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Capitulo treinta y uno

Yong-Sun, como Jin solía llamar a Solar por su nombre original, no estaba pasándola para nada bien, sentada en la sala de espera completamente sola o yendo y viniendo. Habían pasado cuatro días terrenales desde que TaeHyung se había ido.

Jin había despertado treinta minutos después de que lo habían llevado, hacía cuatro noches atrás, pero no había sido algo bueno, actualmente estaba en un coma inducido debido a los fuertes fármacos que habían utilizado en él por los profundos dolores que no lograban tener sentido para los mundanos, pero que tenían al hombre delirando y atormentado. Estaban moviendo cielo y tierra para entender que sucedía con él.

Se había quejado el primero día para luego tener que dormirlo por su propio bien.

En ese estado, la actividad cerebral estaba allí, pero Jin tenía un aspecto de la mismísima mierda. Síntomas de tener alguna herida grande y profunda en alguna parte de su cuerpo que lo tenía postrado en la cama, casi desangrando, pero literalmente, no había nada allí.

Estaba ojeroso, sus labios resecos y débil. Se habia quejado demasiado y no entendían todos los síntomas que estaba teniendo.

Lamentablemente, el coma no era nada pacífico debido a que su cuerpo colapsaba cada cierto tiempo por culpa de las pesadillas dónde revivía una y otra vez el momento de su muerte.

Entre otros momentos que lo tenían en una especie de limbo, reviviendo los pocos momentos de su vida pasada junto a TaeHyung. Era un completo revoltijo. Aunque su alma estuviera teniendo un descanso, si TaeHyung no lograba lo que Baalzephon deseaba, Jin estaba pronto a ser torturado y no iba a soportar en vida la serie de castigos que vendrían luego.

Moriría si TaeHyung no lograba su cometido.

El ángel caído se preguntaba si debía de entrar o no, aunque sabía que debía hacerlo. Estaba entre salir corriendo y llevarse lejos a SeokJin con él y dejar todo eso atrás. Se arrepentía horriblemente de ser lo que era.

Un ángel desterrado del cielo por haberse enamorado de un humano, al que luego, más encima, terminaba sacrificando para ser lo que era en la actualidad, un vil demonio.

Sollozaba por dentro, sintiendo ganas de desgarrarse la piel rojiza que le había quedado luego del sacrificio que había hecho en aquel lago hacía millones de años atrás, con el cuerpo de SeokJin sin vida en sus brazos.

Si Jin supiera como realmente se veía ahora, no habría forma alguna que pudiera amarlo. Aunque el mundano no lo entendiera, no habría forma que quisiera besarlo como lo hizo unas horas atrás, horas para él, días para Jin. Quería volver al plano terrenal y ver qué había sucedido con él, pero a cambio de eso, había pedido un último favor a Amudiel, quien se encontraba actualizandolo al respecto.

Jin no estaba bien, estaba muriendo y los doctores no entendían a causa de qué.

Ya no tenía tiempo de seguir pensando si debería o no de entrar a los aposentos de Agalariept, debía de hacerlo. Tenía qué.

Cuando abría la puerta, el general se encontraba con una sonrisa ladina viéndolo fijamente. Llevaba un traje ridículamente de un color marfil, llamativo, con la elegancia y maldad brotando de él en partes iguales.

-Te dije que era paciente -exclamaba, haciendo alusión a su última charla juntos.

TaeHyung apretaba sus dientes y se abalanzaba hacia él con furia y sus manos listas para presionar su cuello, pero no podía ni siquiera llegar cuando el general lo detenía a medio camino con su poder.

- ¡Lo sabías! ¡¿No?! -preguntaba furioso-. ¡Siempre lo supiste!

Agalariept alzaba sus cejas-. Por supuesto, soy el demonio de las pesadillas y las cosas ocultas. Sabía que lo habías sacrificado ¿Pero que querías que hiciera?

- ¡Pudiste habermelo dicho! -gritaba TaeHyung, desgarrado y el llanto iba a comenzar a brotar pronto.

El general se ponía de pie, sus ojos eran malignos e intimidantes, pero TaeHyung se sentía demasiado miserable para, también, sentir miedo.

-Supongamos que te decía que lo habías sacrificado por lo tanto estaba en una jaula bajo las garras de Baalzephon ¿Y luego qué? -mencionaba frente a él-. Hubieras enloquecido y no hubieras conseguido nada

-Lo busqué y tú podrías haberme dicho dónde estaba para hacer algo pronto. Ya ha sufrido demasiado -susurraba.

-Te lo digo ahora -se burlaba-. Puedo decirte todo lo que quieras saber y aquello que no entiendas -decía sonriendo de esa forma burlona-. Hablando de su sufrimiento antinatural ¿Sabés por qué a veces las heridas que los centinelas de Baalzephon causaban al alma de tu humano, aparecían en carne propia? -susurraba al oído de TaeHyung-. Porque quién lo había sacrificado estaba cerca de su alma, aquí en el infierno -declaraba, luego reía-. Cuando tú pasabas por aquí y pasabas cerca de donde tu amante está enjaulado y siendo torturado, las heridas en su carne se volvían reales y las pesadillas que tenía, no lograban soltarlo. Todo. Por. Tu. Culpa.

TaeHyung dejaba caer una lágrima, los demonios no lloraban, pero él no podía dejar de hacerlo.

- Mírate, te veo llorar como una magdalena y me arrepiento de quererte en mi legión -exclamaba, TaeHyung aún no podía moverse, pero sus ojos se abrían desesperado por lo que Agalariept había dicho-. ¡Por eso no te dije nada! ¡El sufrimiento te ciega! ¡Te detiene! ¡Te vuelves débil!

- ¡Cierra la maldita boca! -gritaba, pero sentía las manos de Agalariept tomar su rostro con fuerza.

- ¡Esto es lo que eres! ¡Un demonio! ¡Uno de los nuestros! -gritaba frente a su rostro-. ¡No puedes estar con él, ni antes y tampoco ahora! ¡Lo sacrificaste por estar aquí, así que lidia con eso! ¡Deja de perder el tiempo!

- ¡Ya lo sé! -decía entre lágrimas-. Lo sé... Pero necesito salvarlo y por eso vine a ti -susurraba roto, viendo fijamente al general.

Agalariept chasqueaba su lengua, junto con sus dedos y TaeHyung caía al piso. Débil, agotado. El general se sentaba en su trono y lo miraba aburrido.

-No puedo hacer nada por ti, vete -exclamaba-. Soy poderoso, pero sacar un alma de las jaulas de Baalzephon, mi poder no llega a tanto.

TaeHyung pasaba el nudo en su garganta-. No necesito que lo saques de allí -susurraba, arrastrándose más cerca del trono que Agalariept tenía y en dónde estaba sentado.

- ¿Estás arrastrándote? -cuestionaba sonriente, luego hacía silencio y escuchaba a TaeHyung sollozar con su rostro pegado al piso y sus manos sobre sus zapatos blancos-. Oh por dios, no podrías ser más patético que ahora, te dije que no puedo hacer nada y lo digo en serio.

TaeHyung seguía con su cabeza gacha y arrodillado-. Baalzephon no quiere almas, se las ofrecí, pero lo rechazó

-Por supuesto que no querría almas de ti. Él recibe las sacrificadas, son más deliciosas con una tortura más intensa.

TaeHyung volvía a sollozar, sus lágrimas bañando el suelo de Agalariept.

-Me pidió algo que puedo conseguir para él -susurraba entre el llanto desgarrador.

- ¿Qué se supone que es y por qué mierda me involucra a mí? -cuestionaba el general.

TaeHyung alzaba la vista del suelo, sus ojos rojos e hinchados, no se veía para nada atractivo, pensaba el general.

Poniéndose de pie, limpiaba sus ojos y tomaba aire.

-Baalzephon desea hacer crecer la cantidad de centinelas que tiene a su mando -comenzaba, Agalariept fruncía el ceño, pero no lo interrumpía-. Hizo desaparecer a muchos que no supieron obedecer como era debido

-Es lo divertido de estar al mando, aunque mis demonios están mejor entrenados que sus centinelas -mencionaba como si nada, con un aire de suficiencia.

TaeHyung alzaba la vista, ojos rojos e hinchados, mirada lúgubre y voz apagada-. Quiere una pequeña tercera parte de tus demonios y con eso a su favor, me devolverá el alma de SeokJin.

Agalariept se le quedaba viendo, seriamente, fijo. Un segundo pasaba y otro, TaeHyung sentía que el silencio prolongado hacía añicos con su ansiedad y el dolor en su pecho. Hasta que finalmente, Agalariept, reía. Reía y continuaba riendo, como si TaeHyung hubiese contado el chiste más cómico de la historia.

El ex ser de luz pasaba el nudo en su garganta, dejando que Agalariept se burlará de él, hasta que finalmente, dejaba de reír.

-Dime qué es una broma -soltaba con voz grave. TaeHyung negaba-. Dime qué no te comprometiste a conseguirlo, porque de ser así, le mentiste al capitán Baalzephon -susurraba luego.

TaeHyung volvía a tragar duro-. Le dije que podía lograrlo, que se los daría, para las tres de la madrugada de hoy -susurraba.

Agalariept alzaba sus cejas y nuevamente se echaba a reír, pero el ceño fruncido de TaeHyung lo detenía una vez más.

- ¡¿Estás demente?! -gritaba, haciendo que TaeHyung saltará solo un poco del grito desaforado que había dado repentinamente. Con sus ojos desorbitados, se ponía de pie y tomaba a TaeHyung del cuello, con sus propias manos y lo daba contra la pared más cercana.

El quejido de dolor que el demonio había soltado, había sido uno roto.

-No~... -TaeHyung apenas podía hablar-. Nuestro tiempo es diferente, han pasado días, Jin está-... Él está muriendo... -Agalariept presionaba más fuerte y TaeHyung sentía que ya no podía más-. Por favor~...

-Suplicarme no sirve, deberás ir con alguien más porque no te daré nada -añadía el general.

TaeHyung hacía un poco de fuerza para poder decir la próxima oración:

-M-me tendrás a mí-... -y luego, como si nada, Agalariept lo soltaba.

TaeHyung comenzaba a toser y toser, intentando respirar desesperadamente mientras el general lo observaba con esa sonrisa diabólica.

-Repitelo para mí -pedía con voz grave.

TaeHyung, quien yacía de rodillas en el piso, alzaba la vista, había furia, odio, miedo... Desesperación.

-Un tercio de tu legión por tenerme a mí, contigo... -susurraba decidido.

Agalariept se agachaba para estar a su nivel y acomodaba un mechón de su cabello negro azabache, TaeHyung sentía asco ante el toque.

-Serás mío. No volverás a ver a ese humano. Ni volverás al plano terrenal a menos que yo lo ordene ¿Sabes eso, cierto? -susurraba sonriente.

TaeHyung pasaba el nudo en su garganta y sus ojos volvían a derramar lágrimas, con lentitud y un dolor agudo en su pecho, asentía.

Una sonrisa malévola tiraba de los labios de Agalariept-. Entonces avísale a Baalzephon que el trato está hecho, despídete de tu humano y vuelve aquí a sellar el trato conmigo -el general se ponía de pie y volvía a su trono-. No puedo esperar a que te unas a mí.

Yong-Sun no se hallaba esa noche en el hospital. TaeHyung sabía que Jin estaba en coma, Amudiel era un buen chico de los mandados, pero ya no lo necesitaba.

Cuando se hallaba cerca de donde SeokJin se encontraba internado, suspiraba, no era horario de visita... De todas formas no lo necesitaba. Él simplemente podía entrar y quedarse el tiempo que fuera necesario... ¿Pero de qué serviría sentarse al lado del cuerpo inconsciente de su amante, si su alma estaba en pena y su cuerpo no respondía como era debido?

Suspiraba, metía las manos en su chaqueta y el doctor que le había dicho que Jin no dejaría las instalaciones hasta saber que sucedía con él, aparecía a su lado mientras hacía las rondas nocturnas.

-No creí que lo vería de nuevo -mencionaba, TaeHyung caía en la cuenta de que estaba visible para el resto en su disfraz de mundano-. ¿Cómo se llama, joven?

TaeHyung parpadeaba, ni siquiera en su forma humana lucía pasable. Era un desastre y había vuelto a llorar luego de visitar a Baalzephon para que estuviera presente durante el cierre del trato, antes de venir a despedirse de Jin.

-Umm-... TaeHyung, señor -respondía.

-No es horario de visita -exclamaba el hombre-. Soy el doctor Jung, he estado a cargo de su... ¿Amigo?

TaeHyung parpadeaba y no podía evitar decir-. Más que amigo...

-Entiendo, él no está bien. Estamos haciendo lo posible por encontrar el origen de la infección -mencionaba.

TaeHyung fruncia el ceño-. ¿Infección?

El doctor Jung asentía-. Debido a la herida en su mano, algo entró por allí... Por eso se encuentra así, tuvimos que ponerlo en coma por su propio bien, pero tiene actividad cerebral... Mucha, de hecho -el doctor fruncia su ceño confundido.

TaeHyung suspiraba, tenía que marcharse ahora.

- ¿Quiere verlo? -preguntaba el hombre, amigablemente.

El demonio se sorprendía-. Me dijo que no era horario de visita -eso no lo detendría de todas formas.

-No lo es, pero usted lo trajo y estaba mal cuando lo vi, pero no volvió luego. Seré sincero, sino viene luego, no sé si lograrás despedirte de él.

TaeHyung sentía sus ojos húmedos, ya mojados, llorando en silencio. El doctor frente a él suspiraba, era un hombre de unos cuarenta y cinco años, como mucho.

-Tienes mi autorización, nadie más ha venido a verlo aparte de su amiga. Ven, vamos -exclamaba, tomando a TaeHyung del brazo.

No entendía la amabilidad, realmente no creía que los humanos fueran tan.... Ser humanos. Pero lo eran, al parecer. Aunque cuando llegaban a la puerta el doctor giraba y suspiraba.

-Estamos haciendo todo lo posible para entender que sucede con él, más allá de la infección es incomprensible el dolor que siente. Lo débil de sus signos vitales, es como si su amigo estuviera desangrandose por una inexistente herida -mencionaba con suavidad.

TaeHyung sentía una lágrima descender... Luego otra y pasaba el nudo en su garganta, el doctor ponía su mano en el hombro del ex ser de luz.

-Te daré diez minutos con él

-Él sobrevivirá -afirmaba, el doctor no decía más nada, solo le abría la puerta y le permitía entrar.

-En diez minutos vendrán a revisarlo nuevamente, no te demores -pedía, nuevamente con esa voz de doctor amable, preparando al familiar para lo peor.

TaeHyung sabía que le estaba dando la chance de despedirse y él lo haría, pero no porque Jin moriría, sino que él sería rebajado a un demonio inferior para ser controlado por Agalariept y luego su corta vida junto a SeokJin y sus pocos momentos juntos quedarían en el olvido.

-Lo siento tanto -susurraba quebrado cuando vislumbraba a Jin sobre esa cama-. ¡Lo lamento, mi amor! -exclamaba, cayendo sobre las piernas de Jin y aferrandose a él en un llanto desgarrador-. Nunca quise esto, perdóname, nunca quise hacerte nada de esto a ti -continuaba entre sollozos-. Yo solo quería amarte y que me amarás... Me arrepiento tanto de todo.

Sus manos se aferraban a la sábana de color blanca y la manta fina que cubría el cuerpo de Jin. El único sonido en la habitación era el del monitor cardíaco y su llanto.

Sus lágrimas habían bañado la zona de la manta dónde estaba apoyado hasta que se sentía con algo de fuerzas para finalmente acercarse a Jin. Estaba más pálido, más delgado y no le gustaba, lo rompía en mil pedazos, pero solo le daba el coraje para continuar adelante.

Su mano se posaba en la frente de un Jin dormido, peinada su cabello hacia atrás mientras intentaba contener sus lágrimas y sorbia otras pocas.

-Estarás bien, lo prometo -exclamaba. Luego miraba la hora en el reloj de pared y daban las 02:55 AM. El trato debía hacerse a las 03:00, la famosa irónica hora donde los demonios eran más fuertes. Por eso lo había elegido, para asegurarse que Agalariept y Baalzephon dieran todo de sí para cumplir su trato.

Suspirando tembloroso una última vez, se inclinaba y dejaba un casto beso en los labios pálidos de Jin. Luego lo miraba con coraje y exclamaba:

-Prometo que vivirás una vida larga y justa. Es lo único que siempre has merecido. Te amo, mi amor -susurraba sobre sus labios-. Por siempre.

Cuando escuchaba la puerta abrirse-como el doctor había mencionado-irían a revisar a Jin en diez minutos, así que ese era su pie para retirarse.

Era hora de cerrar un trato y los dos demonios estaban ansiosos, esperando por él para tener lo que habían deseado. La única forma en la que Baalzephon liberaría el alma de Jin, era recibiendo más demonios para ser parte de sus centinelas y Agalariept, lo quería a él. Todos felices y complacidos.

Bueno, él no estaba feliz. Estaba en parte aterrado, pero solo porque Jin no merecía morir y seguir siendo un prisionero injusto sin un verdadero juicio como el resto de las almas, cuando llegan al "más allá". SeokJin, su SeokJin, no merecía nada de lo que había pasado por su culpa.

Con pasos decididos, iba hacia su destino final.

Lo único que importaba ahora, era conseguir el alma de su amante, liberarla y devolverla a su dueño que estaba a punto de morir, pero TaeHyung no lo permitiría.

Después de años buscándolo, lo había encontrado para nuevamente perderlo, de una vez y para siempre. Pero estaba bien, Jin merecía una vida normal y él debía de ubicarse en su lugar. Solo era un demonio, los demonios no ganan, no los de bajo rango a comparación de un general y capitán. Lamentablemente no había otra alternativa y sabia que al hacer su pacto, Agalariept haría lo pedido.

Él solo podía firmar su sentencia para pasar a ser de la propiedad de este, luego olvidarse y ser olvidado por SeokJin de una vez y para siempre.

Esta no era una historia de fantasía donde él obtendría al chico de sus sueños. Los demonios no se quedaban con el humano, era una locura. Él ya había perdido a SeokJin incluso antes de encontrarlo... Lo último que podía hacer por él, era liberarlo y dejarlo vivir una vida normal, no podía arruinarlo una segunda vez y llevarlo a su ruina y a su muerte.

No otra vez. Él salvaría a SeokJin y se sacrificaría a sí mismo por su amor.

Siguiente epílogo. Será lanzado para la tarde noche de este domingo 13/2.
Si ven dedos salvajes haciendo la suya, perdón.

Aquí, Nany 😑

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