Delante de la cámara, toma 1🎬
Los prepararon para todo en el sanatorio, menos para convivir entre ellos mismos. A pesar de que chocaban miradas en los pasillos o en una que otra reunión con la Dra. Y muchísimo menos estaban preparados, para que millones de personas ajenas a su vida supieran de manera espontánea lo que les sucede. Esas cosas tan extrañas que los llevaron a convertirse en internos de ese sitio.
O sea, seamos honestos...
Nadie está listo para gritar a los cuatro vientos cuál es su situación. O más bien su condición, y tampoco el porqué están en un loquero. Ni siquiera ellos, que aman tanto ser diferentes (algunos), son capaces de decir qué los diferencia del resto.
—Bien, comencemos ya —implora Beta, está cansada. Aunque aquello fue más una orden de diva. Ya le han hecho cinco sesiones de fotos desde que llegaron los camarógrafos. Está harta de tener que posar y posar, y aunque para su alta y perfecta autoestima es algo fructífero. Ella solo quiere que terminen con eso, lo más pronto posible porque tiene una mala espina de todo esto. En el fondo, siente que hay algo malo.
Katherine, la asistente de Nicanor. Da por fin la orden para que la chica, quien lleva puesto un diminuto y rosado bikini tome asiento en una silla, detrás de una cámara con el número 7.
La asistente se posiciona, del otro lado del estudio muy alejada de Beta y le da las instrucciones:
—Primero, ignora la pantalla verde detrás de ti...
—¿Para qué demonios es? —espeta confundida mientras se da vuelta para verla, haciendo lo contrario a lo que le han dicho.
—Con esa pantalla, podremos colocar cualquier fondo a tus espaldas. Al momento de la transmisión y cuando el capítulo sea editado.
—¡Vaya!
—Segundo, debes ser tu misma. Responde lo que te voy a preguntar, de la forma más natural y arriesgada posible. Es lo que le gusta al público, el drama.
Y Beta, al igual que muchos de los del sanatorio es la reina en eso.
—Bien —suelta ya con fastidio.
—Y por último, cuando se encienda la luz roja de la cámara quiere decir que ya estamos grabando, cuentas hasta tres en tu mente y hablas...—Katherine mueve su dedo índice y grita—: ¡LUCES, CÁMARAS... ACCIÓN! —sin previo aviso, ni siquiera al mismo camarógrafo.
Y tomando a Beta por sorpresa.
Pestañea...
Como si algún interruptor se encendiera dentro de ella, sonríe.
Toma posición erguida en la silla metálica dónde se encuentra, no puede verse mal.
—Hola, Beta... Es un placer tenerte aquí. Preséntate, por favor.
Beta comprendió que éste era su momento...
Esto es lo suyo, nació para la fama. La atención de la gente, por algo el destino le estaba dando ésta loca oportunidad de poder triunfar en la pantalla grande.
Es el momento de demostrarle a todos y cada uno de los que le decían que con esa personalidad egocéntrica no llegaría a ningún lado, que llegó incluso más lejos de lo que pasó por su cabeza.
Observa su recién hecha y perfecta manicura, y comienza el show.
—Hola, soy Beta —deja al descubierto su blanca dentadura.
—Muy bien, Beta... Cuéntanos... ¿Qué expectativas tienes respecto al reality?
Beta observa fijamente a la cámara y sonríe con desdén.
—¿Expectativas? ¡Já! Cariño, hace mucho que nadie las llena... Nada de lo que hagan o digan me sorprenderá. No creo que éste proyecto sea relevante.
Decir lo que no sientes, solo para demostrar que no sientes. ¿Irónico?
—Uhmmm... Interesante. ¿Sabes qué tus amigos y familiares verán esto, no? ¿Cómo te sientes respecto a eso?
Asiente y prosigue:
—¿Familia y amigos? Hace mucho que no uso eso, prefiero no cargar con cosas innecesarias...
Katherine abre los ojos ante la reacción de la chica, pero debe continuar.
Le advirtieron que se encontraría con cosas de ese tipo, hasta peores. La personalidad de Beta ha sido reprimida durante mucho, así que no pueden pedirle ahora al león que no ruja.
—Bien, dinos... ¿Cuál fue tu impresión al saber que estarías en un reality televisado en todo el mundo?
Se encoge de hombros.
—¿La verdad? —se acomoda en el asiento— Me extraña que quieran transmitir en vivo lo jodidos que estamos, aunque —coloca su dedo índice sobre sus labios, pesando— eso es lo que llama la atención de los televidentes... Vernos mal. O querer hacerlo, porque a mi nadie me verá mal.
Guiña un ojo.
—Vas entendiendo más o menos de qué va esto. ¿Qué te parece ir a Venezuela?
La voz de Katherine aumenta su excitación. Cada vez esto le gusta más, es asistente de uno de los mejores productores ejecutivos de la historia. Y su padre le dijo que estudiando Comunicación Social no llegaría a ninguna parte, Katherine espera con ansías que su familia vea el programa y que el rating supere incluso Keeping up with the Kardashians.
—Uhmm... Es un lindo país, sus playas son hermosas. He ido unas...—enumera con los dedos de la mano— Ahm, siete veces. Mis padres son dueños de una franquicia hotelera por allí, así que es como ir a la esquina de mi casa.
Intenta restarle importancia.
—¡Genial! Entonces, no será una novedad para ti el pisar tierras venezolanas.
Beta niega, sus humos cada vez van creciendo, mucho más.
Eso es lo que necesitaba. Un pequeño empujón para ser la misma de siempre. Y ahora con autorización para ello. Nadie le puede reclamar que sea lo que es, porque eso es justo lo que el público quiere.
Aunque, por error...
Echó un vistazo a la puerta de la sala donde le están realizando la entrevista y se consiguió con Jorge...
El enfermero.
Hay algo en él que la atrapa.
Sacude la cabeza y se concentra en su momento de fama, el cual apenas está comenzando.
—¿Tienes algún mensaje que decirle a la gente que te está viendo?
Asiente.
—Claro, jamás dejen que les quiten el control de su vida.
Guiña un ojo.
—¡Y CORTEN...! —grita Nicanor.
Apreció en el estudio de grabación, o más bien la sala que facilitó la Dra Alicia para que grabasen.
—S-Señor...—salta nerviosa Katherine.
Pensaba que sería ella sola con esto. Esperaba que le tuvieran la confianza suficiente como para darle semejante responsabilidad.
—Excelente —aplaude, Beta sonríe.
—Ahora. Es suficiente material, que pase el siguiente.
Beta se pone de pie y se dirige a la puerta, donde la espera Jorge.
Algo que le llama mucho la atención es sí Jorge es el único enfermero en el sanatorio. Puesto que desde que llegó, es el único que la ha atendido. Mientras que a los demás, los ha visto cambiar siempre.
Sale de la habitación y en el trayecto, se encuentra con una chica de cabello largo. Con un color oscuro, castaño al parecer. Y ojos enormes. El primer día Beta la vio, y hoy nuevamente se topa con ella. Tiene la mirada perdida y ya no tiene esas cicatrices que se le veían hace ocho meses.
—Pasa —da la orden Katherine, al verla desorientada.
—Toma asiento, en unos segundo procedemos contigo —anuncia Nicanor.
Ella asiente y hace caso.
—Kat, ven —ordena Nicanor. Llevándose a su asistente a una esquina de la sala.
Ambos están de frente.
Si alguien supiera el romance que hubo entre ellos hace unos meses, juzgarían el hecho de porqué terminó tan rápido.
—¿Qué sucede? —lo encara la asistente, su respiración está pesada debido a la molestia que éste le causa.
—Tenemos qué hablar.
Ella rodea los ojos y hace ademán de regresar a su asiento.
—Por favor...—insiste éste.
—Al salir.
Una oportunidad más, otra. Katherine no entiende. De hecho, ninguna chica entiende.
—Continuamos—da la orden— Tu debes ser... ¿Simonne?
—Sam—corrige ella.
—¿Sam? Un placer, ¿te sientes cómoda con el pareo?
Ella asiente.
—Bien pues... Lamento informarte que durante las grabaciones te lo tienes qué quitar.
Sus ojos se abren.
—¿Te aplicaron maquillaje cuándo hiciste la sesión de fotos, no?
—Ahm... Si...
—Bien, entonces quítatelo.
Ordena Katherine.
Sam respira profundo y le hace caso. Siente la mirada de todos en el set, porque aunque le hayan recomendado cremas, ungüentos y muchas medicinas. Todavía quedan en su piel finas líneas claras que denotan que meses atrás tenía horrendas cicatrices.
—¿Está bien? —indaga la ahora directora.
—Perfectamente —Sam siempre tan reservada y correcta.
Bueno, de un tiempo para acá. Porque resulta que debido a su problema, tuvo qué crear a una nueva Sam.
Antes era tan dinámica. Alegre y muy confiada de sí misma, pero ahora...
—¿Qué te parece la idea de convivir con jóvenes como tu en la misma casa?
La cámara nunca dejó de grabar, aunque hayan dicho "corten".
Se encoge de hombros la pelicastaña.
—No es algo que me llame la atención, la verdad.
—¡Vaya! ¿Y qué te trajo a éstas instalaciones?
Ella lo piensa, pero lo ejecuta.
Sube sus brazos y enseña unas finas y claras cicatrices.
—Esto. Ni preguntes, porque no tengo ni puta idea de cómo me las hice.
Katherine frunce el ceño.
Nadie puede comprender que Sam, es un libro abierto. Pero en blanco.
—¿Cuál es tu carencia?
—Si supiera, lo diría.
—Bien, ¿te gusta el alcohol?
Asiente, cierto brillo se ve reflejado en sus ojos.
—Es mi mejor amigo, bueno lo era.
—Pronto lo volverá a ser.
Suena sus dientes.
—¿Qué sentido tiene que me hayan desintoxicado de todo lo malo tantos meses para volver a retomarlo?
Sus ojos observan con severidad a la cámara.
—¡Y corten!—ordena Kath— Si tuviera una respuesta te la daría. Siguiente.
Sam la analiza por unos minutos, y luego sale de allí.
Pasaron doce minutos para que Osmilda llegara. Por alguna extraña razón, odia toparse con Sam en los pasillos y en cualquier espacio del sanatorio. De manera que siempre deja un intervalo de tiempo para no estar cerca de la chica.
¿Curioso, no?
—¡Bienvenida!—saluda Kath, cuando ya todo está listo.
Osmilda sonríe, enseñando su blanca dentadura.
Verla sonreír es un sueño, su sonrisa es tan contagiosa que haría feliz a los mismísimos ángeles.
—Muchas gracias, Katherine—expresa la chica, con demasiada naturaleza.
Al parecer, estar delante de las cámaras no solo es para Beta. Y supongo que Osmi no será la única, tampoco.
Habrán más chicos a los que les guste el show, y eso es en lo que pensó Nicanor al plantear ésta idea.
—Cuéntanos, ¿qué esperas de toda ésta locura?
—Que nos terminen sacando del sanatorio. Bueno, a mi. Puedo hablar solo por mi, a los demás todavía ni los conozco.
—Ya habrá tiempo para ello—la alienta.
—Sí, eso creo. La verdad solo quiero disfrutar y conocer esas hermosas playas de Venezuela.
Sus ojos se llena de ilusión. Siempre quiso conocer tan maravilloso país y ahora, como si el destino se la debiera, podrá hacerlo.
—Ah... Quieres conocer Venezuela.
—Siempre.
—Muy bien. Tenemos mucho material por hoy, hasta luego.
Osmi se levanta de la silla moviendo su escultural cuerpo.
Pero se detiene en la puerta del set.
—¿Por qué hacer todo esto? ¿Qué nos hace especiales?
Katherine, quién estaba concentrada en un montón de papeles y gráficas, sube la mirada y responde:
—El hecho de que sean reales.
JELOU MAY PIPOL💘
Soy muy buenita, y un amor. De manera que a la hora que sea que me acueste SOLO POR hoy, prometo subir el siguiente CAPÍTULO. Recuerden que estos son simples extras para que sepan cómo se van desarrollando las cosas (el desmadre en sí). Muchos ya saben de quién tratará el siguiente capítulo, pero a los que no... No les pienso spoilear jajajaja. Los amo mucho. Disculpen si ven faltas en mis capítulos, pero es que si no los publico como me salgan, nunca los publicaré 🙂
Besos 💗
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