Capítulo 30: Por fin algo de paz
Todo en casa estaba tan tranquilo ahora que él no estaba... Me pasaba las tardes en el flotador flotando por la piscina y nunca nadie me tumbaba, por mucho que lo deseara. Tampoco había nadie abrazándome por la espalda cuando cocinaba ni nadie a mi lado cuando me ponía a ver pelis los sábados por la noche, ni siquiera cuando veía Marvel. Suponía que esto era lo que sentía al estar sola después de conocer lo que era el amor, suponía que era esto lo que se sentía al tener el corazón roto. No iba a mentir, estuve semanas en las que lo único que quería era estar en mi cama, llorar, comer helado y escuchar canciones deprimentes. En pocas palabras, rehacer lo que hice durante el verano del año pasado, cuando el dolor era aún mucho más agudo.
Cada día que pasaba, el echarlo de menos se hacía más extraño, pues, por una parte, me había olvidado de muchas cosas, y al final únicamente lloraba y extrañaba algo que solamente existía en mis recuerdos. Porque, aunque no pareciese tanto tiempo, era un año y medio sin escuchar ni ver nada de él. Sin embargo, por mucho dolor que sintiera, después de haber malgastado un verano entero en mi cama, supe que había de seguir, que no podía seguir dañándome a mi misma de esa forma. Además de que tenía que aprovechar el momento y salir con Joan y con Emma durante los días libres de verano, antes de que nuestros caminos se separaran.
Era hora ya de superar algo que sabía con certeza que no iba a volver, y me sentía lista para ello.
Durante ese verano quedamos constantemente, llegando a incluso, en algunas ocasiones, juntarlos con mis amigos y hacer pequeñas escapadas los siete juntos. Era divertido pasar las vacaciones con todos mis amigos juntos, exceptuando a Luke, Martín y Eloy, quiénes no podían venir con nosotros por trabajos de la universidad o debido a viajes familiares.
Las tardes en la playa, mientras unos tomaban el sol y los otros se molestaban entre ellos, con la fría agua del mar, o los picnics bajo los árboles cerca del lago donde fuimos hacía años él y yo, eran de los mejores momentos que pasé durante los inicios del verano.
Fue por eso que, a principios de agosto, volvía a quedar con el par de locos que tenía como amigos. Quedamos en la cafetería donde Emma trabajaba, porque según ella, tenía que explicarnos algo importante y que estaba segura de que nos impactaría. No fue sorpresa, que tanto Joan como yo nos asustamos ante esa declaración, ambos sabiendo lo mucho que teníamos que temerle a nuestra amiga cuando tenía ideas extrañas.
Sin embargo, con la esperanza de que no hubiera hecho nada que no debía, me preparé con un conjunto básico y fresco ideal para la época del año en la que estábamos. Antes de irme, me despedí de mis padres como era ya costumbre.
Llegué en poco tiempo gracias a mi moto, la cual aparqué cerca de la cafetería. Con el casco en mis brazos, me acerqué a la barra, en donde ambos ya me estaban esperando sentados en sus respectivos taburetes.
—¡Hola chicos! — Les saludé sentándome en el que quedaba libre.
—Hola tardona — Saludó Joan mientras me desordenaba el pelo.
—Venga atentos, que os he de explicar la noticia — Emma nos llamó la atención mirándonos ilusionada
—¿Deberíamos tener miedo? — Pregunté
—Puede — Respondió indiferente
—¿Cuánto más vas a esperar? Suéltalo ya, mujer — Reclamó Joan después de un largo silencio en donde esperábamos impacientes lo que nos tenía que decir.
— De acuerdo, ya voy — Resopló Emma —Como sabéis es verano, y os he preparado una sorpresita para agosto. — Empezó a explicar con una sonrisa traviesa mientras sacaba dos sobres blancos y nos los colocaba enfrente nuestro. Yo cogí el que puso enfrente de mí y lo abrí sin saber qué esperarme dentro.
En el interior había unas hojas y cuando las saque, me di cuenta de que eran unas imágenes de una caravana y de un mapa de España con algunos sitios marcados. Estaba confundida, aunque creo que sabía por donde irían los tiros.
— Viajaremos los tres en caravana durante todo agosto, y antes de que digáis nada, no acepto un no por respuesta — Anunció Emma antes de que Joan y yo nos pusiéramos eufóricos por la noticia.
—¿Es en serio? — Le dije mirándola sin creerme lo que tenía en mis manos.
—No, es en broma — Respondió sarcásticamente
— Yo no sé ni que decir, ¿Cómo lo has conseguido? Debe valer un dineral —-Preguntó Joan lo que también rondaba por mi mente mientras inspecciona su sobre
— Digamos que tengo contactos — Nos dijo guiñándonos un ojo — Pues eso, que debéis de prepararlo todo porque en menos de una semana nos vamos — Concluyó agitando las manos, emocionada
—¡¿Menos de una semana?! — Preguntamos Joan y Yo. Emma solo asintió con una gran sonrisa
—No puedo aceptar esto, es mucho dinero el que te has gastado — Me negué devolviéndole el sobre
— He dicho que nada de negaciones — Me respondió ella volviéndome a entregar el sobre a mis manos.
—Al menos déjanos pagarte nuestra parte — Pidió Joan, a lo que Emma accedió luego de pensárselo sin estar del todo segura.
—Eres la mejor amiga del mundo — Dije reprimiendo un grito de emoción y yendo a abrazarla hasta casi asfixiarla.
—Eso ya lo sé, pero no me mates porfa que el mundo necesita a semejante diosa — Bromeó, haciendo que Joan y yo rodáramos los ojos, divertidos por sus ocurrencias
Pasamos el resto de la tarde hablando de cosas bastante triviales, cosa común en nosotros. Joan por su parte, nos explicó sobre como estaba yendo su relación con Luke. Me sabía mal por él, ya que nos contó que desde ese encuentro no hablaron casi. Por parte entendía a Luke, debía estar hecho un follón y necesitaba espacio, al fin y al cabo, éramos pocos los que sabíamos sobre su hace poco descubierta orientación sexual. Hablamos de eso durante un tiempo más hasta que era demasiado tarde y nos tuvimos que despedir. No nos volveríamos a ver hasta el próximo jueves, cuando Emma nos recogería con la caravana para emprender el viaje.
Era de noche y se veían las estrellas brillar en el cielo, y como nuestra casa estaba situada en la montaña, al volver con la moto no había nadie en las serpenteantes carreteras. Era ese uno de los motivos por los cuales me gustaba tanto volver a casa por la noche, y es que la tranquilidad que recibías al conducir por esas solitarias calles rodeado de naturaleza, era una cosa completamente única.
Mientras notaba el cálido viento mover mi pelo estuve pensando sobre el viaje que Emma nos había propuesto. Era una buena oportunidad, una oportunidad para distraerme de todo y por fin sentirme feliz conmigo misma. De dejar atrás todo y darme una oportunidad. Reflexioné sobre que, esos momentos que Emma me estaba ofreciendo, por muy alocados que pudieran sonar, me harían bien, me harían desconectar. Y es que nunca unas vacaciones pudieron venir en un mejor momento.
Cuando llegué a casa, dejé el casco encima de la moto y me fui a mi habitación. Me estiré en la cama boca arriba y me puse a recordar todo lo que había pasado en este corto, pero intenso periodo de mi vida, cosa que hacía últimamente bastante seguido.
Hasta ese entonces mi vida era la cosa más aburrida del mundo. Exceptuando mis amigos, claro está, pero esa adopción lo cambio todo. Como cada noche pensé en Max, poco a poco dejaba de extrañarlo tanto. Cada día que pasaba, se hundía un poco más en los recuerdos pasados. Fue todo tan extraño... ¿Así era el amor? Fue un amor tan rápido e intenso. Siempre tuve en mente que el amor era algo lento, pero con Max fue totalmente distinto.
Me quedé dormida recordando todos nuestros momentos juntos y preguntándome que fue de él. Preguntándome como hubiera sido mi vida si no lo hubiera llegado a conocer.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro