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—Pienso que estas desperdiciando dinero, Yoongi— me dijo Jungkook, que nuevamente me siguió hasta la cafetería y me sacaba el tema de la carrera de Jimin mientras el hacía mi café y el té helado de Jungkook.
Gruñi —No te debería importar lo que hago o no hago con mi dinero.
Jungkook soltó una carcajada seca, el era un insensible, con aspecto de matón lleno de piercings —8 piercings solamente en su cara— y tatuajes —su espalda, completamente tatuada—, si, ese era Jungkook. Había llegado del servicio militar dejando de ser el niño que conocí el primer año de universidad.
Uso su tono burlon —Ni si quiera eres su novio, Yoongi— me reprimi en hacer una mueca, había dado en el punto, Jimin ni si quiera era mi novio como para pagarle la carrera —¡Escuchate Yoongi! Estas dispuesto a pagar 3,500 dólares para que un chico que conoces desde hace 3 meses pueda estudiar, un chico que ni si quiera es tu novio, y que ni si quiera sea tu amigo por el maldito entremedio en donde están— Jungkook exclamó, lo suficientemente bajo como para que Jimin, quien venía de camino, no escuchara.
Sabía que Jungkook tenía razón, y yo me daba cuenta que cada día que pasaba yo perdía un poco más la cordura por Jimin. Apreté mi mandíbula con fuerza y mi fiera mirada se instalo en Jungkook, quien por un momento lo vi atemorizado antes de que Jimin dejara su te helado y mi café, sentándose a mi lado y acurrucandose en mi brazo. Tomé la nota y la desdoble, importandome poco si Jungkook me estaba llamando.
Tú amigo Jungkook me da miedo, por eso me acurrucó contra ti cuando te veo con él. Además de que eres calentito y me mimas ❤️.
Era algo tan simple y gracioso, porque en el fondo Jungkook era una bolita de ternura tan sensible como una hoja.
Mire la mata de pelo de Jimin desde arriba, y luego mire a Jungkook quien parecía aburrido. Y antes de si quiera poder pensarlo bien, carraspee y tome la mandíbula de Jimin alzandola.
—¿Quieres ser mi novio?
joanne | 180122
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