Capítulo 1
Narra Andrómeda
Mi nombre es Andrómeda mis padres me llamaron así por la constelación de Andrómeda o al menos eso me dijeron ya que cuando yo nací era una de las constelaciones que se podían ver en nuestro pueblo, aunque es un nombre muy bonito algunos chicos y algunas chicas se reían de mí porque es un nombre no muy común y se podría decir que anticuado ya que nadie en el siglo veintiuno tiene ésta clase de nombres con significados tan profundos.
Estaba tranquila en el jardín de nuestra casa (que era una de las más grandes del pueblo) mientras leía un libro de mitología ya que adoraba ese tipo de libros. Me encontraba leyendo un libro que trataba particularmente de la diosa Athena y las constelaciones cuando llego a la parte de la historia de Andrómeda y la diosa griega mencionada. Qué extraño, no sabía que Athena tenía relación alguna con la princesa Andrómeda.
Aquello me pareció muy interesante por lo que decidí preguntar a mi padre adoptivo ya que él es profesor de historia y tal vez sepa sobre este tema, sin embargo recordé que él se encontraba dando clases en la escuela en este momento.
Que por qué yo no estoy en la escuela? Fácil, yo voy a clases en una escuela que está en una ciudad que está cerca de aquí y ahora estoy en las vacaciones de verano, pero en el pueblo hay un sistema para las clases distinto y tienen sólo hasta el último grado de primaria por lo que tuve que ir a estudiar la secundaria en otro lugar.
Yo por mi parte siempre he vivido con mi padre adoptivo John, quien siempre ha cuidado de mí con mucho cariño y atención. No sé quiénes eran o son mis padres biológicos, pero mientras esté con John se que no me pasará nada malo.
Había terminado de leer aquél capítulo, por lo que dejé el libro en una mesita de jardín que había a mi lado y cerré los ojos un momento, sin embargo, quedé profundamente dormida casi sin darme cuenta.
Cuando abrí los ojos me encontraba en un lugar totalmente distinto al jardín de mi casa, y en lugar de estar apoyada sobre el tronco del árbol, estaba apoyada sobre una estatua griega enorme, que, a juzgar por el escudo y la pequeña escultura que tenía en la mano de trataba de una estatua de Athena. Sin embargo esto último me sorprendió mucho, ya que la única estatua de ésta diosa griega que yo había visto se encontraba en el museo de la Acrópolis en Atenas, Grecia y no estaba completa ni mucho menos a la mitad.
Miré a mi alrededor algo desorientada y vi a alguien a mi lado, pero no podía ser quien yo creía que era, ya que eso significaría que no estaba en mi dimensión.
???: Quién es ella Sage?
Sage: No tengo idea señorita Athena, pero si ha aparecido delante de su estatua de seguro será algien importante.
Un momento... Dijo Sage?! Estaba en la dimensión del Lienzo Perdido?!
Sage: Quién eres niña? Y cómo llegaste hasta aquí??
Andrómeda: Y-yo... Mi nombre es Andrómeda
Ante eso se sorprendieron muchísimo, pude ver que no esperaban a alguien con ese nombre por aquí.
Sage: No mientas muchacha. Nadie tiene de nombre Andrómeda estos días
Andrómeda: No quiero parecer grosera, pero disculpe que le diga pero ése fue el nombre que me pusieron mis padres. Jamás mentiría sobre eso. Por qué motivo lo haría? No tengo idea de cómo llegué aquí, pero descuiden, ya me voy
Molesta ante la insinuación de que pudiera estar mintiendo, me levanté como pude dispuesta a marcharme. Vaya desde luego que no empezamos con un buen pie pero Sage es un hombre muy terco por como lo describió Masami Kurumada en los Gaiden y lo representaron en el anime. Me había alejado unos cuantos metros de ellos cuando me di cuenta de que no tenía idea de cómo salir del Santuario. Sin embargo opté por irme por el bosque cercano mientras ellos dos discutían. Recién me despierto y alguien va, y me llama mentirosa pero qué coraje me da.
Iba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de que ya había llegado a una parte muy profunda del bosque y estaba totalmente perdida, sin embargo una voz llamó mi atención. Pero me giré y no vi a nadie a mi alrededor
No me encontrarás si miras a tu alrededor, pues soy un espíritu, Andrómeda, el espíritu de éste bosque.
Oookey... Eso me asustó un poco pero debo admitir que no era la primera vez que hablaba con un espíritu. De pequeña ya me había pasado, pero mi padre adoptivo siempre decía que les preguntase qué era lo que buscaban
Andrómeda: Y... Si puedo saberlo... Cuál es tu propósito espíritu del bosque?
He presenciado tu conversación con el Patriarca, pero no se lo tengas en cuenta. Ése hombre es más terco que una mula. Aunque no más que el caballero de Pegaso.
Andrómeda: Espíritu del bosque... Quería saber si me permitirías quedarme aquí. Yo protegeré este bosque a cambio de que me dejes quedarme
Y cómo lo harás? Posees algún poder? Ni siquiera eres de esta dimensión pero seguro que sabes lo que es el cosmos.
Andrómeda: Así es, sé lo que es el cosmos y sé que todos lo poseemos, pero cómo puedo despertar el mío?
En eso yo puedo ayudarte pero los del Santuario no podrán percibir tu cosmos.
Andrómeda: Y eso cómo será posible? El Patriarca y Athena de seguro lo notarán cuando lo encienda
Dije que por eso no te preocupes ya que puedo notar que tú cosmos es igual a la energía que fluye por este bosque.
Andrómeda: Comprendo, pero cómo lo usaré?
De eso alguien más se ocupará. La diosa de la Caza será tu maestra y tú, dado que el Patriarca te ha echado prácticamente del Santuario, serás su protegida.
Andrómeda: La diosa de la Caza? ... Artemisa?!
Artemisa: Así es joven mortal. El espíritu del bosque me dijo lo que pasó. Se supone que Athena protege a los humanos, pero por lo visto a tí no quiso hacerlo. Sé que tu nombre es Andrómeda, pero sabías que eres la encarnación de esa princesa?
Andrómeda: No lo sabía diosa Artemisa, y en verdad le agradezco mucho su ayuda. No hubiera sabido qué hacer ya que como sabrá ésta no es mi dimensión ni mi época tampoco
Artemisa: Lo sé pequeña. Fuiste enviada para ayudar a Athena, Pero ella no quiso aceptarlo por el pasado que las une. En estos momentos varios caballeros están combatiendo entre ellos para probar ser dignos de la armadura que representa tu constelación. Puedes decidir si aceptar al portador vencedor, o rechazarlo. Ésta será tu primera prueba
Andrómeda: De acuerdo diosa Artemisa, pero cómo sabré si es digno o no?
Artemisa: Te mostraré la pelea entre ambos y tú decidirás
Una vez dicho aquello, la diosa de la Caza le mostró a la chica aquella pelea. Ella vio cómo el ganador hizo trampas para ganar la armadura, pero como nadie más se dio cuenta, el Patriarca lo aceptó como caballero. Sin embargo ella no estaba de acuerdo con esa decisión, por lo que hizo que las mismas cadenas reaccionaran en contra del vencedor, dejando ver que había hecho trampas para conseguir la armadura que representa a su constelación. El Patriarca ordenó que arrestaran al tramposo y el combate comenzó de nuevo, sin embargo los participantes hicieron trampas otra vez. Hartando a la muchacha, ya que se suponía que aquellos combates debían ser peleas limpias y sin jugar sucio. La armadura, que había sido extraída de su caja por el anterior vencedor, volvió a ésta, impidiendo que nadie la tocase ya que cuando los guardias trataron de levantarla para guardarla, recibieron una descarga eléctrica muy alta.
Esto hizo que los caballeros dorados presentes se pusieran las suyas, ya que, aunque no era muy común que una armadura de bronce o plata actuase así, normalmente las doradas podían contenerla. Y así fue el caso. Dado que el guardián de la armadura de Andrómeda, era el portador de Virgo, fue Asmita quien la llevó hasta su templo, donde una vez allí puso a la armadura en frente del lugar donde meditaba y mediante su cosmos, contactó con la misma Andrómeda
Asmita: Andrómeda, por qué no permites que nadie use la armadura que representa tu constelación?
Cabe recordar que el caballero no esperaba respuesta alguna, sólo era una pregunta que se hizo a sí mismo, sin embargo, la chica respondió a su duda.
Andrómeda: Porque ninguno de los aprendices a demostrado ser digno para portar ésta armadura. Ninguno ha representado ése espíritu de sacrificio que implica mi armadura, mi constelación, y mi historia cuando vivía en los tiempos antiguos
Asmita: Sin embargo, necesitamos que alguien porte esa armadura. La guerra santa contra Hades se avecina y faltan varios caballeros
Andrómeda: Soy consciente de ello caballero de Virgo. Pero no cambiaré de opinión hasta que alguien demuestre ser digno de portar mi armadura
Asmita: -antes de que el caballero siguiese hablando, notó la presencia de uno de sus compañeros- Aspros de Géminis, sal de tu escondite. Sé que has escuchado mi conversación con Andrómeda
Aspros: Así es Asmita, debo decir que me sorprende la actitud que tiene en estos momentos pero si Andrómeda cree que nadie de los que se ha presentado es digno entonces debemos decírselo al Patriarca
Asmita: Díselo tú si quieres, yo debo seguir con mi meditación
Después de aquella conversación la diosa Artemisa estaba complacida por la decisión que había tomado en su primera prueba su joven protegida. No les había negado el poder usar la armadura, pero debían demostrar que poseían los valores adecuados para hacerlo.
Artemisa: Muy buena decisión Andrómeda, has superado tu primera prueba y ya estoy segura de que voy a enseñarte a usar tu cosmos
Andrómeda: Se lo agradezco mucho diosa Artemisa, sin embargo yo no la serviré a usted. Como bien dijo, alguien me trajo para ayudar a Athena y eso haré. Pero no serviré a nadie. Por ahora, me mantendré como observadora y decidiré si intervenir o no
Artemisa: Me parece bien Andrómeda, de ahora en adelante tu deber será proteger este bosque de cualquiera que tenga la intención de dañar ya sea a otros humanos o a los animales y plantas de este bosque sin sentido alguno
Andrómeda: Así lo haré diosa Artemisa
La joven sólo hizo una leve inclinación, en señal de respeto. Pero no se arrodilló ante la diosa. Esto decidió pasarlo por alto, ya que comprendía la situación de la chica, y sabía que, en su momento, tomaría la decisión correcta
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro