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14

Jungkook tuvo que llamar a su madre en el medio del viaje a la casa de Taehyung porque se acordó que se quedaría a dormir allí esa noche. 

La madre le dio permiso y le dijo que regresara al día siguiente no muy tarde. Jungkook había guardado su celular cuando éste volvió a sonar con una llamada de su madre diciéndole "recuerda usar protección, querido" y le colgó sin tiempo a objetar nada. 

Y por su puesto que Taehyung escuchó lo que la madre de Jungkook le había dicho y estuvo todo el viaje platicando acerca de eso, a propósito para que Jungkook se pusiera rojo de la vergüenza. Al final él también optó por verle la gracia. 

Por supuesto que no iba a tener relaciones con Taehyung. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza. Su madre estaba loca. 

— ¡Hola Kook! — lo saludó Seok Jin desde la cocina. La casa de Taehyung olía a masa de pastelillos. — ¿Qué tal el día? —le preguntó volteándose para verlo, sin dejar de batir la mezcla de chocolate y vainilla. 

— Woah... que bien huele — comentó Jungkook. — ¡TaeTae y yo fuimos a los bolos, le gane todas las partidas, Hyung! 

Por lo que Jin se rió y causa de esa risa tan contagiosa, Jungkook también comenzó a reír. Se sentía feliz, pero  las pastillas que había tomado antes de irse del Starbucks ya le estaban bajando el sueño, porque lo que se sentía cansado mas no agotado. Los antidepresivos y las pastillas para la ansiedad debía tomarlas siempre. Que suerte que ese día había guardado en su pantalón una tableta de cada una, tendría para el día siguiente y podría dormir bien por la noche. 

— Creo que te acaban de dar una buena paliza, hermanito. — se burló Jin de Tae. 

— No me lo recuerdes. — dijo "de mala gana" Taehyung, seguido de eso él se dirigió con Jungkook hasta su cuarto. — ¿Quieres que te ponga el agua miselar, no?

A Jungkook se le iluminó el rostro y asintió en respuesta, frenético y emocionado. Dios santo... como le encantaba. 

Jungkook se sentó en la cama y esperó con emoción los cariñitos de Taehyung. El rubio se sentó a su lado y comenzó como ya se hacia costumbre a pesarle el algodón por la cara. Repitió lo mismo de siempre con el hidratante. Pero esta vez, se quedó viendo a ese Jungkook hermoso y emocionado por el contacto frente a él, era como un cachorro que debía cuidar en demasía. Taehyung no pudo evitar colocar la palma de su mano entre la mejilla y oreja derecha de Jungkook, y sin pensarlo lo atrajo hacia él, provocando que el menor abriera los ojos por la sorpresa repentina. Se asustó un poco de que Taehyung le estuviera tocando la mejilla en donde había granitos, gracias al agua miselar y el agua de arroz que se había colocado la noche anterior, éstos se veían mucho mejor, de hecho, estaban desinflamándose poco a poco, pero aún estaban allí. 

— No deberías tocarme allí, tengo granitos — se quejó Jungkook haciendo un puchero. Taehyung inclinó su cabeza, tenía ganas de besarle, muchas ganas. 

Le apetecía besar a Jungkook. Un montón. 

Quería cuidarlo, como a un diamante resquebrajado. 

— Nadie dice que no pueda tocarte. 

— ¿Y si te contagias? — preguntó Jungkook alarmado. 

— Los granitos no se contagian Jungkook. 

— Bueno... — puchereó él. — pero son feos. 

— Jungkook... — le llamó la atención él. 

— Pero... es verdad, Hyung. Son feitos.

— Solo... haz silencio, ¿si bebé? 

— Pero...

— ¿Quieres que te calle? — preguntó Taehyung coqueteando, mas cerca de su nariz. 

— ¿Eh?

— Eres tan inocente, Kookie — rió Taehyung con ternura y colocó su otra mano en la otra mejilla de Jungkook. — ¿Qué sucedería si te doy muchos besos en la cara?

— Seria asqueroso para ti. 

— ¿Lo dices por los granitos? 

Jungkook asintió con la cabeza, pero no se percató que al hacer eso, sus narices se frotaron, quedando en un gesto muy tierno y adorable. Jungkook quiso mas, pero no podía dejar que las manos de Taehyung siguieran en su rostro... ¿Como no le daba asco? ¿por qué? 

— Nadie quiere... nadie quiere tocarme la cara Hyung ¿porque tú sí? 

— Porque me pareces adorable, Kookie — Taehyung cerró los ojos y volvió a hablar sobre sus labios y sin querer (mejor dicho OBVIO QUE QUERÍA) rozó sutilmente el labio inferior de Jungkook y al menor le cosquilleó la boca. — Eres un bombón. 

Y Jungkook se sintió morir en ese instante. 

En ese momento, con aquellas palabras, Jungkook sintió la ansiedad cerrase en su garganta, pero no era como la de siempre, era diferente: era un sentimiento que le revolvía el estómago y lo hacia poner nervioso. 

Por primera vez, Jungkook sintió aquellas mariposas revolotear dentro de su estómago y no pudo evitar cerrar los ojos y disfrutar del beso que Taehyung había dejado en la comisura de sus labios. 

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