XY&Z ~ Capítulo 22:
— ¡Greninja, shuriken de agua! ¡Pikachu, electrobola! ¡Greninja, corte!
La electrobola se dividió en dos y cayó en el rió donde entrenaban y salpicó a Ash.
— ¡Oye, a este paso acabarás enfermando! - dijo Serena tirándole una toalla.
— ¡No te preocupes, está bien! A-a-chús.
— ¡Te lo he dicho! Ash, ven ahora mismo aquí - dijo de manera imperante.
— Pero estoy entrenando...
— Puedes seguir entrenando desde tierra, así que ven ahora mismo.
— Hermanito, parece que Serena manda - susurró Eureka a su hermano riendo.
— Parece que sí - se rió con ella.
— Vale... - dijo resignado mientras salía del agua
— No quiero que te pongas malo, Ash... - le dijo cogiéndolo del brazo, mirándole.
— N-n-no lo haré - se sonrojó.
— Vale. Ahora quítate la ropa mojada que la voy a poner a secar.
— Oh... claro - se quedó en tirantes y pantalones cortos.
— No sé si mañana estará seco. El ambiente está humedo... - dijo Serena.
— No importa - salió de la tienda de campaña donde se encontraba.
Serena lo miró y se sonrojó. Ash era delgado y fuerte.
— ¿Qué pasa, Serena?
— Oh... nada. Me había sorprendido de que estuvieras tan delgado con todo lo que comes - le dio con el índice en la nariz.
— Oh... - se sonrojó.
— Bueno, Ash. Caliéntate un poco con el fuego de Braixen antes de ir a dormir. A ver si te secas del todo.
— V-vale...
— Braixen, dame tu rama, por favor.
— ¡Xen!
— Gracias. Vamos a ver. Ash, date la vuelta.
— Claro...
Serena empezó a pasar la rama con fuego por su espalda y pantalones mientras lo secaba.
Ash estaba incómodo de que Serena estuviera secándolo y no dijera nada así que intentó romper el hielo.
— No me vayas a quemar... - nada más lo dijo se arrepintió de hablar.
— Tranquilo, no voy a quemarte. A ver... - empezó a tocar su espalda por si seguía mojado.
Ash y Serena disfrutaban del momento. Serena aprovechó para tocar a Ash y este, le gustaba que le tocara.
— Vale, estás seco. Ahora por delante.
— Sí... - dio la vuelta.
Ash veía a Serena como se agachaba y se levantaba para secarlo y se sonrojó al verla.
— Creo que ya vas bien - le tocó el pecho y se sonrojó -. B-bueno... creo que ya puedes irte a dormir.
— Gracias, Serena.
Ash y Serena se quedaron mirándose fijamente y la rama de fuego de Braixen iluminaba levemente los rostros de ambos. Los ojos de ambos brillaban.
— Serena... - la cogió de los hombros y empezó a acercarse a ella.
Ash se acercaba a ella y Serena se quedó tiesa, sorprendida y paralizada al ver a Ash acercarse hacia él.
Serena veía a Ash cerrar los ojos lentamente. Ella cuando estuvo a centímetros de sus labios, salió del trance y se dispuso a poner una de sus manos en su pecho. Serena fue cerrando los ojos mientras esperaba el beso por parte de Ash.
Ash y Serena cerraron sus ojos completamente y sus labios rozaron suavemente con los del otro. Los dos se sonrojaron. Cuando sus labios se rozaron, llegaron a tocarse enteramente y a penas un segundo después, Ash estornudó.
— ¡Ash! ¡Eres un idiota! - salió Eureka corriendo de detrás de la tienda de campaña - ¡Has arruinado tu primer beso! - empezó a darle pequeños golpes.
— ¿¡Estabas mirando!? - dijo Ash.
— Claro, ¡pero eres un tonto!
— Oh..., no... - Serena se tapó su cara sonrojada de la vergüenza y le dio su rama a Braixen.
— ¡No iba a estornudar en ella! - dijo sonrojado.
— ¡Pues te lo aguantas! Es que Ash, eres un inútil... - dijo riéndose.
— Eureka, debes ir ya a dormir - la llevó a la tienda de campaña y luego volvió Citron -. Perdonad a Eureka... Bueno, yo me voy ya a dormir.
— Buenas noches - dijo Ash -. Serena, ya se han ido, puedes destaparte la cara.
— Qué vergüenza... - siguió sin destaparse la cara.
— Serena... mírame - él quitó las manos de Serena de su cara.
Serena lo miró sonrojada, con los ojos brillantes y ligeramente temblando.
Ash se acercó de nuevo hacia ella lentamente y cerró los ojos.
— No, Ash, que me lo vas a pasar - dijo tímidamente y lo abrazó.
— Y-yo... - se desilusionó -. Sigues temblando, Serena.
— He pasado mucha vergüenza...
— Ya está, ya ha pasado... - le acarició el pelo.
— Ash..., ¿podrías quedarte conmigo hasta que Eureka se duerma?
— Claro...
Ash y Serena se quedaron pocos minutos tumbados en la hierba mirando las estrellas y cogidos de la mano tímida y disimuladamente.
— Las estrellas son preciosas...
— Sí... son muy brillantes.
— Ash... creo que deberíamos irnos a dormir ya...
— Vale - se levantó y le tendió la mano.
— Esto me recuerda a cuando nos conocimos...
— ¿Pero esto pasó cuándo nos conocimos? - la besó en la mejilla - Buenas noches - se fue a la tienda de campaña.
Serena se quedó un rato quieta, sonrojada y Ash, nada más entró, se agarró el corazón fuertemente y respiró hiperventilando.
Cuando se relajaron y normalizaron, se acostaron y se durmieron.
A la mañana siguiente, estaban todos despiertos ya desayunando y Ash aún no se despertaba.
— Ash está tardando mucho - dijo Eureka.
— Sí..., ve a despertarlo Eureka.
— Vale - se fue a abrir la tienda de campaña y Ash salió -. Oh, Ash, la comida está lista.
— Está lista... está lista - dijo frotándose los ojos.
— Buenos días, ve a lavarte la cara... - dijo Serena.
Ash avanzaba hacia Serena agazapado lentamente. Se estaba acercando a Serena y cuando estuvo a menos de un metro de distancia, se agachó y se apoyó en los brazos de Serena dejando caer su cabeza a centímetros del pecho de Serena.
— ¡Eeeh! - dijo Serena sonrojada.
— Ahora... mismo - dijo suspirando.
— ¡Ash! - lo miró alarmada.
— Ah...
Serena lo miró compadeciente con los ojos brillantes y sonrojada.
— Yo te... yo te... - Serena cerró los ojos y subió la cabeza - ¡yo te elijo, Pikachu! - su cabeza cayó hasta los muslos de Serena.
— ¡Ash! - gritaron todos.
— ¿Qué le pasa? - dijo Citron alarmado.
— Oh... ¡Está muy caliente, tiene fiebre!
— Entonces, hagamos que duerma.
— Sí.
Acostaron a Ash. Él sudaba y gemía.
— Tiene mucha fiebre, el paño se calienta muy rápidamente.
— Ayer se mojó mucho, puede ser que le haya dado gripe.
— Pika...
— No te preocupes, iré a buscar medicina.
— ¡Eureka también va!
— Esperad, tomad el mapa, aquí cerca hay una farmacia. Eureka llévalo.
— Gracias. Bueno, te encargo a Ash - dijo Eureka.
— ¡Sí! ¡Déjamelo a mí!
— Digo que se va a encargar bien - dijo Eureka perversamente.
— Bueno, nos vamos - cerraron la tienda.
Serena secaba el sudor de Ash con un pañuelo y remojaba el trapo para su frente.
— Parece que está mejor.
— ¿Pika?
— Sí, a este paso sólo debemos seguir esforzándonos y esperar a que lleguen con la medicina.
De repente, empezó a sonar de manera muy ruidosa lo que parecía ser una guitarra eléctrica.
— Qué ruidoso ¿Qué está pasando?
Se presentó un rockero llamado Jimmy que afirmaba sólo entrenar Pikachus y ser el mejor entrenador de estos que existe y quería luchar contra el famoso Pikachu de Ash.
— ¡Ya lo entiendo! Ahora lo llamo, pero deja de hacer ruido.
Serena entró a la tienda de acampar.
— ¿Ahora qué hago? Si Ash se despierta querrá luchar aunque esté malo.
— Serena... - dijo Ash mientras dormía.
— Qué susto... - pensó -. No puedo dejar que Ash, pelee, pero no creo que ese tal Jimmy se vaya tan tranquilamente... ¿Qué puedo hacer? - vio la ropa de Ash -. Pikachu, ¿me puedes ayudar?
— ¿Pika?
— Voy a usar la ropa de Ash para luchar contra ese rockero tan ruidoso, ¿combatirías junto a mí?
— ¡Pika! - asintió.
— Pikachu, Pancham, ¿podéis salir fuera? Es que... me voy a cambiar...
— ¿Pika? - señaló a Braixen y Sylveon.
— Ellas son hembra.
— Piiika - se fueron los dos.
— Sylveon, tápale los ojos a Ash, por favor.
Serena se cambió rápidamente y de espaldas por si Ash se levantase.
— Bueno, ya estoy lista... La ropa sigue algo húmeda, pero está bien. ¿Cómo me sienta?
— ¡Braixen!
— ¡Syl!
— Gracias - miró a Ash -. Ahora vuelvo, ¿vale? - lo besó en la nariz.
— ¿Eh...? ¿Serena? - abrió los ojos risueño - ¿Por qué... llevas mi ropa?
— No es nada - acarició su cara -. Confía en mí, ¿vale?
— Confió... en ti.
— Gracias, vuelve a dormir.
Serena salió de la tienda de campaña y se hizo pasar por Ash y el rockero Jimmy se lo creyó. Ellos comenzaron a luchar.
En mitad de la pelea, llegaron Eureka y Citron.
— Serena, ¿qué haces vestida así? - dijo Citron.
— ¡Aahh! ¡Yo soy Ash de pueblo Paleta!
— ¿Es en serio? - dijo Eureka decepcionada.
— ¿Qué está pasando? - dijo Citron.
— ¡Hacía mucho ruido, Ash, despertar, yo, tomar su lugar!
— Ahh... vale. Es bastante raro.
— Yo creo que le gusta tanto Ash que se pone su ropa - se rió Eureka.
— Bueno, vamos a seguir la pelea. ¡Ash de pueblo Paleta nunca se rinde!
— ¡Te venceré! - dijo el rockero Jimmy.
De repente, antes de terminar la pelea, el Team Rocket apareció disfrazado de unos cantantes e interrumpieron la pelea. En un momento, se quitaron los disfraces y atraparon a los dos Pikachus y se fueron con el camión.
Se estaba yendo el Team Rocket y Ash apareció con Greninja y paró el camión con shurikens de agua.
— ¿¡Eh!? - dijeron Serena y Jimmy.
— ¿Quién ha hecho eso? - dijo Jessie enfadada.
— ¡Soy yo, Team Rocket! - dijo Ash.
— ¿Ash? - dijo Serena -. Ash, ¿ya estás bien?
— ¡Sí, gracias a ti y a Citron!
— Eso es tan característico de Ash... una gripe no se cura en minutos... - dijo extrañado.
— Lo siento, Serena - se estiró mientras flexionaba las rodillas -. Estuviste luchando en mi lugar, ¿verdad?
— Oh... sí...
— ¿Qué está pasando? - dijo el rockero.
— Luego te explicaré, ahora debo recuperar a Pikachu... - se estiró por última vez.
— Lo siento, no era con mala intención - se quitó la gorra saltándose el pelo y sacó la lengua.
— ¿La chica?
— ¡Ash! - lanzó su gorra hacia él.
Ash se puso la gorra mientras sonreía.
— ¡Vamos, Greninja!
Ash, junto con Serena consiguió recuperar a los dos Pikachus y estos mandaron a volar al Team Rocket.
— ¡Tú! No me gusta que me hayas engañado - dijo enfadado el rockero -, pero... esa combinación entre tus pokémon..., ¡fue genial! - dijo tocando su guitarra.
El rockero siguió tocando y haciendo poses.
— ¡Ahora tengamos un duelo, Ash!
— Es verdad, ¡viniste a luchar contra mí! ¡Vamos a luchar! - le sonaron las tripas - Bueno..., ¿primero podemos comer? No he comido desde la tarde y tengo hambre.
— Mejor voy a preparar algo - dijo Citron.
— Jimmy, ¿quieres comer con nosotros también? La comida de Citron, ¡es deliciosa! - Serena cerró los ojos y sonrió.
— Oh... - se sonrojó - Si me lo pides así...
— Bueno, tardará un rato, ¿qué hacemos mientras?
— Serena... ¿me puedes dar mi ropa? Tengo frío...
— Oh... voy a cambiarme. No miréis.
— Nunca lo haría - dijo Ash.
— Lo decía por él.
— Tampoco lo iba a hacer.
— Tranqulos - rió -. Era broma.
— Oye, Ash... ¿esa chica es tu novia?
— ¿Eh, qué? ¡No! - se sonrojó.
— Perfecto, entonces iré a por ella.
— ¿¡Eeeeh!? ¡No puedes!
— Ahora lo entiendo... si no vas tú a por ella, iré yo.
— ¿Eeeh? - se sonrojó.
— Ash, ya me he cambiado, toma tu ropa. Oh, ¿de qué estabais hablando?
— ¡De nada! - dijo Ash.
— Yo iré a componer al bosque, cuando esté la comida, ¿me avisáis?
— Claro - dijo Serena.
— Hasta luego.
— Adiós - dijo Ash en mal tono.
— ¿Te pasa algo, Ash?
— No, no es nada. Me voy a vestir.
— Vale...
— No mires.
— Eh...
— ¡Es broma! - sonrió.
— ¿No te vas a cambiar en la tienda de campaña?
— ¿Eh? No...
— Qué suerte ser un chico... - susurró...
— ¿Has dicho algo?
Ash estaba aprovechando para que Serena lo viera. En ese momento se estaba quitando la camiseta de tirantes y se quedó sin camiseta disimulando que no se seguía vistiendo por escuchar a Serena.
— Eh... - lo miró y se sonrojó -. Nada...
— Ohm... - se siguió vistiendo.
— Y pensar que me esforcé tanto secándote y te has enfermado de todas formas...
— Pero gracias a ti ahora estoy bien - terminó de vestirse y se sentó junto a ella.
— ¿Tú crees?
— Claro, Citron me ha contado que te quedaste conmigo secando mi sudor y mojando el trapo para mi fiebre. Gracias a ti ya no estoy enfermo.
Ash estaba intentando decirle de manera disimulada que ya estaba sano y que ahora podría besarla sin contagiarla, pero ella no lo entendía.
— Bueno..., no es nada. Tú has hecho muchas cosas por mí.
— ¿Yo?
— Sí... gracias a ti... encontré un sueño... ser artista pokémon.
— Y lo haces de maravilla. Siempre que actúas te ves muy bien.
— Oh... G-gracias - se sonrojó.
— Serena... - tragó hondo - ¿T-te acuerdas de la noche pasada?
— ¿Eehh? - se sonrojó aún más.
— Ya no estoy malo - se sonrojó y apartó la mirada.
Serena comenzó a reír mientras él lo miraba con duda y algo molesto.
— ¡No te rías de mí!
— Perdona... - paró de reír.
— Serena.... es sólo que... - la agarró de los hombros -. Tú... me gustas.
— ¿Eeeh? - se quedó paralizada.
Ash cogió sus manos y las agarró. Luego se acercó a ella y la besó. Ella se quedó mirando a Ash. Este, soltó las manos de Serena y la cogió de la espalda. Ella posteriormente, cerró los ojos y puso sus manos en el pecho de Ash tímidamente.
Ash, al sentir que ella temblaba levemente, empezó a acariciarle el pelo para tranqulizarla, cosa que dio efecto.
Se separaron después de unos segundos y se quedaron mirándose.
— Serena... te quiero.
— Y-y-yo... también... - estaba roja hasta las orejas.
Ash la abrazó un rato grande hasta que ella dejó de sentirse nerviosa y se separó de él.
— Qué bonito... ¿lo has visto, hermanito?
Eureka estaba tumbada en el suelo, flexionando las piernas y apoyando la cabeza sobre sus manos mientras miraba a la pareja. Eureka estaba satisfecha.
— Eureka... no está bien espiar a los demás... ¿qué ha pasado?
— Se han dado un beso muuuuy largo y también un abrazo.
— ¿¡Quéee!? - se quedó paralizado.
— ¡Hermanito, se te quema!
— ¡Ooh! ¡Es verdad!
— ¿No estás contento por ellos?
— Bueno... sí.
— ¡Oy! ¡Ahí van otra vez!
— ¡A ver, a ver, a ver!
— Te lo has creído hermanito - se rió de él.
— Muy graciosa...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro