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Cap 6 pt 2: ¡Lanzad la bomba H!

Nota de la autora: en este capítulo dejo enlaces a varias canciones; no es imprescindible oírlas, pero sirven para meterte en el ambiente. También transcribo algunos trozos de la letra para ayudar a recrear lo que los personajes están haciendo, espero que no entorpezca la lectura. Te dejo con el capítulo, ¡gracias por estar aquí!

La limusina se detuvo por fin delante de un edificio que semejaba un hotel. Alma lo miró, extrañada; no terminaba de entender qué era, pero debía de tratarse de algo fabuloso, a juzgar por el entusiasmo de Seiya, Shunrei y Yoko. Liderados por Seika, entraron a la recepción, donde intercambió unas palabras en voz baja con la persona a cargo, y finalmente cruzaron un largo pasillo repleto de puertas hasta detenerse frente a una en concreto, identificada con un cartel que indicaba "Cumpleaños del señor Seiya, ¡felicidades!", que Seika abrió con una tarjeta.

-       ¡Bienvenidos al karaoke! –anunció, con aire teatral.

-       ¡Seika! ¿Cómo lo has hecho? En este sitio no hay manera de conseguir sitio nunca, es el karaoke de moda...

-       Y esta es la mejor sala –respondió ella, con orgullo-; digamos que alguien ha movido algunos contactos... Todo es poco para mi hermanito –completó, rodeándole el cuello con los brazos y besándole las mejillas.

Entraron en la sala, mirando a su alrededor. Alma y Agnetha nunca habían estado en un karaoke japonés y Yoko tuvo que explicarles que, a diferencia de los occidentales, allí se cantaba en estancias privadas con todas las comodidades, sin aguantar los berridos de desconocidos. La habitación era amplia –según Yoko, bastante más de lo habitual- y las paredes estaban decoradas con elementos marinos dibujados con pintura fluorescente que resaltaban en la oscuridad general. Un espacioso sofá en forma de "L" ocupaba parte de dos tabiques; frente a él, una pequeña mesa baja, el escenario elevado a continuación y, en el otro extremo de la sala, un par de sillas simples y un burro con varias prendas de disfraz, dejando espacio para bailar o, simplemente, mirar al artista de turno.

Se sentaron en el sofá –Shun tuvo buen cuidado de situarse al lado de Alma, con su pierna pegada a la de la chica-, rodeando a Seiya, que parecía un niño con juguetes nuevos.

-       ¿Cuánto hace que no íbamos juntos a un karaoke, chicos? –preguntó, visiblemente emocionado.

-       Buf, no sabría decirte, ¿desde tu cumpleaños anterior? –se burló Shiryu, que estaba sentado junto a Shunrei acariciándole la mano.

-       No compares, Shiryu, este karaoke es súper genial –intervino Shun-; no sé si os habéis fijado en que las bebidas las traerá un robot.

-       ¡Un robot! –Agnetha y Alma gritaban de alegría, como turistas.

-       Bueno, dejaos de historias –cortó Seika-. Haremos dos equipos y lucharemos a muerte, o a grito pelado, como prefiráis, por el triunfo. Quienes fracasen tendrán que cocinar para mi hermano durante una semana, ¿estamos?

-       ¿Cocinar una semana para Seiya? ¿Por qué no nos matas directamente? –rezongó Ikki.

-       Es verdad, si cocinas tú, seguro que le intoxicas... Bueno, ya se me ocurrirá otra cosa para humillarte –rio ella-. ¡Venga, Seiya, hagamos los equipos! Elegimos miembros por turnos –explicó, entregándole un juego de cintas rojas y quedándose ella con las azules.

Todos se quedaron en silencio, a la expectativa, esperando oír sus nombres. Seiya miró a su alrededor, con el gesto serio de un investigador privado a punto de resolver un crimen, y exclamó:

-       ¡Me pido a Ikki! –le entregó una cinta roja y chocaron los puños.

-       De acuerdo, yo... Yo quiero a Shun –cinta azul para Shun, que sonrió e hizo el signo de la victoria con los dedos.

-       Alma –dijo Seiya.

-       Yo me pido a Shunrei –sonrió Seika.

-       Vale, escojo a Yoko.

-       ¡Agnetha es nuestra! –proclamó la chica.

-       Pues Hyoga es nuestro –respondió él.

-       ¿Y me quedo yo con Shiryu? ¡Pero si nunca canta! Bueno, qué remedio –se resignó Seika-. Espero que te esfuerces por dejarnos en buen lugar... –él le hizo una mueca burlona- Vale, los equipos son los siguientes. Equipo rojo, capitán: Seiya. Miembros: Ikki, Alma, Yoko y Hyoga; y equipo azul, capitaneado por mí y que va a ganar inevitablemente: Shun, Shunrei, Agnetha y... Shiryu. Cada uno cantará una canción; luego valoraremos entre todos las mejores interpretaciones. Vale todo, ¡menos ser unos muermos!

Ambos equipos se reunieron para decidir qué canción abriría sus actuaciones, tras lo cual, los dos hermanos echaron a cara o cruz quién tendría el honor de inaugurar el espectáculo y ganó Seika.

La joven se colocó en el escenario, tras coger del burro unas grandes gafas de sol y un bolero de lentejuelas tan brillante como una bola de discoteca y comenzó a bailar al ritmo de la música, arrancándoles a todos un grito de entusiasmo con la primera fanfarria y otro aún más escandaloso cuando entonó la melodía:

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- ¡"The final countdown"! ¡Esa es mi hermana! ¡Dale duro!

- ¡Prohibido animar al enemigo! –exclamó Yoko, tapando la boca a Seiya.

- ¡Callad, vais a morder el polvo! –gritó Agnetha, mientras la artista saltaba y agitaba la cabeza.

- ¡Vamos a bailar! –propuso Alma, llevándose a Shun y Yoko sujetos por los brazos.

Cuando Seika terminó, entre aplausos de todos, Seiya subió al escenario, cogió el micrófono y le hizo a Ikki un gesto. Al instante, una percusión sobradamente conocida sonó por los altavoces y su ritmo contagió a cada uno de los espectadores, que empezaron a acompañarlo con las manos y los pies.

Buddy, you're a boy, make a big noise

Playing in the street, gonna be a big man someday

You got mud on your face, you big disgrace

Kickin your can all over the place, singing

We will, we will rock you!

We will, we will rock you!

(Queen, We will rock you)

Ambos equipos corearon la melodía al unísono, animando a Seiya, que sujetaba el pie del micrófono como si fuese una guitarra, dando vueltas sobre el escenario e impostando el gesto de Freddie Mercury.

-       ¡Este chico es un genio! –gritaba Yoko, entusiasmada- ¡Va a ser un combate memorable!

-       ¡Seiya! ¡Seiya! –vociferaron cuando bajó del escenario, mientras el equipo azul introducía su siguiente tema en la tableta y todos se sentaban.

Agnetha recogió el testigo, subiendo a la tarima con aire coqueto, y Seiya se dejó caer en el sofá junto a sus compañeros, que le revolvieron el pelo y le felicitaron por su actuación. La sueca lanzó besos a todos y comenzó a cantar "Respect", de Aretha Franklyn, con voz cristalina, señalando a sus contrincantes con aire acusador en el estribillo, durante el cual la acompañaban Shunrei y Seika bailando y coreando "just a little bit, just a little bit" detrás de ella como gogós.

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-       ¡Vivan las chicas! –exclamó Alma, sin poder contenerse, lo cual le valió una mirada airada de Ikki:

-       ¡Eh, no las defiendas, tu equipo somos nosotros!

-       Cierto, y somos extremadamente competitivos –añadió Hyoga con seriedad, dando un trago a su vaso.

Después de hacer bailar a todos en sus asientos, Agnetha cedió el micrófono a los rojos y volvió a su sitio. Ikki lo cogió y murmuró en el oído de Yoko el nombre de su tema.

-       Preparaos para otro nivel, piltrafas –anunció triunfalmente a sus competidores-, ahora vais a saber lo que es cantar con energía.

-       Esto va a ser bueno –susurró Shun a Alma-, cuando se pone así no hay quien le pare.

-       ¡Es "Du Hast"! –exclamó ella al oír los primeros compases, y corrió de nuevo a bailar al espacio libre llevando a Shun de la mano.

Se notaba que ese era el tipo de música que a Ikki le encantaba: por momentos, parecía que se hubiese vuelto loco haciendo muecas como el auténtico Till y su voz sonaba atronadora. Consiguió levantarles a todos de sus asientos gritando "¡Nein!" y les hizo varias peinetas al terminar, siendo recibido por los suyos como un boxeador que hubiese dejado KO al enemigo.

Por parte de los azules, subió Shunrei, con aire dulce y tranquilo. Antes de comenzar su interpretación, dedicó unas palabras al auditorio:

-       Bueno, amigos, Ikki ha conseguido definitivamente dar un paso más –el aludido levantó las palmas en un gesto de pretendida modestia-, pero me temo que voy a tener que machacarle. ¡Música, Shiryu! –el joven obedeció y ella sonrió antes de lanzarse a cantar la letra mirando a Ikki con toda la intención:

A tiger don't lose no sleep

Don't need opinions

From a shellfish or a sheep

Don't you come for me

No, not today

(Katy Perry feat. Nicki Minaj, Swish swish)

-       ¡Shunrei se transmuta cuando canta! –exclamó Alma mientras bailaba con Shun, alucinando al ver a la joven dirigir a los rojos toda clase de gestos descarados como si fuese a esperarles a la salida de clase para partirles la cara, mientras ellos reían.

-       No te lo esperabas, ¿verdad? Es la mejor de las bazas, estar en su equipo es éxito asegurado –respondió Shun, agitando su cinta azul como una bandera.

-       ¡El rap! ¡Que no me sé el rap! –gritó la artista, con pánico repentino en los ojos.

-       ¡Aquí viene la caballería! –Seika subió para cantar la parte de Nicki Minaj con más ganas que acierto, haciendo troncharse a todos con su coreografía improvisada.

-       Un receso, por favor –suplicó Shunrei al bajar, agarrándose la barriga-, no puedo parar de reírme...

Yoko se puso en pie haciendo pose de diva, escogió del burro un tocado de plumas y una falda de tul, se los ajustó y cogió el micrófono.

-       ¿Recesos? ¡Al enemigo, ni agua! Os he permitido vivir porque soy así de magnánima –declaró-, pero esto va a cambiar. Preparaos para el arma definitiva: ¡yo!

-       ¡Quiero a esa chica en mi equipo! –gritó Agnetha, riendo.

La voz de Yoko era fina y dulce, pero se las arregló para cantar "Bad Romance", de Lady Gaga, con tanta gracia que hizo moverse a ambos equipos y se llevó el aplauso de todos al volver al sofá.

-       ¡La próxima vez hacemos chicos contra chicas! –propuso Seika entre carcajadas.

-       De eso nada, ahora vais a ver lo que es bueno –afirmó Shiryu, levantándose a coger el micrófono con tanta determinación que dejó a todos boquiabiertos.

-       Nunca hemos oído cantar a Shiryu, le consideramos un poco rollo para estas cosas –explicó Seiya a Alma y Yoko, mientras los demás asentían con convencimiento.

-       ¡Que te he oído! –se llevó la mano al pelo y se lo despeinó ligeramente a la vez que se desabrochaba el botón superior de la camisa. Shunrei gritó "¡guapo!" y aplaudió mientras sonaban los primeros acordes de "Uprising", de Muse.

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-       ¡No me lo puedo creer! ¡Destrózales, Shiryu! –animaba Seika, bailando y cantando.

-       ¡Shiryu, mira que te pones intenso! –gritó Ikki.

-       ¡No se pone intenso, se pone épico! –contestó Shunrei, amenazándole teatralmente con el puño.

-       ¡Qué callado te lo tenías! –gritaban los chicos, al tiempo que Shiryu se jugaba las cervicales meneando la melena como todo un rockero- ¡Eres el puto amo!

Cuando terminó la canción, Shiryu se sentó junto a su equipo, que estaba haciéndole la ola, y devolvió el micrófono a los rojos con desprecio fingido. Seiya lo recogió, después de cuchichear con los suyos unos segundos, y se levantó para ejercer de presentador en tanto Alma se preparaba.

-       Toda esa fuerza está muy bien, querido equipo azul, y valoramos el esfuerzo de Shiryu por dejar de parecer parte del mobiliario... –guiñó el ojo a Agnetha, que le hizo el signo del corazón con las manos mientras Yoko le colgaba a Alma al cuello una boa de plumas -Pero vamos a relajarnos un poco, que a alguno le va a explotar una arteria. ¡Que entre Jessica Rabbit!

La chica se contoneó por el escenario, moviendo las caderas, al ritmo de su melodía:

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Despacio, como una artista de cabaré, bajó de la tarima y se paseó frente al sofá, jugando con todos los presentes, que la jaleaban mientras dejaba caer coquetamente el tirante del vestido, se apoyaba en el regazo de Seiya o fingía regañar a Shun de acuerdo con la letra. Se llevó un merecido aplauso y se sentó de nuevo, algo avergonzada de su propio descaro, cubriéndose la cara con la boa entre felicitaciones de sus compañeros de equipo.

Fue justo Shun quien recogió el testigo y subió micrófono en mano. Se puso el mayor sombrero que pudo encontrar y anunció:

-       ¿Sabéis por qué soy el último de mi grupo? ¡Porque soy absolutamente insuperable! Lo siento, Almita, pero voy a hundiros en la miseria. ¡"Canned heat", Agnetha!

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-       Shun es una fuerza de la naturaleza –declaró Seiya, con aire preocupado -. Tendremos que lanzar el arma secreta...

Alma dejó de prestar atención a Seiya para babear por Shun; se movía con estilo y su voz era perfecta para la canción que había escogido. Parecía el mismísimo Jay Kay bailando por toda la sala, derrochando confianza en sí mismo y en su capacidad de seducción. Consiguió que todos se rindiesen a su encanto y, cuando bajó, recibió una ovación cerrada, tanto de los rojos como de los azules.

-       ¡Os hemos destrozado! –gritó Seika- ¡Lo siento, hermanito!

-       No cantes victoria todavía –silabeó Seiya, amenazante, con el tono de quien declara algo de vital importancia-. Nos queda la bomba H.

-       ¿La bomba H? –preguntaron Agnetha, Seika y Shunrei a la vez.

El aludido se levantó, pasándose la mano por el pelo con aire chulesco, y sonrió. Apuró su vaso de un trago, se puso su chupa de cuero, seleccionó la canción él mismo y se colocó en el centro de la tarima, de espaldas a sus amigos, que le vitoreaban una y otra vez.

-       ¡Hyoga! ¡Hyoga! ¡Remátales!

-       ¿Por qué le llamáis la bomba H? –preguntó Seika, perpleja.

-       Oh, fue un descubrimiento casual. Por lo visto, si consigues que se sienta desafiado, te canta lo que quieras. Parece un tipo frío, pero cuando se suelta la melena es un huracán –explicó Ikki, con satisfacción.

-       ¡Callad, que empieza! –ordenó Yoko.

La canción que Hyoga había escogido comenzaba con un silbido que Alma y Agnetha reconocieron al instante, gritando de alegría; al segundo, el rubio, todavía de espaldas, estaba moviendo la cadera al compás de la música, haciendo que las cinco chicas centrasen toda su atención en su trasero. Alma tuvo que reconocer para sí misma que aquellos vaqueros negros le quedaban como un guante. Él se giró y comenzó a cantar la letra, con una seguridad que sorprendió a todos.

Just shoot for the stars if it feels right
And aim for my heart if you feel like it
Take me away and make it okay
I swear I'll behave

(Maroon Five feat Christina Aguilera, Moves like Jagger)

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-       ¡Se mueve como Jagger! –gritó Shunrei, fingiendo un desmayo en brazos de Shiryu.

-       Madre mía, si sigue así, yo también me voy a desmayar –proclamó Yoko, al verle negar con el dedo mientras la letra prometía que se portaría bien.

-       ¿Acaba de tocarse entre las piernas al cantar "my ego is big"? –alucinó Seika.

Hyoga estaba dispuesto a darlo todo por el equipo: jugó con su chaqueta de cuero, haciéndola bajar por sus hombros y lanzándola a la otra punta de la sala, y conforme la canción avanzaba, sus movimientos se hicieron más y más provocativos hasta que, con un gesto decidido, se quitó la camiseta y la arrojó hacia el sofá, acertándole a Shiryu en la cara. Yoko, muerta de risa, subió a la tarima con un billete en la mano, se lo metió en la cinturilla del vaquero y comenzó a bailar con él como si no hubiese más noches.

-       ¡La parte de Christina! ¡Haz la parte de Christina! –Hyoga le tendió el micrófono a Yoko, pero ella se negó, afónica de reír y corear.

-       ¡Alma, sal tú! –Ikki la empujó con tanto ímpetu que la chica apareció en el escenario trastabillando. Consiguió no caerse, recogió el micrófono de manos del rubio y comenzó a cantar intentando estar a la altura de sus apasionados compañeros de actuación.

You want to know how to make me smile

Take control, own me just for the night

But if I share my secret you're gonna have to keep it

Nobody else can see this

So watch and learn, I won't show you twice

Head to toe, oh, baby, rub me right

But if I share my secret you're gonna have to keep it

Nobody else can see this

Él la tomó de la mano, haciendo los gestos pertinentes con pretendida lujuria y metiendo la pierna entre las suyas mientras movía la pelvis con la sensualidad de una auténtica estrella de rock. Alma se concentró en aguantar la risa, lo cual le costaba bastante porque veía a Yoko detrás de Hyoga, abrazada a él como en un vídeo musical. Solo les faltaba el ventilador, pensó.

-       ¡Sándwich de jamón ruso! –gritaba Seika, entre carcajadas.

-       ¡Eso es sexo! ¡Marchaos a un hotel! –aportó Ikki.

-       ¡Hyoga, quítatelo todo! –reía Agnetha.

Terminada la canción, se reunieron para decidir quién era el ganador, lo cual les costó más de treinta minutos de arduas deliberaciones y furibundos argumentos, pero finalmente dieron el triunfo al equipo de Seika, a pesar de la ardiente interpretación de Hyoga y sus bailarinas desquiciadas. Seiya les hizo jurar que habría una revancha la próxima vez que se viesen y les advirtió que, para entonces, él mismo obligaría a Hyoga a desnudarse por la victoria.

-       Seiya, coge el móvil –dijo Seika, mirando la hora-; hay alguien que quiere felicitarte.

-       No me digas que es... –el castaño se sonrojó y la sonrisa de su cara se hizo aún más ancha.

-       Sí, lo es; ¿quién creías que había financiado esta juerga? Anda, sal para hablar tranquilo.

Seiya sacó el teléfono del bolsillo: en efecto, estaba sonando. Se levantó con la agilidad de un acróbata y corrió hacia la puerta riendo de felicidad.

-       ¿Quién le llama? ¿Su novia? –preguntó Yoko.

-       Bueno, es lo más parecido a una novia que ha tenido nunca... Pero si os digo su nombre, me matará –explicó Seika.

Seiya volvió a entrar al cabo de cinco minutos, con cara de estar en el cielo, y besó a su hermana en la mejilla.

-       Gracias, Seika, es la mejor noche de mi vida. Un poco más pija de lo esperado, pero la mejor sin dudarlo. Y gracias a vosotros, por estar conmigo hoy. Estáis completamente locos y cantáis fatal, pero os llevaría a una isla desierta... Y os abandonaría allí -bromeó.

-       Nosotros también te queremos, ceporro –respondió Shun, abrazándole.

-       ¡Aunque seas tan cabezota! –añadió Hyoga, sumándose al abrazo.

-       ¡Aunque siempre vacíes la nevera! –Shiryu estrujó al grupo por donde pudo.

-       Vale ya de tonterías, que vais a hacerle llorar –pidió Ikki, y saltó sobre ellos, aplastándoles.

-       ¡Chicas, a la de una, a la de dos y a la de tres! –propuso Seika antes de que todas se apuntaran a la piña humana, bajo la cual Seiya suplicaba a gritos que le dejasen respirar.

-       ¡Y ahora, a pensar qué más cantamos, que aún no ha amanecido!

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