008. ᴜɴᴇxᴘᴇᴄᴛᴇᴅ ᴛᴀʟᴋ
Habían pasado dos días desde que Maia estaba con los Potter y ya era momento de volver a Grimmauld Place. Si por ella fuera se quedaría mucho tiempo más pero no quería que sus padres sospecharan que no había ido con su amiga Megan, tal como ella les había dicho así que se había resignado a que en unas horas partiría.
Además, sí recordaba bien, Regulus también volvía casa ese mismo día y no tenía ninguna intención de dejarlo solo con sus padres.
Maia terminó de enguagarse la cara, se la seco con una manta y abrió la puerta del baño. Dio un paso atrás cuando se encontró con James, que tenía la mano levantada listo para aporrear la puerta. James carraspeó la garganta y se hizo a un lado para dejar que ella pasara.
Maia reflexionó mientras caminaba para bajar las escaleras, sobre cómo siempre iba al baño que estaba en la recámara donde ella se quedaba pero justo ese día había decidido ir al del pasillo pero antes de alejarse demasiado, escuchó a James llamarla.
—Creo que mi mamá te llamaba, está en el salón por si quieres ir a ver qué quería —le dijo cuando ella se volteó.
Maia se preguntó internamente si había cometido un error y eso era el motivo de porque la señora Potter demandaba su atención. Miró a James a la cara, que aún se encontraba en el marco de la puerta, viéndola. Maia pensó que sería mejor preguntarle a James.
—¿Tienes idea de por qué? —le preguntó, con toda la amabilidad que podía.
La conversión que había mantenido con él un par de días atrás era algo que todavía tenía muy presente y se había convencido de que James tenía razón. Él y sus padres estaban haciendo lo posible porque ella se sintiera cómoda y no era justo el trato que les regresaba. Aunque aún se le complicaba pues no estaba acostumbrada a ese tipo de comunicación, haría todo lo posible por mejorar.
—No —debió de haber visto la mirada levemente preocupada de Maia, pues agregó —Pero no creo que sea nada malo, la conozco y se veía normal.
—Bien —Maia se dio la vuelta y se iba a ir pero James la volvió a llamar. Maia no se volteó, sólo se paró pues sabía que si se volteaba James expandiría la conversación
—Lo qué pasó el otro día —empezó —ya sabes, lo de la cocina que...
—No pasó nada —lo interrumpió y giró la cabeza un poco —Yo no recuerdo nada —añadió.
James entendió la idea rápido y asintió aún sabiendo que ella no lo veía.
—Eso, no fue nada —apoyó.
Maia se giró para verlo y asintió con el indicio de una sonrisa abriéndose paso en las comisuras de sus labios.
—De acuerdo, te veo luego —y continúo con el camino hacia la planta baja.
James se quedó parada durante un buen rato hasta que terminó de asimilar la actitud de Maia.
***
La señora Potter divisó a Maia cuando ella bajó las escaleras y se frotó las manos en el pantalón con, para su vergüenza, nerviosismo. No sabía cómo tratar con ella, su actitud distante la ponía ansiosa pero sabía que Maia necesitaba ayuda y ella estaba más que dispuesta a ayudarla.
Maia la miró y apartó la mirada.
—¿Me dijeron que me llamaba? —preguntó.
—Así es, quería hablar un momento contigo, a solas —respondió mirando fijamente un lugar detrás de un armario. Se quedó callada y Maia miró hacia la misma dirección, sin entender por qué.
»—¿Sirius, Peter, Remus? ¿piensan salir o tendré que ir a sacarlos de la oreja? —Maia abrió los ojos sorprendida y se hizo para atrás cuando los mismos salieron detrás del armario con expresiones apenadas —¿Creían que no me daría cuenta? No soy nueva en esto. Ahora, me hacen el favor de subir a la habitación porque voy a hablar con Maia —de repente cayó en la cuenta de su presencia y volteó a verla con una sonrisa de disculpa —sí es que no te molesta, claro.
—No hay problema —tranquilizó Maia.
Los chicos se alejaron del armario y avanzaron pero Sirius se frenó para ver a la señora Potter con un puchero.
—Por favor, déjanos escuchar, juro que no diremos nada —suplicó.
—No, ya dije —alejó la mirada para evitar ver la expresión de súplica de Sirius pues sabía que no sería capaz de volver a negarse de lo contrario.
—No se preocupe, ya me lo llevo —-aseguró Remus y entre él y Peter fueron empujando a un enfurruñado Sirius para que subiera las escaleras.
Cuando los chicos desaparecieron Euphemia guió a Maia a un asiento.
—Maia, me gustaría preguntarte algo —empezó.
Maia asintió, mirando sus manos. Aunque por fuera se viera indiferente, por dentro estaba nerviosa, sabía que James le dijo que no parecía ser algo malo pero ella seguía pensando en que posiblemente hizo algo que hizo molestar a la señora Potter y ahora le diría que se largara y no volviera nunca más.
—Conozco a tus padres.
Maia se esperaba que la conversación empezara con cualquier cosa, menos esa, se irguió sorprendida por las palabras de Euphemia.
—Sé cómo son y me imagino por lo que están pasando, tú y Regulus —suspiró con tristeza —Sirius nunca se ha sentido en confianza para contarnos todo pero es suficiente ver la forma en la que llegó para saber que estaba bastante afectado.
Maia no dijo nada, pues un nudo comenzó a formarse en su garganta, por algún motivo, Euphemia le transmitía calma y de alguna forma sabía que si la entendía un poco.
—Mira, quería hablar contigo pero veo que no estás preparada —dijo a sabiendas del llanto que estaba conteniendo —solo quiero que sepas esta siempre será tu casa y eres más que bienvenida. Al igual que lo fue Sirius y cómo también lo puede ser Regulus, si él quiere, claro.
Maia asintió con los ojos llorosos y Euphemia la tomó de la mano, consolándola. Nunca nadie le había dicho algo parecido. Sorbió su nariz y dejó que la desconocida calidez se extendiera por su pecho.
Y unas horas después cuando se despidió de los señores Potter y de su hermano para volver a Grimmauld Place, supo que quedarse ahí durante las vacaciones, valía totalmente la pena.
***
Había llegado el momento de volver a Hogwarts y Maia sabía que todo volvería a la normalidad y el alejarse de nuevo de sus padres la ponía de buen humor, Regulus y ella pasaron mucho tiempo juntos, lo que los había hecho más unidos pero ambos estaban conscientes de que al llegar al colegio de nuevo, la burbuja de efímera felicidad se rompería, pretender de nuevo, no dar mal ejemplo, hacer que el apellido Black se siga manteniendo con orgullo. Y otras tonterías más que sus padres siempre se encargaban de recordarles.
Maia se encargó de contarle a Regulus todo lo qué pasó en casa de los Potter, incluyendo la plática que tuvo con Euphemia. Cuando ella terminó de decirle, Regulus se quedó en silencio, pero después de unos segundo agarró la cabeza de Maia y la jaló para que esta se recostara de su hombro. Ella se quejó por la sorpresa, aunque el toque de Regulus era delicado, pero después soltó una risita. Sabía que ese era el lenguaje de amor de Regulus y lo respetaba.
—Te quiero, nunca lo vayas a dudar —susurró Regulus.
Maia se recostó mejor en su hombro.
—Yo también Reg.
N/A:
¡720 lecturas! Muchas gracias. 🥹💕
Actualicé justo uno semana después que la vez pasada y ahorita sí puedo asegurarles que habrá capítulos semanales todos los miércoles. Ya tengo la historia armada lo que me facilitará el escribir.
También les comento que pronto comenzaré a subir los apartados de Paper Rings, que es una historia que forma parte del mismo universo y es sobre Sirius, por si les interesa darse una vuelta por ahí.
Por fa, si les está gustando dejen su voto (⭐️) y no tengan miedo de comentar, me gustaría leer lo que van opinando 🥰
Nos leemos.
-Lissxhayil
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro