Capítulo 36:Desde lejos
Desde lejos, así es como veía yo a Max. Lo más cerca que lo tenía era en comunicación audiovisual, en donde se sentaba en el rincón más apartado de la clase. Por lo demás, era suerte que lo encontrara por ahí paseándose por la Universidad, pese a que siempre estaba intentando encontrarlo. Aunque no hablara con él, se veía lo cambiado que estaba, y desgraciadamente, lo que decían los chicos era cierto; Su aura depresiva se podía ver solo con echarle el más mínimo vistazo. Aun así, admito que no me pude llegar al concentrar al cien por ciento en las clases, sabiendo que él rondaba por ahí. No era como si a mí me importara lo más mínimo o fuera relevante para mi vida, pero mi cuerpo de manera inconsciente estaba siempre pendiente de si él estaba cerca.
Desde que lo vi el primer día, mis ojos de manera automática solían recorrer los espacios a los que entraba. Con la pizca de esperanza de encontrármelo ahí, mi corazón se emocionaba y mis oídos se agudizaban cada vez que escuchaba su nombre, con la ilusión de que se refirieran a él. Pero aunque todo mi cuerpo reaccionaba de manera casi paranoica con su posible presencia, sabía que mis sentimientos hacia él habían desaparecido en su mayoría.
Estaba muy feliz de poder por fin estudiar lo que tanto me gustaba y por lo que tantos años estaba esperando. Hablando de los chicos, cada vez nos volvimos más cercanos, hasta que se acabaron convirtiendo en mi grupo de amigos de la universidad, aunque, obviamente, no me olvidé de los que siempre estuvieron conmigo. Con los de mi infancia quedábamos cada sábado a tomar un café y contarnos los cotilleos de la semana. Es por eso que nos prohibimos el tener cualquier contacto entre nosotros para explicar algo hasta que fuera sábado. En mi habitación guardaba una pequeña libreta llena de notas con lo que hacía cada semana, con todas las cosas para contar el domingo. Es por ese motivo que ese día en concreto se acabó convirtiendo en mi favorito, pues me pasaba todo el día en nuestra cafetería favorita, la cual se encontraba entre su ciudad y la mía, explicando un montón de cosas diferentes y riéndonos todos juntos. Por otra parte, Como que Joan, Emma y los demás chicos estábamos aún más separados, hacíamos videollamadas y nos explicábamos todo lo que nos pasaba de una manera más diaria. Era muy divertido hablar con todos ellos a través de una videollamada, pues cada vez que lo hacía con ellos me sentía de nuevo en casa. El tema de mis padres era distinto. No tenía tanto contacto o un día específico para llamarlos, simplemente hablábamos cuando surgía. No les expliqué nada sobre Max, supuse que ellos ya conocerían la universidad de él y cómo le estaría yendo en esta, que casualmente, acabó siendo la mía también.
La alarma sonó, avisándome de que un nuevo día iba a empezar. Me levanté un poco ida, siempre que me quedo pensando en como ha cambiado mi vida por la mañana, me despierto así de rara. Me vestí y me preparé para salir. Hoy iba a ser un día movido debido a que los miércoles eran los días en los que más clases tenía. Salí con mucha prisa de mi habitación y me fui corriendo a mi primera clase. Iba con tanta prisa que ni siquiera me di cuenta cuando alguien pasó por el medio. Me choqué con esa persona y caí al suelo haciendo que todas mis cosas cayeran al suelo.
— Perdón, no vi a nadie, lo siento muchísimo.— Dije mientras me focalizaba a recoger las cosas de manera veloz, sabiendo que los minutos se escapaban de mis manos.
— Tranquila, supongo que sigues siendo tan torpe como siempre— Dijo esa voz mientas aguantaba una carcajada y me congelé. Levanté la cabeza y abrí los ojos.
— ¿Luke? ¿Qué haces aquí? — Dije sorprendida y confundida al mismo tiempo, mientras me levantaba y le abrazaba eufórica de verlo en persona
— Yo también me alegro de verte, inútil— Dijo mientras se reía y me ayudaba a recogerlo todo. — Deja de poner esa cara, anda, que no soy un fantasma — Comentó mientras continuaba riendo y me daba un golpe en la cabeza con uno de mis libros.
— Debo seguir soñando— Susurré para mi misma caminando, sabiendo que era muy pronto para poder pensar con claridad. Iba a seguir mi recorrido hasta que Luke me cogió de la capucha y me volvió a poner donde estaba antes.
— No estás soñando, estoy aquí porque por si no lo recuerdas vamos a la misma cadena de universidades. Hemos venido a hacer un taller con un profesional aquí — Me aclara divertido por mi reacción.
— Vale, eso tiene mucho más sentido. — Dije lentamente, hasta que volví a abrir los ojos en grande y me acordé de que iba tarde — Mierda, Luke nos vemos a la hora de comer, ¿Si?. Voy tarde a clase, ¡Nos vemos!— Le cité mientras caminaba hacia mi clase otra vez, con aún más prisa que hace unos minutos.
Cuando la clase estaba a una esquina volví a ponerme a correr, viendo los pocos minutos que faltaban reflejados en la pantalla de mi móvil. Estaba girando cuando me volví a chocar con alguien.
— ¡Venga ya! Esto debe ser una broma — Dije nada más caer al suelo. Una vez es aceptable, pero ¿Dos? Esto era demasiado incluso para mí.
— Sí, acepto tus disculpas también. — Dejé de resoplar y me fijé en quién estaba hablando.
— ¿Max?— Pregunté incrédula
— Se ve que después del golpe al menos mi cara sigue reconocible — Dijo con sarcasmo.
Perfecto, ahora ¿Qué le decía yo a este? Me quedaba como un minuto para llegar a clase y estaba tirada en el suelo con quién me rompió el corazón, el cual aún me gusta.
Mentira, retracto lo último que he pensado, él no me gusta. No sé ni como esas palabras se han formado en mi mente.
— L-Lo siento, yo voy tarde a clase, me he de ir — Cogí mis cosas lo más rápido que pude y me fui. "Increíble manejo de la situación Bea, Así se hacen las cosas." Me dije sarcásticamente mientras entraba en clase.
— Por poco no entra señorita Bea. — Dijo el profesor al que yo le susurré un perdón y me fui al asiento de atrás del todo, el cual era el único vacío junto al que estaba al lado.
— Bien, vamos a empezar a hacer apuntes del temario de hoy, ¿Cuántos planos de cámara conocen? — El profesor empezó la clase y yo suspiré cansada desde mi asiento. Me había despertado hacía no más de una hora y ya quería volver a dormir.
Saqué mi libreta y me puse a preparar todo, como siempre cogí mis subrayadores y empecé a escribir el título y demás. Siempre hago eso, me encanta que mis apuntes sean bonitos y visualmente atractivos. Oí como el profesor agradeció a un alumno por el borrador y empezó a escribir en la pizarra. Como siempre fui a buscar mi estuche con mis bolis y lápices, pero no lo encontré. Mire a mis lados, debajo de la silla, e incluso pregunté a mis otros compañeros si lo habían visto, pero nada, no hubo suerte.
¿Y si se me había caído en uno de los dos choques? En ese caso, recé al universo para que no hubiera sido en el encuentro con él, pero entre medio de mis oraciones y deseos al universo sobre mi suerte, una voz me interrumpió. Por lo visto el universo no estaba de mi lado, genial.
— ¿Buscas esto?— Dijo una voz. Nada más escucharla, me quise dar golpes contra la mesa. Me giré para encontrarme a Max sosteniendo mi estuche. — Se te ha caído cuando nos chocamos. — Explicó mientras le salía una pequeña sonrisa. Esa sonrisa se me quedó gravada en la memoria como si de una foto se tratara. Foto como aquellas que él solía hacer... ¿Seguirá haciéndolas?
— ¿Lo cogerás o...? — Preguntó cuando me quedé petrificada mirándole.
— Si, claro — Me aclaré la garganta — Gracias, supongo- Le agradecí y cogí mi estuche para seguir con la clase.
— Um, ¿Me dejas pasar?— Max volvió a hablar, volviendo a distraerme de la clase
— ¿Cómo?— Respondí confusa
— Mi sitio. Es ese — Dijo señalando el asiento de mi lado. Giré mi cabeza para ver que, efectivamente, había una mochila en ese sitio. Suspiré rendida hacia el universo, este día no podía haber empezado con peor pie, pues no es que el sitio estuviera vacío, es que el alumno el cual se sentaba ahí estaba fuera del aula.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro