, sonreían y charlaban, tomaban chocolate y postres.

No comentaron nada de la conversación pasada, no se necesitaban palabras, comprendían y entendían a su compañero y en ese momento lo único que importaba es que ya solos no estaban.

Cuando dos personas solitarias se encuentran y empiezan un camino juntas, en ese momento ya están acompañadas.

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