Capítulo 21: Primeras Horas
—Eres asombrosa — Dijo Eloy cuando nos detuvimos delante de las taquillas, refiriéndose a mi pequeña conversación con Martín nada más conocerlos.
—Es que es mi hermana, obvio que es asombrosa — Le respondió Max, pasando su brazo por mis hombros.
El simple hecho de sentir su cercanía hizo que mis nervios aumentaran hasta estar por las nubes. Aunque era una simple muestra de cariño, no dejaba de obsesionarme con cada roce que compartíamos a ojos de todo el mundo. Por parte se sentía incorrecto, pero por otra...
—Que sepas que tanto si quieres como si no, eres oficialmente mi nueva amiga. Tienes agallas —Me hizo saber Luke
—Tienes razón, será amiga tanto tuya como mía —Añadió Eloy — Nunca una chica le ha echado cara a Martín — Ha continuado
—¿Habéis visto su cara? Dios ese momento merecía ser grabado —Dice Max. Todos nos reímos, yo incluida.
Un timbre sonó, indicando que el periodo antes de clase había finalizado y cada uno teníamos que ir a nuestra aula. Max me estuvo indicando como llegar a la clase que sería en la que durante este curso haría tutoría, debido a que al ser el primer día el horario normal no empezaba hasta las doce. Él se fue con sus amigos a clase, mientras yo me fui por donde él me había indicado momentos antes.
Llegadas las doce, después de soportar un montón de charlas aburridas sobre la normativa y después de hablar con un par de compañeros, me dirigí a mi siguiente clase, que para mi suerte era Dibujo Artístico, una de mis optativas.
Cuando llegué fui de las primeras, así que me senté en el sitio que me dio la gana. Más concretamente, uno que se encontraba al lado de la ventana, inmediatamente sintiendo una tranquilidad al poder girar mi cabeza para observar el paisaje que estaba detrás de la ventana.
La clase estaba distribuida de una manera bastante peculiar y definitivamente nada similar a las clases corrientes y molientes. Las mesas, además de no tener ningún orden dentro de la clase, estaban bastante pintadas por alumnos anteriores. Todas las paredes, que se intuían que eran de un color crema, estaban repletas de dibujos y lienzos realizados por los mismos estudiantes, mientras que en el suelo apoyados contra una esquina de la clase se encontraban un montón de lienzos blancos de diferentes tamaños y formas listos para ser usados. Había dos estanterías llenas de pintura, en donde en cada estante había un tipo distinto, acompañadas de varios pequeños armarios donde suponía que se guardaba más material.
Cuando hice una repasada a la clase en general, observé también las luces led que colgaban de manera simétrica en el techo, siendo lo que le daba iluminación a la clase además de la luz dorada que se colaba por las ventanas.
Definitivamente, me encantaba esta clase. Una vez ya sentada en el que a partir de ahora era mi sitio y haber observado toda la clase, giré mi cabeza para volver a mirar por la ventana, pensando en todo lo ocurrido. Ni en mil años se me hubiera imaginado que yo ahora mismo estaría en esta situación, todo parecía como si no fuera real. No sé cuanto tiempo pasó, ya que cuando me di cuenta, una mano me toco el hombro.
—¿Está libre?—Me dijo un chico que parecía ser un poco más grande que yo. Miré sus grandes ojos miel con una cara de confusión.
—¿Perdona?— Le pregunté sin saber a qué se refería. El chico de tez blanca y ojos miel sonrió haciendo que pequeñas arrugas se formaran en sus ojos.
— El sitio, ¿Está libre? —Volvió a preguntar, haciendo que me diera cuenta de a lo que se refería.
— Claro, sí — Dije rápidamente de manera avergonzada —Perdona, me has pillado con la guardia bajada — Contuve una carcajada que amenazó con salir de mis labios. Carcajada que él no se contuvo y soltó, haciendo que los pocos que eran presentes se girarán curiosos.
Tenía una risa bastante bonita, aunque muy poco común. Aun así, me recordó a la risa de alguien, aunque no podía ni recordar quién.
— Tranquila, a mí también me suele pasar — Dijo mientras dejaba la mochila reposar al lado de su mesa y se sentaba en la silla que estaba situada a mi lado.
Fue entonces cuando me fijé en como iba vestido. Unos pantalones estilo militar negros estaban escondidos debajo de una larga camiseta blanca de manga corta con un estampado que parecía que se había hecho con grafiti. Además de unas deportivas negras y bastantes anillos plateados que se mostraban orgullosos y que reflejaban la luz que provenía de la ventana cada vez que se peinaba su cabello castaño con su mano izquierda.
— ¿Lo has hecho tú? —Le pregunté señalando la camiseta blanca. Él siguió el recorrido de mi dedo hasta que se dio cuenta de sobre lo que le estaba preguntando.
— Ah, sí. Me gusta customizarme la ropa — Dijo con una gran sonrisa orgullosa de sí mismo. — Luego del Bachillerato quiero hacer Bellas Artes, aunque no descarto la idea de ser diseñador —Añadió sonriendo en grande.
— Seguro que escojas lo que escojas te saldrá genial. Yo estoy entre Marketing y Publicidad — Le comenté
—Ya veo... Ambas opciones son muy buenas también — Ambos nos sonreímos de manera cómplice.
—¿Cómo te llamas?— Ahora fue su turno de preguntar.
— Bea, ¿Tú?— Respondí a lo que él asintió
— Bonito nombre, tenía a una amiga que se llamaba igual — Rio de manera suave — Yo me llamo Joan. —
— ¡Menuda coincidencia! Yo también tenía un amigo que se llamaba así cuando era pequeña — Dije riéndome por la casualidad
—¿En serio? ¿Hace cuanto? — Preguntó él emocionado de la misma manera en la que yo lo estaba
— Hace mucho, fue cuando estaba en el orfanato aún — Dije casi sin pensar
— ¿Orfanato? — Preguntó él con los ojos bien abiertos, haciendo que me diera cuenta de lo que había dicho. ¿Era malo decir que habías vivido en un orfanato? ¿Acaso era un tema tabú? Como nunca había casi socializado con alguien fuera de mi círculo, aún había un montón de tópicos con las que estaba un poco insegura a la hora de hablar.
Joan debió de notar en mi cara lo que estaba pensando, ya que rápidamente se disculpó por el malentendido.
—Me he sorprendido porque cuando era pequeño estuve en un orfanato también, aunque la verdad estuve por muy poco tiempo.
Fue mi turno entonces de abrir los ojos mirándole impresionada. Lo miré durante unos segundos, hasta que los hilos dentro de mi cabeza se empezaron a conectar. Ojos miel, cabello castaño, risa singular... Todo marcaba hacia un mismo lugar.
— Espera, ¿Eres Joan? ¿Nuestro Joan?— Dije incrédula
— ¿Y tú eres mi Bea? ¿La que entró a los cuatro? — Dijo de la misma manera a lo que yo asentí emocionada.
Nuestros ojos conectaron y mientras estos brillaban, nos abrazamos fuertemente mientras soltábamos palabras de asombro que casi ni se entendían.
— No me creo que te haya encontrado después de tanto tiempo — Soltó él emocionado — ¿Cómo están los chicos? ¿Y Marina? — Preguntó una vez nos separamos
Le iba a contestar cuando un adulto de aproximadamente sesenta años entro por la puerta de la clase.
— Hola a todos, soy Antonio, el profesor de esta gran asignatura, Bienvenidos — Se dirigió a nosotros con una amplia sonrisa — Antes de empezar quiero daros una pequeña explicación sobre como irá esta clase — Continuó mientras empieza a apuntar en la pizarra
— Esta asignatura es libre, y a muy libre me refiero a bastante libre. Al principio de cada clase enseño los conceptos necesarios para la entrega que me habéis de dar, luego tenéis toda la clase para distribuiros de la manera que queráis. Me da igual como o cuando hagáis lo que os pido, pero eso sí, al final de cada trimestre necesito absolutamente todos los trabajos en vuestras carpetas. —Hizo una pausa para repasar a cada uno de los alumnos que nos encontrábamos en la clase.
— Yo como consejo que os puedo dar después de tantos años viendo a estudiantes hacer esta asignatura, es que intentéis hacerlo todo al día, porque luego si no se empiezan a acumular faenas y entonces es cuando os pasáis toda una noche acabando trabajos en casa. — Nos aconsejó
—Ahora si, como no os conozco a ninguno de vosotros, vamos a empezar haciendo un ejercicio libre a carboncillo que se entregará a final de hora. Ya podéis empezar, estaré pasando por las mesas por si alguien requiere de mi ayuda —Acabó de recitar Antonio.
La mayoría de alumnos se levantó para empezar a coger los carboncillos y los folios, notando un antes y un después en la clase al justo después de que el profesor acabara de hablar, se volvieron a oír las voces de fondo en el aula.
Yo me levanté poco más tarde, desorientada debido a que nunca había estado en un lugar similar. Cogí los materiales y me volví a mi sitio mientras observaba como los demás ya habían empezado y otros se reían a carcajadas o hablaban con quién tenían más cerca.
Me senté en la silla y suspiré una vez miré el papel blanco que reposaba en la mesa mientras intentaba pensar en que hacer.
—Oye, ¿estás bien? Eres la única que no ha hecho nada aún — Me dice Joan, quien de repente tenía un montón de cosas en su mesa.
— Yo, bueno es que no sé ni que hacer, supongo que son los nervios del primer día — Él se ríe por mi comentario
— Tu tranquila, si quieres puedes hablar conmigo mientras se te ocurre alguna idea — Propuso desviando su mirada hacia el rápido boceto que había hecho en su folio
— ¡Es verdad! Antes no te he podido contar sobre los chicos — Dije ilusionada mientras veía como Joan sonreía escuchándome mientras seguía haciendo el boceto
Estuvimos toda la clase hablando y poniéndonos al día sobre lo que había pasado, nuestras amistades y nuestras propias vidas. Resulta que a Joan lo había adoptado una familia numerosa, y era uno de los hermanos menores, más concretamente el tercero de cinco. Descubrí también lo cerca que se encontraba su casa de la mía, estando solo a cinco minutos andando.
En un momento dado de la clase, se me ocurrió una idea, así que mientras seguía riendo y conversando con Joan, empecé con la tarea de clase.
Joan en ese entonces para mí se convirtió en lo más parecido que tuve a una casa, a lo que era mi infancia y a lo que más me arropaba, mientras estaba fuera de las paredes de ladrillo rojizo. Supe que lo sería desde que mantuvimos la primera conversación, en la que simplemente hablar era algo que salía de manera sumamente natural, y en efecto, lo siguió siendo durante mucho tiempo. De manera sorprendente, pasó a ser de un desconocido a una de las personas más importantes de mi vida, y sin darnos cuenta Joan volvió no únicamente a mi vida, sino también a la de mis amigos, quiénes se abalanzaron sobre él cuando se reencontraron por primera vez durante un sábado cuando los fui a visitar junto a él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro