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Capitulo veintiocho

Jin tomaba asiento y peinaba su cabello lacio hacia atrás, luego del relato de TaeHyung sobre la visita de Sartael y la explicación del por qué estaría lejos por tiempo indefinido, lo tenían sintiéndose demasiado inestable.

—Voy a sentirme como la mierda si te vas —susurraba.

Podría decirse que sonaba dependiente, pero en realidad se escuchaba furioso. Como si fuera trabajo de TaeHyung tenerle la vela para que no se fuera a sentir descompuesto y adolorido.

—Sé lo que implica mi ausencia para ti —respondía TaeHyung, parado frente a él—. Pero buscar un demonio de alto calibre no es un trabajo de un día.

Jin se ponía de pie, dientes apretados y mirada furiosa, TaeHyung esperaba un golpe.

—No entiendes —soltaba el mundano.

—Entiendo, sé que esto es mi culpa, pero tengo-...

—No necesitas explicar. Me debes esto, haz lo que tengas que hacer y paga tu maldita deuda conmigo... —sentenciaba, saliendo de la habitación luego de apenas mirarle a los ojos.

Cuando el demonio decidia seguirle y se encontraba abajo, veía a Jin listo para ensuciarse las manos con un trabajo pendiente en su garage. Llevaba una taza de café y TaeHyung lo seguía en silencio puertas afuera, en su patio trasero.

— ¿Por qué sigues aquí? —cuestionaba, comenzando a buscar sus herramientas y abriendo el capo del auto que tenía listo para ser arreglado.

TaeHyung lo veía con una musuclosa negra que se apretaba en los sitios correctos de su torso, el pantalón que se había puesto caía por sus caderas. Sus hombros relucian ante el sol que le pegaba de frente y sus brazos se marcaban cada vez que hacía algo que requería un poco, mucho, de fuerza.

—Siento que estás babeando —susurraba el mundano, luego suspiraba y miraba hacia atrás, la mirada que cruzaban era extraña.

TaeHyung podía sentir en sus huesos que Jin no estaba conforme con todo esto, pero ambos sabían que era necesario, en esta parte del camino, separarse.

—Si ves que en algún momento el dolor se vuelve demasiado agudo e imposible de resistir, te pido por favor que me llames —comenzaba a soltar las palabras con suavidad y preocupación.

— ¡Te llamé toda la maldita semana! —gritaba Jin de repente—. No me digas que vendrás corriendo si en algún momento no puedo soportar el dolor, porque no lo harás

—Lo intentaré —susurraba.

—No mientas —añadí en respuesta. Los ojos verdes de Jin estaba casi oscuros, nuevamente estaba a centímetros de TaeHyung.

—Sé que no estás de acuerdo con esto, aunque quieras darme a entender que no me necesitas —mencionaba el ex ser de luz—. Pero me esforzaré en venir si me llamas.

Jin esbozaba una sonrisa sin gracia—. Quita esa mirada de enamorado empedernido —pedía con seriedad—. Solo haz lo que tengas que hacer, deja de prometer que vendrás a mi rescate. Lidiaré con esto solo, como lo he hecho toda mi jodida vida

—No estás solo —susurraba el demonio—. Ya no más —musitaba, poniendo su mano sobre el pecho del mundano, sintiendo como se tensaba bajo su tacto.

El aire salía por las fosas nasales de Jin y su mandíbula apretada por enésima vez, era protagonista en su hermoso rostro.

—No hagas esto una trágica historia de amor —pedía. Sus ojos notaban el brillo que se apagaba en los celestes de TaeHyung, de nuevo su estómago se apretaba porque algo le molestaba sobre ver a ese hombre triste—. No me mires así

—No me digas mierda para que me vaya y quedemos así —pedía TaeHyung—. Puedes negarte a ti mismo todo lo que se te venga en ganas, pero eso no significa que yo vaya a creer alguna maldita palabra porque recuerdo lo que me dijiste anoche —soltaba con furia en el rostro del mundano.

Jin tenía la sorpresa pintada en sus orbes. No esperaba que TaeHyung dijera algo al respecto de su maldita y ebria confesión de amor.

—No sé de qué hablas —exclamaba, saliendo de la vista de TaeHyung y caminando alrededor del garage para evitar esos ojos celestes demandantes.

El demonio suspiraba. Tenía que irse y Jin le daba la espalda. No quería despedirse de esa forma, no sabía cuándo volvería, no sabía cuánto tiempo le llevaría buscar al demonio que estaba necesitando y ni siquiera estaba seguro si volvería.

No, él no se iría con un SeokJin que le daba la espalda y pretendía no sentir lo que de igual forma sentía.

TaeHyung daba un paso, tomando el brazo del castaño y lo giraba bruscamente para que la espalda de este impactara sobre el auto.

— ¿Qué-... Carajos? —soltaba Jin, apretando sus ojos.

Aquel empujé habia sido más fuerte de lo esperado. Suspiraba abría sus ojos y veía a TaeHyung mirarlo como si quisiera decir muchas cosas, pero ninguna traspasaba sus labios y se deslizaba por su lengua.

—No me des la espalda cuando estoy a punto de irme —susurraba el ex ser de luz.

Jin suspiraba—. No me digas que hacer, ángel... —le respondía con voz grave y poco temblorosa.

TaeHyung relamía sus labios y Jin veía el exacto momento en que las pupilas negras de sus orbes se expandían, dejando sus ojos casi negros. Su sangre se calentaba, la cercanía de TaeHyung siempre lo llevaba a la nube nueve. A lo más alto. De nuevo, sabía que estaba siendo un maldito adicto que simplemente necesitaba un poco más, así que tomaba su rostro con sus manos y juntaba su boca a la del ángel.

TaeHyung se aferraba a su cintura y pegaba su cuerpo al ajeno mientras se dejaba besar con fervor. Sus labios ardían, su cabeza dolía. Su cuerpo se quemaba mientras más se pegaba a SeokJin, pero no quería dejar esa boca. No quería dejar de ser besado de esa forma tan efusiva, decidida y demandante.

Un gemido roto se le escapaba y SeokJin lo sorbia junto con su lengua, las manos de esta iban a su espalda baja y lo apretaban con fuerza, dándole la chance ahora de que TaeHyung rodeara el largo cuello del mundano con sus brazos. Jin cambiaba la posiciones y ponía a TaeHyung contra el auto que estaba arreglando, luego lo alzaba y lo sentaba sobre la parte trasera de éste. Su boca apenas respiraba fuera de la de TaeHyung, mientras metía sus manos desesperado bajo su ropa para sentir esa piel suave.

Podía tragarse cada gemido del ángel, cada vez más fuerte, más roto y adolorido. TaeHyung estaba entre el cielo y El infierno. Hasta que Jin recobraba la poca cordura, ponía su mano sobre el cuello del otro hombre y lo apartaba su boca a duras penas.

TaeHyung arremetía nuevamente contra él, aún sollozando. Sufrido y caliente. Muy enamorado, pero Jin volvía a empujarlo con suavidad.

—Basta —susurraba, relamiendo de sus labios lo último del sabor del ángel—. Te duele

—No importa —susurraba con su garganta doliendo como los mil demonios. Sus labios sensible. Si cabeza dando vueltas y su piel sentida, como si brazas calientes hubieran pasado por esta y por sus belfos.

El mundano abría sus ojos y conectaban en una mirada silenciosa, cargado de un ruidoso adiós. TaeHyung pasaba saliva cómo podía y relamía sus labios, miraba cada rasgo hermoso que ese hombre tenía y luego levantaba su mano y acariciaba su mejilla, estaba iba bajando al largo cuello y se detenía sobre el tatuaje que Jin tenía allí.

—A veces olvido que tienes tinta en esta zona —mencionaba, mirando fijamente aquel tatuaje y trazandolo con sus dedos.

Jin le dejaba hacer, tirando su cabeza al lado contrario, suspirando y cerrando sus ojos mientras el toque era suave.

—Jamás pregunté qué significa... —susurraba

—Gatito —respondía Jin.

—No, no la palabra "Kitten"... —respondía—. ¿Por qué te tatuaste algo así? ¿Cuál es su significado?

Jin lo miraba—. Es u-...

—No me digas —ponía su dedo sobre los labios del mundano y abría sus ojos celestes de forma inmensa, mientras negaba con su cabeza.

Una suplica silenciosa.

—No es una gran historia —susurraba Jin, luego su lengua lamía el dedo de TaeHyung y finalizaba chupando la punta de este.

El Ángel anhelaba...

—Dímelo cuando vuelva —pedía—. Cuéntame la historia cuando regrese.

Jin parpadeaba, resoplaba y repentinamente tomaba a TaeHyung de la cintura y lo bajaba casi bruscamente de su auto. TaeHyung quedaba recalculando y luego lo veía darle la espalda otra vez, fregar su rostro, suspirar y dejarlo caer.

Podía sentir que el mundano tenía demasiadas emociones colapsando dentro. Y él no se sentía diferente. Su mano se estiraba y tocaba el hombro de Jin.

—Vete... —ordenaba secamente.

TaeHyung sentía el nudo en su garganta y sus ojos ardiendo.

—Jin-...

—Que te vayas. Sin promesas, sin nada. Solo vete de una maldita una vez... —luego movía su hombro, de forma despectiva para que TaeHyung quitara su mano de allí.

El ex ser de luz, lo hacía. Una lágrima se derramaba de su ojo.

—SeokJin... —susurraba dulcemente.

El castaño apretaba sus ojos y sentía que su nombre completo que nadie sabía, sonaba como una caricia pronunciado con esa voz grave y melosa.

— ¿Qué? —soltaba reticente.

TaeHyung suspiraba—. Yo-...

—No lo digas —le callaba—. Sé lo que vas a decir y no me interesa escucharlo.

TaeHyung sentía que tragar se volvía demasiado difícil cuando sentía su garganta inflamada.

—Pero quiero hacerlo... —susurraba en respuesta y notaba como todos los músculos en los brazos de SeokJin se tensaban en gran manera.

Un suspiro le dejaba y llenaba el silencio del momento incómodo.

—Dilo, vete y no esperes que salte en una pata o que lo repita para ti... —su tono era duro, pero a la vez había cierta inestabilidad que hacía a TaeHyung sentirse mareado.

—No sé cuándo voy a regresar, pero te prometo que pagaré mi deuda contigo. Hasta que no tenga que ser yo a quien necesites para dejar de sentir dolor y acabar con tus pesadillas... —susurraba. SeokJin largaba todo el aire por sus fosas nasales mientras apretaba dientes y puños, había algo en esas palabras de despedida que lo hacían sentirse confundido, ansioso. Preocupado. Una respiración pasaba, TaeHyung suspiraba, dejaba caer su cabeza y añadía—. SeokJin, en todos estos largos años, no hubo un día en que no te pensara. Recordara o incluso te buscara entre tantos rostros esperando ver el tuyo —Jin sentía que sus muelas iban a romperse si seguía aprentando y apretando su mandíbula—. Lo que siento, no se apagó. Siempre serás tú y recibiría mil castigos más con tal de saber que estás bien, porque aunque no quieras oírlo, lo sabes y lo sientes. Sabes que te a-...

El silencio interrumpía las palabras de TaeHyung y dejaba a Jin esperando por esa frase que sabía le haría sentir cosas extrañas. Aún más. Esperando y esperando, TaeHyung no decía nada, enfurecido y con ceño fruncido, giraba bruscamente.

—Termina tu maldito disc-... —sus palabras morían en su boca.

Estaba solo. TaeHyung no se hallaba por ningún lado, una extraña sensación se asentaba en la boca de su estómago y sus ojos se abrían, suspiraba y se sostenía de su propio auto cuando el dolor en su espalda baja le golpeaba casi repentinamente. Un jadeo de dolor se deslizaba por su lengua y la furia crecía por apenas poder soportar la aguda y consistente sensación de padecimiento físico.

No era lo mismo, se sentía peor y ni siquiera podía tolerar la preocupación latente en su pecho por la repentina ida del ex ser de luz ¿Justo en medio de un discurso que estaba seguro quería darle hace mucho tiempo, él simplemente se iba?

—Todo está mal ¡Maldito seas, TaeHyung! —gritaba furioso, arrojando parte de sus herramientas de la mesa frente a él al suelo frío.

TaeHyung parpadeaba y respiraba agitado. Hacía mucho que otro demonio no lo transportaba de un lugar a otro, sin avisarle. Cuando giraba confundido y con la noche a cuestas, sus ojos se acostumbraban a la oscuridad y buscaba al culpable que no lo había dejado despedirse de SeokJin como era debido.

— ¡Amudiel, hijo de perra! —tomaba al ángel caído que le había ayudado a darse cuenta que Jin no tenía ángel guardián en su momento y que era, básicamente, un recipiente vacío—. ¡¿Por qué mierda me sacaste de esa manera?!

— ¡No me golpees! ¡Fue por orden de Sartael! —decía con temor, cubriendo su rostro.

TaeHyung aflojaba el agarre y apretaba sus dientes—. Explícate mejor —susurraba amenazante.

—Él me envío, me dijo que viniera a ayudarte como parte de su deuda contigo... —respondía, aún cubriendo su rostro y con voz llena de miedo—. M-Me dijo que buscabas a Baalzephon y como él no iba a involucrarse más contigo, me envió en su lugar, para que no estuvieras solo

—No necesito un maldito secuaz que se caga en sus pantalones mientras apenas puede mirarme solo porque le hablo con la voz más grave —respondía furioso.

—Yo solo hago lo que me piden... Sabes que soy el maldito chico de los mandados —susurraba. TaeHyung sabía que era cierto.

— ¿Por qué está haciendo esto? ¿Por qué te envió? —preguntaba con desconfianza.

Amudiel se encogía de hombros—. Dijo que cuando te dió indicios de que el alma que buscas no estaba en una jaula común, tú solo decifraste que podía tenerlo Baalzephon, así que sintió que no había pagado como correspondía, cuando todavía se divierte con la mundana que le entregaste hace tiempo ya —TaeHyung abría sus ojos—, pero luego de esto, dijo que ya no te debe más nada. Que no lo vuelvas a buscar

—Eres una maldita carga —susurraba—. Y aún quiero golpearte

—Me dijo dónde Baalzephon había sido visto la última vez y comencé a buscarlo por mi cuenta. Sabes que Sartael tiene información de todo lo oculto, pero no me dijo con exactitud dónde estaba Baalzephon, el bastardo ese... —gruñía indignado.

—¿Y por dónde mierda se supone que comenzaremos a buscarlo? —susurraba entre dientes—. Si no eres útil, te voy a desechar.

El demonio lo miraba con suplica en sus ojos—. Sabes que no puedo dejarte hasta terminar el trabajo —susurraba lastimosamente.

Un simple un demonio de bajo rango u ángel caído sin mucho potencial como Amudiel, no podía simplemente desobedecer a demonios mayores. El tipo no tenía un bando, solo hacía lo que se le pedía. Cómo en su momento TaeHyung le había mencionado, ciertamente no tenía nada que perder... Pero tampoco era de mucha confianza, aún así, el ex ser de luz sabía que Amudiel no lo dejaría hasta encontrar a Baalzephon, esa era su tarea.

—Solo me dió pistas, pero obviamente certeras y debe estar riendo por el tiempo que debería tomarme encontrarlo, porque el hijo de puta es un maldito jugador-... —El demonio comenzaba a maldecir y se quejaba, distrayéndose de lo importante.

Estaba jugando con la paciencia de TaeHyung—. ¡La maldita pista, dimela ahora y comencemos con esto! —ordenaba.

Amudiel pasaba saliva y relajaba su postura, apenas y cautelosamente cuando las manos de TaeHyung estaban lejos de su cuello.

—Ya lo encontré —susurraba.

El azabache abría inmensamente sus ojos—. ¿Qué?

—Por eso te saqué lo más rápido que pude. Lamento que no te hayas podido despedir de tu mundano, pero Baalzephon tiene solo un momento y ese momento es ahora, en una cabaña en el centro de este bosque.

TaeHyung miraba a su alrededor confundido. Apenas y se notaba dónde mierda estaba pisando.

—Dering Woods, los bosques de los gritos —exclamaba Amudiel.

TaeHyung suspiraba—. Genial... — la ansiedad y desesperación se acrecentaba en su pecho—. Bien, terminemos con esto, llévame hacia él.

Y quizás sentía también, un poco de temor.

Perdón la tardanza 🤧

Feliz 2022 🎉🎉🎉
Estamos cerca del final y me acaba de llegar la revelación para las portadas.

Ya había mencionado que las cambiaría porque no siento que encajen una con la otra y como estoy oficialmente dibujando, quizas pueda aprovechar la idea que tengo para cada portada y dibujarlas yo misma 🙈

Bueno, perdón, este fic ya está terminando. Sucesos finales...
¿Qué piensan al respecto de este cap?

Perdón si ven errores de dedos borrachos.

Con amor, niñita NanyKoo 💜 

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