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♦ Capítulo 24

Bella se encontraba sentada en una butaca de cuerina sin respaldo, a su lado se encontraba su compañero también conocido como Firenze, sirviente egipcio de Amparo Báthory. Ambos se encontraban mirando como la dueña y señora de ambos colocaba en su bóveda frigorifica el cerebro y sangre de Edward Cullen.

—Este día ha sido uno muy largo. Hubieron muchas noticias que digerir, ¿Verdad, mi querida neofita?—pregunta Amparo mientras notaba la tensión sexual de ambos.

Firenze como era de esperar, demostraba abstinencia al lazo. Mientras que si se veía a Bella, esta se movía cada vez que el vampiro lo hacía, eran pares de una misma manzana.

—Totalmente. Además de cerrar página con el Aquelarre Cullen. —contestó tímidamente Bella.

Jasper se encontraba sentado en la orilla de la cama, al lateral izquierdo de ellos, observando como su compañera colocaba otra butaca frente a ellos, seguidamente ella tomando ese lugar.

—Bueno, los he reunido hoy en mi habitación porque la situación que los implica es tema propio a mi y no hacia los líderes. Por lo que, del tema que hablaremos a priori, es de vuestra vinculación como compañeros y la vinculación de Firenze a mi, como su dueña y señora como mi sirviente. —expone el tema con total seriedad.

Amparo Báthory estaba vestida por un pequeño vestido negro con cuello cerrado, solo un hombro estaba cubierto y el otro no. Mostrando parte de uno de sus tatuajes, dando la sensación más dominante ante aquel par, sexy a ojos de Jasper. Debido a que las piernas de la vampiresa estaban cubiertas por medias cortas de red negra y botines góticos de cuerin negro

—¿Tan oportuno es aclararlo? ¿Tan mal está que sea mi compañero?—pregunta nerviosa Bella.

—No está mal. Pero eso cambia ciertas cosas entorno a Firenze, y tú status bajo mi ala.— explicó en su brevedad, su boca se torció un poco pero lo recompuso— Previamente nadie podía tocarte, porque soy tu creadora y tú mi sucesora bajo mi tutela, una más que me sirve dentro de la guardia. Nadie toca lo que es mío, por ende, debes saber que Firenze es mi esclavo personal y por consiguiente, ahora eres mi esclava, serás quién ayude en sus obligaciones a Firenze, y me respetarás por encima de tus necesidades.

Bella al escuchar como la trataban. Antes en la guardia, habían aceptado a regañadientes que sería parte del Clan como una aliada, pero ahora que encontraba al fin su felicidad en la eternidad debía olvidarse de su libertad, eso era injusto.

—Es injusto, yo no hice nada como para terminar como una esclava. —espeta totalmente inconforme —Quiero conocer este mundo, viajar, ser feliz con mi belleza inmortal. ¿Porque? ¿Para qué querrías otra esclava?

Amparo frunce su ceño al ver como ni siendo neofita su autoconservación de existencia se activaba. Su voz estaba siendo muy ruidosa para su gusto.

—¿A qué llamas libertad? La Libertad no existe siendo bebedores de sangre, no puedes salir a la luz del día sin exponer a nuestra especie, no puedes escapar de la sed de sangre, no puedes escapar si eres inmortal. Tal vez el tiempo te perdona y te otorga belleza inmortal, pero la vida que tanto te dio regalos no lo otorga gratis. —contraataca Firenze con una mirada bastante molesta— Es hora que madurez, ya no eres humana, ya no puedes ir a lugares turisticos a disfrutar de la vida, aquí debes ganarte la oportunidad de salir y ser de utilidad.

Bella siente vergüenza al verse regañada por su compañero. La voz y la verdad que demostraba cada palabra le daba tanta molestia que lo encara.

—¡Que vas a saber! No has salido de aquí, quién sabe desde cuando. Pero afuera hay muchas cosas por las cuáles no hemos conocido ni tu, todos los días podríamos descubrir nuevas cosas, el mundo evoluciona... —protesta.

Firenze agarra del cuello a su compañera, la hace doblegarse frente a su señora y él también se arrodilla.

—Mi señora... Aún es inocente, tonta y una bebé en nuestro mundo. Perdóneme mi existencia y el caos que traeré tras encontrar a mi compañera. —suplica piedad y perdón el ciervo.

Bella se siente humillada, se muerde el labio totalmente molesta por la actitud tan sumisa y leal de Firenze.

—No le tomo en cuenta por ahora, si la veo morderme la mano. La extinguiré, y no deseo perderte, Firenze —admite con sinceridad pero su mirada estaba oscura y demostraba molestia— Sin embargo, no me gusta la falta de educación que posee, pero aprenderá de ti a como comportarse para sobrevivir bajo mi ala.

—¿Y qué pasa si no quiero vivir bajo tu ala?—pregunta molesta Bella, ya no pudiendo verla como su salvadora. Sino como una mujer injusta.

—Morirás. Los líderes podrían alargar unos años la utilidad de tu don, pero serás fácil de reemplazar. —contesta Firenze con la cabeza baja tras sentirse incapaz de defender a su señora, pero sintiendo dolor por no amar abiertamente a su compañera. Su fidelidad era más fuerte que el lazo.

—Pero si sos desleal, terminarás extinta o tal vez, manipulada como maniquí. Mientras que a mi lado podría otorgar la oportunidad de ser feliz junto a su compañero, eso debería de ser más que justo y necesario. Muy pocos vampiros logran conocer en la inmortalidad a su otra mitad, te estoy otorgando la paz pero parece que no la quieres. —comenta Amparo mientras su pie derecho empieza a ser golpeado con impaciencia contra el suelo alfombrado.

—Pero estaremos encerrados aquí... Yo quiero conocer el mundo... —murmura incómoda, mirando a Firenze y sintiendo la angustia de no tener siquiera una esperanza de vivir como deseaba tras conseguir su inmortalidad tan ansiada.

—Podrás conseguir el permiso de hacerlo, con ciertas obligaciones y misiones. Siguiendo mis directrices, si no me eres util, simplemente no existirás, no soy quien para soportar inutiles en mi eterna vida. —expresa con una voz seria y exigente.

—¿Podré llevar conmigo de viaje a Firenze?—pregunta Bella, sintiendose algo estupida por precipitarse.

—Eso no lo sé. Firenze se ha ganado la confianza de tener privilegios, pero no disfruta estando lejos de mis juegos. —sonríe tétrica mente divertida— Aunque deberías preguntárselo. Él es mi esclavo, pero para ti es tu compañero, no deberías hablar como si fuera un peluche para ti.

Firenze sentía vergüenza, Bella también, ninguno de los dos sabía como actuar como compañeros aun cuando el lazo estuviera tensando su atracción al punto de tener necesidades sexuales.

—¿Firenze...?—preguntó timidamente Bella, si hubiera seguido siendo humana estaría muy roja de la vergüenza. Estaba siendo muy tonta.

—No lo sé, por ahora es muy pronto para pensarlo. Por hoy y en más, me gustaría conocerla para llegar a esa meta si es que fuera necesario conseguirlo, pero por ahora me gusta más estar bajo los deseos de mi señora. —contesta el egipcio.

Bella siente más molestia hacia Amparo, a cada instante se sentía más incomoda de haberse cruzado en el camino de esa mujer. Si ella no estuviera, capaz Edward la hubiera convertido y hubiera vivido como quería, pero por culpa de haber conseguido fácil su conversión ahora su propio compañero no le daba lugar como prioridad debía ser para él.

—¿Estás satisfecha con ello, Neofita?—pregunta Amparo al verla tan callada y mirando el suelo.

—Si...

—Bien, por otro tema. Compartirán habitación los dos, si os llamo vendrán, Firenze te guiará en este camino y espero acates todo al pie de su palabra. —prosigue con la explicación— No suelo salir con esclavo incluído a misiones por lo que, estarán de vacaciones aquí mientras estoy cumpliendo mi obligación. ¿Quedó comprendido?

Bella levanta la cabeza, finge una sonrisa y asiente. «Claramente buscaré la forma de salir de este encierro, pero haré como si estoy a favor»pensó.

—Si.

—Gracias por su piedad, mi señora. —Firenze solo en ese momento levantó su cabeza nuevamente para conectar miradas con Amparo.

—A partir de hoy en más, me llamarás como: señora, jefa, lady, Madam. Como más prefieras, entre esclavo y dueño, no es permitido que el sumiso llame por el nombre al titular. Como forma de respeto y lealtad, siempre debes referirte por el status o categoría que procede a la situación. —comenta Amparo con cierta molestia. Odiaba guiar a neofitos en este ámbito, por eso siempre se los dejaba a Firenze, paciencia no tenía para socializar.— ¿Quedó claro, neofita?

—Si, Madam.

—Perfecto. Os podéis retirar.

Y tras ello, Firenze tomó la mano de su compañera, seguidamente juntos se retiran para ofrecer intimidad privada a su señora. Tras ello, una vez que Jasper logra corroborar la lejanía de aquel par, expone la verdad.

—Ella no será leal a ti.

—Lo sé.

—¿Y porqué no has acabado ya con ella si es así?—preguntó molesto, Jasper no estaba muy contento de saber que alguien como una neofita suponía un peligro para su compañera.

—Por que no quiero más enemigos. Además, Firenze merece un poco de felicidad en esta vida. —murmura Amparo, arrojandose a la cama y suspirar con cansancio— Ya fue mucho estrés haber sabido que esa Cullen te escondió de mi vista por tanto tiempo, no deseo realizar lo mismo o el karma volverá sobre mis hombros.

—Mil perdone, en verdad no sabía las intenciones de ella... —respondió Jasper, mientras se sube a la cama, para besarla dulcemente. Mirarla y adorarla— Aunque siento curiosidad de saber cómo terminó la vida de Alice.

—Pues terminó encontrandose con su compañero, tal y como lo dije. Es feliz, y cumplirá su condena como se lo merece—contesta con desden.

—¿Pero quién es su compañero?

—Mi ex- esposo.

Jasper se atraganta con su saliva. Quedando estático al saber aquello.

—Tuviste esposo... ¿Cuando... Cuando te divorciaste?—preguntó receloso.

—Cuando morí. Esa es la condición del matrimonio mortal ¿No? Es decir: "hasta que la muerte los separe", morí. Poco después lo arrastré a la vida inmortal, es mi mejor amigo. —contesta despreocupada pero con la mirada divertida Amparo.

Jasper celoso no se lo cree. Pero solo percibe diversión y ningún sentimiento cariñoso cuando habla de aquel ex-esposo. Logrando confundirlo.

—Pero si nisiquiera sientes algo por él. ¿Porqué?—pregunta confundido.

—Por que solo le devolví el favor por haberme cuidado, no le debo nada ni el a mi. Así que, solo somos conocidos mi dulce compañero celoso —tararea Amparo, para luego reír encantada de verlo tan serio y confundido.

—Te encanta que esté celoso. ¿Porqué no has mencionado esto antes?—pregunta Jasper totalmente posesivo y deseoso de reclamarla de nuevo como lo es, solamente suya.

—Por que no hay mucha importancia. No uso el apellido de casada, solo soy Amparo Báthory, una soltera esperando que su compañero llegue a por ella, porque salvación nunca he buscado. —respondió tajantemente.

—¿Porqué no?

—Por que soy veneno. Un veneno que no tiene cura, solo necesito un frasco que pueda aislarme por un tiempo. —contesta.

Jasper más confundido que antes la mira, pero nota la incomodidad por lo que decide no escarbar esa historia tras esa frase por ahora. Pero en un futuro si que buscará respuestas.

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