Capitulo diez
TaeHyung se encontraba tras bambalinas de aquel escenario tóxico y lleno de sufrimiento. Intentando despejar su mente. Intentando dejar ir el asunto de SeokJin de una vez por todas y quizás para siempre.
—Ji-Seok, suelta eso y hablemos como gente civilizada —exclamaba el chico sobre la cama, el más calmado de los dos hombres que estaban en aquella habitación de hotel.
—Aún nadie sabe de nosotros y enc-encima... —el chico semi desnudo de cabello rubio ceniza y rasgos delicados que yacía en el piso, no dejaba de sollozar. Estaba presionando el cáliz partido de una copa sobre sus muñecas—. Cinco años he perdido contigo, para que le presentes a tus padres una novia
—Es falso, te lo explique Ji-Se-...
—¡A la mierda, Yoon-Sa! —le apuntaba con la copa partida y el otro chico levantaba las manos intentado mantener la calma—. ¡Te ví con ella, jodido imbécil! ¡Vi como la besabas y como la tocabas!.
Los recuerdos de otras personas venían a memoria de TaeHyung. SeokJin tocando a Solar, besándola...sacudía su cabeza y se aproximaba al chico que atentaba sobre su propia su vida.
—Voy a llamar a emergencias, a mí no van a culparme de homicidio por tus jodidas inseguridades.
Bastardo. Pensaba TaeHyung.
—¡Ni se te ocurra llamar a nadie, llama a tus padres y diles la verdad!
—Estás enfermo, Ji-Seok —tomaba el teléfono y marcaba.
"Él llamará a emergencias y saldrá libre de esto. Si piensas matarte al menos que sufra un poco" susurraba TaeHyung en el oído de su nueva víctima.
—Lo haré, Yoon-Sa —advertía.
—Hola, mi amigo está a punto de cometer suicidio. Necesito urgentemente que vengan al hot-...
—¡Corta la maldita llamada, cobarde! —pedía el chico, poniéndose de pie—. Esto es tu culpa, tu jodida culpa... —susurraba y presionaba el cáliz partido en la carne de sus muñecas.
"Eso no servirá, cariño. Mejor hazlo aquí...más rápido" TaeHyung tocaba la zona de la yugular, dónde la víctima sentía un escalofríos recorrerle.
—Los espero, lo mantendré contr-...
—Púdrete, maldita mierda...
—¡Ji-Seok!.
El chico había clavado el cáliz partido en su cuello, borbotones de líquido espeso y color carmesí brotando. Sus rodillas impactaban contra el piso y el culpable de su estado lo atajaba antes de golpear su rostro contra el suelo.
TaeHyung presenciaba el lamento y notaba como la víctima derramaba unas últimas lágrimas y el respirar adecuadamente era imposible. El chico se estaba ahogando con su propia sangre.
—¿Por qué, por qué, por qué, por qué lo hiciste? —el incrédulo que se había mantenido con calma, estaba temblando horrorizado con el cuerpo de su pareja en brazos.
TaeHyung se acercaba finalmente y le susurraba al oído—: No lo amaste lo suficiente y terminaste por matarlo. Eres despreciable Yoon-Sa.
En aquel instante la víctima enfocaba sus ojos, completamente en trance y notaba alguien más en la habitación. Veía como el hombre de piel canela y ojos celestes extendía unas alas inmensas de un color rojizo que constrastaba con negro y le estiraba su mano.
Otra alma arrebatada y llevada al lago de azufre. Otra víctima que había creído que su sufrimiento en carne terminaría para luego descansar en paz. Pero en si, solo se traía un tormento eterno.
—¿Por qué el ser humano es tan fantasioso? —pensaba después, mientras bebía aquel elíxir de sabor agrio que quemaba su garganta y hablaba solo.
El líquido debería de quemarle, pero de nuevo pasaba el whisky como si fuera agua.
—La leyenda ha vuelto al Averno para depositar otra alma en desgracia.
Agalariept.
—¿No tienes una legión que dirigir? ¿Por qué siempre estás comiéndome los talones? —preguntaba con furia reprimida entre sus dientes.
Otro bar en el que TaeHyung intentaba recobrar fuerzas.
—Me agradas chico. ¿Que decirte? —soltaba burlón—. ¿Tan mal estuvo ese trío, eh?
—No uses conmigo tus dones —replicaba TaeHyung, de forma hostil.
—Oye, ten calma. Soy la última persona con la que deberías enojarte —sobaba su espalda y se ganaba una mirada de soslayo por parte del azabache.
—¿Qué quieres? —preguntaba TaeHyung, finalmente.
—Actualizarme... —respondía el general.
—Te dije que no juego para ningún bando, excepto el mío propio
—Debes elegir, angelito
—TaeHyung —corregía.
—¿Cómo van las cosas con tu eterno amor?
—No te importa —bebía otro vaso completo y volvía servirse de la botella que tenía a su lado.
Agalariept pedía un vaso para él y el barman se lo brindaba.
—Escuche que revelaste tu verdadera identidad ¿Eso es cierto? —preguntaba el hombre de porte elegante.
TaeHyung apretaba sus dientes, enmarcando más su filosa mandíbula.
—Escuchaste mal. Yo no revelé nada —corregía.
El barman brindaba al general un vaso, y éste procedía a servirse un poco de whisky para él. Luego del primer sorbo fijaba sus ojos en TaeHyung.
—Pero ibas a hacerlo ¿O me equivoco? —insistía. Viendo fijamente a TaeHyung.
El azabache tenía bien en claro que sus pensamientos no le eran un secreto para el general de la segunda legión. Se mantenía con la poca calma que tenía y volvía a beber de su vaso.
—No lo hice. Él comenzó a decir incoherencias —respondía, como si una parte de él necesitará tener esta charla—. Él solo comenzó a burlarse cuando le pregunté si creía en los demonios.
Recordaba el momento vivido hacía unas horas atrás y el general recibía la información que sin querer TaeHyung había dado.
—Frio —comentaba luego de unos minutos—. ¿Lo has visto dormir? —preguntaba de la nada.
TaeHyung se giraba confundido y negaba—. No lo he visitado
—¿Ni una vez luego de haberlo encontrado? —el demonio fingía sorpresa.
—No, Agalariept. Ni una vez.
La realidad era que si TaeHyung hubiese intentado un poco o buscado ayuda extra, él podría haber dado con SeokJin antes de aquella noche. Pero él prefería que su amor volviera a él, eventualmente el nuevo encuentro había sucedido y estaba seguro que lo había sentido cerca en algún que otra ocasión. Pero aún con su naturaleza, él no había forzado el segundo enfrentamiento entre ambos. Había sucedido todo por mano de SeokJin—y un TaeHyung más que predispuesto, claro—prefería quedarse quieto, mentirse a si mismo y pensar que SeokJin vendría a él por necesidad o curiosidad.
Sin mencionar que no le parecía nada bueno observar al humano en su vida cotidiana, como si fuera un jodido angel guardián. Solo sería una condena peor de la que ya estaba viviendo, hacía mucho, mucho tiempo ya. Notaba como Agalariept hacía una mueca de sorpresa, con la mano sobre su mentón, no pudiendo creer que el ex de luz se había restringido tanto.
—Eres aburrido, TaeHyung —soltaba finalmente.
—No tendría sentido torturarme así —respondía.
El general chasqueaba su lengua y lo miraba atentamente, con una expresión descreída en su rostro.
—Pero si cuando eras un angelito, vivías noches enteras al lado de su lecho —rememoraba el demonio—. Acariciándolo de pies a cabeza lo que tú forma celestial te permitía. Observándolo dormir. Deseándolo y anhelando
—Cierra la jodida boca —pedía, golpeando con fuerza el vaso sobre la superficie de madera y llamando la atención de los presentes a su alrededor.
El barman se acercaba y exclamaba—: Amigo, si lo rompes lo pagas
—Lo siento —murmuraba TaeHyung.
—Como sea, estás advertido.
Agalariept comenzaba a carcajear a su lado, irritandolo aún más.
—¿Que te parece tan divertido? Dilo, así nos reímos juntos —exclamaba TaeHyung.
El demonio se detenía y pensaba al respecto. Luego chasqueaba sus dedos y añadía:
—¿Recuerdas aquella noche en la que habías hecho guardia a su lado y habías rozado sus labios y suspirado su nombre con tanto deseo? —se mofaba—. Luego ¡Boom!
TaeHyung se sobresaltaba ante aquello y estaba odiando al demonio a su lado. Haciéndolo volver al inicio de todo su sufrimiento.
—Siete años encarcelado para luego no arrepentirte de tu pecado y terminar siendo exiliado del cielo —susurraba en su oreja—. Para entonces ya eras conocido en el infierno. Todos hablaban de ti.
TaeHyung bajaba la vista, luego de unos momentos enfrentaba al general, cara a cara—. ¿Por qué traes eso a memoria? —cuestionaba enfurecido.
El general pretendía sacudir polvo inexistente del hombro de su chaqueta y replicaba—. Tu chico duerme muy poco ¿Sabés? —añadía con voz suave—. Él pareciera tener pesadillas siempre que duerme. Sé que te importa y supuse que debías saberlo.
Se alejaba y dibujaba una expresión desinteresada en su rostro. TaeHyung no esperaba aquella información, para nada. Nunca hubiera imaginado que el general le diría algo como aquello. Se mordía la lengua y apretaba sus puños, no queriendo caer en aquel juego pero aquella llama que aún ardía por SeokJin lo obligaba a meterse en él.
— ¿Qué sueña? —preguntaba.
Agalariept tocaba su mentón otra vez, pretendiendo tener ese porte misterioso frente al ex ser de luz.
— ¿Sabés? no lo sé —respondía finalmente, luego de unos segundos largos—. Es difícil saber que es lo sueña y pasa por su cabeza —añadía—. Está muy perturbado, TaeHyung.
La pierna izquierda del azabache comenzaba a moverse bajo la barra, ansioso y preocupado.
—Lamento no poder ayudar más, solo sé que él no descansa casi nada —soltaba con un tono preocupado que TaeHyung no creía ni por un segundo—. Tu lo amas y supuse que querrías saberlo.
TaeHyung abría sus ojos y luego fruncía sus cejas otra vez—. ¿Amor? —replicaba—. No sé de lo que hablas
—Oh, vamos angelito —respondía el general—. Sabes muy bien lo que es eso, porque exactamente dicho sentimiento te trajo aquí
—Gracias por recordarme mi anatema, general —respondía entre dientes y sostendiendole la mirada al demonio.
Agalariept se acercaba a la oreja de TaeHyung y murmuraba—. No te enojes con la única persona que te mantiene al tanto de lo que pasa en el infierno y ahora con tu chico —susurraba—. Enfócate TaeHyung. Ya no perteneces a este mundo, así que acelera tu jodida curiosidad. Ve que le pasa, que necesita y haz tu maldito trabajo, luego olvídalo
—No voy a elegir bando alguno —replicaba—. Deja de pretender que eres mi único amigo
—No lo pretendo, lo soy. Y por nuestra historia, sabes muy bien que jamás te he mentido o jugado contigo —aclaraba—. No olvidemos que el ángel de la muerte quiso encerrarte en una jaula por toda la eternidad, a causa de meterte en su área y yo fui quien intervino por tí ¿O lo olvidaste?.
TaeHyung miraba ahora hacia el frente, más no respondía. El general tenía razón, había salvado su trasero de una condena peor a la que tenía ahora. Al menos con su forma actual TaeHyung podía darse ciertos gustos. Pero si hubiera sido encerrado ahora sería una demonio más, de horripilante forma y la marioneta de alguien de mayor rango. Hubiera olvidado por completo la poca vida vivida con SeokJin y hubiera sido reducido a un simple lacayo infernal. A la jerarquía más baja de demonios.
Le daba escalofríos el solo pensar en eso.
El general se ponía de pie y sacudía su traje. Sacaba dinero de su bolsillo, luego de ver qué había dejado al ex ser de luz algo descolocado y más pensativo que antes. El dinero sacado lo ponía sobre la barra frente a TaeHyung.
—Toma, para que sigas pretendiendo ser algo que ya no eres y no serás nunca —añadïa—. Un simple mundano.
Se alejaba luego de haber largado aquellas palabras agrias, dejando a TaeHyung con aquella ansiedad relacionada a SeokJin a flor de piel. Quizás, ahora él debería de ver si Agalariept había sido honesto con él y ver qué hacía SeokJin cuando se bajaba el telón, quedándose solo y apartado de aquella imagen de chico rudo.
Quizás era hora de ver la escencia de éste y saber de que estaba hecho para ser tan diferente al hombre que él había amado, hacía ya muchísimo tiempo atrás.
Hola mis amores, seguimos avanzando ¿Que les pareció?
Tengan buena noche.
Con amor Niñita Nany 💜
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