011. ʙʟᴏᴏᴍɪɴɢ ᴇᴍᴏᴛɪᴏɴꜱ
Para fortuna de Maia y Megan, el hermano se Caspian aceptó con rapidez, ni siquiera tuvieron que convencerlo, solo con verlas se sintió intimidado y les dio entrada. Maia se sintió un poco decepcionada del chico, estaba segura de que si sus compañeros leones se enterasen se sintirian igual, no era sólo la percepción de que los había traicionado, literalmente lo había hecho.
Por otra lado, parecía que se les habían alineado las estrellas pues la sala común ya no estaba tan llena y los pocos que estaban se encontraban más ebrios que otra cosa. Eso se debía a que ya era muy tarde y los sobrios habían decidido irse a acostar.
—Busca a tu hermano, yo te espero en la entrada —le dijo Megan y Maia asintió —Tenemos muchas cosas de qué hablar —Le sonrió divertida.
Maia recordó lo de Caspian y Rosier y asintió de acuerdo. Megan se dio la vuelta para regresar por donde vino pero Maia la tomó de la mano.
—Meg, muchas gracias, en serio —le agradeció con un brillo sincero en sus ojos.
—No hay de qué, ya sabes, lo que necesites aquí estoy —le sonrió y se alejó.
Maia miró por toda la estancia, buscando a su hermano, sabía que ya era tarde y existía la posibilidad de que Sirius ya se haya ido a la cama, pero vio a Potter y a Lupin sentados en la esquina de un sillón con unos cuantos más que tenían pinta de estar más inconscientes que vivos.
Se acercó a ellos despacio, no tenía la intención de llamar la atención cuando estaba en un territorio donde ella no pertenecía.
—Oigan, ¿Saben dónde está Sirius? —les preguntó apenas se dejó ver.
James y Remus se sobresaltaron, y en cuanto la vieron se les descompuso la cara con sorpresa.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Remus sin saber cómo actuar con la nueva invasión.
—Estoy buscando a Sirius ¿Saben dónde está? —volvió a preguntar ella con impaciencia.
James se puso de pie de golpe, haciendo que Maia se hiciera para atrás.
—Está ocupado —respondió cortante y Remus lo imitó, para estar a su lado. Se sentían un poco amenazados y no era algo de lo que ofenderse, para ser honestos Maia lo entendió.
—¿Está bien? Solo quiero confirmarlo para retirarme, me están esperando —les dijo Maia, intentando controlar el tono de su voz, no quería que ellos se cerraran, aún cuando estaba impaciente.
—Está con Nessie —respondió Remus, consciente de que Maia ya sabía de la existencia de la castaña, pues estaba seguro de que la había escuchado en la casa de los Potter, en vacaciones.
Maia se tranquilizó, sabía que sus padres habían dado por perdido a su hermano, lo habían sacado de la familia y lo consideraban un traidor, pero eso no quitaba el hecho de que podían vengarse porque así de inmaduros eran. Por otro lado ya había estado observando de cerca a Nessie Glenn y tenía buena pinta, no parecía ser mala persona por lo que se relajó considerablemente, tendría que disculparse con Megan porque ahora le haría la tarea a Caspian y al final no logró lo que quería. Asintió decidida y estaba lista para darse la vuelta y retirarse cuando James habló.
—No estás sola aquí ¿cierto? —preguntó y lanzó un vistazo a la entrada —no creo que a los demás les haga gracia que esté alguien más aquí.
Maia decidió responder a eso para no verse grosera.
—No, está Ross conmigo, ya me voy, de cualquier forma no hay problema con ella —intento tranquilizarlos y se dio la vuelta.
—¿Megan Ross? —preguntó Lupin.
Maia giró la cabeza y asintió, luego volvió a girarse para irse pero James volvió a impedirlo. Maia se tensó, sin ganas de hacerle caso pero sabía que estaba en el terreno enemigo y ellos ya habían sido amables al no haberla corrido a patadas.
—¿Puedo hablar contigo? —James le preguntó, con tono de disculpa pues vio la forma en que ella había apretado sus puños.
Remus, que tenía la vista puesta en la entrada, le dio un golpe en el brazo a James.
—No se muevan, ahora vuelvo —les dijo y se dirigió a la entrada de la sala común.
Maia lo miró de reojo pero no le tomó importancia, se puso enfrente de James y asintió para que hablara.
—A lo mejor no te interesa, pero Sirius está un poco preocupado —empezó y Maia se enderezó, irónicamente interesada — Por ti y por Regulus, estaría bien que hablaras con él, no la está pasando del todo bien.
—Justo a eso venía —le contestó ella.
—Le voy a decir, cuando se desocupe —terminó él y ella murmuró una respuesta afirmativa.
—Está bien —y ahora sí se giró y encaminó hacia al entrada.
Cuando llegó se sorprendió de no ver a Megan y en su lugar solo estaba Remus recargado en la pared y con la mirada perdida.
—¿Y Megan? —le preguntó confundida.
—¿A dónde fuiste? —preguntó James, que en ese momento Maia se dio cuenta que la había seguido.
Y tenía razón, ya que lo pensaba, no sabía a dónde había ido Remus. Solo habían pasado dos minutos.
—Ah —balbuceó —huyó —terminó por decir —y viene a ver qué tal estaba todo por acá.
Maia quedó más confundida. Volteó a ver a James y estaba peor que ella, con las cejas fruncidas.
—¿Por qué huiría? —le preguntó.
Remus suspiró y se encogió de hombres.
—Puede que la haya asustado.
Maia se cruzó de brazos, de repente preocupada por el bienestar de su amiga.
—¿Qué le hiciste? —Se puso a la defensiva.
Remus se apresuró a negar con la cabeza y levantar las manos, como para mostrar su inocencia.
—Nada —aseguró él —Sí quieres saber pregúntaselo a ella, no me corresponde a mí contártelo.
La pelinegra estaba por despotricar contra él, pero sí lo pensaba bien si era más que necesario hablar con ella para ver lo que la había hecho irse. Quizás solo se asustó de saber que alguien la había descubierto ahí.
—Sí le hiciste algo —se acercó a él— estás muerto —amenazó y salió de la sala común, con un Remus sorprendido viéndola alejarse.
—Tú no eres de aquí —regañó la Dama Gorda cuando ella pasó por la salida.
—Ya me voy —le gritó y salió corriendo para hablar con Megan.
Cuando llegó a las mazmorras subió las escaleras lo más rápido que pudo y entró al dormitorio que compartía con Megan y otra chica. Se sintió decepcionada cuando vio que ambas ya estaban acostadas y Megan estaba roncando, Maia estaba segura de que estaba fingiendo porque siempre solía tardar en dormir, así que no era posible que se haya quedado dormida tan rapido. Pero sí lo estaba haciendo era por algo, así que Maia respetó eso y se recostó. No había hecho nada esa noche, ahora tenía pendiente la platica con Regulus y Sirius. así que se quedó dormida con el pensamiento de que al otro día hablaría con ellos. Vaya que esa noche había sido un desperdicio de tiempo.
***
Maia despertó esa misma madrugada debido a un sueño no tan agradable que tuvo, no fue tan malo por lo que no se consideraría pesadilla pero aún así la dejó pensando. Era su ultimo año y estaba segura de que solo era cuestión de días para que le llegara una carta o alguien le informara que sus padres ya tenían a un muchacho con el que comprometerla. Eso la hacía sentir ansiosa pero estaba convencida de que era algo que no podía evitar. No mientras siguiera con el plan de no dejar solo a Regulus.
Calculó que eran pasadas las cuatro de la mañana y sabía que le sería imposible volver a conciliar el sueño, además de que no había bebido casi nada y se sentía lo suficientemente descansada como para decir subir a la torre de astronomía a que le diera un poco el aire y tener tiempo de calidad para pensar. Como algo que con mucha regularidad hacía.
Así que, con mucha cautela, salió de su dormitorio a hurtadillas y se encaminó por los pasillos hacia la torre de astronomía. Había cierta ventaja en que fuera fin de semana así que no se preocupó tanto por eso y subió las escaleras, tratando de no despertar a los cuadros.
Cuando llegó se quedó paralizada cuando vio la silueta de alguien en la oscuridad. Pero lo reconoció, se le hizo conocida la figura, había pasado el suficiente tiempo en verano para grabarse la forma de la espalda y cabello de James Potter.
Y eso era terriblemente inquietante pero decidió no indagar en ello en ese momento.
—¿Potter? —preguntó en un susurro.
James que ya había escuchado unos pasos acercarse no mostró signos de reconocimiento, aunque sí que le había tomado por sorpresa que la persona que lo abordó fuera Maia.
Volteó sobre su hombro y le regaló una ligera sonrisa, algo que hizo que Maia enarcara una ceja, pues no era algo que se viera venir. En vista de que ninguno de los dos tenía intención de comenzar una discusión, Maia caminó para pararse al lado de él. Ambos notando la ironía del paralelismo que acababan de vivir pues, aunque ambos se negaran a admitirselo a sí mismos, el recuerdo de su compañía en quinto año que daba la casualidad, había sido en el mismo lugar, era un hecho que aún revoloteaban por la mente de los adolescentes de vez en cuando. Y es que, al igual que aquella vez, se sumieron en un cómodo silencio que ya no debería de sorprenderlos pero aún lo hacía.
Maia de momento recordó que no hacía mucho que lo había visto, recién habían pasado unas cuantas horas pero las suficientes como para que James ya hubiese visto a Sirius. Así que decidió preguntarle.
—¿Donde estaba Sirius? —le preguntó con la voz baja y un deje de amabilidad en el tono. James la volteó a ver, siendo consciente de la repentina muestra de buen humor de la pelinegra.
—Con Nessie, ya te lo había dicho —Maia asintió a sabiendas —Pero no estaban solos, estaba con el resto de amigos de ella, por si eso es lo que te preocupa —aclaró y aunque Maia sabía que no tenía sentido, se sintió ligeramente aliviada.
Hace tiempo que no hablaba con Sirius cómo se debía, las vacaciones con los Potter ayudaba a que convivieran en un ambiente que no era incómodo del todo, pero no tenían conversaciones largas. No sabían casi nada sobre el otro, dejando de lado las cosas que observaban o daban por un hecho. Así que el conocimiento de que a Sirius le gustaba una chica le daba curiosidad, era más que un poco sorprendente pues Sirius siempre fue un muchacho que no disfrutaba del compromiso. No tenía idea de qué es lo que tenía Nessie para llamar su atención, sería algo bueno, por su puesto. Eso la intrigaba.
—¿Cómo es? —susurró, sin siquiera pensarlo.
James volteó a verla con el ceño fruncido, por un momento había olvidado que ella estaba a su lado.
—¿Cómo es quién? —preguntó confundido.
—La chica a la que Sirius quiere, Glenn, ¿cómo es? —preguntó suavemente, sintiéndose intrigada y en calma. No sentía la presión de hace unos minutos.
—Pues, es muy linda a decir verdad, un poco lo contrario a lo que es Sirius pero parece que encajan bastante bien —trató de recordar— aunque ella no le hace caso —sonrió ligeramente divertido.
Maia lo volteó a ver con las cejas arrugadas.
—¿No le hace caso?
—No, creo que piensa que Sirius le coquetea de broma, porque la otra vez él la invitó a Hogsmade y ella se rió, le dijo que era un buen chiste y le dio un golpe en el hombro. Sirius se pasó toda la semana lloriqueando —contó.
—Guau, no me sorprende, creo que la entiendo un poco —Maia volteó a verlo a los ojos, James apartó la mirada sin poder contenerla en ella —La gente a veces es idiota y me refiero a Sirius, Nessie parece buena niña—bromeó y James sintió un peso ligero en el estómago cuando cayó en la cuenta de que acababa de bromear con él, logró ocultarlo y se rió.
—Pues yo creo que van bastante bien, no creo que a Sirius le moleste que te lo hay contando —dijo y la volvió a mirar —ya te lo había dicho, se preocupa mucho por ti. Al igual que Regulus, aunque no lo demuestre mucho.
—No debería, pero es lo mismo con Regulus.
James se sintió ligermane valiente y decidió preguntar.
—¿Por qué no se hablan?
Maia lo miró y se encogió de hombros. La verdad es que ni ella misma lo sabía, desde hace mucho que era así. Estaba tan relajada y agradecida de que James le contara sobre su hermano que decidió contárselo.
—No lo sé, es así incluso desde un poco antes de que Sirius se escapara, creo que es algo que solo ellos saben.
Y no volvieron a decir nada, ambos se quedaron en silencio, sumidos en sus pensamientos.
Maia estaba pensando en todo lo que estaba pasando en el exterior, era muy reciente que el profeta había hecho público un asesinato hacia los hijos de muggles, la verdad es que no le tomaba mucha importancia pero sí que le daba indicios de lo que estaba por venir. Miró de reojo a James cuando este pateo una piedrecita con su pie y se sintió un poco incómoda cuando cayó en la cuenta de lo que la rodeaba, recordó que estaba con James, alguien con el que no tendría que estar. Se sentía bien, así que soltó lo primero que se le vino a la mente, solo para romper con el silencio que ya empezaba a ahogarla.
—Puedo hacer que sientas un cosquilleo en la mano —dijo y James volteó a verla curioso. Pero internamente agradecido de que lo dijera pues estaba experimentando lo mismo que ella unos segundos atrás.
—¿Un cosquilleo?
—Mjum —Maia asintió —¿Quieres que te muestre?
James, con duda, murmuró que sí y Maia se acercó a él y le tomó la mano izquierda, sorprendiéndolo por la rapidez con la que lo hizo.
—Aprita tu puño —ordenó y él se apresuró a hacerlo —Con fuerza.
James lo hizo y ella lo frotó con ligera presión. Estaba bastante confundido de lo que estaba pasando pero no lo cuestionó.
—Ahora abre la mano —James la abrió y Maia le dio un manotazo un poco duro haciendo que él se sobresaltara, quitara su mano y se alejara de ella —Maia sonrió divertida.
«Oye, lo siento, no te estoy agrediendo, es parte del proceso —Él la miró con desconfianza — En serio, lo prometo, confía en mí.
James miró a sus ojos y le pareció que no era mala idea, suspiró. se relajó y volvió a tenderle la mano.
—Empezaré de nuevo, repetiremos el proceso cinco veces ¿De acuerdo?
—Está bien.
y así lo hicieron, cuando fue la última vez, Maia colocó con delicadeza su dedo índice en el centro de la palma de él. James soltó una risita cuando sintió el cosquilleo placentero en su mano y Maia sonrió satisfecha.
—¿Donde aprendiste esto? —James le preguntó, sin que ella todavía no le soltara la mano.
—Reggie me lo enseñó —contestó y se paralizó cuando se dio cuenta que dijo el apodo de su hermano en voz alta —Regulus —se corrigió bajando la mirada. James notando esto no dijo nada aún cuando le sorprendía que haya sido precisamente la persona más fría que él conocía el que le enseñara ese truco de dudosa procedencia.
El de gafas notó que ella seguía con la mirada baja y comenzó a notar la mano caliente, la que ella sostenía.
—Emm, oye, estás... —no supo cómo continuar y Maia, que no se había dado cuenta lo miró sin entender, James agitó sus manos para que se diera cuenta y Maia abrió lo ojos en grande y se apresuró a soltar su mano con brusquedad.
—Lo lamento —se disculpó
—No hay problema —sacudió su mano, nervioso y desvió ligeramente la mirada.
Y aunque el agarre de sus manos ya nos los unía, ambos se miraron a los ojos cuando descubrieron que la distancia que los separaba era poca, lo suficiente como para que notaran las matitas de distintos colores que sus ojos tenían. Maia bajó un poco la mirada y se preguntó si James siempre había tenido ese lunar diminuto junto a la nariz, porque nunca se lo había visto y eso que lo había observado bastante.
Cuando volvió a recorrerle el rostro su mirada cayó en sus labios, y sintió que el aire se hizo más espeso cuando James se relamió los suyos. Apartó la mirada de inmediato, con miedo de que él la atrapara pero cuando lo vio se dio cuenta que él también le miraba los labios y tenía un brillo raro en los ojos, uno que en ese momento no pudo descifrar.
James se asustó por la emoción que estaba sientiendo, no se suponía que deba sentir eso, no hacia ella, pero el deseo estaba tan plasamado en el ambiente y lo más peligroso es que era recíproco.
La mano de Maia se colocó sobre el pecho de James y la subió lentamente hasta llegar a su mejilla, la acarició y él sintió que se desmayaría.
Pero Maia ya había tomado una decisión , una que posiblemente no era muy inteligente pero estaba segura. Era más que obvio que James quería que sucediera, era la persona más transparente que ella conocía.
—No voy a hacer nada que tú no quieras ¿lo sabes verdad?
James pensó en responder pero solo logró darle un leve asentimiento, Maia no quería caer en la estupidez de interpretar su asentimiento como una muestra afirmativa de poder besarlo por lo que se quedó quieta y cuando se dio cuenta que James no era lo suficientemente inteligente o estaba atontado para darse cuenta que ella quería que diera el primer movimiento m, se acercó y le dio un leve roce a sus labios con los suyos, en un intento de provocarlo. Lo logró pues él dejó ir en un suspiro el aliento que estaba reteniendo y pegó sus labios con los de Maia con una inseguridad palpable.
Maia dejó que se relajara, mientras tanto él solo le dio un pico muy corto, luego otro y otro y cuando vio que ella estaba expectante movió los labios para darle un beso como sabía que ambos querían. Al principio fue muy torpe, incluso un tanto incómodo, ambos no se creían lo que estaban haciendo pero pareciera que los dos pensaron colectivamente «al carajo» porque empezaron a subir un poco el nivel.
Maia bajó su mano para ponerla sobre su pecho y James, con la mano que ella antes sostenía y que aún sentía que le cosquilleaba, la tomó del cuello para que no se alejara, ni él mismo fue consciente de eso. Se besaron durante minutos, lo hicieron como si la vida se les fuera en ello y es que no lo habían notado hasta ese momento pero era algo que ambos ya habían pensado, en algún momento se preguntaron qué se sentiría besar al otro pero por el simple hecho de que no era correcto, se negaron a aceptarlo. Pero ya no existía esa negación, al menos no mientras sentían cada roce, donde el término «satisfacción» iba a otro nivel porque ambos podían notar el calor abrazador que los arropaba, que era algo que hizo que perdieran la conciencia del exterior y solo se encontraran disfrutando de ese momento, del ahora y de lo que les provocaba ese beso que tanto les estaba gustando.
Y se olvidaron de todo. Por unos minutos ignoraron los problemas que había. Lo que les deparaba el mañana perdió importancia. Maia decidió no pensar en lo que pasaría cuando ambos estuvieran sin los efectos de las hormonas y disfrutar.
Las consecuencias sería algo que le dejaba a la Maia del futuro.
***
N/A: Vamos a fingir que no estoy nerviosa de publicar esto. ¡Al fin se besaron! La escena estaba en mi cabeza desde hace más de un año y me alegro de al fin poder escribirla y compartirla con ustedes. Lamento si no llenó sus expectativas, fue para lo que me dio la mente.
Ahora, el capítulo llegó a los 5 votos desde hace dos días pero la verdad andaba de vaga y pospuse el editar el capítulo, por eso apenas lo traigo, una disculpita.
El siguiente lo publicó la próxima semana, no pongo día porque luego no cumplo y quiero que nos estén tanto tiempo con la duda de qué va a pasar después.
Recuerden que estoy en instagram como lissxhayil
Nos leemos.
-Lissxhayil
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