Agueda
Me encontraba caminando por los pasillos que llevaban a la salida del instituto. Mis piernas pesaban, al igual que mis párpados. Todo a mi alrededor comenzó a moverse peculiarmente.
Sep, definitivamente me estoy muriendo.
Cerré los ojos un momento, intentando recuperar la estabilidad para lograr salir de ahí. De alguna manera, salí del establecimiento y me recosté de espaldas en el pasto, mirando al cielo. Recostado, podía ver a todas las personas pasando a mi alrededor. Solo eran copias de copias. Mínimo el cielo seguía conservando su originalidad.
Ver el cielo me calma, me regresa una parte de mi ser y me comparte un poco de su originalidad.
Últimamente, me pasaba las tardes viendo al cielo mientras escucho la misma canción en bucle; Andrómeda.
Cuando la escucho, solo puedo pensar en una persona; Agueda.
Es rara.
Pero no de una mala manera.
Es curiosa
Es peculiar.
Es diferente.
Es una persona intratable y aun así solo puedo pensar en hablarle.
A veces me gustaría ser menos yo. Todo sería más simple si solo fuera un clon más. Tal vez así Agueda me notaría. Aunque un clon más sería más difícil de notar. Seguramente es muchísimo más fácil notar al niño que se acuesta en el pasto a llorar mientras escucha alguna canción que lo hace replantearse la vida. Pero aun así, ella no lo hace.
La gente me nota, pero ella no.
Solo quiero que ella se de cuenta de que estoy aquí, esperando algo que ni siquiera yo sé lo que es, pero que solo ella puede darme.
Cierro mis ojos, con fuerza. Tengo que dejar de pensar tanto en las cosas. Si quiero que ella esté en mi vida, la meto y ya.
Como si eso fuera tan fácil. Existen millones de variables y riesgos posibles.
Me levanté del lugar en el que estaba, y me arrastré a un lugar más útil. Empecé a buscar a Agueda. No tengo ni la más remota idea de dónde salió este impulso de valentía, pero mentiría si dijera que me desagrada.
La visualizo recargada contra la pared de la biblioteca, aparentemente, es el momento perfecto. Digamos que el otro día, escuché a Agetha tararear "popular" y curiosamente, al día siguiente compré dos boletos para un concierto de Zoé. Lo más peculiar es que no tengo con quien ir. Ya saben, coincidencias. Así pasan cuando suceden.
Me drijo hacia ella y, sin pensarlo mucho, me siento a su lado. Ella me mira con extrañeza y todo lo que había preparado para decirle se esfuma.
—¿Te puedo ayudar en algo? — Me pregunta —. Perdón, pero.. ¿Te conozco?
Claro, ella no sabe quién soy.
—Tú. No. Conocer. A. Mí.
Ella suelta una risa nasal.
—Uy, no sabía que habíamos regresado al periodo de los cavernícolas.
Qué estúpido soy.
—Qué graciosa. Me llamo Camelio. —Estoy extremadamente nervioso. Las palabras me salen entrecortadas.
—¿Felicidades? —La confusión sólo creció.
—¿Te gusta Zoé?
—¿Sí?
—¿Quieres ir a su concierto conmigo? Tengo un boleto extra.
—Wow. Invítame un café primero.
....
Historia ganadora del desafío 92 de WattpadNovelaJuvenilES
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