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♦ Capítulo 4

Se encontraba sentada en el sillón de aquella sala tan vintage, los vampiros que se encontraban allí parecían estar intimidados por su misma presencia, por lo que podría decirse que se sentía satisfecha con la situación. Sin embargo, había hecho que el lector de mentes se retirase del hogar con el banco de sangre.

—¿Nos quedaremos como maniquíes o qué procede a hacerse en esta situación?—interfirió Rosalie.

La mirada rojizada se enfocó en la joven de belleza esbelta.

—¿Te refieres al tema de la humana, mi presencia o mi visita?—pregunta Amparo curvando su espalda hacia adelante al apoyar los codos en la superficie de sus rodillas envueltas en esas medias de redes góticas.

—Todo en general. —contesta sincera Rosalie, sin rodeos.

Ocasionando un brillo divertido, al igual que entusiasmo en la vampiro de ojos rojos.

—En referencia a la humana, si vosotros no interfieren en mis decisiones de ahora en adelante no serán castigados con la extinción. —contesta mientras se mira sus uñas de color bordo, como si no fuera un problema realmente.

—¿A qué te refieres Báthory? No puedes hacer nada al respecto, es parte de la familia y...—rechaza la idea, Carlisle tratando de seguir con su idea de tener feliz a su hijo mayor.

Jasper frunce el ceño al sentir el cosquilleo de diversión aumentar en su compañera, quien hace una mueca facial, muy contradictorio.

—Los líderes te dejaron en libertad por tu buen servicio, pero no creo que ver lo que has dicho sea de su gran agrado. Saber que estás rompiendo las reglas por un capricho de lo que transformas y siembras. —comenta mientras su mirada se va tornando mas siniestra.

—Amparo, la humana no tiene la culpa de nada. Me aseguraré de que no hable, lo prometo. —suplica Carlisle.

Sin embargo, una risa escalofriante para todos rompe el ambiente patético que da la actitud de Carlisle.

—Los Vulturi no damos segundas oportunidades. No te metas en lo que decida, vosotros no tienen derecho de seguir con esto, ella no es su compañera. —contesta bastante molesta.— Tengo permiso de mis amos, asi qué, si permanecen fuera de mi camino, no habrá peligro alguno hacia esta familia, si es lo que se puede llamar.

Rosalie mira totalmente incrédula la actitud de Carlisle, y con decisión miró a Esme buscando salvar a la familia.

—No intervendremos, por favor, perdone a mi compañero, Madam Báthory —contesta Esme tomando acción por el bien comun de la familia. Se sentía fatal arruinar la felicidad de su hijo, pero esto no podía seguir exponiendolos a los Vulturi.

—¿Pero qué estas haciendo, Esme?—pregunta estupefacto Carlisle.

—Lo correcto. Sabrías que esto ocurriría, le estabas dando tiempo a nuestro hijo para que terminara esto en buenos términos pero no lo hizo. Yo quiero a mi familia y haré todo lo posible para que siga existiendo.—contesta determinada en proteger todo lo que habían hecho durante tanto tiempo para tener lo que hoy tenían.

Carlisle cae en cuenta de la gravedad del asunto y con todo el pesar de su moral como Doctor y padre, se resigna a ceder en la intervención de la arma secreta de los Vulturi, la más respetada. Sentado en el sillón con pesar, se reserva su opinión.

—Perfecto. Es un buen trato justo. —aplaude feliz ante la dicha de tener campo para solucionar este problema.— Lo siguiente, es mi visita. He venido para actualizar los datos y los chismes, decían que habían nuevos integrantes en el Clan.

—¿Cómo?—pregunta incrédula Alice, no había visto esa decisión.

—Ups, perdón. —dice repentinamente la vampiro de ojos rojos, confundiendo a todos, saca un aguja de entre su bota y se lo clava rápidamente en la mano.

Alice no tiene ni tiempo para reaccionar si defenderse, tampoco es que sintiera dolor, hasta inclusive no hubiera sentir ni la entrada ni salida de la aguja roja penetrar su piel.

—¿Q-qué acabas de hacer?—pregunta asustada la vidente, no había visto nada de esto. Era tan impredecible que era un punto ciego para su don.

Sin embargo, Jasper aleja sutilmente a la vampiro de Alice, esta era su mejor amiga le debía favores. Sin embargo, nuevamente pudieron ver gotas minusculas en la aguja roja caer a los labios de la joven gotica, los ojos rojizos se dilataron tras un tambaleo que la hizo trastabillar hacia atrás.

—Wow, era cierto la videncia del futuro. —comenta extasiada y mareada.

Jasper sintiendo los mismos síntomas que Alice presenta tras cada visión, lo hizo preocuparse y acercarse a auxiliarla. No podía ignorarla, su ser gritaba con necesidad acercarsele.

—¿Está usted bien?—pregunta el rubio de acento texano.

—Perfectamente. —contesta Amparo como si fuera una necesidad corresponderle.— Adivino, la joven Rosalie es belleza extrema, el fortachon super fuerza por la musculatura. Alice la videncia, y ¿Usted?.

Jasper lo mira incrédulo ante tanta información específica y acertada.

—Empatico.

—Oh, es exótico. Prometo cuidarte. —dice en confianza mientras se despega de su cercanía. Ocasionando un gruñido de molestia surgir en Jasper.—¿Y esa molestia?

—Exacto. ¿Porqué estas tan cerca de ella, hermano?—pregunta incómoda y molesta Rosalie.

—Es... Es mi compañera.

Rosalie y Emmett se atragantan con la noticia, mirandolo incrédulo. Creían que Alice era su compañera, por eso siempre andaban juntos a todas partes.

—¿Alice no eras tu?—pregunta Emmett totalmente incrédulo.

—Yo.... Uhm... No. Tomé prestado a Jasper este tiempo, yo... Solo quería compañía. —contesta Alice con vergüenza, junto a una sonrisa nerviosa.

Rosalie no sabe como sobrellevar esta verdad, más aún cuando la joven mujer gótica parece estar demasiado tranquila ante esta confesión.

—¿Esa vergüenza es verdadera?—contesta a la defensiva. Preocupada que por culpa de ella ahora el Clan esté en peligro con la paz con la señorita de ojos rojos.

—Si... Solo lo presté. Mira, ya lo devuelvo ahorita. —contesta mientras se pone rápidamente tras Emmett buscando protección de la mirada asesina de la vampiro de ojos rojos.

—El caballero no es un objeto, ni una mascota. Pero con el tiempo que llevo vagando en la tierra, y lo que usted nombra como "prestado", no lo consiento. Usted ha llevado muy lejos esto, ha cambiado la alimentación de mi compañero, le ha impuesto vivir entre humanos, tener que soportar tus sucias manos tocar su cuerpo. ¡Usted no tenía derecho a nada!—gruñe molesta, el lazo de compañera la estaba enloqueciendo a Amparo Báthory.

Sin embargo, Jasper envía una onda de calma hacia ella, desconcertandola.

—Estoy agradecido de su consideración. Pero seguí a Alice tras encontrarla en pleno escape de mi pasado. Ella me salvó para algún día encontrarnos, Madam Báthory.—contesta Jasper agradecido, emocionado y feliz de ser correspondido con tan necesidad, amor y deseo leal.

Amparo suspira, para tratar de resguardar su temperamento.

—¿Jasper deberá ir con usted, verdad?—pregunta Emmett tras la revelación.

—Eventualmente.

—¿Lo obligará a cambiar su alimentación e irse con usted?—vuelve a pregunto como niño pequeño.

—No lo obligaré. El seguirá su instinto y si quiere hogar es solo a mi lado. Y este mundo inmoral que vuestra familia tiene, no es lo mío, ni creo que sea el suyo. —contesta la joven gótica.

La sinceridad, el amor y la libertad que dejaba en sus palabras le causaban una fuerte conexión a Jasper. Quería estar donde sea que esté ella, quería terminar con este suplicio pero le daba vergüenza ser considerado como un enemigo para quiénes lo estaban aceptando como parte de la familia.

—No puedes cambiar su alimentación, el ya tiene una vida por delante, yo...—interviene Carlisle.

—No. Usted lo esta forzando a cambiar. El no necesita eso, solo necesita de mi para sobrellevar la necesidad.

—Pero...

—Pero nada. —contesta Amparo.

—¿Y cuando se irán?—pregunta Rosalie.—¿Qué?

Al haber intervenido todos quedaron viendola con incredulidad.

—En cuanto resuelva ciertas cosas por aquí y por allá. Pero no será menos de un año, querida. —contesta Amparo sin ninguna molestia ante la pregunta.

—Perfecto. Usted me empieza a agradar.—admite aliviada.

—Y usted a mi querida. —contesta tranquilamente.

Aquel día las cuestiones estaban puestas sobre la mesa, esperaban que todo sea llevado por la paz.

Pero muy en el fondo, Jasper, Alice y Rosalie sabían que Edward estropearía todo este deseo.

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