Capítulo 28: Malentendidos
Joan:
Nos quedamos un rato quietos, con su mano en mi mejilla y mirándonos mutuamente. La situación en general era tan extraña que por poco no diferencié el sueño de la realidad. Ni en mil años me hubiera esperado estar en esta situación con Luke.
Nuestra mirada conectó, mientras su mano aún reposaba en mi mejilla. Ambos nos quedamos quietos, solo observando el par de ojos que estaba enfrente nuestro. Al cabo de un rato Luke apartó la mirada algo incómodo, mientras se aclaraba la garganta.
— Bueno, ¿Me explicarás lo que pasa? — Cambió de tema de manera radical, mientras una sonrisa ladeada se le formaba en el rostro.
—Yo... — Empecé a hablar sin saber bien qué decir. ¿Estaba bien contarle algo tan privado a Luke? Al fin y al cabo, casi nunca habíamos hablado, y en general no nos conocíamos.
— Escucha, sé que no hemos hablado mucho, pero de verdad quiero ayudar — Dijo de manera honesta mirándome fijamente. Sus ojos revelaban la sinceridad que sus palabras demostraban.
Me mordí el labio inferior mientras apartaba la mirada sin saber qué decir. Después de unos segundos, suspiré y sin aún saber por qué lo hacía, le empecé a explicar la situación. Luke me miró, en cuclillas delante de mí y con sus manos acariciándome los muslos en los cuales se apoya para mantener el equilibrio, mientras me miraba desde abajo con el ceño fruncido.
— ¿En serio te la ha enviado? Preguntó incrédulo mientras señalaba el aparato que descansaba al lado mío en la mesa. — ¿Ahora mismo? ¿En medio de tu graduación?— Preguntó sin creérselo para suspirar cuando volví a asentir aguantándome las lágrimas que se empezaban a acumular en mis ojos.
Él solo soltó un par de insultos que me hizo sacar una pequeña sonrisa, pero cuando iba a volver a hablar, el timbre junto a una vibración en la mesa nos hizo focalizar nuestra atención al pequeño dispositivo que estaba sonando con una entrada entrante.
— ¿Es él? — Preguntó Luke, a lo que yo asentí cuando vi el nombre del contacto que me llamaba.
— ¿Te importa si lo cojo? — Añadió a su pregunta. Yo me giré hacia él sin saber bien qué decir o que hacer. Pero algo tenía claro, y eso era que no quería hablar con Pablo nunca más. Fue por eso que asentí, dándole el permiso de contestar.
Luke me sonrió antes de levantarse y coger el teléfono entre sus grandes manos, para colocar el dispositivo en su oreja, entre su morena piel y su rubio cabello. En seguida se empezó a escuchar un murmullo proveniente del móvil.
Vi sus expresiones cambiar a una molesta, girando los ojos de vez en cuando mientras clavaba su vista en la ventana que ambos teníamos en frente.
— Chico, frena. No soy Joan. Y deja de decir excusas, es un poco lamentable — Dijo burlándose, haciendo que una pequeña sonrisa creciera en mi rostro. —No, no te has equivocado de número — Volví a escuchar la voz de al lado contestar con apariencia cansada.
Durante todo el rato yo no dejaba de observar los gestos y como la luz de la luna reflejaba en su rostro mientras hablaba. En un momento dado, él suspiró divertido antes de remojarse los labios con su lengua y contestar.
— No, no soy el nuevo novio de Joan — Dijo antes de mirarme divertido por primera vez en lo que llevaba de llamada. Yo rápidamente aparté la mirada sonrojado hasta las orejas y queriendo que en ese momento me tragara la tierra. Escuché como a Luke le salió una pequeña carcajada, sin saber si fue por mi reacción o por la que parecía ser una divertida conversación.
— Ni se te ocurra volver a llamarle de esa manera. —Dictó de manera fuerte haciendo que su humor se cambiara radicalmente. Volví a mirarlo de nuevo, y pude ver como cogía el teléfono con fuerza mientras su ceño fruncido y su mirada afilada se podían percibir.
Fue divertido ver como en una escasa conversación de siete minutos, él dejó por el suelo a Pablo, insultándole con cualquier cosa que se le venía a la mente y sacándome alguna que otra sonrisa.
Luke:
— Creo que me he desfogado por los próximos tres meses — Dije una vez acabé la llamada, para encarar a Joan, viéndolo reír a carcajada seca por mis comentarios.
Lo vi reírse con una sonrisa ladeada, observando como la luz de la luna le daba en su cabello color almendra y como pequeñas arrugas se formaban en los laterales de sus ojos color miel al reír. Y al verlo así, feliz por algo de lo que yo era el causante, me hizo sentir bien en el fondo de mi corazón, sin saber bien el porqué.
Cuando ambos nos calmamos, nos volvimos a quedar mirándonos el uno al otro, de una manera en la que nunca me había quedado mirando a alguien. Pero, ¿Qué culpa tenía yo cuando sus perlas doradas parecían tener algún tipo de hechizo? Fue entre esas miradas, cuando me di cuenta de la pregunta que recorría por mi cabeza desde el inicio de la conversación que habíamos tenido hace ya media hora.
—Joan... —Le dije con una sonrisa ladeada para llamar su atención. Miré hacia otro lado y me mojé los labios mientras pensaba en como preguntárselo.
— Pregúntamelo, sé que quieres hacerlo — Respondió él adivinándome mis pensamientos, haciendo que mi mirada volviera a recaer en sus ojos.
—¿Eres Gay? — Le pregunté en algo que se asimilaba más a un susurro
—Sí —Se limitó a responder sin apartar la mirada
—¿Y por qué nos lo querías ocultar? — Volví a preguntar al recordar todas aquellas veces que mis amigos quedamos con Bea y con Joan. Siempre que ella quería mencionar algo de la ahora expareja de él, Joan rápidamente cambiaba la conversación.
—No quería que os burlaras de mí o hicierais algo peor, hace dos días prácticamente desde que no nos caemos mal. Además desde hace tiempo te veía dif— Se interrumpió a sí mismo — Y bueno, eso —Respondió muy serio sin tampoco desviar la mirada.
—¿Qué ibas a decir? — Le pregunté. Ese "te veía dif" se me quedó gravado en la mente con fuego nada más escucharlo.
— Nada —Concluyó. Me acerqué más y vi como su seguridad iba disminuyendo según mi cuerpo estaba más cerca del suyo.
—¿Qué ibas a decir? — Volví a preguntar
— Na-nada —Volvió a responder. Me acerqué hasta estar a escasos centímetros de él
—¿Qué ibas a decir? Última oportunidad —Le repetí mientras miraba ahora sus labios
—¿O si no, qué? — Me preguntó y su cara estaba tan cerca que el aire que expulsaba al hablar chocó con mi boca.
— Sino, te beso — Solté, sin ni siquiera pensar en lo que decía. ¿Quería besarle? Acaso ¿Me gustaba? Negué en mi subconsciente, sabiendo de sobras que eso no era posible.
—Be-¿Besarme? — Preguntó él claramente nervioso y abriendo los ojos como platos
—Sí — Perdí mi seguridad por un momento, pero volví a recomponerme. En esos momentos quería hacerlo, quería besarlo.
—Que pasa, ¿Acaso quieres besarme? — Preguntó él con una seguridad muy grande que a mí me pilló por sorpresa.
— No me cambies de tema, ¿Qué ibas a decir? Tienes 4 segundos para responder — Intenté evadir la pregunta
—Cuatro — Empecé la cuenta atrás mientras cada vez me acercaba más — Tres — Seguí contando mientras él me observaba fijamente a los ojos —Dos — Recité mientras sus ojos se clavaban en mis labios —U — me interrumpió antes de acabar la cuenta atrás.
— Me gustas desde hace tiempo — Confesó y me quedé parado, a centímetros otra vez de su cara, asimilando lo que me había dicho.
—Espera, ¿Qué? —Subí mi mirada de nuevo hacia sus ojos
—Me gustas desde hace tiempo, por eso no te lo quería decir, porque si ya me odiabas en su momento, ahora me odiarías el doble — Dijo lentamente y apartó la mirada sonrojado. Le cogí la cara desde la barbilla y lo giré hasta que me volvió a mirar.
—¿En serio crees que te odiaría por ser... Gay? —Le pregunté serio
— ¡Y yo qué sé! No te conocía, y sigo sin hacerlo, en su momento te vi insultando a uno que era gay y pensé... Pensé...— Respondió de manera nerviosa.
Solté una pequeña carcajada al escuchar lo que había salido de la boca del peli-castaño — Joan, ese fue un idiota que se besó conmigo y luego me dejo tirado, no estaba insultándole por ser gay, lo estaba insultando por ser un Capullo — Le aclaré y a él se le abrieron los ojos
—¿Os-os besasteis?— Preguntó confuso
—Sí, digamos que fue con él con quién descubrí que era bisexual— Le respondí peinándome el pelo. Estaba nervioso, nunca le había dicho esto a nadie.
— Entiendo —Dijo sonriendo de manera dulce, haciendo que mis ojos se volvieran a fijar en la bonita forma de sus labios estirados a lo largo de su rostro. Entonces, decidí que no podía resistirme más, dándole un pequeño y corto beso encima de su labio inferior.
—¿Qué ha sido eso? — Preguntó sonrojado hasta las orejas y tocándose los labios
—Un beso, obviamente — Respondí sarcástico y le sonreí divertido
— Oh vamos, ya me entiendes —Dijo picándome en el hombro
—Tengo demasiadas ganas de besarte —Confesé haciendo que en sus ojos se reflejasen excitación, nerviosismo y sorpresa. Luego sonrió ladeadamente.
— Pues hazlo — Me respondió, y yo, obviamente cumplí.
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