Su temperatura corporal había bajado drásticamente, su respiración era agitada Y su garganta comenzaba a cerrarse.
Pero no podía darse el lujo de  descansar, el sol estaba a punto de salir y ella aún no llegaba con sam, era la primera vez que se arrepentia de rechazar la oferta de su novia sobre "llevarla a casa", pero bueno, ella no pidió que las cosas fueran así .

Tan pronto escaló la fría pared de aquel edificio a tres metros de altura logró encontrar su habitación, abrió la ventana y se dispuso a quitarse toda esa ropa mojada y a vestir con lo que el lugar le obligaba.

Todo estaba listo, sólo faltaba esconder esa ropa chorreante en algún lugar, pero antes de que pudiera hacerlo, la perilla de su habitación comenzó a girar y en la desesperación o estupidez del momento lanzo sus prendas por la ventana y vaya que había dolido.

Lapis, volviste.

Y lapis casi se arrodilló para agradecer a ese Dios en el que Sam creía tanto, por que la persona que estaba con ella fuera en efecto su gran amiga sam.

Dios, Sam casi me da un infarto, pensé que eras la coordinadora o peor aún mi madre.

Oooh, acabas de llegar cierto.

Lapis asintió.

Y en desesperación lanze mi ropa por la ventana. Vaya eso sonaba más estúpido aún en voz alta.

Bueenooo, la suerte es que el conserje guarda el secreto. La mujer reía nerviosa. Bueno, Cuéntame que pasó?. Esa sonrisa pícara.

Bu..bueno, fuimos al risco y saltamos jeje, oh y sabes, comí pizza en un auto y cante a todo pulmón las canciones de la radio de su coche y.... Entre otras cosas. Lapis no evitaba esa sonrisa traviesa que se escapaba de sus labios al recordar todo con detalle.

Bueno, entiendo que comiste otras cosas más interesantes que esa pizza.

Y lapis no podía estar más roja.

Sa...sam, por tu dios, No, bueno... De..debo tomar una ducha!.

La mujer no pudo evitarlo, en efecto estalló en carcajadas.

Bueno cariño, ve a ducharte, te traeré ropa limpia.

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La mujer no tardó mucho en salir de la habitación, camino de manera lenta por aquel largo pasillo, sabía que Lapis tardaría un poco en la ducha, así que decidió preparar una enorme taza de café para ella sola, realmente lo necesitaba.

Paso sus manos por el largo y castaño de su cabello, suspiro pesadamente.
Un toque familiar sobre su hombro le hizo girar en si misma Y la vio, la mujer de cabellos dorados y nariz puntiaguda con un extraño peinado.

¿Como vas con la chica?.

Esa voz tan molesta, como la odiaba.

No es tu asunto.

Como sea, yo sólo preguntaba, además vine a traerte esto.

Sam vio el expediente extraño que la chica le ofrecía, sin más que decir la rubia camino hasta perderse entre los pasillos.

Ver el nombre de Lapis en ese expediente le había causado un mal presentimiento.
Pero continuó leyendo.

Y Sam juro que una parte de ella comenzaba a romperse cuando leyó la última hoja.

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Lapis se sobre salto al escuchar la puerta de su habitación siendo cerrada, pero tan pronto vio a sam, sus nervios desaparecieron.

Tienes una extraña manía de provocarme sustos sam.

Supongo. La mujer trató de sonreír. Lapis, tenemos que hablar.

¿Que ocurre?.

Sam solamente se dedicó a tender el expediente frente a esa pobre chica, la peli azul la miro extrañada pero acepto el sobre.
Y comenzó a leer, página tras página hacían que esa expresión de felicidad en la peli azul comenzará a desaparecer.

Así que... Lapis tomó los documentos y los guardo. Ya no queda mucho.

Podrías iniciar mañana, si es que aún quieres obtener un poco más de tiempo.

No quiero irme sin haberme despedido de ella. Lapis miro a la mujer. ¿Cuanto tiempo toma?.

Tres horas por día, tal vez más.

Lo aré.

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El sol mostraba los primeros rayos, rozando la figura esbelta de una peli azul sumida en sus pensamientos.

Una chica cansada pero inquieta, carente de tono.

Pero...

Mostrando una sonrisa a su nuevo día.