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16

Jimin me ignoraba.

Un chico lo tenía en la palma de su mano mientras le conversaba en la barra.

El chico tenía sonrisa radiante, una estúpida sonrisa radiante.

Esta vez Jimin no me atendió, si no que fue una chica llamada Suran, que a mi parecer, era demasiado tierna y agradable, por lo tanto, no se me hizo tan difícil lograr una conversación con ella.

Pero por otro lado, no dejaba de mirar a Jimin, quien ni si quiera había notado mi presencia en la cafetería y eso que ya llevaba al menos una hora allí. Y no pude evitar sentirme triste, solo un poco.

Ver como aquel chico alto, de cabello negro y mirada coqueta acariciaba las orejas de Jimin, me hacía hervir la sangre. Pero, decidí calmarme.

Porque yo nunca había dado un paso más con Jimin.

Podíamos ser amigos, amigos con derechos, que se besan, se miman, que actúan como pareja. Pero eso solamente, solo amigos.

No sabia si Jimin esperaba ese momento o si solo quería que las cosas siguieran así, porque en realidad los dos nos veíamos muy cómodos como estábamos. Y pensar que tal vez se aburrió o ver que no tengo interés de tener un titulo dejaba una estaca en mi pecho.

—¿Yoongi?

Fijo la mirada en Suran, tenia hecho un mohín en sus labios gruesos y no pude evitar pensar en Jimin, pero lo saque de mi mente y me dedique a sonreírle a mi nueva amiga de hace media hora.

—¿Si, noona?— tal vez estaba tomando mucha confianza con ella, pero en estos momentos estaba bastante ido. Aunque los pensamientos se fueron de mi cabeza al verla sonreír y agachar la cabeza al llamarla de esa forma que para mí era bastante íntima.

Suran era mayor por 6 años, pero aún así, ella aparentaba ser menor que yo. Sus mejillas regordetas, pecosas y sonrosadas la hacían ver infantil, su cabello color miel lo llevaba rebelde pero bonito, y sus gruesos labios siempre formaban un mohín pequeño.

—¿Podrías darme tu número?— pregunto en un susurro firme, y yo asentí sacando mi celular y observando mensajes de Jungkook por Kakao Talk.

Tuve que irme, Jungkook no sabía cocinar y SeokJin no estaba en casa como para cocinarle. Por lo que me despedí de Suran, intercambiando números y pagandole de más luego de varias insistencias.

Mire hacia la barra, en donde Jimin, esta vez solo, se dedicaba a limpiar unas tazas sucias. Este levantó la mirada, y al chocar con la mía, abrió la boca sorprendido, le dedique una media sonrisa, cruzando la puerta no sin antes despedirme de Suran con la mano y viendo como ese chico molesto salía del baño.

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