CAPÍTULO II: "ASÍ ES MI FAMILIA".
El fin semana transcurría muy rápidamente, a pesar de mi corta edad ya tenía mis primeras preocupaciones; por ejemplo, quedar mal por primera vez en una tarea de la escuela, era muy dedicado con ello; aunque ciertamente el trabajo investigativo ya estaba terminado, los carteles estaban listos, con gran esfuerzo y con ayuda de mi madre y una tía pude realizar los dibujos y los marcos del mismo (para ese entonces no tenía la mejor estética, ese era mi punto débil en la en mi formación escolar), sin embargo, me atormentaba más el hecho de no saber cómo explicarle a la maestra "Marta" que Ana Luisa no había sido partícipe de dicha investigación y que lo más probable era que ella no iba a tener idea de lo que tendría que exponer, y la nota era grupal; aun así y arraigándome a la fe, decidí regalarle unos argumentos muy cortos para que ella expusiera esa parte y no tuviese mayor dificultad. Pero aún no sabía cómo entregárselos antes del lunes, no tenía ni idea donde quedaba su casa.
Transcurría el día sábado, y después de una larga sesión de "muñequitos" como le decíamos a los dibujos animados de la televisión. Mis hermanas, primos y mi persona, comenzamos con una labor esencial e indispensable a nuestra edad; jugar todos en el patio de la casa de nuestros abuelos. Me llegan tantos recuerdos de las rondas que hacíamos, lo mucho que nos inventábamos juegos, las disputas por lograr el primer lugar en alguna competencia, las obras de teatro improvisadas que surgían... Sin duda alguna no teníamos la "Tablet" o el "Smart phone" que tienen los niños hoy en esta era tecnológica, pero era más importante nuestra imaginación que se extendía desde el juguete más sencillo hasta el evento más extraño que surgía en plenos juegos de críos. Sin duda alguna eran unas épocas donde lo modesto primaba y era una diversión genuina y gratuita. Ese día no me preocupé por la investigación, repasar los puntos claves para socializarla, o como le diría a Ana Luisa lo que debía estudiar; ese día solo importaba correr, jugar, divertirse...
Llegó el domingo y era el tiempo de ir a la iglesia, nuestras muestras de inconformismo con nuestro padre eran obvias, ya que tocaba levantarnos temprano para ir a la escuela dominical. "¿acaso no era suficiente con la tortura de madrugar a la escuela de lunes a viernes, y ahora también tocaría levantarnos temprano los domingos?", pensaba... Sin embargo, no le discutíamos a mi padre por el respeto que merecía y también porque en medio de todo, en la iglesia teníamos clases especiales para niños, las cuales eran dictadas por mi madre y ahí teníamos tiempo para actividades recreativas e interactuar con los demás críos. Mi única preocupación era que cuando llegara a casa no alcanzaría a verme la serie de "Tarzán - El hombre de la selva", la cual me encantaba. La escuela Bíblica dominical terminaba a las 12:30 PM, aunque yo siempre me escapaba 10 minutos antes, para así poder ver los avances del próximo episodio y tener idea de lo que pasaría.
Ese domingo llegamos a la iglesia y me sorprendió ver a Ana Luisa y su familia asistiendo a la escuela bíblica. Jamás había visto a su familia y tampoco yendo al templo a adorar a Dios. De una buena vez pensé tomar la oportunidad para entregarle la nota con lo que debía decir el lunes en la sustentación de la investigación. Apenas tuve la oportunidad de salirme de las clases y con permiso de mi madre fui corriendo hasta la casa de mis abuelos donde vivíamos en ese entonces, me dispuse a buscar la nota. La casa estaba a unos doscientos metros de la iglesia. Para mi sorpresa Ana Luisa había investigado en una gran enciclopedia, propiedad de su tía que era una profesora de Ciencias Naturales y ésta le había ayudado con dicha actividad.
Surgió el dilema de qué argumentos expondríamos cada quién. Finalmente decidimos que mi trabajo estaba mejor redactado, pero mi cartelera aún con la ayuda de mi madre y mi tía no estaba mejor diseñada que la suya; la de ella fue hecha por un tío que era fotógrafo y artista y me pareció excelente como fue estructurada. La verdad no estábamos escuchando la clase de la Biblia que narraba mi mamá. Decidimos tomar ese tiempo para dividirnos los temas. Lo que ella había estudiado era un relato muy corto de cierta forma, pero no me opuse a que dijera ello; era preferible que dijera algo corto y que había estudiado y no se le olvidasen los nuevos argumentos que yo le diera. Por mi parte decidí aprenderme las tres páginas que tenía mi investigación.
Llegó el momento de la verdad, era lunes por la mañana y a primera hora teníamos la asignatura de Ciencias Naturales. Fueron llamando grupo por grupo, pero en orden aleatorio. La profesora anotó los números en unos pequeños papelitos que depositó en una bolsa y los sacaba sin ver. Nosotros éramos el segundo grupo, sin embargo, por cuestiones del azar nos tocó en el último lugar. Ana Luisa era todo un manojo de nervios, prácticamente leyó su corta nota, en cambio mi persona expuso palabra por palabra las más de dos páginas de la investigación realizada, las cuales fueron interrumpidas por la profesora Marta, ya que era hora de cambio de Asignatura. La nota finalmente fue excelente, a pesar que por dentro tenía algo de coraje con Ana Luisa por no tener alto compromiso, o eso era lo que yo creía en ese instante.
Después del Recreo del día lunes, la profesora nuevamente nos reúne en grupo de cinco integrantes para otra sustentación, esta vez el área de geografía, nuevamente Ana Luisa y mi persona fuimos designados en el mismo grupo. Esta vez Ana tomó la iniciativa de decir que haríamos la actividad en su casa, ya que allá tenían una gran enciclopedia y adicional un atlas geográfico que nos podía servir para realizar la actividad asignada. Yo ya comprendía las razones de su iniciativa; ella no tenía permiso de salir a ningún otro lugar distinto a la escuela, pero no tenía inconveniente alguno con ir a su casa. Al final todos aceptamos en ir. Nuestro equipo de trabajo estaba conformado por Ana Luisa, Dally, Rina, George, y mi persona... precisamente recordaba lo que George me había dicho una semana atrás de la extraña vida de ella y su familia...
Recuerdo que citó textualmente:
-"Esa Casa está embrujada."
- "Allá dicen que tienen cuartos misteriosos y les pegan a los niños. Su abuela practica la brujería y no se deja ver de día, por algo será no? será vampiresa?. Ella no usa sal de cocina en sus comidas porque esto es malo para las brujas. Según me cuentan mis amigos, Ana Luisa la están entrenando para ello y por eso es tan misteriosa. Dicen que juegan con huesos humanos y en su casa tienen una cripta donde velan a sus muertos"...
Todo esto retumbaba en mi cabeza, aunque nunca fui muy creyente de estas cosas.
Al salir del colegio, un grupo de compañeros me indicaron cual era la casa donde vivía Ana Luisa. Sin duda alguna era una casa impresionantemente gigante y a la vez misteriosa, algo oscura. Yo todos los días pasaba muy cerca de allí con mis hermanas, cuando íbamos a la escuela y de regreso a casa, pero nunca habíamos reparado lo extraño que era ese lugar.
Habíamos quedado en vernos a las 2:30 PM de ese mismo día para realizar la actividad de Geografía, la cual nos tocaba sustentar al día siguiente. Con todo y recelos me dirigí al lugar... llegando al sitio, me encuentro que Dally era vecina de Ana Luisa y se me hizo muy extraño, ya que ellas en clase no eran amigas y más aún viviendo en casas contiguas.
La Casa era enorme, de tejados antiguos, con grandes grifos de desagüe en éste, donde seguramente ningún niño se bañaría cuando era temporada de lluvias, teniendo en cuenta el posible pánico que producía la acercarse a la misma. La casa estaba pintada de rojo, con algunos visos blancos, sus pisos eran embaldosados con tonos rojo y amarillo, eran sin dudas unos pisos antiguos, pero bien cuidados; al fondo se divisaba una luz, asumía que era el patio. A su costado había un muro gigante que separaba con la casa de la esquina y del otro lado unas láminas de Zinc y maderas cortabas hacían las veces división con la casa de la familia de Dally.
Los chicos propusieron hacer el trabajo en la terraza, nos arrojamos al piso, todo con el miedo de no ingresar a la casa oscura. Mi concentración desvariaba un poco, ya que me perdía observando la luz que se veía al fondo. Otro dato curioso era que había más de 8 niños jugando en la sala con un escándalo que también nos restaban concentración, éstos tenían edades comprendidas entre 3 y 8 años, más o menos. Sin duda alguna eran muchas personas viviendo; eran 7 hermanos y Ana Luisa aparentemente era la menor de todas, los señores los cuales yo asumía eran sus abuelos por su amplia edad, eran sus padres, todos los niños le decían tía a Ana, pero éstos "mocosos" le faltaban el respeto sacándoles la lengua o halándole el cabello, evento que me producía mucha ira, pero por vergüenza no decía nada. Ella solo les pedía que se fuesen a jugar al patio.
Estando concentrados escribiendo los apuntes desde la enciclopedia llega el papá de Ana Luisa, un señor ya con canas abundantes en su cabeza y notorios años, me hacían calcularle unos 60 años aproximadamente, de baja estatura y tez trigueña. El padre de Ana llega y la insulta frente a nosotros, exigiendo que respetara a los niños, que no les maltratara; sin embargo, lo que nosotros observamos que los que llegaban a maltratar a Ana eran sus sobrinos y ella con mucho temor les decía que la respetaran. Esto lo hicieron un sinnúmero de veces, queriendo ser graciosos con nosotros, pero lo que lograban era que le viésemos como unos niños malcriados y grotescos. Desde el más pequeño que no podía ni correr mucho porque a duras penas se le notaban como máximo sus 3 años de edad, hasta el mayorcito; todos se burlaban de ella sin tener ningún respeto y aún ella siendo mayor que ellos y siendo su tía no tenía el carácter para corregirles y darse a respetar. Cinco minutos más tarde llega la abuela y sin pedir explicación toma una correa de Cuero (asumo que de algunos de los hombres que vivían allí), le propina varios golpes fuertes en las piernas a Ana Luisa y se la lleva para el patio arrastrándola por el piso.
Desde la terraza se escuchaban los escandalosos gemidos que Ana daba. Nosotros solamente nos mirábamos perplejos sin nada que decir o hacer. Recuerdo tanto ese episodio por dos razones: La primera: La lástima que me produjo Ana Luisa al ser maltratada injustamente, y la segunda: Aquel sonido de la correa que me "zumbó" cerca de uno de mis oídos; la anciana estuvo a unos centímetros de maltratar mi rostro.
La mamá de Ana Luisa se había convertido para mí en un ser despreciable. Era una señora de aparentes 65 años de edad, se veía mayor que su señor esposo, era de cabellos largos y canosos, con acento del Centro del país y una tez muy blanca, tenía una joroba pronunciada y una escoliosis que se podía visualizar fácilmente. Más tarde por medio de Dally me enteraría que sus abuelos habían criado de Ana Luisa, quien fue abandonada por su madre cuando apenas tenía 2 años de edad y que esta se encontraba por fuera del país. Sus abuelos se hicieron cargo de ella, ya que su hijo (padre de Ana Luisa) tampoco tuvo que ver con ella y se encontraba en una ciudad capital, ya con una familia conformada. Nosotros nos quedamos solos en la terraza con la enciclopedia y tan pronto terminamos de copiar rápidamente la investigación, entregamos la misma y nos fuimos con cierto temor, obcecación e impotencia. La tía que era educadora, antes de que partiésemos cada quién a su hogar, nos pidió excusas por el comportamiento de la familia y en especial de Ana Luisa. Para mí era tan injusto y reprochable la forma como su familia había maltratado a esa pobre adolescente, tanto la madre, el padre y hasta la misma tía estaban en un gran error. Ya comenzaba a comprender porqué Ana era tímida y guardaba tanto silencio en clase.
Apenas salimos de la casa de Ana Luisa, todos íbamos comentando algo y se escuchaban diálogos inteligibles, Dally se había quedado en su casa y los demás proseguimos a las nuestras. George y Rina llevaban un tono de burla que me fastidiaba, al parecer les produjo gracia la forma como habían maltratado a Ana. Mientras tanto yo sentía repudio contra su familia y pensaba que si veía en la calle a los sobrinitos de Ana, les iba a dar un buen susto, en especial al mayor que me parecía un ser tan despreciable a tan corta edad.
Al día siguiente, fuimos a clase como normalmente lo hacíamos, pero para sorpresa de nosotros la silla de Ana Luisa estaba vacía, ella se había ausentado ese día. Mas tarde tipo 10:00 AM llegó la tía, la cual había ido a la escuela diciendo que Ana estaba indispuesta, algo enferma y que la excusara. Llevó consigo un texto firmado por los padres donde aclaraban la supuesta enfermedad de Ana Luisa y la maestra le firmó el recibido en señal de aceptación. Todos los que vivimos el episodio, nos imaginamos lo peor, por eso pusimos a Dally en la tarea de mirar por el patio de su casa y nos dijera lo que observara de los movimientos raros en la casa de Ana Luisa y si la podía ver. Estábamos dispuestos a ir a hablar con la autoridad pertinente si así fuese necesario. Yo estaba muy dolido por lo acontecido con esta muchacha.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro