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Capítulo 20: Empieza el Instituto

Tuve una de las peores noches de mi vida. Me había despertado cada cinco minutos, supongo que a consecuencia de dos cosas; Los nervios, y por el hecho de que desde hacía dos meses que tenía el horario diferente y al ser verano no estaba acostumbrada a ir a dormir tan pronto.

Impaciente, estuve dando vueltas en la cama durante toda la noche, mirando la hora en mi teléfono cada vez que abría los ojos, y con la sensación, de que en el transcurso del tiempo en el que volvía a abrir los ojos, en vez de dormir, estaba despierta.

Al final de la noche, solo deseaba que las seis y media de la mañana llegaran de una vez, y veía como el reloj poco a poco se iba acercando. Cuando lo hizo, me levanté de un salto.

Como a estas horas se puede averiguar, estaba muy nerviosa sobre este primer día, tenía el estómago revuelto y el corazón me salía por la garganta.

La sensación cuando fue hora de levantarme fue peculiar. Por primera vez en mucho tiempo, me había despertado en un entorno más o menos frío y con la noche aún decorando el cielo.

Al poco tiempo, mientras estaba recogiendo la ropa que había dejado preparada encima de la silla para ponerme ese día, mi madre entreabrió la puerta.

—Buenos días, cariño. Solo venía a ver si te habías despertado— Me explicó

—Buenos días, ya estoy despierta mamá, aunque desearía que no fuera así —Le dije suspirando

—Bienvenida al nuevo curso escolar —Me dice mientras ríe y desaparece por el pasillo cerrando la puerta de mi habitación.

Cogí el móvil y, una vez puesta la lista de reproducción que siempre escuchaba, pasé a vestirme, maquillarme y en general, prepararme para el primer día de Instituto de mi vida. Después de hacerme una coleta alta, me revisé en el espejo mirando que nada estuviera fuera de puesto y con una gran sonrisa bajé trotando a la cocina, en donde los otros integrantes de la familia ya estaban hablando, dándole un aspecto familiar y acogedor a la habitación en cuestión.

Mi padre en traje haciendo lo que parecían tostadas en una sartén, mi madre aún en camisón y Max hablando con ella con su uniforme ya puesto. Él, al contrario de mí, llevaba los pantalones del uniforme, y al hacer la modalidad del artístico, la americana a conjunto.

—Buenos días, cielo — Dijo mi padre cuando me vio entrar. Max, a medio comer un croissant, dejó de conversar con mamá para mirarme por breves momentos. Le hice caso omiso y me senté a su lado, en nuestros sitios de siempre.

—Buenos días, papá —Respondí, cogiendo una tostada y poniéndomela de manera rápida en un plato.

—¿A dónde vas con tanta prisa? —Me preguntó Max con una sonrisa ladeada

—Es que si no, no llego al autobús — Expliqué poniéndole mermelada a mi tostada —Por cierto, te ves horrible con el uniforme — Añadí con una sonrisa falsa mientras le daba un bocado a mi tostada. Él se rio de manera falsa para volver a darle atención a mamá.

—No hace falta, Max te puede llevar en su moto — Indicó papá, dejando colgado el delantal mientras traía las tostadas que acababa de hacer

—¿De verdad? —Pregunté mirando hacia Max, quién al momento me guiñó un ojo, haciendo que mis nervios aumentaran.

—A su servicio, señorita — susurró lo suficientemente flojo para que solo yo me enterara.

—¿Qué has dicho Max? —Preguntó papá. Ambos tragamos grueso mientras nos separábamos lentamente

—Nada, que por muy poco que me guste, ya la llevo yo —Respondió con su ya característica sonrisa sarcástica

—Ya hemos hablado de eso, así que quejas cero — Se metió mamá.

—Perfecto pues, me voy al despacho a trabajar —Dice mientras nos besaba la frente a cada uno y se iba con su café hacia el despacho.

—Eso pasa todos los días —Me informó mirando como papá desaparecía por el pasillo con un suspiro melancólico. —Dudo que lo volvamos a ver hasta la noche — Volvió a suspirar

—Bueno, señorita. Es hora de que la lleve a su castillo del terror — Desvió el tema mientras se levantaba de la silla. Cogió su mochila que estaba en una esquina de la habitación y empezó a encaminarse hacia el garaje. Yo cogí la mía y lo seguí hasta que llegamos al garaje, en donde estaba su moto aparcada. Me senté detrás como en la última vez.

Los 10 minutos restantes del camino hablamos de cosas normales. Max aparcó en un sitio que estaba en frente de la puerta y donde la moto cabía perfectamente.

La escuela se podía apreciar enfrente mío. Unas lisas paredes de color beige se hacían presentes junto a una gran puerta en la cual en el momento entraban un montón de alumnos de diferentes edades y con un montón de estilos diferentes los cuales algunos de ellos nunca había visto.

Mire asombrada como todos los alumnos actuaban de maneras muy diversas; Algunos se reían en grupos, otros iban demasiado concentrados en sus cosas como para prestar atención a lo que el mundo exterior hacía... Era algo completamente diferente a cuando estudiaba en el orfanato, y eso en cierto modo me ilusionaba.

Max bajó de la moto y yo le imité. Nada más salí, noté un montón de miradas posadas en mí, y para cuando alcé la cabeza, un montón de estudiantes me miraban. Algunos con cara de confusión, otros con asombro, y otros con ¿Envidia?. Sentí como una mano rodeaba mi cintura y cuando alcé la cabeza, vi a un muy seguro Max, caminando como si toda esta gente no estuviera. En cierta manera admiré e incluso envidié el hecho de que no le importara lo más mínimo las miradas que teníamos encima.

Entramos y el ambiente cambió completamente. Grandes pasillos llenos de taquillas a ambos lados junto con paredes claras y una ola de estudiantes nos saludaron nada más entrar.

Estábamos andando por el pasillo principal, mientras yo miraba todo asombrada, cuando un grupo de chicos vinieron directos a nosotros.

Eran tres chicos de una altura elevada a la mía pero similar a la de Max, y aunque cada uno era completamente distinto al otro, irradiaban la misma energía. Dos de ellos tenían la americana de color rosa, mientras que uno de ellos la llevaba de color verde.

—Luke, Eloy, Martín, conoced a Bea, mi hermana adoptiva — Me presentó Max a aquellos tres nuevos desconocidos.

Fue entonces, cuando al oír sus nombres me acordé de nuestra cita y de la de anécdotas que me había contado junto a ellos. Después de tanto tiempo deseándolo, por fin pude conocer a los amigos de la infancia de Max

—Quién iba a decir que el "Intocable Max" llegaría de las vacaciones de verano con una hermana nueva — Dijo uno de ellos riendo.

—¿Intocables? —Pregunté yo confundida

—Si preciosura, nosotros somos los intocables, el grupo más popular del instituto —Me dijo otro mientras me guiñaba el ojo

—Baja el ego chico, que no eres para tanto — Le respondí haciendo que todos los demás soltaran una carcajada mientras que el pobre chico me miraba anonadado.

—Me gusta esta chica —Dice el primero hablando con Max. —Encantado, soy Luke. Y no te preocupes, lo de los Intocables es solo una broma interna sobre nuestro pasado —Se presentó acercándome su mano

—Encantada, soy Bea — Le respondí cogiendo su mano y agitándola a modo de saludo.

Luke era Rubio, con ojos marrones. Tenía el pelo rapado por los laterales, pero largo por la parte superior, haciendo que el flequillo de vez en cuando se cayera en su cara. Si no recuerdo mal su peinado se llamaba mullet, lo vi anunciado en una de las peluquerías locales mientras paseaba por las calles. Él era uno de los dos que tenía la americana rosa, indicando que hacía un bachillerato de letras. Su piel era un poco bronceada, similar al tono de piel de Marina.

Luego me fijé en el chico del medio, que también tenía la misma americana y que aún no había dicho nada, simplemente miraba la escena con cara cómica. Tenía el cabello rizado, corto por los laterales, pero bastante largo por la parte superior, pero al ser rizado, en vez de que se cayera, este se quedaba colocado arriba. Tenía los ojos marrón claro, un poco más oscuros al color miel de Max. De estatura eran todos más o menos iguales, aunque él resaltaba de entre los cuatro. Y aunque yo soy bastante alta para ser mujer, ellos me pasaban de largo. Se veía que jugaba básquet, debido a que estaba cogiendo una pelota de dicho deporte.

Finalmente, teníamos al otro integrante de los "Intocables", quién parecía ser el más extrovertido de los cuatro. Él era pelirrojo, con ojos verdes esmeralda. Al igual que los otros, él tampoco era alguien desagradable para la vista, . Este no tenía tanto músculo como los otros, y en comparación con sus amigos, era más bajo. Al contrario de los demás, su americana era la única verde, indicando que hacía un bachillerato de ciencias.

—Soy Martín, seguro que te caeré mejor que este pardillo de aquí —Se presentó señalando a Max, mientras solté una carcajada por su comentario.

—Bueno, supongo que solo quedo yo — Dijo el último con una gruesa voz, él era el que todavía no había hablado —Eloy, encantado —Anunció amablemente mientras me saludaba con una gran sonrisa, la cual obviamente le devolví.

—¡Max! —Se escuchó una exclamación de una voz aguda, y para cuando me giré, una chica venía corriendo con las manos estiradas.

Era una chica preciosa, la piel morena debido al sol, y una corta melena con flequillo color ceniza rebotaba a cada paso que daba. Tenía un eyeliner grueso, que hacían una bonita combinación con sus ojos azules. Cuando llegó se lanzó encima de Max, abrazándole muy fuertemente. ¿Estaba celosa? No. No era de esas. Bueno, puede que un poco, pero conocía a Max, o eso creía...

—Cuantas veces te lo he dicho Elena, ya no somos novios —Le replicó Max intentando sacarse de encima a esa chica.

En ese momento, algo en mi mente hizo "Clic". Recordé las charlas que tuvimos y lo mal que lo pasó Max con su exnovia, que, por lo que podía haber podido averiguar por esa oración, se encontraba enfrente de mis narices.

—Ay, Max, pero ¿Por qué no? Sabes lo buena que soy para ti, y hemos tenido un montón de momentos juntos — Replicó ella, haciendo que poco a poco me sintiera más fuera de lugar

—Ya has oído a Max, Elena... —Empezó a decir Luke, intentando ayudar a su viejo amigo.

—Deberías ir pasando página, ya te lo hemos dicho muchas veces —Continuó Eloy dando un paso hacia delante

—Creo que hay un chico muy guapo de segundo B que está interesado en ti — Se inventó Martín, mientras giró a Elena y se la llevó apoyando sus manos en los hombros de ella. Se podía  escuchar a él hablando con ella a lo lejos.

—El soldado se ha sacrificado por el batallón —Soltó Eloy

—Que en paz descanse —Añadió Luke y se tocó el pecho con la mano derecha. Todos nos reímos debido a sus ocurrencias.

— En fin, he de ir a mi taquilla, ¿Max me acompañas? No sé donde está —Le pregunté mientras me giré hacia los chicos y veía que se seguían riendo mientras hablaban de temas, supongo que más personales.

—Vamos todos contigo —Propuso Luke que fue el único que había sido capaz de dejar de reír. Los otros dos solo asintieron.

Se hacía raro esto de estar en un grupo de amigos diferente al de toda la vida, pero en parte, no estaba tan mal conocer a gente nueva. Aunque claro está, mis amigos siempre iban a ser los más importantes, pero eso no me obligaba a no poder tener otros.

Y por muy raro que me pareciesen los amigos de Max, sabía que me lo pasaría muy bien con ellos, si es que en algún momento nos veíamos.

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