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—Escuchen. Es difícil; lo sabemos muy en el fondo. Han tenido que soportar con mucho dolor desde que Dahyun y Jaejoong se fueron... Y ahora Yoona también nos abandona. Sin embargo, quiero que sepan que siempre tendrán apoyo necesario para seguir adelante. ¿Bien? Hoy... no es un día más en el calendario. Hoy pueden hacerlo mejor, igual que muchas otras personas más ahí afuera. ¿Se dan cuenta?
Jungkook y Taehyung no estaban prestando mucha atención a lo que Kim Kibum decía. Sabían que consuelos salían de su boca, pero estaban absortos en predecir para qué habían sido detenidos a mitad de las escalas hacia el comedor.
—Chicos, nosotros...
—Hyojin, ¿qué pasa? Vayan al grano.
Ella no pudo responderle a Jungkook, así que Kibum confesó.
—Taehyung. Jungkook. Llegaron nuevos pacientes.
Así que esa era la noticia.
—Vengan —Hyojin los alentó a terminar de bajar las escaleras con un deje de nerviosismo, pues no sabía cómo iba a reaccionar el par de muchachos, y lo cierto era que ni ellos sabían cómo responder.
Allí, sentadas en las pocas sillas del comedor, se hallaban tres chiquillas. Una de ellas se sentaba bien apegada a la otra; parecían ser cercanas. Una miraba escéptica a Jungkook y Taehyung de pies a cabeza, como mirándolos por encima del hombro con menosprecio. Al lado de aquella rubia de cabello corto, yacía una chica pelinegra con los labios apretados en una línea muy recta, como si estuviese aguantando algo, y no paraba de mirar las rayas de la madera en el suelo. Por otro lado, había una chiquilla que aparentaba ser notoriamente más joven que cualquiera bajo ese techo. Llevaba el pelo bastante corto —hasta la altura de sus oídos— y sus facciones eran aniñadas y simpáticas. Se demoró en darse cuenta de la presencia de las personas entrando al cuarto por estar distraída con una mosca y, al percatarse finalmente, se adueñó de un rociador sobre la mesa para espantar al insecto. De un salto abandonó su silla y trotó a extender su mano al dúo de chicos, efusiva y llena de energía.
—¡Hola! ¡Hola! Doble saludo porque son dos —se rió sola y sonó como un parabrisas.
—Eh... Hola —Jungkook se rascó la cabeza.
—¿Cómo te llamas? Yo soy Taehyung y él es Jungkook —presentó pasando su brazo delgado por los hombros del castaño.
—Ah, yo me llamo Lee Jihyun. Acabo de llegar hoy, ¿me ayudarían a subir mis cosas por la escalera luego de la inspección?
—Claro.
Jihyun sonrió.
—Ellas son Kim Taeyeon y Young Tiffany. También arribaron hoy —Hyojin introdujo a las muchachas—. Saluden... —les envió una mirada desaprobada al dúo de jovencitas. Estas se levantaron sin muchas ganas e intenciones míseras. Se estrecharon las manos algo fuera de lugar con los muchachos y volvieron a sentarse en sus sillas— Perfecto. Es tiempo de desayunar. Adelante, chicos. Provecho.
—Provecho... —bisbisearon todos a excepción de Jihyun, quien ya se había llenado las mejillas con trozos de cereal.
Los paramédicos se retiraron de la vista y cerraron la puerta de la cocina. Los choques entre las cucharas y los cuencos de desayuno iniciaron su bien conocido tintineo y Taeyeon se detuvo a mirar a la singular Jihyun.
—Parece que tenías hambre, eh —comentó la rubia.
—Sí... pero no —le sonrió grande esta, echándose otra cucharada a la boca golosa-. La cuestión es, Taeyeon, que siempre me como los carbohidratos primero porque son los alimentos que más demoran en digerirse. Así que si los consumo con presura, me desharé más pronto de ellos. Luego le siguen las grasas y proteínas, pero con bastante agua se van más rápido —orgullosa de sus estrategias se dio golpecitos en el hombro y alzó la quijada. Pero no fue muy lejos de eso...
—¡Jihyun! —el altavoz hizo sobresaltar a todas las chicas; Jungkook y Taehyung agradecieron estar acostumbrados al vociferador y se rieron cómplices— ¿Tenemos que repetirte las reglas otra vez? No se permite hablar de esas cosas bajo nuestra mira.
—¿Ups?
Así transcurrió el desayuno. Fue muy distinto a los anteriores que asistieron Jungkook y Taehyung. Quizá (y muy probablemente) se debía a la explosiva alegría que irradiaba Jihyun, porque sin ella en la mesa, hubiera sido una lúgubre reunión de dementes.
—Bueno, ¿cuántos años tienen ustedes? —quiso saber la muchacha con trozos de almendras en la boca— Yo tengo dieciséis.
—¿¡Dieciséis!? —Taehyung no ocultó su asombro.
—Es la más joven de todos aquí... —Tiffany murmuró por lo bajo, sin camuflar muy bien lo sobrecogida que también con saber ese número— Taeyeon y yo tenemos dieciocho.
—Somos primas.
—Oh —Jungkook se atoró con una nuez—, vaya.
—Jungkook también tiene dieciocho. Yo tengo diecinueve; no es mucha la diferencia —Taehyung tomó un sorbo de su agua y prosiguió—. Yo llegué antes de Kookie.
—Y se han vuelto muy amigos desde entonces, ¿no?
La pregunta de Jihyun era inocente, pero el resto no lo captó de esa manera...
—Ah. Ehm... Sí —Jungkook rió torcido y le robó una rebanada de pera al pecoso—. Ya nos ves.
—¡Bien! Porque también quiero ser su amiga. ¿Puedo juntarme con ustedes? ¿Podemos ser amigos?
Jungkook y Taehyung se miraron el uno al otro, tratando de averiguar las expresiones turbadas en sus rostros. Si bien, la joven castaña estaba siendo realmente traslúcida con sus sentimientos, no tendrían problema con ello. Por lo que Taehyung le hizo saber de su decisión a su chico regalándole un leve apretón en el muslo bajo la mesa, haciéndolo despistarse.
—Cuando quieras, Jihyun. Nos has caído muy bien.
—¡Ay! ¡Excelente! —ella aplaudió complacida— Tomen esto de mi parte como agradecimiento —del bolsillo superior de su estrafalaria chaqueta amarilla sacó dos envoltorios de chocolate vacíos. Ambos se le habían quedado mirando con duda hasta que la menor se enganchó explicando, embelesada—. Estos envoltorios son muy preciados para mí. No se los doy a cualquiera, ¿eh? —arqueó una delgada ceja y rió con su ocurrente carcajada— Verán... Cuando me siento mal, me llevó uno de estos envoltorios a mi nariz y los olfateo hasta el cansancio. Siento que me devuelven la vida. Es fabuloso... Hasta que se les va el aroma, claro —rodó los ojos, como si fuera de lo más común y obvio—. Además, si prestan atención, son envoltorios de los chocolates más predilectos. De esos que son más caros... Je, je, je —jugueteó maliciosa con sus dedos— ¡Vamos! ¡Prueben...!
—Eh...
Jungkook y Taehyung no tuvieron otra opción más que seguirle la corriente y, sin creerlo, disfrutaron del olor que irrumpió sus fosas nasales.
—Oh... Vaya —Taehyung volvió a inhalar.
—Lo haces parecer droga, Tae.
—No es droga, ¡tontos! —al parecer Jihyun se tomaba el sarcasmo muy en serio.
—Y ¿se supone que esto te tranquiliza? —el pecoso quiso saber.
—Eso lo tienes que descubrir tú —abrochó el botón de su chillona chaqueta antes de continuar parloteando—, pero a mí me quita el hambre.
—¡Lee Jihyun!
—¿Ups?
Pasar tiempo con Lee Jihyun sí que sería todo un dilema. Más cuando su sola presencia gritaba "energía"...
—Hey. ¿Nosotras no recibimos envoltorios o qué?
El caso de las primas era uno totalmente a parte, claro.
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