Esa mañana de 1970 el anden 9 3/4 estaba lleno de personas, cada familia envuelto en su propia burbuja de despedidas y lagrimas. Las De leon no eran la excepcion, Leonor abrazaba con fuerza a su hija mientras lloraba.

- Te voy a extrañar mi niña.

- Yo a ti igual, te escribiré semanal.

- Todos los días - corrigió Leonor mirándola con severidad a través de sus ojos aguados.

-Si, todos los dias - murmuró sabiendo que no lo haría.

Tras despedirse de la familia Davies completa se cómodo su boina y camino junto al hijo de Anthony, Francis Davies.

La relación entre ambos era tensa e incomoda, no se llevaban bien pero hacían el esfuerzo de agradarse, Francis parecía ser un chico introvertido cuyo tema de la gerarquia mágica era muy importante, por lo que ambos no tenían la mejor relación de "primos". El ni los Davies jamás habían tocado ese tema frente a Leonor o Anacaona, pero ambas sabían que la familia Davies no es era muy tolerante con los muggles.

Una vez dentro del tren, Francis suspiro y miro a Anacaona.

- Escucha, De leon, tengo mis amigos.

-¿Tienes amigos? - estaba genuinamente sorprendída-

- Y me ire con ellos, no creo que puedas venir, es probable que les caigas algo... ya sabes.

La morena lo miro de la cabeza a los pies y bufo. Tomó su maleta y entro al primer compartimiento vacio que vio. De todos modos ¿quien lo necesita?

Las horas pasaron lentas, y Anacaona no conseguía entretenerse con nada, ni su libro de hechizos avanzados, y su libro de la historia de Quiddith, sus revistas de moda Muggle o sus cartas del horóscopo.

- Mierda - maldijo justo cuando la puerta se abrió, un chico de cabellera rubia y ojos azules le miro y sonrio.

- Yo te conozco.

Anacaona lo miro extrañada pero sonrió con cortesia.

- ¿Eso crees?

- Si, eres la chica de la ventana.

Al récordar no pudo evitar sonrojarse. Así que fue quien la vio, que pena.

- Siento eso - rio -, soy Anacaona De leon.

- Tom Edevane - se presentó el chico, extendió la mano y al tomar la de Anacaona la beso con cortesia.

Anacaona río sonrojada -, ustedes los ingleses son raros.

El chico la miro fijamente sin saber que movimiento hacer - ¿Y eso es malo?

- Para nada - se apresuró a responder - son encantadores.

Tom la miro fijamente aún sosteniendo sus mano, Anacaona empezó a ponerse nerviosa ¿y a este que le pasa? . La puerta del compartimiento fue abierta nuevamente y una cabeza rubia se asomo.

-¡Ahí estas! - chilló Narcissa, Anacaona por un momento creyó que fue a ella, pero entonces vio como Narcissa abrazo a Tom con fuerza y se sintió incomoda. Volvió a sentarse y los miro hablar un pequeño momento sobre sus vacaciones y sus amigos, hasta que Narcissa se fijo en ella y manoteo a Tom por sus malos modales al no presentarlas aunque ya se conocian.

- Nos volvemos a ver - sonrió ella y Narcissa le sonrió igual.

- ¿Porque ni nos acompañas al vagón de los Slytherins?

La morena los miro con interes.

- ¿El tren se divide por casas?

- No, pero las serpientes no nos juntamos con cualquiera - respondió Tom y le guiño un ojo, Narcissa rodo los ojos y la tomó de la mano.

- Vamos - dijo, pero Anacaona se solto.

- No creo que sea lo mejor - dijo -, les seré sincera, no tengo ni una pizca de astucia o lo que sea, no soy para una una Slytherin.

- Oh - murmuró Tom.

- Pues te hacemos compañía - respondió Narcissa y tomó asiento -, ¿y esto que es? - pregunto tomando una revista con la portada de un mujer vestida con cuero rojo y delineado de gato.

- Es una revista sobre moda, consejos y todo eso, es entretenido y te distrae.

Narcissa abrió la revista la ojeo un poco y luego la cerró, miro a Anacaona con seriedad.

-¿Muggle?

La morena asintió sin darle importancia.

- Anacaona, las cosas muggles están prohibidas en Hogwarts - dijo Tom, mirando casi con asco la revista.

- Claro que no - bufo Narcissa y miro mal asco chico.

- Pues que raro que me hayan admitido siendo mi padre un Muggle -soltó Anacaona con frialdad-. Pero si tanto les molesta pueden irse.

Sinceramente no espero que Tom saliera del compartimiento con cara de haber olido algo asqueroso. Se volteo a ver a Narcissa sintiéndose ofendida por el rechazo de Tom.

- Anacaona, hay chicos muy intensos en Hogwarts, no quiero que reprimas quien eres, pero me gustaría que te evitarás algún mal roce, porque de ser así estarías sola, otros tienen familia y amigos aqui, pero tu no, si personas como mi hermana Bellatrix te vieran con esto - señalo la revista -,no dudarían en maldecirte y en serio me gustaría que no sufrieras algún inconveniente.

Anacaona no supo quien debía ser Narcissa para ella ¿una conocida? ¿una amiga? ¿una aliada?

La rubia dejo la revista donde estaba y se levantó.

-Me iré antes de que a Tom se le suelte la lengua, y debes vestirte, ya casi llegamos a Hogwarts.

La rubia salió del lugar y Anacaona se quedó sola una vez mas.

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El uniforme de Hogwarts le quedaba bien, a ella le gustaba y se sentía comoda. La capa del uniforme la protegía del frío ambiente de septiembre, a diferencia de sus compañeros el suyo no tenia color o el emblema de alguna casa, y el hecho hecho de que en unos minutos se enteraría la puso nerviosa.

En la sala que estaba habían niños que no dejaban de hablar sobre a que casa irian.

- Descuida Lily, ya verás como irás a Slytherin.

- No creo Severus.

- La mejor casa de todas será bendecida con mi presencia ¡Gryffindor!

- Es buena, James, pero no creo que la mejor.

- Vamos Remus ¿como no va a ser la mejor?

Las charlas continuaron hasta que Minerva Mcgonagall volvió a entrar a la sala.

Le siguieron hasta el comedor, donde Anacaona admiro todo pero no se concentro mucho, sintiendo las miradas de muchos sobre ella y, pues claro, era una chica de quince años en un grupo de alumnos de doce a trece años.

Miro a los profesores y director, quien le dirigió una sonrisa que Anacaona respondió sin mostrar los dientes.

- De leon, Anacaona - fue la primera en ser llamada.

Camino hasta la butaca, tomó asiento, el sobrero y fue puesto sobre su cabeza.

Esto es demasiado obvio -escucho una voz en su cabeza -impulsiva, fuerte, protectora, y valiente, siempre afrontando tus problemas y enfrentando a otros por la más mínima cosa.

-¡GRYFFINDOR!

La mesa de los leones rugió. Anacaona camino hasta la mesa con una sonrisa siendo recibida por aplausos y sonrisas.

- Bienvenida a Gryffindor.

Miro a la mesa donde estaban sentados los de uniforme verde, vio a Narcissa, que le sonrió y luego continuo hablando con una chica de cabezo negro y rizado, Francis la miro breve mente antes de voltearse a mirar su compañero de al lado y decirle algo, este levanto la mirada y tuvo contacto visual con Anacaona.

Así transcurrió el resto de la cena, ese chico pillaba a Anacaona mirándolo a el o Francis, o Anacaona lo atrapaba a el mirandola, y en punto ambos se miraban mal sin disimular un poco.

- Oye - llamó una compañera a su lado - , ¿quien es el rubio junto a Francis Davies?

La muchacha de cabello largo y castaño miro a los Slytherins.

- Es Lucius Malfoy - respondió apartando la mirada de el -, un idiota narcisista y "purista" - hizo comillas burlonamente -. Muy guapo, pero un idiota.

No pudo evitar reírse.

- Debes odiarlo para presentarlo así.

- Y no sabes cuento, una vez me maldijo y estuve sin nariz por dos dias.

- ¿Al menos te defendiste?

La chica bufo.

- No pude, siempre anda con su maldito grupito. Soy Rose Brown, por cierto.

- Ya oíste mi nombre, Anacaona De leon, pero por favor llámame Caona.

Ambas estrecharon la mano, aquel era el inico de una buena amistad, así como aquellas malas miradas el comienzo de un amor desastroso.

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Debo empezar a organizar mi vida ahdjsjjaaj, este capítulo estaba listo hace tiempo, no se por que no lo publicaba.

Espero hayan disfrutado.