Que se acabe el mundo.

El mundo se puede acabar.

Puede caer el meteorito más grande en la historia de la humanidad y destruirlos a todos en un santiamén. Ni siquiera se daría cuenta de eso hasta que ya no quedara rastro de él, hasta que finalmente fuera uno con el universo.

Puede estallar la bomba más mortífera que cualquier persona haya creado y derretir todos sus huesos en cuestión de segundos. De igual forma, su corazón solamente puede ser derretido por una causa y, obviamente no es debido a ningún calor provocado por una bomba.

Puede hacer erupción el volcán más aterrador del mundo y dejar los cielos sumidos en la penumbra por el resto de sus vidas. La luz de su alma no se extinguirá, mientras sea consciente de que sigue brillando frente a él como el primer día en que la conoció.

Puede sorprenderlos el terremoto más devastador de todos y hundir la ciudad —o el país entero— bajo el océano. El único temblor del que quiere ser conocedor, es el temblor en el pequeño cuerpo de ella, en respuesta a los cursis comentarios que él le hace todos los días.

Puede llegar la mayor plaga registrada en la tierra y acabar con gran parte de la humanidad, incluídos ellos. Su ser ya ha sido invadido por el amor, un veneno altamente nocivo que nubla sus demás pensamientos y lo hace vivir en su propio mundo. ¿Qué importa una o dos infecciones más?

Puede llegar el villano con el quirk más destructivo del que alguien haya tenido conocimiento. Puede ser All For One, Shigaraki o incluso su hermano Touya, quienes decidan ser los destructores del mundo. Él luchará con todas sus fuerzas e intentará proteger la paz en la que viven, así muera en el intento... proteger su propia paz.

—Shouto, te amo.

Porque cuando se trata de Ochako, no existe nada más en el universo que pueda superar su miedo a perderla, su miedo a que un día, el amor que siente por ella desaparezca de repente.

El mundo se puede acabar... pero Shouto está seguro de que su amor por Ochako no dejará de existir.

—Feliz día de San Valentín atrasado.

Boku no Hero Academia © Kōhei Horikoshi
—Febrero 15, 2021—