5. Expedientes.
-¡Director! ¡Director Adams! -grito a la vez que corro por el pasillo, intentando alcanzar al hombre de saco que camina de manera elegante.
Él se detiene y da la vuelta sobre sus talones. Antes de que me dé cuenta, estoy frente a él, tratando de recuperar el aliento. Inclino mi torso y dejo mis manos sobre mis rodillas pretendiendo regular mi pulso y tener la oportunidad de formular mi pregunta.
-¿Qué sucede Andrew? -habla con su insoportable acento.
-Yo... quería preguntarle algo sobre la nueva estudiante de intercambio-finjo indiferencia, no debía ser tan obvio y dejar que descubra mi curiosidad.
-¿La Srta. Rogers?
-Eh...-vacilo-Sí. Me preguntaba... ¿Tiene idea de cómo llegó aquí?
-¿Con que te refieres a "aquí"? -hace comillas con los dedos y luego se cruza de brazos.
-Ya sabe, ¿A la ciudad? ¿A este Instituto? ¿Cómo fue el proceso de aceptación para una de las pocas estudiantes de intercambio que hay en este Instituto? ¿Por qué la aceptaron y quienes fueron los contactos?
Tenía preparada una lista de preguntas para lanzarle al Director Adams pero luego me di cuenta de que no era apropiado así que seleccioné las mejores. Estoy seguro que él tiene que ver con todo esto de que Drew se haya vuelto real. Quizás es un hechicero o algo por el estilo.
-¿Por qué tanto interés, Anders? -entrecierra sus ojos con una mirada examinante.
-Pues... la verdad... nos pusieron en trabajo juntos. Debemos investigar sobre nuestro compañero asignado y hacer un pequeño informe de su vida. Ya sabe, relaciones humanas y todo eso-El arte de mentir se me da muy bien.
Su rostro se relaja un poco, pero no del todo-Bien. La verdad, es que hace unas semanas atrás recibimos la llamada de un Instituto en Chicago proponiéndonos todo esto. Nos comentaron sobre la Srta. Rogers y días después nos llegó su expediente. Tiene información limitada pero fue lo suficiente como para aceptarla. No tenemos ni idea de con quién viene o cómo, para nosotros, lo único importante es su educación.
-¿Tiene idea de quién fue el que lo llamo?
-Claro, fue el Director del Instituto Chicago Academy School creo que se llama... -se da golpecitos en loa barbilla mientras piensa-Joseph Connors-asiente.
Joseph Connors.
El supuesto Director ficticio en Imperfecta. Es parte del elenco de la novela, es tedioso y engreído, pero muy orgulloso de sus estudiantes. ¿Acaso toda mi historia se volvió real? ¿Cómo es posible que un Director que se supone que no existe haya hablado con el Director de mi Instituto... que si existe? Esto está fuera de control.
-¿Cree que pueda ver el expediente de Drew?
-Lo siento, Anders. Los expedientes contienen información confidencial que no puede ser emitida a los estudiantes.
-De acuerdo, entiendo. -bufo-¿En qué estaba pensando? Pff. Gracias Director- doy media vuelta y al instante la campana suena, dando inicio a la jornada de clases.
Camino entre los pasillos que prontamente se empiezan a vaciar, saco mi horario del bolsillo y paseo la mirada entre los días y las asignaturas. Hoy es viernes y la primera hora es... Física. ¿Tanta tortura desde temprano? Esto es imposible. Guardo el horario y comienzo a buscar mi aula de clase. Invertiré esos 45 minutos en los cuales la Profesora Kounth explica las leyes físicas, en algo más productivo que mejorara mi salud, cómo lo es dormir. Mientras camino, paso frente a la sala de multimedia, la biblioteca, Los archivadores de expedientes, la dirección general...
Me detengo de golpe y retrocedo.
¿Archivadores de expedientes?
Miro mi reloj de mano, ya voy 5 minutos tarde. Otros 40 minutos no me afectarán. Jamás he faltado a clases, pero es más importante averiguar que rayos es lo que está sucediendo. Me aproximo a la puerta que lleva una placa sobre el vidrio difuminado, que enuncia "Archv. Expedientes" Llevo mi mano hasta el frío material del picaporte y lo giro, pero la puerta no se abre. Intento otra vez para darme cuenta de que está cerrada. De acuerdo, este es un plan mal elaborado, claramente algo tenía que salir mal. ¿Enserio creí que sería tan fácil? Mi estupidez me sorprende cada día más.
Me doy cuenta de que aún mantengo la mano sobre el picaporte, pero eso no es lo que llama mi atención si no el hecho de que ha comenzado a moverse bajo mí tacto. Alguien está intentando abrirla desde el otro lado. Me aparto y retrocedo algunos pasos. La puerta se abre y de ella emerge la protagonista del cliché en que vivo.
Sarah Bush, quién lleva unas carpetas en las manos y una inminente sonrisa en el rostro.
Me quedo mudo ante la situación, jamás había tenido contacto visual con ella de la manera en la que está sucediendo justo ahora; Ahora que lo veo, tiene unos ojos muy hermosos que enamorarían a cualquiera. Pero yo no soy cualquiera... ¿O quizás sí? La verdad Sarah Bush no es la clase de chica que busco.
-¿Hola? -saluda, irrumpiendo en medio del silencio.
-Hola. -suelto con resequedad y aparto la mirada.
-¿Quién eres?
-Nadie en especial-hago una mueca de timidez.
-¿Y qué buscas?
-Yo... venía a buscar unos expedientes que me pidió el Director Adams. - hago un ademán hacia los archivadores que ahora puedo ver ya que la puerta está abierta.
Creo que muy pronto me crecerá la nariz cómo Pinocho.
-¿Por qué el Director Adams te enviaría a buscar los expedientes a ti? -entrecierra sus ojos-Se supone que tiene una secretaria.
-Eh... yo... ¿Qué se supone que haces tú aquí?
Su rostro acusador cambia por uno sorpresivo.
-Yo... vine a buscar los expedientes de... los chicos del equipo de fútbol porqué....el entrenador los necesita. ¡Sí! Los necesita-asiente intentando creerse su propia mentira.
Vaya, jamás había visto a alguien tan malo mintiendo.
Alzo una de mis cejas-Tú y yo sabemos que lo que acabas de decir no es cierto.
Sarah rueda sus ojos y me fulmina-Mira, sea quién seas. Si alguien se entera de que tú y yo estuvimos aquí nos meteremos en grandes problemas. Se supone que deberíamos estar en clases, pero no, estamos husmeando entre los expedientes. Y si te preguntas cómo entré, eso no te interesa. Te dejaré pasar pero no se te ocurra abrir la boca. Tú no me viste y yo no te vi ¿De acuerdo? -susurra ligeramente aquellas palabras entre dientes.
Aquellas fueron las típicas palabras que yo-un escritor experimentado en clichés- pondría en la clase de protagonista que es Sarah Bush.
-Bien. -acepto sus condiciones ya que me parecen justas.
La chica me lanza una última mirada amenazante y de desconfianza antes de retirarse.
Sin pensarlo dos veces, entro. La sala está llena de muebles delgados y altos con un color baige, muy bien divididos en pequeños cubículos que actúan cómo archivadores. Es algo tétrica la habitación, pero es no viene al caso. Comienzo en mi infinita búsqueda por encontrar el expediente de Drew. Me ubico en la sección de preparatoria y busco el último año hasta dar con él. Halo del cubículo hacia mí, haciendo que los expedientes aparezcan. Empiezo a recorrer las carpetas con mis dedos a la vez que reconozco los nombres en orden alfabético...
Anders Andrew.... Bush Sarah... Collen Emily.... Dobers Kian... Jagger Jim y después de un montón de nombres más... Rogers Drew...
-¿Andy?
Una voz surge en medio del silencio.
¡Por todas las vacas! Juro que mi corazón se ha estrellado contra mi caja torácica provocándome un mini ataque. En un instinto por no ser descubierto cierro el cubículo de un golpe. Mis manos comienzan a temblar a la par de mis piernas, mi corazón bombea sangre a un ritmo jamás experimentado. Esto no puede estar sucediéndome, estuve tan cerca y a la vez tan lejos. ¡¿Por qué?!
Giro sobre mis talones para encontrarme con la persona menos esperada.
-¿Drew? -frunzo el entrecejo-¿Qué haces aquí?
-¿Tú que haces aquí? ¿Qué lugar es este?
-Archivadores de Expedientes. Estaba buscando el mío para verificar que mis datos estuvieran bien colocados, pero no lo encontré-me encojo de hombros. -¿Por qué no estás en clase? ¿Dónde está Rudie? -doy unos pasos acercándome a ella.
Desprevenidamente, Drew entrelaza mi mano con la suya y me arrastra fuera de la habitación. Un débil escalofrío recorre mi brazo al sentir su frágil tacto bajo mis dedos fríos. La delicadeza y naturalidad con la que lo hace me incomoda pero a la vez me agrada. Un cálido sentimiento se instala en mi estómago y durante unos segundos se siente plácidamente confortable. Lo hace cómo si tomarnos las manos fuera algo común, aunque no estoy seguro ya que nunca antes una chica me había tomado la mano. ¿Quizás las chicas hacen esto con frecuencia? Vale Andy, respira y concéntrate.
Por suerte, ninguno de los dos nos inmutamos en soltarnos. Es como si ella ignorara el hecho de que parte de nuestras pieles están unidas.
-Rudie es una chica increíble. Es tan genial y agradable, anoche nos quedamos hasta tarde conversando y hoy...nos levantamos tarde. -deja salir una sonrisa traviesa y con su mano libre acomoda un rizo detrás de su oreja. -Por eso llegamos tarde y pues a ella le toca Bilogía y a mí Física... creo.
-¿Enserio? A mí también. Ven, es por aquí- doblo en una esquina, guiándola entre los pasillos. -¿Cómo me encontraste? Digo, ¿Cómo supiste que estaba allí dentro?
Me da una mirada de soslayo-Te vi hablando con esa chica.
-¿Me estabas espiando? -la miro y sin evitarlo mis ojos se posan en las pecas sobre sus pómulos, intento esconder una sonrisa.
Frunce la nariz, vacilante-En parte. Pero no alcancé a escuchar nada de lo que decían. ¿Quién es ella?
-No lo sé, no la conozco-trato de evitar mencionar su nombre. No quiero que Drew se mezcle con una chica cómo esa.
-¿Enserio? Parecía que te gustaba, cuando la mirabas te sonrojabas.
-Eso no es verdad. Y no me gusta.
-¿Nunca has tenido una novia, cierto?
-¿Se nota tanto?
Drew deja salir una risa. Es algo escandalosa y profunda, pero a la vez armoniosa. De las tantas veces que describí su risa dentro de Imperfecta, jamás creí que sonara tan bien cómo suena ahora.
-Es muy linda.
No había notado el conjunto que llevaba puesto. Rudie le ha prestado algo de su armario obviamente. Lleva una playera azul que tiene escrita en mayúsculas "I HATE YOU" Rudie suele usarla cuando está de mal humor. Por encima lleva una sudadera gris remangada a los codos y unos jeans a combinación con unas botas negras. Este no es un vestuario que la Drew de Imperfecta usaría pero tampoco le queda mal. Aunque es evidente que la playera le queda algo holgada.
-Sí, es linda. Pero no es mi tipo de chica-niego con la cabeza.
-¿Y cuál es tu tipo de chica, Andy? -entona con curiosidad.
Antes de que me dé cuenta, estamos frente a la puerta del aula de Física, ya puedo escuchar la irritante voz de la Profesora Kounth desde aquí. Ya vamos 15 minutos tarde, debo prepararme para ignorar los reclamos de esta señora. Noto nuestras manos aún permanecen unidas. Me muerdo el interior de la mejilla mientras ideo una respuesta. Miro sus ojeras que sobresalen sobre sus profundos ojos oscuros y noto que sus labios están ligeramente resecos.
Parpadeo.
-¿Qué tal si entramos? -hago un ademán con la cabeza hacia la puerta y suelto su mano para ubicarla sobre el picaporte.
Ella asiente.
.
.
Las clases terminaron antes de lo que esperaba y agradezco por eso. Rudie y Drew estuvieron hablando durante todo el día, parecía que fueran amigas de toda la vida. Los padres de Rudie regresan en unos días y eso significa que Drew no tendrá en donde quedarse. Durante clases no dejé de darle vuelta al asunto hasta hallar una solución y por suerte encontré solo una. Es algo extraña e imposible, pero creo que nada puede ser más extraño e imposible desde que Drew se volvió real.
En clase de Química idee un pequeño plan que me permitiría estudiarla más de cerca. Lo que tengo en mente es lo siguiente:
Mi hermano Blake es algo abierto y sigue teniendo mente de adolescente (cosa que mis padres no) Así que puedo comunicarme con él y quizás comprenda esta rara situación. Le plantearé la idea de quedarme a vivir con él. Obviamente para eso tendré que explicarle todo esto de que Drew es real. Si acepta, con su ayuda trataré de convencer a mis padres con la excusa de que en un par de meses me graduaré del colegio y entonces empezaré a vivir cómo universitario. Les diré que quiero aprender de mi hermano, viviendo con él un tiempo. Si Blake me ayuda, podré traer a Drew a vivir con Blake y conmigo hasta encontrar alguna explicación de por qué Drew está aquí. Es lo único que se me ha ocurrido hasta el momento.
Por lo tanto en estos instantes me dirijo a casa de Blake. Lo sé, él vive del otro lado de la ciudad. West Point Grey no es muy grande que digamos, así que en bicicleta tomaría alrededor de 30 minutos ir desde el Instituto a casa de Blake. Si en todo caso logro mudarme con él, podría tomar el autobús con Drew en un recorrido de 15 minutos.
Me pongo los auriculares y en mi teléfono dejo correr la música en modo aleatorio. Por suerte empezó a sonar Message Man de Twenty One Pilots. En serio adoro a ese dueto de chicos. Si pudiera escucharlos el resto de mi vida lo haría, sus letras simplemente me dejan sin palabras. De acuerdo, lo acepto. Soy un fanboy con respecto a Twenty One Pilots. Espero que algún día vengan a Vancouver, juro que haré hasta lo imposible para ir a su concierto y cantar Car Radio a todo pulmón.
Antes de emprender mi trayecto le envió un mensaje a mamá de que iré a visitar a Blake. Normalmente él es el que nos viene a visitar a nosotros junto a su novia. Jamás he ido solo, así que puede que a mamá sospeche que algo está ocurriendo por lo tanto pongo el aparato en silencio y comienzo a pedalear.
Pude haber tomado un taxi o autobús, pero por alguna razón siempre escojo mi bicicleta aunque lleve más tiempo llegar a mi destino. Cruzar la ciudad en bicicleta parecerá una locura para algunos, pero para mí es algo común. Ir en bicicleta me permite analizar lo que sucede a mí alrededor, tener contacto con el ambiente, ejercitar mis piernas y mejorar mi salud.
La música me distrajo la mayor parte del tiempo y la distancia pareció haberse acortado. De pronto me encuentro dejando la bicicleta en el porche de la casa de mi hermano. Su casa es muy parecida a la nuestra, solo que en un tamaño más reducido ya que solo son él y su novia. Me ajusto el morral al hombro mientras subo al porche. Estoy por tocar el timbre cuando me acuerdo de un simple detalle.
Jade. La novia de Blake.
Se me había olvidado incluirla en todo este plan de venirme a vivir con mi hermano. De seguro lo echará todo a perder. Ninguna novia normal dejaría que el hermanito menor de su novio viniera a vivir con ellos y una chica más. Eso sería ilógico. Pero ya estoy aquí y no pierdo nada con intentarlo. Suelto un suspiro y toco el timbre. Segundos después la puerta se abre.
Blake aparece bajo el umbral. Lleva unos jeans y el torso desnudo mostrando sus fornidos abdominales. De acuerdo, esa es una de las pequeñas cosas que envidio de mi hermano. Con un cuerpo cómo el de él traería a medio Instituto a mis pies cómo solía hacerlo en sus tiempos. Ahora que tiene novia ya no hay más Blake para las nenas. Tampoco digo que fuera un playboy, pero siempre traía su club de admiradoras.
Alza sus pobladas cejas al verme, estira la comisura de sus labios en una sonrisa un tanto vanidosa dejando ver sus extensos hoyuelos que forman parte de su atractiva faceta de galán.
-Ven aquí-deja caer su pesada mano en mi hombro y me atrae hacia él para estrecharme en un abrazo. Siento sus bíceps extirpar mi escuálido cuerpo. - ¿Qué te trae por aquí pequeño renacuajo? -Me aprieta la mejilla con su dedo índice y pulgar apropósito. Sabe muy bien que odiaba cuando Abuela Nany hacía eso. Y para qué les explico lo de "pequeño renacuajo" ya saben, típicos apodos de hermanos mayores.
-Yo también te extrañé, Blakey -lo aparto y entro.
Lo escucho gruñir a mis espaldas así que sonrío por inercia.
-¡Hola Jade! -saludo aunque no la vea.
-Jade no está.
-¿A dónde fue?
-Está en San Diego .Ya sabes, en esos viajes en los que recuerdas tu pasado y a las personas que fueron parte de él. Su mejor amiga está allá y quedaron de verse. Volverá en un par de meses. Se fue ayer, ya la extraño.
Esto es perfecto. Jade no estará durante unos meses. El destino parece estar a mí favor, el plan no está del todo perdido.
Entro en el living y me lanzo sobre un sofá. Blake se sienta frente a mí mientras se coloca una playera que ha sacado de algún lugar.
-¿Mamá sabes que estas aquí?
-Eso creo. -me encojo de hombros-Igual tendrás que llevarme de regreso en tu lujoso auto.
-Claro que no.
-Claro que sí.
-¿Por qué tendría que hacerlo? Yo no te invité.
-Porqué vine en bicicleta y mamá no dejará que cruce la ciudad de noche así. Y tú tienes un auto, así que puedes llevarme.
-Ya recuerdo por qué te odio.
-Me amas.
-¿Por qué rayos estás aquí? -se pasa una mano por su rubio cabello.
Yergo mi espalda, dándome cuenta de que ya es tiempo de empezar a hablar.
-¿Recuerdas que de pequeños siempre soñábamos con estar dentro de esas películas en las que suceden cosas sobrenaturales? Queríamos vivir aventuras extraordinarias con personajes ficticios y anhelábamos ser como ellos. ¿Lo recuerdas?
-Claro que sí, éramos muy pequeños. ¿Por qué me hablas de esto?
-Porque, querido hermano, creo que ahora estoy dentro de una de esas aventuras extraordinarias.
O por lo menos así es cómo me siento.
#LecciónDelDía: Si estas por abrir una puerta, y alguien está intentando abrirla del otro lado... CORRE. O mejor no, puede que sea Mike Wazowki y Sulley.
#CanciónDelDía: Message Man- Twenty One Pilots
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