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XY&Z ~ Capítulo 47 [1]:

     El grupo se estaba despidiendo después de que Eureka convenciera a Dedenne de que saliera y le tocó el turno de despedirse a Serena.

      Sonaba por megafonía que el vuelo de Serena, el H71 iba a despegar en pocos minutos. Serena se dio la vuelta y miró a Ash, Citron y Eureka. Ella no quería despedirse. En realidad estaba triste y nerviosa. Los miró unos segundos y se quedó pensando unos momentos. Hizo una mueca de tristeza, pero la camufló con una sonrisa. 

─ Serena... - dijo Ash.

─ Lo sé, no debo estar triste, sólo es que...

─ Serena...

─ No, ya está - reflexionó -. Yo... de verdad agradezco haber viajado con vosotros. Yo empecé sin un sueño, sólo me fui para no ser jinete de Ryhorns como mi madre. Al principio del viaje me sentí algo apartada. Ash tenía sus batallas,  Citron es muy buen inventor y yo no tenía nada. Pero ahora, con los concursos me siento parte de algo, algo muy especial. Algo que es capaz de animar a las personas y... - se le saltaron algunas lágrimas.

─ Serena, no llores, por favor... - dijo Ash.

─ Te llamaremos. Además nos vamos a volver a ver muy pronto, te lo prometemos - dijo Citron.

─ Sí, mi hermanito tiene razón, ¡te visitaremos!

─ Gracias, chicos... - lloraba silenciosamente.

─ Serena, tranquila - Ash la abrazó -. Prometo que nos veremos otra vez.

      En ese momento Serena dejó de llorar completamente. Estaba sorprendida y al mismo tiempo amaba ese abrazo. No quería que acabara nunca. Se secó un poco las lágrimas mientras seguían abrazados. Serena notaba los brazos y la espalda de Ash fuertes. Siempre la protegía y se preocupaba por ella.

─ Hermanito, el ambiente se está poniendo algo raro, ¿no?

─ Eh... - se puso nervioso - No... es lo que tú crees, nada más.

      Ash rió levemente y Serena se animó y también se alegró y apartó a Ash de ella.

─ Gracias, Ash. De verdad que... siempre me animas.

─ Tú también me animas siempre...

─ No... Ash, yo sólo te ayudé esa vez...

─ Serena, me cuidaste cuando estuve enfermo. Luchaste por mí para que no me esforzara, estuviste conmigo cuando estuve triste. Yo... - se sonrojó y se armó de valor - siento que eres alguien especial para mí... de verdad.

─ Yo... no sé qué decir...

─ De verdad te agradezco que aceptaras mi invitación de viajar con nosotros.

─ Ash... - Eureka miró a Serena con un puchero - Oh... lo siento, no me he despedido correctamente de vosotros. 

       Serena abrazó a Eureka y se despidió de los dos hermanos.

─ Antes de irme... Ash... de verdad me alegra haberte conocido, quiero que sepas que tú eres mi objetivo - Ash abrió la boca levemente y se sonrojó -. Cuando nos volvamos a ver, seré una persona que te guste mucho más.

─ Eh... yo... - pensó -. Serena, nunca... te rindas - se sonrojó y miró hacia el suelo.

      Ash lo dijo con otra intención, aunque no quería que lo notara Serena y lo dijo como siempre lo dice.

─ Jamás - sonrió -. Bueno, me tengo que ir ya... ¡hasta luego!

       Ash se quedó mirando cómo se iba. Estaba triste, pero aparentaba una sonrisa para darle la despedida más feliz posible. En algunos momentos levantó la mano y se adelantó un poco, pero no llegó a bajar por Serena.

— Ash, ¡una cosa más! - empezó a subir las escaleras mecánicas en dirección contraria.

— ¿Eh...?

      Serena subió las escaleras y cuando llegó al escalón del principio besó a Ash dos segundos. Ella cerró los ojos y se sonrojó como nunca antes. Mientras, Ash se quedó mirándola. Le brillaron los ojos y se sonrojó. Le había gustado. Las escaleras mecánicas se llevaron a Serena atrás.

      Durante toda la escena, Citron tapó los ojos de Eureka. Ella se quejaba mientras su hermano no apartaba la vista y quedó sorprendido.

— Te quiero - susurró Serena.

      Ash se quedó con los ojos entrecerrados, sonrojado y de pie viendo cómo se alejaba Serena mirando hacia ellos. Él en ese momento llegó a aclarar las dudas que tuvo durante todo el viaje. Él sentía que era alguien especial y tenía sentimientos confusos sobre ella, pero el acto de Serena aclaró sus dudas. Él la quería.

— ¡Hasta luego, Serena! - gritó Ash algo avergonzado.

— ¡Serena! ¡Adiós! - gritó Eureka.

— ¡Llámanos! - terminó Citron

      Serena sólo se despidió con la mano en silencio. Ash veía que se acercaba al final de las escaleras y se sintió raro. Ella le había dicho que lo quería, pero él no. Ash, para no gritar y que no se enteraran los demás, hizo un corazón con sus manos. Serena lo vio.

— ¡Gracias! - lagrimearon sus ojos.

      Serena se marchó y Ash se entristeció un poco, pero sabía que se encontrarían de nuevo y se alegró. El grupo se marchó a fuera del aeropuerto para ver el avión irse. Tenían mucho tiempo antes de que llegara el avión de Ash.

— ¡Hermanito! Tengo ganas de ir al baño.

— ¿Puedes ir sola?

— Sí, no soy tonta - puso un puchero -, es que no sé dónde está el baño.

— Está ahí en frente.

— Ups... ¡qué tonta! - se dio un golpecito en la cabeza y se marchó.

— Ash... ¿qué te ha parecido? - puso cara perversa.

— Eh... - se sonrojó - el... ¿qué?

— Pika-pi - dijo Pikachu dándole pequeños codazos.

— No te hagas que no lo sabes, dinos, ¿te ha gustado?

— Pika-pi-pikachu.

— Bueno.... sí - se tapó la cara con la gorra.

— ¿Nunca te diste cuenta de que te quería?

— Pues... no en realidad...

— Sí que eres tonto - rió molestamente.

— ¡Oye!

— Pikachu-pi - puso las manos mirando hacia arriba con los codos doblados y roló los ojos.

— ¿Y ella te gusta?

— Bueno... sí...

— Si alguna vez viajamos juntos de nuevo... podéis dormir juntos.

— ¡Eh! ¿Qué? Yo... - se sonrojó y se calmó - ni siquiera es mi novia...

— ¿Novia? ¿De qué habláis? - apareció Eureka.

— Ah... nada... de una chica que le gusta a tu hermanito - se puso nervioso.

— Woah... ¡quiero conocerla! ¡Eureka quiere!

— Eso es mentira, Eureka, lo que pasa es que...

— No, no pasa nada - tapó la boca de Citron.

— ¡Ohh! ¡Quiero saber!

— No te preocupes Eureka, te cuento después de que se vaya - se hizo un hueco para hablar.

— No, ¡Citron!

— Va a ser mejor que lo cuentes tú, es que a lo mejor yo puedo exagerar algo.

— ¡Ah, rayos! Vale..., te lo cuento, Eureka.

— ¡Sí!

— Cuando tu hermano te tapó los ojos, Serena subió las escaleras y... - se sonrojó y respiró hondo - ¡nos besamos! - dijo tan rápido que no se entendió.

— ¿Ehh? Eureka no ha entendido.

— Yo ya lo he dicho.

— Bueno, pues te lo contaré yo mejor, Eureka, no pasa nada.

— ¡No! - se puso las manos en el pelo y miró hacia arriba -. A ver... - Ash pensó en una manera de explicarlo como cuando le explicas a un bebé -, pues... cuando dos personas se quieren mucho, mucho, pero mucho, pues estas dos personas se dan un beso.

       Eureka puso cara de decepción y suspiró.

— Primero, no soy una niña de 4 años. Segundo - cambió la cara de repente - ¿¡Serena y tú os queréis tanto!?

— ¡Yo no he dicho eso!

— ¡Sí lo has dicho!

— Ash, yo no le iba a contar así, te has puesto en evidencia tú solo - ambos se rieron de él.

— Pika-ka-ka-pi-pi-chu - se reía también.

— ¡Ya basta! No quiero seguir hablando, ¡quiero una batalla pokémon!

— Vale, vale, ahora vamos, - hablaba Citron entrecortado de la risa.

      Ash se fue molesto mientras veía a los dos hermanos muriéndose de risa, se fueron incluso a beber agua. Al rato llegaron y empezaron a pelear.

      Ash ganó la pelea con Pikachu, al final y el avión estaba llegando. Llevaron a los pokémon al centro pokémon del aeropuerto y Ash se dispuso a irse. Se abrazaron el grupo y se marchó.

      Ash se subió al avión y ya estaba atardeciendo. Mientras miraba el mar de Kalos en el que la luz anaranjada del sol rielaba, recordó el momento en el que llegó a Kalos, sus batallas de gimnasio, los momentos con sus amigos, la liga Pokémon, la despedida con sus pokémon y lo último que recordó fue el beso que le dio Serena.

— Serena... - susurró y se tocó los labios.

— Pika-pi - dijo en tono perverso.

— Pikachu... estamos en un avión, no hagas tanto ruido - dijo camuflando la vergüenza que sentía.

      Ash de verdad echaba de menos a Serena. En realidad ella siempre estaba para él en todo y a su lado. Siempre le prestaba mucha atención. Ahora que estaba sin ella, era algo extraño. Aunque a veces Serena no hablaba, a Ash le reconfortaba que estuviera allí. Pensó en ello y entre tanto, se quedó dormido.

— ¡Pika-pi!

— Pikachu... ¿hemos llegado?

— Pika.

— Oh, gracias, vamos para casa - estaba adormilado y tenía los ojos risueños.

      Ash andaba tambaleante. Tenía mucho sueño.

— Pika-pi.

— Estoy bien, Pikachu... ya queda poco para casa - siguió andando unos minutos más -. Serena... tengo que contárselo...

— ¿Pika?

— ¿Debería contarle, Pikachu?

— Pika - asintió con la cabeza.

— ¿Se enfadará?

— Pikachu.

— Yo creo que no, mi madre es muy apacible - bostezó.

     Ash tocó a su casa ya casi dormido y su madre le abrió.

— Mamá, tengo sueño...

— Pues bueno, hablaremos mañana, ve a dormir.

— Antes de eso...

— ¿Qué?

— ¿Te acuerdas de... - bostezó - Serena?

— Claro, hoy hemos hablado. Es una chica muy mona, ¿no? Además parece muy amable.

— Sobre eso... pues... ella... me ha besado.

— Eh... Ash - cayó dormido en sus brazos -. Mi niño se hace mayor. No, no, no, no, no, espera, ¡despierta! ¡No me has dicho si te gusta! ¡Ash!

— Tengo... sueño...

— Pika-pika.

— Pikachu, ¿le gusta Serena?

— Pi... - pensó - Pikachu - levantó los brazos en signo de duda para que Ash tuviera que contárselo mañana.

— Ay... lo tendré que llevar a la cama.

     Ash durmió del tirón hasta el mediodía y su madre no se quitó de la cabeza lo que le dijo ni un segundo. Ella estaba en la cocina esperando a que se levantara.

— Buenos días, mamá.

— Buenas tardes, mejor dicho.

— Oh... ¿tanto he dormido?

— Sí. ¿Me cuentas más de lo que me dijiste a noche?

— ¿Te conté algo?

— Sí, estabas muy cansado y a lo mejor ahora no te acuerdas.

— ¿Qué te dije?

— Ah... pues, espera, voy a tomar medidas de seguridad - abrazó a Ash para que no se escapara.

— ¿Qué haces?

— Me contaste que Serena...

     No había terminado la frase y sólo escuchar el nombre ya lo asustó.

— ... te besó.

     Ash se quedó callado.

— ¿Es eso cierto, Ashy? - siguió callado - ¿No confías en mí?

— No es eso... es sólo que...

— ¿Qué?

— Me da vergüenza...

— Así que sí os besasteis...

— No, me... me besó ella - se sonrojó.

— ¿Pero ella te gusta?

— Un poco...

— ¿Sólo un poco?

— V-vale... me... me gusta mucho... - se sonrojó entero - ¿me... puedes soltar ya?

— Oyy, mi Ash está creciendo...

— ¡Mamá!

— Esta mañana le he dicho a tus amigos que pueden venir cuando quieran. Espero que vengan pronto. Especialmente ella...

— Ma...má... no... no somos novios...

— Entonces os dejaré solos si viene alguna vez.

— Eh... bueno..., estaría bien.

— ¿A que sí? Pídele salir.

— ¡Mamá! - se escurrió de los brazos de su madre.

— ¿Qué? ¿Prefieres que me quede?

— ¡No! Pero lo que digo... déjame en paz... no me hables de ese tema... por favor.

— No te avergüences, si tienes a una chica muy guapa, ¿no crees?

— Sí... - se la imaginó y se rascó la mejilla.

— Bueno, has perdido la liga, pero creo que has ganado alguien también.

— ¡Ya basta! Me voy a mi cuarto.

     Ash cerró la puerta y después se quedó de pie apoyado en esta.

— Ganador de alguien, ¿eh? Me gusta como suena...

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