Capítulo 13 La mente es un arma de doble filo
—La mente nos juega en contra, de eso no hay duda. Decide hacer lo que cree más pertinente con las representaciones que nos resulta difícil de digerir, de sobrellevar y las envía en lo profundo y desde allí empujan para regresar a la luz de la conciencia. Allí esas representaciones se mantienen frescas, sin desgaste, como si hubiera pasado minutos desde que aparecieron y sin embargo, han pasado años. El inconsciente opera en el tiempo presente. El afecto ligado a las representaciones nos causa dolor, vergüenza. Si no lo ponemos en palabras, nuestra mente luchará de cualquier forma para expresarlo por medio de síntomas somáticos, de conductas que no entendemos y ahí es donde los demonios crepusculares entran en acción. Se alimentan de traumas: del afecto no puesto en palabras, de las representaciones que yacen en lo profundo de la mente —concluyó Cristian, dirigiéndose a una gran audiencia en el salón de juntas del hospital psiquiátrico.
Todos guardaron silencio y miraron a sus carpetas, ninguno parecía decir nada. Hasta que una joven se incorporó, acomodó sus lentes y se llevó un mechón del cabello castaño detrás de la oreja.
—Licenciado, necesitamos que nos diga que experimentó en la Crimson Zone, ya que dada la situación... Es decir, el fallecimiento de la gran mayoría de los pacientes por el ataque de los demonios de hace unos días, no sabemos qué hacer.
Cristian se giró y quedó mirando al pizarrón con anotaciones de lo que había dicho y suspiró. Hablar de lo sucedido era algo que aún le costaba, por más que había pasado por muchas terapias, aún le causaba dolor. Pero no iba a hablar de su experiencia, sino de otra cosa.
Tomó el borrador, borró las anotaciones, agarró el marcador rojo y comenzó a dibujar.
—En donde se aparece, hay arces japonesas —dijo dibujando los árboles—. ¿Alguien sabe lo que significan? porque también están presentes en la ciudad.
—El equilibrio y la magia —respondió el psiquiatra más joven de todos.
—Exacto. Los fundadores de Anacrom los plantaron para protegernos, despiden magia protectora y cuando se aparece en la Crimson zone, hay un bosque de estos árboles y un lago en especial, uno al que los demonios temen y nosotros debemos guiar a los pacientes a ese lago, es la única salida, arrojarse a él, pero están tan aterrados, tan lastimados psíquicamente, que no saben como llegar nuevamente a el. Al aparecer allí —comenzó a dibujar un demonio alto de ojos grises, orejas puntiagudas y de contextura esbelta, con rasgos casi humanos, incluso sin garras—. Este ser te recibe y nubla tu mente y le da espacio al que te ha infectado a que haga lo que quiera: tome tus temores, tus dolores, lo que te avergüenza, lo que te destruye y lo agrande, incluso le da cabida a crear recuerdos que no existieron, pero que están cargados de representaciones similares a las que se ha vivido.
—¿Sugiere hipnosis? El paciente podría escucharnos y lo podríamos guiar al lago.
Cristian negó con la cabeza, al recordar que eso intentaron aplicar con él.
—Totalmente desaconsejado, lo intentaron conmigo y me perdí más. Esa zona toma una forma diferente para cada uno, pueden ser pasillos oscuros con sangre en las paredes, una habitación en donde está esa persona a la que temes, lo que sea, depende de la mente de cada uno. Yo sugiero que se les hable a los pacientes, sin hipnotizar, tampoco administrar ningún fármaco, obstaculiza a los procesos cognitivos. Ellos nos oyen, porque confían en nosotros, así que también aconsejo, forjar un vínculo fuerte con sus pacientes.
—Disculpe ¿Cómo hizo usted para regresar? —preguntó la joven que primero había hablado.
Cristian apretó el puño y miró con disimulo sus cortes.
—No hay un sólo camino, como saben, cada caso es un caso nuevo, cada mente es diferente. Así que ellos encontrarán su forma, nosotros debemos guiarlos.
Tatiana que había estado al fondo, lo escuchaba con admiración y sentía que el corazón le daba un vuelco con tan sólo sentirlo hablar, algo que la incomodaba. Después de que ella y Alexia habían curado su herida, se habían vuelto más cercanos y quizás eso estaba despertando sentimientos que creía abandonados para siempre.
Cristian dio por terminada la reunión y todos lo aplaudieron. Se acercó a ella y le tendió la mano, pero él la atrajo y la abrazó.
—Hice lo que pude. Ahora ellos harán su parte y nosotros la nuestra y esto se acabará.
—Vamos a poder. Cristian, es impresionante lo que dijiste.
—Gracias por tus palabras y por venir —sonrió y quiso tocar su cabello pero no se atrevió—. ¿Quieres tomar algo antes de ir a tu casa a la reunión con los demás?
—Claro, vendría bien que te distraigas.
Mikel caminaba por el jardín de los Hamilton y pasaba sus dedos por los leones de la fuente. Sentía frío a pesar de que había sol y sabía bien el por qué, el tiempo se le acababa y debía hacer lo que había prometido.
Alexia estaba adentro, hablando con Henry, la podía ver por una de las ventanas. Ella había decidido hablar primero y luego que él entrara y viera la cara asombrada de Henry, al cual detestaba. Se estrujó los dedos y sintió la voz cálida de quién se había pasado evitando.
—Mikel, no sabía que vendrías —dijo Francis detrás de él.
—Pensé que sería una reunión de Henry con mi hermana y yo ¿Qué haces aquí? —preguntó molesto volteando a verlo, pero al encontrarse con su mirada, no pudo resistir sentir una calidez en el corazón.
—Tu hermana me llamó.
—¿Alexia te dirije la palabra?
—No lo hacía pero dadas las circunstancias. Tenemos que unirnos y frenar a esos demonios. Supe que Cristian fue a dar una reunión en el hospital psiquiátrico.
Mikel se acercó y desvió la mirada, ya que si no lo hacía los sentimientos podían jugarle en contra.
Francis tenía puesto una campera marrón de gabardina y un colgante rojo en forma de lágrima, el jean desgastado y el cabello desordenado. Mikel se fijó en él y se sonrojó levemente.
—Ya sé que estás molesto conmigo pero...
—No importa, Francis, dejemos de lado eso y nos centremos en esto ¿Sabes algo del demonio primordial? —se amarró el cabello en una coleta, dejando al descubierto un tatuaje de estrellas celestes, similar al de Francis pero del lado derecho. Se desprendió dos botones de la camisa azul y se acercó a él.
—Está muerto, tu familia y la mía, lo mataron, aunque sé que por jerarquía alguno lo ha sustituido.
Mikel negó con el dedo índice.
—Debemos saber quién lo sustituyó y además, hay un demonio que te recibe al llegar y te provoca confusión y da lugar al que te infectó, de jugar con tu mente, eres como su marioneta.
Francis tragó con dificultad y tomó la mano del pelirrojo.
—No entiendo, entonces ¿Cómo lograste salir?
—Hice un trato —se inclinó y besó su mejilla—. Debo dar algo a cambio o vendrán por mí
Se apartó un poco sonrojado por el beso pero sacudió la cabeza tratando de olvidar eso y acomodar sus ideas.
—¿Qué estás diciendo? ¿Dar algo a cambio?
—Lo hice para proteger a Alexia y a ti —apretó los puños—. A pesar de que me heriste no quería que sufras una infección psíquica y tampoco mi hermana —miró a la ventana y vio que ya no había nadie—. Francis, ayúdame, no queda tanto tiempo.
Francis lo atrajo hacia sí y en cuanto quiso besarlo, Henry dijo a viva voz entrando:
—¡Mikel Landon, resucitaste!
El Campo Magín, se dividió en dos y cambió sus colores: una parte era energía roja y la otra verde, ambas parecían tirar chispas y los personajes surgieron en cada parte, una era una mujer de cabello oscuro con una espada claymore y la otra una chica pelirroja con un arco plateado, ambas movían la boca pero sólo sus creadores las entendían.
—Escúchame bien, hace años que no nos conectamos pero no hagas una rabieta, Emily, ahora es momento de entrenar —dijo Mikel a la joven de cabello oscuro, en la parte de energía verde.
—Hemos trabajado hace poco, esto debería ser sencillo para ti —dijo Francis a la pelirroja.
—Henry, haz los honores entonces.
Henry se ubicó en la pantalla más próxima a Mikel y Tatiana a la más cercana a Francis.
—Landon, estás al mínimo de Resiliencia. Creo que te precipitaste.
—Cállate, Hamilton, apenas me estoy adaptando pero si queremos demostrarle al Kenneth cómo funciona realmente, no es momento de tenerse en esos detalles, luego tendré una sección con el psicólogo ¿Entendido?
—Está bien —respondió no muy convencido y apretó un botón azul debajo de la pantalla.
Dos puertas a los costados se abrieron y aparecieron cuatro demonios medianos cerca de los personajes. Sus cuerpos eran negros y sus extremidades casi humanas, el cabello oscuro y lacio les tapaban la frente y emitían gruñidos.
—Francis, tú estás bien en todos los niveles, así que demuestra lo que puedes hacer. Tienes dos a cada lado de tu personaje, te recomiendo que ataques al de la izquierda —anunció Tatiana.
—Mikel, hay uno al frente de tu Emily y el otro está arriba, puede saltar encima de su cara y esas garras dejan ciego, a ver qué haces.
El personaje de Mikel dio una vuelta con agilidad y le clavó la espada en la espalda al demonio y el que estaba arriba, se lanzó a su cuello.
Francis se concentró e indicó al suyo que primero le diera un flechazo al de la izquierda y entonces, cruzó la línea pasándose al otro espacio.
—Eh eh, eso es peligroso, Francis, que se quede de tu lado, ingresar al otro espacio puede interferir con la energía psíquica de Mikel —se alarmó Tatiana.
—Siempre hemos trabajado juntos, no te preocupes.
El personaje de Francis le dio un flechazo al demonio que no soltaba el cuello de Emily y al liberarse, lo remató con un espadazo. El otro ser que había quedado del otro lado, se abalanzó contra ambos personajes y fue embestido con una flecha justo en el pecho.
Tatiana apretó un botón blanco desde su pantalla y el espacio Magín se apagó.
—No había de qué preocuparse —soltó Francis estirándose.
Alexia que esperaba a Francis cerca de Tatiana, le dio una cachetada y Cristian se encogió de hombros detrás de todos al ver el accionar.
—Mira, imbécil, pusiste en peligro a mi hermano.
—Ya hemos hecho esto antes, además esos demonios eran de clase baja —respondió refregándose la mejilla.
—Hermana, tranquila.
—Encima tenías bajo tu nivel de Resiliencia, fue muy imprudente —frunció el ceño y se alejó.
—Cristian ¿Qué te pareció? Ya sé que mi hermana te había enseñado como funcionaba, pero queríamos mostrarte como era cuando dos están en ese espacio. Claro que esto es sólo entrenamiento, cuando debamos enfrentarnos en serio, abriremos la puerta del medio y de allí surgirán los demonios de rango intermedio.
—¿Y los crepusculares también?
—Quizás, ellos están más en lo profundo y puede que aparezcan por acá aunque no es probable. La idea es despejar a los que están más próximos de la entrada de la Crimson zone y luego ya nosotros ingresamos. Pero hay que tratar de no enfrentarnos directamente con ellos acá —informó Henry emocionado —. Tus padres estuvieron también en la construcción de este espacio y aportaron datos importantes, entre ellos, las limitaciones y peligros.
—Lo sé, como que lo que Francis hizo no está bien. Interferir en el espacio de batalla del otro supondría una infección de energía psíquica y el creador podría tener un ataque, sería un desastre —comentó acercándose a todos y mirando a Francis.
—Es cierto, fui un imprudente. Mi madre me entrenó por eso me animé —agregó Francis con la mirada baja.
—Qué dices ¿Te unes a nosotros? —preguntó Tatiana sonriendo.
—Claro, acepto, si eres tú quien me enseñas, Tatiana.
Ella se sonrojó y los demás miraron a ambos asombrados y con expresiones pícaras.
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