El regreso
Capítulo 13
Mis ojos y todo mi cuerpo dolían intensamente, apenas podía moverme. Me sentía extremadamente débil.
A pesar de mi estado, percibí dos enormes poderes cerca de mí, pero uno de ellos era completamente superior al otro, una diferencia abismal. ¿Quiénes serían? Sentía algo húmedo empapando mi piel y oía gritos de dolor. De repente, algo más cayó sobre mí, también empapado. Todo a mi alrededor estaba lleno de movimientos frenéticos. En cuestión de minutos, una gran energía comenzó a acumularse. Algo iba a explotar. ¿Qué estaba ocurriendo?
De repente, ese poder inmenso desapareció y alguien retiró lo que había caído sobre mí. Apenas podía escuchar, mi cuerpo estaba demasiado débil. Sentí que alguien me levantaba y me dejaba llevar sin resistencia. ¿A dónde me llevaban?
De pronto, un nuevo poder gigantesco emergió con fuerza, y al mismo tiempo, sentí la desaparición de otro Ki. ¡Alguien había muerto! El poder restante se incrementó rápidamente y se lanzó al ataque, pero el otro lo superaba con creces. Un escalofrío recorrió mi ser. Sentí cómo aquel Ki se desvanecía en cuestión de segundos.
Me dejaron en el suelo, sin fuerzas, mientras ese poder asombroso seguía aumentando. Estaba seguro de que estaba a punto de desatar un ataque. ¿Quién podía ser? Nunca había sentido algo así antes. Sin embargo, otro poder apareció, igualando al primero por completo. Eran monstruos. Más Ki comenzaron a desvanecerse, seguramente la lucha seguía sin tregua. Otros poderes entraron en la batalla, pero también fueron menguando, aunque de algún modo volvían a levantarse. No comprendía qué estaba ocurriendo.
De repente, uno de los dos grandes poderes superó al otro por completo, haciéndolo desaparecer. La batalla había terminado. El poder restante también comenzó a disminuir, y sin pensarlo, caí en la inconsciencia.
Al abrir los ojos, me sorprendí al ver a los guerreros Z frente a mí. Me levanté precipitadamente, un poco confundido, observando la escena. Número 18 estaba en el suelo, y Krilin, de pie frente a ella, la miraba con preocupación.
—Por fin despertaste... —dijo Krilin, con un tono de alivio.
El Templo de Kamisama siempre me pareció un lugar fuera de este mundo, literalmente y figurativamente; el aire era distinto, más ligero, casi sagrado, como si cada respiración purificara algo en mí que no sabía que tenía contaminado. El mármol blanco brillaba bajo un sol perpetuo, tan luminoso que a veces parecía flotar en un vacío sin fin.
Pude seguir admirando el espacio, de no ser porque vi a Número 18 levantarse con la misma brusquedad que yo lo hice. Pero, antes de que pudiera reaccionar, escuché la voz de Yamcha.
—Dendé, será mejor que te apartes. Podrían matarte.
Aquello me molestó, claro. Número 18 se puso en guardia, lista para lo que fuera, pero le hice una señal para que se calmara. Me sonrió al verme, y Krilin no tardó en intervenir.
—Ya les dije que ellos no harían algo así. Este es el templo sagrado de Kamisama. Están a salvo. Gohan derrotó a Cell con su poder.
Número 18, claramente sorprendida, exclamó: —¿Gohan lo mató?
—¡Así es! —gritó Yamcha, con una mezcla de orgullo y nerviosismo—. ¡Gohan tiene una fuerza increíble, así que no tiene sentido que intenten rebelarse contra nosotros!
—Yamcha, no seas tan cobarde y acércate. —Ten Shin Han lo cortó de inmediato.
—Deberían agradecer a Krilin y a Ten Shin Han. Después de que Cell los expulsó, los protegieron con todas sus fuerzas —añadió Krilin, sonrojado, mientras número 18 lo miraba fijamente.
Él, algo avergonzado, tartamudeó: — No, no... Bueno, no podía dejarte allí, frente a ese monstruo. Era demasiado peligroso.
Gohan, que hasta entonces había estado en silencio, soltó con una sonrisa: — ¡Ah, ya entendí! Krilin está enamorado de número 18. Es muy bonita, ¿verdad?
No pude evitar reírme un poco ante la situación, pero el ceño fruncido de Número 18 me recordó que no debía pasarlo por alto. Krilin, avergonzado, le dio un leve golpe a Gohan en la cabeza por su imprudencia.
—No seas tan directo, Gohan.
—¿Qué? ¿Es verdad? No puedo creerlo —intervino Yamcha, desconcertado. A pesar de haber visto esto en mi antiguo mundo, vivirlo en carne propia era extrañamente incómodo, aunque igual de gracioso.
—Pero... es un androide, Krilin —señaló Ten Shin Han, sin rodeos.
Número 18, claramente molesta, los fulminó con la mirada, mientras los demás intentaban mantener una sonrisa incómoda.
—De ninguna manera voy a hacer eso. ¿De verdad creías que te iba a dar la mano y agradecerte por ayudarme, chico feo? Y no te atrevas a bromear conmigo. ¡Vámonos, Número 23! —espetó número 18 con su característico tono brusco.
Sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que Krilin y ella se volvieran cercanos y tuvieran a Marrón, pero por ahora, prefería mantener las cosas como estaban. Número 18 se dio la vuelta, con un gesto de fastidio, y comenzó a volar.
Antes de seguirla, me acerqué a los demás y, con una sonrisa sincera, les dije: — Gracias... Y Krilin, solo invítala a una cita.
Él se sonrojó aún más, mientras yo escuchaba a Número 18 gritarme desde lo alto:
—¡Número 23, vámonos ahora!
Me volteé y comencé a volar tras ella. Cell ya había sido destruido, pero justo en ese momento, el cielo se oscureció de repente. Número 18 y yo nos detuvimos en seco. Ella me miró, sorprendida. Sabíamos lo que eso significaba: ¡Las esferas del dragón!
—¿Qué demonios es esto? —preguntó número 18, desconcertada.
—Vamos a averiguarlo —respondí, y ambos nos dirigimos hacia el origen de aquel misterioso fenómeno.
Sabía que lo que estaba por suceder definiría el futuro de Número 18, así que no podía apartar la vista.
Ante nosotros apareció un enorme dragón, imponente y aterrador de verdad, mucho más de lo que el anime me había hecho creer. Su mera presencia infundía un temor primitivo. Escuché cómo pedían el deseo de revivir a los seres destruidos por Cell, pero cuando Piccolo mencionó que no podía revivir a quienes ya habían muerto dos veces, comprendí que eso incluía a Goku.
La historia seguía su curso, y ese extraño fenómeno, aunque fascinante, planteaba muchas preguntas. ¿Qué papel jugaba mi presencia aquí? ¿Era parte de este destino? El dragón solicitó un segundo deseo, pero Goku apareció y, con su habitual serenidad, les pidió que no lo revivieran, que él debía permanecer ausente. Número 18 observaba atónita; en ese momento pensé en pedirle al dragón que me devolviera a mi mundo. ¿Podría hacerlo?
Pero de pronto, Krilin intervino:
—Puedo pedirte un deseo. ¿Serías tan amable de convertir a los androides 17, 18 y 23 en seres humanos?
Pero Shen Long respondió con calma:
—Desafortunadamente, no puedo. Los poderes de los androides superan los míos. Ese deseo es imposible de cumplir. Tendrás que pedirme otro.
—Es un tonto —murmuró Número 18.
En ese instante, me enteré de que Número 17 estaba vivo. ¡Mis hermanos seguían con vida! Pero... ¿y Número 16? Él no era humano... ¿Jamás lo volvería a ver? Krilin, sin rendirse, propuso:
—Entonces, ¿qué te parece si les quitas las bombas a los tres androides, para que no corran el riesgo de autodestruirse?
Número 18 soltó un suspiro.
—Eso sí es posible —respondió Shen Long.
—¡Estupendo! —exclamó Krilin emocionado, mientras Gohan añadía:
—¡Buena idea, Krilin!
Ver la escena me dejó una mezcla de alivio y tristeza. Los ojos del dragón se encendieron con un brillo intenso y su voz profunda resonó:
—Les he quitado las bombas a los tres.
Número 18 se palpaba el cuerpo, comprobando lo que acababa de suceder, mientras yo solo sentía un gran alivio. El dragón desapareció en un destello brillante, y las esferas se esparcieron por completo. El cielo, que antes estaba cubierto por un manto oscuro, comenzó a aclararse. Todos agradecieron a Krilin, pero número 18 permanecía confundida. La miré sonriendo, pero ella frunció el ceño y me espetó:
—¿Qué le pasa a este?
Ten Shin Han, con curiosidad, preguntó:
—Krilin, ¿por qué pediste también que le quitaran las bombas a Número 17 y Número 23?
Krilin se encogió de hombros, algo incómodo.
—Bueno... es verdad que no puedo ocultar mis sentimientos, me gusta 18. Pero pensé que tal vez ella sería más feliz con 17 o Número 23. Se ven bien juntos.
Número 18 respiró bruscamente, horrorizada por lo que acababa de oír. Sin embargo, Krilin continuó:
—Por eso nunca le dije nada.
Las risas rompieron la tensión, y de repente, número 18 se impulsó hacia Krilin, el cual tartamudeó sorprendido:
—¿18...?
Ella lo interrumpió con un grito:
—¡Tonto! ¡17 es mi hermano gemelo, y yo soy la mayor! ¡Y Número 23 también lo es, aunque apenas nos conozcamos!
Krilin se quedó boquiabierto.
—¿Hermanos?
—¡Krilin, qué suerte tienes! —bromeó Ten Shin Han—. ¡Son hermanos, y los hermanos no pueden casarse!
Número 18, aún obstinada, replicó:
—No creas que voy a aceptarlo tan fácilmente, y mucho menos que estoy agradecida por lo de la bomba.
Se dio la vuelta, pero antes de alejarse le guiñó un ojo a Krilin. Yo sonreí al verla; si supiera que algún día Krilin será el padre de Marron. no podía negarlo, ya me gustaría conocer a mi futura sobrina. Ambos se miraron por un momento, y antes de partir, ella le dijo:
—Ya nos veremos.
Nos alejamos volando, mientras todo volvía a su cauce. La historia avanzaba como debía, pese a los giros inesperados. Mientras volábamos, observaba a Número 18, agradecido de que todo hubiera salido bien. Ella notó mi mirada, se detuvo y me sonrió con un aire de nostalgia.
—Me alegra mucho que estés bien —dijo—. Lamento lo de Número 16, pero es imposible que lo revivan... él no era humano.
—Tienes razón, pero algo sé: murió defendiendo a todos nosotros, por amor a los seres vivos.
Ella asintió.
—Nunca entendí cómo podía sentir eso, pero me agradaba que fuera tan humano —argumentó, con la mirada seria—. Bueno, ¡vamos a buscar a 17!
Con un extraño dispositivo que de alguna manera nos guiaba hacia nuestras propias ubicaciones, volamos durante unos veinte minutos hasta encontrarlo. Estaba en una llanura de tierra, polvo, mucho aire y un pasto disonante en un punto y otro. Se hallaba sentado en una roca, mirando el cielo.
Al verlo, ambos sonreímos y descendimos de inmediato. 17 también lo hizo.
—Han tardado una eternidad en encontrarme.
Número 18 y yo corrimos hacia él y lo abrazamos. Ella lloraba de la emoción.
—¡Esperen! ¿Qué les sucede? —exclamó, aunque pronto nos devolvió el abrazo—. A mí también me alegra verles. ¿Alguno de ustedes sabe qué ha pasado? Solo recuerdo haber luchado contra Cell...
Allí de pie, comencé a relatar todo lo sucedido, incluyendo la muerte de Número 16. Ellos no entendían cómo sabía tanto, ya que también había sido absorbido por Cell, así que les conté sobre mi llegada a este mundo y todo lo que había pasado desde entonces. Les expliqué que necesitaba averiguar cómo regresar a mi propio mundo y que requería su ayuda. Aunque se entristecieron al escuchar que tendría que irme, lo entendieron y aceptaron ayudarme, lo cual me alegró profundamente.
Decidimos ir al pueblo cercano, pero al llegar, nos dimos cuenta de que no teníamos un lugar donde quedarnos. Número 17 sugirió que nos adentráramos en alguna casa, pero no estuve de acuerdo. Número 18 solo observaba. Les pedí que me siguieran hasta un terreno amplio y deshabitado. Allí, utilicé mis poderes para crear una casa. Solo me tomó 20 minutos construirla, y a Número 18 le encantó. Número 17 quedó sorprendido al ver que tenía esa habilidad telequinética. Ese mismo día, los tres cortamos madera y realizamos lo necesario para amueblar la casa. También buscamos comida, y al caer la noche, teníamos todo listo. Cenamos y luego nos fuimos a dormir. Aquella experiencia nos unió aún más como familia. Pero que tonto era si creía que allí habían acabado mis problemas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro