Ú N I C O
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"Sei stato un grosso errore"
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Aviones. Lila odiaba los aviones. Le recordaban que se iba para no volver. Viajar era increíble, eso no lo podía negar, pero hacerse amigos para después abandonarlos, no lo era tanto.
Sin embargo, había algo en aquel avión que la reconfortó.
Y es que en ese avión, viajaba una niña de su misma edad llamada Daniella Grimaldi.
Después de pasar tres años en Canadá, Massimo y Alessandra Rossi decidieron volver a su país de origen, que su hija Lila no visitaba desde hacía tiempo ya. La niña sabía hablar perfectamente el italiano, ya que así se comunicaba con sus padres, por lo que no sería una dificultad para ella integrarse.
-Tranquila, querida, todo saldrá bien -la reconfortó su padre.
-Sí, hija, non ti preoccupare.
Lila tenía 7 años cuando se mudó a Italia. En el avión, se encontró con Daniella Grimaldi, que volvía de un largo período de vacaciones para curar el brazo roto de su hermanito. Ambas se conectaron instantáneamente, y hablaron y hablaron como si no hubiera un mañana, molestando bastante a los viejitos amargados que viajaban junto con ellas.
Daniella era fan de las casualidades y del destino. Decía que cada uno tenía una historia escrita, y que tú sólo debías seguir le camino que te marcaba el lápiz.
Casualidad o no, Lila iría al mismo colegio al que asistía Daniella. Y, aún mejor, estarían en la misma clase. No había duda que eso era obra del destino.
Ellas habían sido mejores amigas desde el encuentro en el avión. Y ahora, estarían más unidas que nunca.
Pero a los 7 años uno es todavía inocente, y no se imagina que el mundo es una desgracia aún para las mejores personas.
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"Ay, Anna... mi hai fatto un bugiardo"
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Cuando cumplió los 12, Anna Santoro se convirtió en la popular y más aclamada por las personas.
Su nuevo hobby era burlarse de aquellos que ella consideraba inferiores. Podría llamarse el típico cliché, pero Anna le hizo más daño a Lila de lo que nadie jamás le había hecho.
Rossi siempre decía la verdad. No había ocasión en que no lo hiciera. Eso le causó varios problemas.
Un día, cuando estaba jugando pelota en el salón con Anna, Daniella y algunos compañeros más, Anna falló el lanzamiento y tiró la pelota hacia otro lado, que rebotó contra la pared y rompió una ventana.
¡CRASH!
-¿Qué fue eso? -preguntó alarmada la directora, que había subido velozmente las esclaleras tras haber escuchado semejante ruido.
Nadie le respondió.
-¿Y bien? ¡Díganme inmediatamente qué sucedió y quién es el responsable de esto!
-Discúlpenos, señorita Palmieri. Estábamos practicando algunos pases, y Anna erró el tiro, lo que hizo que la pelota golpeara la ventana y quebrara el vidrio -explicó Lila, rápidamente.
La directora ni se molestó en preguntar si eso era cierto, dada la reputación que tenía Lila de "sinceridad ante todo".
-Santoro, acompáñame a la oficina. Y ustedes -dijo, girándose hacia los demás- se quedarán aquí a recoger lo que tiraron como castigo por jugar en el aula.
Desde ese momento, Anna odió a Lila.
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"Tu quoque, Brutum, fili mi"
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La tortura empezó.
Adonde iba, Lila era molestada por su sinceridad. Cuando la veían bajar las escaleras, le tiraban bolas de papel, y en clase, pintarrajeaban sus cuadernos.
En pocas palabras, la pobre chica sufrió EL INFIERNO.
Hasta que un día, cuando estaba en el baño, escuchó una voz que le resultaba inquietantemente conocida.
-Lila... Pobre Lila. Un día me arruinará la vida a mí también y se quedará sin amigos.
No. No era posible. No podía ser posible. ¿Acaso esa voz era la de su tierna, amable y fiel amiga Daniella?
Se apresuró en abrir la puerta del cubículo en el que estaba.
-Anche tu, Daniella? Perché?
-¡Lila! -exclamó su amiga, sorprendida- Aléjate de mí. No quiero que me vean contigo. Podrían llamarme de todo si me vieran junto a ti.
-¿Qué?
Salió corriendo. No podía soportar la humillación de ser traicionada por su mejor amiga, el ser que más quería en el mundo.
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"Fa male per essere tradito"
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-¡Iremos a París!
"Nuevo comienzo. Okey, Lila, tú puedes. Decir siempre la verdad no resultó en Italia. Entonces, ahora empezarás mintiendo. Si dices hacer cosas que no hiciste, te aceptarán. Si dices ser alguien que no eres, no se burlarán. Es un cambio muy radical, pero tú puedes, Lila Rossi."
Eso fue lo que se repitió Lila una y otra vez, convencida que en París todo seria mejor.
♡
"Hola, Lila, vi tu entrevista en el Ladyblog, buen trabajo, ah, recuerdo nuestra conexión instantánea al salvar tu vida y desde ahí, hemos sido mejores amigas desde entonces, ah, de hecho, no recuerdo el día en que te salvé, ah, sí, no lo recuerdo, porque ¡NUNCA!, salvé tu vida, y no somos amigas, sólo te ha mentido para ganar tu confianza y las de los demás."
"Entonces... ¿no eres una superheroína?"
"Sólo es una súper mentirosa."
Las mentiras tampoco le habían funcionado.
Ladybug...
Anche tu.
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