Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16: Ya no te caigo mal

Ya casi empezaba el colegio. Estábamos a 8 de septiembre y yo, estaba muy nerviosa. Por primera vez iría a un instituto de verdad, debido a que en el orfanato estudiábamos allí dentro. Me pasé noches y días enteros fantaseando acerca de como sería la vida en un instituto, más allá de lo que en las películas y series se veía.

Cómo algo que empezaba ya a ser rutinario en mis últimos meses de mi vida, eso representaba algo completamente nuevo para mí. Nuevos pasillos que cruzaría cada día, nuevas clases, nuevos profesores y alumnos... Cada vez que pensaba en algo del instituto siempre había una palabra que me venía a la mente, "Nuevo". Y cierto es que esa palabra era correcta.

Y aunque como siempre la curiosidad y la emoción por poder hacer cosas nuevas en mi vida tenía más peso, el miedo a lo desconocido también estaba presente. No había tenido la necesidad de hacer amigos desde que tenía la edad de cuatro, era casi como si no hubiera hecho amistades en toda mi vida. ¿Sería capaz de hacer amigos o al menos conocidos cuando llegara? ¿Y si no sabía relacionarme bien?

Por no hablar, claro está de que al ser un lugar completamente nuevo, ni siquiera conocería los pasillos o donde se situaría ninguna de mis clases. La vergüenza que pasaría si en algún momento llegara a perderme sería infinita. Pero, sabiendo que los únicos lugares interiores en los que he estado son mi casa actual y el orfanato, las probabilidades son bastante altas.

Por suerte, el sistema educativo era el mismo, por lo que ya había acabado la educación obligatoria dentro del orfanato y no era necesario el hecho de tener que repetir.

Hablé con Marta y Biel sobre mi futuro, y acordamos que haría el bachillerato artístico, debido a que quiero ser lo que ellos denominaron como "Marketing" en el futuro. Es una decisión que no fue fácil de decidir y en la que estuve pensando bastante, después de horas de búsqueda de diferentes carreras y lo que se hacía en ellas. Al fin y al cabo, cuando pensaba y me informaba sobre todas las posibles carreras para poder descubrir que era lo que quería hacer, el Marketing y la publicidad fueron unas de las que más destacaron y más afine estaba en relación con mis gustos.

Cuando les expliqué mi decisión, ellos se alegraron y me comentaron que Max hacía el mismo bachillerato que yo. Allí me di cuenta de que con Max nunca habíamos tenido la oportunidad de hablar de nuestro futuro o de nuestra educación, por lo que no tenía ni idea de que era lo que quería ser en el futuro. ¿Le gustaría ser fotógrafo? Teniendo en cuenta que hace el bachillerato artístico, no lo veía tan surreal.

Hablando de Max, al ser un año más grande, claro está que no iría a mi curso, pero como mínimo si iría al mismo instituto y modalidad.

Seguíamos en un punto en el que, sin saber muy bien a donde nos dirigíamos, era confuso. Por una parte, teníamos esa relación de amor-odio en la que nuestros sentimientos no hacían más que darnos señales confusas, como si en vez de ir en línea recta, estuviéramos yendo haciendo zigzag. Por la otra, parecía que nuestras almas no quisieran dejar de verse, siempre teniendo nuestras miradas puestas el uno en el otro, y era casi como si fuéramos un imán para el otro.

Si pensaba en él, mi corazón latía con más fuerza, pero a la vez no sabía si era de rabia o... De algo distinto. El amor es como una arma de doble filo, puede que sea todo como un cuento de hadas, y que quieras vivir con esa persona por el resto de tu vida, pero, por otra parte... Puede ser un sentimiento casi mortal. De esos pocos, pero horribles que te hunden en la más mísera miseria. Y a veces, me daban ganas de simplemente no dejar que pasase. Había conseguido demasiadas cosas como para perderlas por un simple chico, ¿No?

Eran muchas las veces que pensaba y razonaba sobre si mis pensamientos acerca de este sentimiento eran acertados. Porque aunque había tenido mis pinitos en esto del amor, seguía siendo una persona bastante poco experimentada y nunca sabía si lo que estaba haciendo de verdad era algo razonable o simplemente un error de alguien sin experiencia.

La alarma me despertó, anunciando que un nuevo día había empezado. Me levanté perezosamente de mi cama y me fui a dar una ducha refrescante. Mientras me enjabonaba, con la espuma blanca y los chorros de agua bajando por mi morena piel, no dejé de pensar en los cientos de pensamientos que tenía sobre él. ¿Y si estaba pensando demasiado las cosas? A lo mejor debería dejar de darle tantas vueltas a lo mismo e intentar que todo tenga una respuesta clara para dejar que el futuro me acabe demostrando la respuesta por si solo.

Me puse ropa cómoda mientras decidí que dejarme ir y solo desear porque al final todo acabase bien era lo que haría. Siempre había sólido ser bastante perfeccionista y le buscaba una respuesta a todo, pero creí, que por primera vez, era mejor que todo quedara en incógnitas. Bajé las escaleras para ver a Max preparando la mesa, así que le ayudé para luego sentarme en una silla.

—¿Qué hay de desayunar, chef? —Le pregunté burlona mientras revisaba mi teléfono en busca de nuevas notificaciones que no había visto a lo largo de la noche. Al notar mi pelo aún goteando, pensé que era mejor idea si me recogía el cabello, al menos así no me molestaría tanto.

En eso estaba cuando, al levantar la vista, vi que Max regresaba de la cocina y no pude parar de reír. Tenía puesto un gorro de chef, un delantal y se había puesto unos guantes de cocina para coger lo que había en el horno.

—Que graciosa que eres — Respondió mientras giraba los ojos con claro sarcasmo — Que conste que esto ha sido porque Papá me ha obligado. Quién me manda a mí a ponerme a hacer brownies con él... — Suspira derrotado al ver que me estoy aguantando otra carcajada.

—Ríete anda, que sé que te mueres de ganas de hacerlo — Me dice con voz cansada.

Nada más la última palabra salió de su boca, la carcajada que tanto tiempo llevaba aguantando. Él suspiró de nuevo mientras se sentaba a mi lado y dejaba una bandeja a su lado. Me miró cansado mientras yo me carcajeaba con fuerza.

—¿Has acabado ya? — Preguntó con cierto tono enfadado una vez acabé de reírme. Asentí mientras sentía como una pequeña carcajada amenazaba con salir, pero me la reservé para luego.

Entonces me fijé en la bandeja que antes Max había dejado en la mesa y alargué la mano para coger uno de los brownies que tan buenos se veían. Recibí un manotazo como respuesta, que hizo que retrocediera mi brazo.

— ¡Eh! ¿Qué bicho te ha picado? — Le pregunté sobando mi mano

— Los brownies son solo para la gente que no se ríe de mí — Me miró de manera amenazante.

— ¡Venga ya! Te ves increíble, tan bien te ves que te he puesto hasta de fondo de pantalla — Le dije mientras le enseñaba mi teléfono —Así, siempre que alguien abra mi teléfono, verá lo bien que te ves con gorro de cocinero y manoplas. —

—¿Cuándo has sacado eso? — Preguntó asombrado al ver mi fondo

—No sé si fue durante mi quinta u octava carcajada, pero en una de las dos — Le respondí vacilante, a lo que recibí una mirada fulminante.

—¿Entonces me tendrás de fondo de pantalla? — Preguntó sin llegar a creérselo — Me tienes de fondo de pantalla y mis brownies, ¿Qué gano yo con eso? — Preguntó vacilón.

—Ya le gustaría a más de uno que lo tuviera de fondo de pantalla, así que siéntete afortunado — Le dije mientras saboreaba uno de los brownies.

Escuché un pequeño sonido y me giré para enfrentar a Max, quién tenía su móvil enfocándome directamente.

—¿Se puede saber que haces? — Le pregunté

— Hacerme un nuevo fondo de pantalla — Respondió de la misma manera, vacilando

— ¿De verdad quieres una foto mía, en la cocina, con el chándal más feo que puedas imaginarte y comiendo un brownie? — Le pregunté carcajeándome

—Ya le gustaría a más de uno que lo tuviera de fondo de pantalla, así que siéntete afortunada — Repitió haciendo el intento de imitar mi voz

— Eres pésimo imitando — Le dije apuntándolo con un brownie

— Bueno, no se puede ser perfecto en todo — Me dijo haciendo una sonrisa sarcástica, haciendo que sus hoyuelos se hiciesen notar. Me quedé perdida durante unos pocos segundos hasta que me di cuenta y le di otro mordisco a mi brownie apartando la mirada.

—En fin, a lo que venía. ¿Quieres salir algún día? — Escuché a Max decir. Giré mi cabeza para verlo con los ojos abiertos

—¿Salir? — Pregunté sorprendida mientras notaba las típicas mariposas en el estómago.

—Ya sabes, ir al mundo exterior...— Dijo vacilando. Le tiré una servilleta

— Que gracioso que eres — Solté sarcásticamente —¿Quieres que salgamos... Juntos? — Recalqué por si había entendido mal

—Sí... me apetece — Dijo mirándome fijamente. De esa manera que hacía que sus ojos te hipnotizaran. Me sonrojé y aparté la mirada. ¿Max me estaba pidiendo de salir los dos solos? No sabía por qué, pero la simple idea de que se pareciera a una cita hacía que mi corazón se acelerara

—¿Tienes planes mañana? — Inquirió sin apartar la vista, esta vez con una sonrisa ladeada

—No tengo nada que yo sepa...— Le respondí tímida mientras repasaba mentalmente si tenía algo.

—Entonces, mañana saldremos a hacer algo — Dijo cerrando el caso mientras se levantaba de la silla y se iba a la cocina

— Ni siquiera te he dicho que si — Le recriminé

— ¿Acaso no quieres, Luna? — Me sonrojé por el apodo y me callé mirando hacia la pared

— Eso era lo que me esperaba — Dijo con una sonrisa victoriosa

—Ahora recuerdo el porqué me caes mal — Susurré para mi misma.

Una mano levantó mi cara agarrando del mentón, y mi vista se posó en unos ojos miel que me miraban a apenas centímetros de distancia con un brillo burlesco. ¿Cómo había llegado tan rápido a mi lado? Y, ¿Por qué no lo había escuchado hacerlo?

— Hace poco que te dejé de caer mal, Luna — Me susurró encima de mis labios y me dio un rápido beso, para luego irse y dejarme a mí, estática; Con las mejillas rojas y los ojos bien abiertos.

Resoplé enfadada, no me gustaba que jugaran conmigo de esa manera, que me pusieran con los nervios a flor de piel y me hicieran convertirme en alguien tímida, por pocos segundos que fueran.

Al menos, eso era lo que decía, porque en el fondo, sabía que el hecho de que él me lo hiciera, no me parecía tan mala idea.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro