(7) Mes-Aniversario
Narra Andrés
Nada, no me queda nada de dinero. Acababa de gastar todo mi salario de dos semanas de trabajo para comprar las cosas que a Mau más le gustaban de las tiendas a las que entramos del centro comercial. Es solo que al verlo a los ojos y al ver la hermosa expresión de felicidad sobre su cara cuando veía esos objetos que tanto deseaba tener, no pude evitar tomarlas y comprárselas sin pensar mucho. Sabía que quizá estaba actuando mal al dejarme llevar de esa manera, lo sabía, sobre todo, porque cuando mi novio se daba cuenta de que yo tenía cada vez más bolsas sobre mis manos, parecía confundido y preocupado. Pero mi autocontrol desaparece cuando pienso en su felicidad, en la felicidad de mi lindura. Vi a mi novio observar sorprendido de nuevo las bolsas que yo sostenía y me pregunté cómo es que podía ser tan distraído y tan lindo como para no darse cuenta de en que momento compré todo esto. Sonreí y caminé junto a él por el estacionamiento para llegar hasta mi auto.
Lo vi suspirar en medio del camino, parecía un poco arrepentido y culpable de mostrarse tan abierto, distraído y feliz en esta cita. Pero yo no lo culpaba en lo absoluto, porque, hoy hacia seis meses de que habíamos comenzado a salir y quería hacer algo lindo por él; vine a esta cita con la intención de comprarle algo que le gustara y a invitarlo a comer. Si había que culpar a alguien, ese iba a ser yo.
—Andrés, yo no quería que compraras tanto —se disculpó, antes de llegar a mi auto.
—Lindura, no te lamentes, no es mi culpa que yo te quiera más y que por eso te compré todas estas cosas.
—No seas tonto, —habló mientras observaba las pulseras a juego que me regaló y que ambos traíamos. Quizá lo estaba haciendo sentir mal, pero, antes de poder decirle algo, continuó— no demuestro mi amor con cosas materiales.
—Claro, tienes razón, eso ya lo sabía, tú me lo demuestras en la cama —exclamé para provocarlo un poco y ver como aparecía ese lindo tono rosa en sus mejillas.
—¿Eh?, Andrés, no digas eso... —sí, ahí estaba, sin excepción, esa expresión linda que tanto me gustaba- ¿Qué van a decir las personas?
—¿No te parece que le tomas mucha importancia a las personas?, al diablo ellos, te amo y es normal que las personas tengan sexo, no veo el problema —me acerqué para ver de cerca sus ojos cafés que tanto me hipnotizaban.
—Tienes razón... perdón...
—Lindura, deja de disculparte —pasé mi brazo por encima de sus hombros— la verdad es que me gusta cuando te pones nervioso y tu cara se parece a un tomate... sí, justo como ahora. Pero entiendo que debería ser un poco menos... ¿abierto?, sé que te incomoda.
Llegamos al auto y subimos las bolsas, eran en total siete. Vi que mi novio se ponía pensativo, me preguntaba si estaba siendo más arrogante de lo normal, si es que estaba siendo grosero con él. ¿Mau entendía mi comportamiento? ¿Entendía que no lo hice con mala intención? Se subió al auto sin decirme nada. Fui a hacerlo también.
—Sabes... —comenzó a decir, viéndome a los ojos, antes de que encendiera el carro—... yo no puedo llegar a casa con todo eso, ¿Qué le diré a mis padres?
—Simple, Mau, —dije sin pensar mientras encendía el motor del auto, y él hizo una expresión rara que no supe cómo interpretar, pero continúe—, llegas y les dices, "saben padres estas cosas me las dio mi novio por nuestro aniversario, que, por cierto, es muy lindo, inteligente y muy sensual, ah, y sí, soy gay", vez simple... ¿Qué pasa?, ¿Por qué me ves así?
—No me llames así, se siente raro
—¿Cómo?
—No me digas Mau, no si estamos solo nosotros —se quejó y me pareció tan lindo que mi corazón comenzó a latir muy rápido y me puse un poco nervioso.
—Claro, entonces, Lindura, ¿Qué tal así?... —asintió con una expresión linda en su cara, no pude respirar por unos segundos—... pero que piensas de lo que te dije, después de todo si te corren de tu casa puedes irte a la mía o con Beto o Liliana.
Era verdad que no quería presionarlo a salir del closet, pero era raro para mí tener que ocultar lo que siento por mi lindura, siento como si siempre que veo a su familia o estamos en lugares públicos me tuviera que comportar de una forma extraña. Lo vi y de nuevo estaba pensativo. Comencé a manejar.
—Lo lamento...
—Lo haces de nuevo, lindura, ¿Por qué te disculpas? Esta bien.
—Perd-... —se detuvo y comenzó a reír nervioso porque estaba a punto de disculparse de nuevo, sonreí- no es que no quiera hacerlo, es solo que cada vez que pienso en decírselo a mis padres... —suspiró pesadamente, me dieron ganas de no haber mencionado nada al respecto.
Salir del closet no es fácil, mucho menos si sientes que has estado ocultándoselo a tus padres por toda tu vida, como si fuera un terrible secreto. Continúo luego de un corto silencio
—Andrés, dame un mes, no, una semana, solo quiero hacerme la idea bien. Se los diré a mis padres.
—Já, no creí que te convencería, yo solo estaba bromeando un poco, tampoco quería presionarte —le dije tratando de disculparme, pero no pude evitar sentirme emocionado.
Si era verdad ya no tendría que mentirle a nadie y podría hablar libremente de lo mucho que me gusta este precioso chico. Detuve el auto ante un semáforo en rojo.
—No me estas presionando, en realidad desde que salgo contigo he estado pensando en que soy gay y voy a serlo siempre, así que no importa mucho si les digo a mis padres hoy o en un año o en mucho tiempo después, quizá terminé igual o incluso peor. Así que quiero decirles, porque es mejor hacerlo lo más pronto posible y por ti, ya que eres mi lindo, inteligente y sensual novio —me explicó repitiendo mis palabras. Y me di cuenta de que no estaba obligándolo, sino que era algo que él mismo quería hacer, solo estaba esperando algún pequeño empujón.
Se acercó rápidamente a mí y me beso la mejilla, lo observé de nuevo a los ojos y sus mejillas seguían rosas quizá ahora un poco rojas.
—Te amo lindura, no entiendo cómo es que eres tan irresistible —me moví para acercarme a su cara y darle un rápido beso en los labios, porque ya tenía que avanzar.
—Yo te amo igual, iremos a tu casa, ¿cierto? —me preguntó viendo el camino y asentí.
—Ahí dejaremos toda la ropa y las cosas que te compré, por si acaso te corren de tu casa sin nada —hablé divertido y Mau rio mientras negaba con la cabeza con una linda sonrisa.
Hola^-^/, ¿Cómo los trata la vida?
Quería hacerles notar que originalmente este relato estaba escrito desde el punto de vista de Mauricio, pero en edición me di cuenta que estaba mas interesante saber que era lo que pensaba Andrés, así que cambié el narrador, ¿que opinan?
Sin más que decir, nos leemos luego :)
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