Castillo de Hogwarts.
Gran Comedor.
1 de septiembre de 1971.

Como todos los años, los niños de primer año se formaron en la entrada del Gran Comedor, ansiosos por saber en qué Casa quedarían seleccionados. La mayoría veían sorprendidos al Sombrero Seleccionador entonar una canción extraña, cuando finalizó, la profesora McGonagall habló con autoridad.

—La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estén aquí, sus casas serán como su familia en Hogwarts. Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin.

Se encargó de explicarles que los nombraría uno por uno y tendrían que sentarse en el taburete para que el sombrero Seleccionador pudiera deliberar. De esa forma comenzó a llamarlos.

—Adrian, Timothee —el niño se sobresaltó al oír su nombre y caminó a trompicones al taburete, cuando se sentó, el sombrero tardó unos minutos.

—¡RAVENCLAW! —el niño sonrió emocionado y correteó hasta sentarse en la mesa de sus entusiastas compañeros halcones.

—Black, Maia —Maia levantó la barbilla y caminó para sentarse, sin siquiera voltear a ver a la multitud que aguardaba aburrida por que dijeran su casa. Era una Black, sí o sí tenía que ir a Slytherin

Cuando le colocaron el Sombrero en la cabeza y este le tapó ligeramente los ojos, no escuchó la voz que sus primos le habían contado que hablaba, pues el sombrero tenía muy claro a donde mandarla y solo había dudado un momento, después de unos pocos segundos el sombrero seleccionador gritó.

—¡SLYTHERIN! —Maia sonrió con orgullo y se dirigió hacía la mesa de las serpientes, donde su prima Narcissa le había hecho un sitio. Esta le sonrió en grande y Lucius Mlafoy le dio un asentimiento.

—Black, Sirius

Un nervioso Sirius se sentó, ocultando con éxito la incertidumbre que estaba sintiendo. El sombrero tardó unos minutos y eso estaba creado murmullos entre los estudiantes, Maia veía atentamente, con el creciente miedo dominándola, sabía que su hermano no quería ir a Slytherin e internamente ya sospechaba que su hermano no entraba dentro de las características de una serpiente, solo rogaba internamente que quedara en Ravenclaw porque esa sería la única forma de que el castigo de sus padres fuera menor, luego de una larga espera el sombrero gritó:

—¡GRYFFINDOR!

Sirius esbozó una pequeña sonrisa, aliviado de no haber quedado en Slytherin y caminó hacia su nueva mesa, ignorando las miradas asesinas de sus primos y conocidos. El comedor de repente estaba muy silencioso, los estudiantes siendo dominados por la conmoción de estar presenciando a un Black que no se quedaba con las serpientes.

—Evans, Lily —Maia vio como la pelirroja malhumorada del expreso se sentaba mientras jugaba con sus dedos, el sombrero no tardó nada en gritar:

—¡GRYFFINDOR!

—Fortescue, Alice.

—¡GRYFFINDOR!

—Glenn, Nessie —una niña rubia caminó hacia el taburete, la niña tenía pinta de que estaba a punto de desmayarse. Se sentó y el sombrero fue colocado en su cabeza, sucedió algo que tenîa muchos años que no pasaba, algo que llamó la atención de todos, pasó un minuto, dos, tres, cuatro, cinco minutos y no sucedía nada, incluso la profesora McGonagall veía la escena con el ceño fruncido y sorpresa clara, no fue hasta que se cumplieron los 10 minutos que el sombrero gritó.

—¡HUFFLEPUFF!

Los murmullos no tardaron en aparecer.

—Es una Hatstall —le susurró Narcissa a Maia. Maia la volteó a ver con curiosidad.

—¿Qué es eso? —cuestionó.

—Que no entraba dentro de ninguna casa, por eso el sombrero tardó tanto en seleccionarla —le contó. Se alejaron sorprendidas cuando el prefecto de Slytherin las regañó y les pidió que guardaran silencio.

La subdirectora carraspeó la garganta, saliendo de su conmoción y continuó llamándolos.

—Longbottom, Frank 

—¡GRYFFINDOR!

—Lupin, Remus

—¡GRYFFINDOR!

—Mcdonald, Mary 

—¡HUFFLEPUFF!

—Mckquinnon, Marlene 

—¡GRYFFINDOR!

—Meadowes, Dorcas.

—¡RAVENCLAW!

—Potter, James —Maia se enderezó en su sitio y miró con atención al niño de anteojos, le había caído muy mal y le disgustaba pero sentía mucha curiosidad por ver en qué casa quedaba. El niño caminaba con orgullo y sin sentirse ni un poco intimidado, se sentó en el taburete y cuando la profesora McGonagall le estaba poniendo el sombrero, no llegó ni a acomodarse en su frente cuando gritó su casa.

—¡GRYFFINDOR! —Cuando le quitaron el sombrero, James caminó orgulloso a la mesa de los leones, acomodándose su túnica, un Sirius muy sonriente le hizo un lugar a su lado y James se sentó con mucha emoción. Ambos niños chocaron sus manos, saludándose.

Maia vio su intercambio con una mirada de disgusto y frunció el ceño, a su lado Narcisa llamó su atención.

—No te preocupes Mai, que tu hermano sea una decepción no quiere decir que tú también lo seas. Todos estarán muy orgullosos de ti —le sonrió y Maia solo atinó a asentir.

Se sentía decepcionada, pero más triste que otra cosa. Ella estaba consciente que desde ese momento su relación con su mellizo caería en picada y sería algo inevitable.

—Ross, Megan —la profesora McGonagall continúo.

—¡GRYFFINDOR!

—Snape, Severus —el niño de pelo grasiento del expreso se sentó en el taburete, aguardando por la decisión del sombrero.

—¡SLYTHERIN! — caminó con decisión a la mesa verde y se sentó justo frente a Maia, el niño le dio un asentimiento cortés en forma de reconocimiento y Maia se lo devolvió. 

Fue obvia para ella la forma en la que Snape mandaba miradas a la mesa de los leones, específicamente dirigidas a cierta pelirroja.

***

N/A:

Una segunda parte muuuuy corta, pero solo es introductoria y no tiene tanta relevancia como para haberla hecho más larga. Tiene el contenido necesario y estoy satisfecha.

Lo próximo ya es el primer capítulo ✨💞

Nos leemosss <3

-Lissxhayil