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7

El nuevo tesoro de Taehyung

Era la primera vez que Jungkook esperaba a que todos se fueran. Fue un día con un mínimo de suerte: Noah no había estado encima de él todo el día, de hecho parecía algo atemorizado por Taehyung, quien, durante el almuerzo, no dejó de lanzarle miradas acusadoras y amenazadoras, pero sobre todo asesinas. 

Jungkook recogió sus cosas y salió de su salón vacío. Se llevo una gran sorpresa cuando vio a Taehyung esperando apoyado en su lujoso auto negro. El chico le sonrió y Jungkook se acercó ruborizado. Cada vez que veía a su nuevo amigo el corazón le daba una vuelta completa, no sabía lo que le ocurría. 

— Te llevaré a tu casa, tesoro. 

Jungkook quiso sonreir al escuchar ese apodo que Taehyung aparentemente había adoptado para él. Se subió al auto y Taehyung comenzó a conducir: la casa de Jungkook no quedaba muy lejos y Taehyung hizo todo lo posible por conducir el auto demasiado lento. Quería estar con Jungkook más tiempo, de hecho tenía ganas de pasar un rato largo con él. Había algo que le llamaba la atención del chico y no sabía muy bien que era. 

Y Jungkook pensaba lo mismo de Taehyung, a pesar de que le daba un poco (mucho) de vergüenza estar con alguien tan atractivo, algo le decía que podía sentirse seguro a su lado. 

— ¿C-como... cómo fue tu examen? — preguntó Jungkook tironeando del llavero del conejo rosa que colgaba de su mochila. 

—Ah... — Taehyung paró en un semáforo y aprovechó para mirar los celestes ojos de Jungkook. Le encantaba el brillo que transmitían — supongo que bien, solo me faltó responder una pregunta, así que puse lo primero que se me vino a la mente. Lo sé — el semáforo dio luz para que él arrancara y giro en la esquina de la casa de Jungkook. — soy un desastre ¿verdad?

— Deberías esforzarte más en los estudios, Hyung. 

Taehyung casi estrella el auto con esa última palabra. Jungkook lo había llamado honorificamente, pero lo hizo tan pero tan tierno que Taehyung quiso llorar ahí mismo. 

Llegaron a la casa del más joven y Taehyung salió a toda prisa para abrirle la puerta. Jungkook agradeció ruborizado y Tae aprovechó para acompañarlo hasta la entrada de su casa. 

Cuando Jungkook abrió la puerta miro a Taehyung sobre su hombro. 

— ¿Quieres... quedarte un ratito, Hyung?

Jungkook realmente no quería que Tae se fuera: después del abrazo que le había dado por la mañana, sentía que debía apegarse a él con fuerza, de hecho quería que lo volviera a hacer, pero le daba verguenza pedirselo.

— ¡Claro! — aceptó velozmente Taehyung. Jungkook lo dejó pasar y cerró la puerta detrás de sí. 

Jungkook se lo quedó viendo y de pronto se dió cuenta de lo que acababa de hacer. ¡Había dicho que se quedara un rato en su casa! ¡Santa madre de la papaya!

— Wow, Jungkook, no me había fijado ayer porque estaba muy concentrado limpiandome la salsa de tomate de la cara, pero tienes muchas peliculas. 

— Y Netflix, lo instalamos recientemente. 

Taehyung se dio la vuelta para verlo. 

— ¿Ves series? te tenía más de libros, tesoro.

— Me agrada ver series. — Jungkook le sonrió sin mostrar los dientes. 

Taehyung se dirigió al sillón de la sala y dejó caer su mochila ahí, de dentro sacó el agua micelar y se la dio a Jungkook. 

— ¿Puedes traer algodón? Así te paso esto.

Jungkook asintió con la cabeza, ¡Taehyung iba a hacerle cariñitos luego de pasarle ese agua, sabía que le iba a poner el hidratante como el otro día! 

El chico casi salió corriendo al baño. Buscó el algodón y casi sale corriendo si no fuera porque vió sus antidepresivos en el frasco fuera del botiquín. Taehyung sabía que estaba tomando pastillas pero a Jungkook le daba vergüenza que las viera ahí. Así que las guardó en su cajonera, luego se sentó al lado de Taehyung en el sillón y encendió la tele para poner Netflix. 

Taehyung comenzó a pasarle el algodón lleno de producto por toda la carita, y Jungkook se sintió amado otra vez. Como le gustaba esa sensación. 

— Hoy traje agua de arroz, guárdala en la heladera por dos semanas y cuando acabes de usarla devuelveme el frasco, porque mi madre sino me mata. 

— Si Hyung... — dijo Jungkook casi comiéndose el algodón. A Taehyung le pareció un gesto muy tierno. — Pero... ¿como se usa eso?

— Es como el agua, simplemente te lo pasas por la cara todas las noches, luego de haberte lavado la cara, ya sabes, para que el producto se pegue mejor a tu piel. Y en unos cuantos días la piel se te aclarará, y estoy seguro que ayudará con tu acné. A mi hace tiempo me había funcionado.

Jungkook asintió con la cabeza y fue a guardar el agua de arroz en el estante más alto de la heladera, cuando volvió al sillón Taehyung ya había elegido una pelicula: Harry Potter cuatro. 

— ¿Y el hidratante? — preguntó Jungkook algo impaciente porque Taehyung le hiciera esos mimos en la mejilla como el otro día. Hizo un puchero. 

— Ah, lo olvidé. — Taehyung le sonrió con pena — lo siento salí corriendo de casa y solo traje esas cosas. Si quieres puedo dejarte el agua micelar en tu baño, no tengo problema en comprarme otra. 

— ¡No, no! — Jungkook lo frenó abriendo los ojos, luego se ruborizó. 

— ¿Por? — preguntó Taehyung confundido. 

Jungkook entreabrió los labios para decir algo, pero ¿como se lo iba a explicar?

— Em... — se rascó la nuca. La película ya estaba comenzando — es que... es que me agrada... — suspiró hondo y largó todo el aire con lentitud— me agrada que hagas eso tú. 

Taehyung tardó como unos diez segundos en darse cuenta de lo que Jungkook le estaba diciendo en realidad. 

— Owwww.... — Tae hizo un puchero gracioso y atrajo a Jungkook entre sus brazos sin poder evitarlo. — Dios, Ggukie eres tan tierno. Eres como un lindo conejito, por favor que alguien te proteja que no puedo con tanta ternura. 

Jungkook tenía las mejilla al rojo fuego, Taehyung lo estaba abrazando otra vez. Como le gustaba aquel contacto, maldita sea. Jamás se había sentido tan bien en tan solo tres días. 

Entonces Jungkook también lo abrazó. Pasó sus brazos por encima de su cuello, pero estaba quedando algo incomodo, así que Tae se percató de ello y le dijo que se sentara en el suelo. Taehyung se sentó contra la parte baja del sofá y estiró las piernas para que Jungkook se quedara en el medio, y así fue como lo abrazó por la cintura. Jungkook quería llorar por tanto contacto físico. 

Y ahí comprendió que el calor que emanaba del cuerpo de su Hyung también le gustaba a él. 

Fue cuando aceptó que a Taehyung le gustaba tocarlo. 

— Mañana salgo a las cuatro, ¿vas a pasar por mi? 

— ¡¿Entonces si saldrás conmigo?! — Taehyung lo miró sobre el hombro de Jungkook y este tuvo que dar vuelta su cara, sus narices se estaban rozando. 

— S-sí... 

Taehyung sonrió ampliamente y Jungkook pudo notar que las orejas se le movieron por una milésima de segundo: todo el rostro de ese hombre era fascinantemente atractivo y expresivo. Jungkook se sintió muy bien al mirarlo de esa forma. 

— ¡Genial, ponte muy bonito y mañana paso por ti fuera de la cita con tu psicólogo! ¡Yo pago todo!

Y sin dejarle tiempo a acatar nada, dejó un tierno y sorpresivo beso sobre su nariz. 

Y en ese momento, Jungkook quiso más. 

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