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─entienda señorita, no puedo dejarla pasar─el recepcionista se interponía entre el elevador y la japonesa, bloqueando su acceso y ganándose las frustradas miradas de la más baja, quien a su vez intentaba forcejear con el enorme hombre logrando absolutamente nada en su intento, pues aunque creía tener oportunidad de quitarlo del paso ahora le daba la impresión de estar batallando contra un mastodonte.─debe bajar un poco esa actitud agresiva, ya le dije que la señorita Son no se encuentra.─el  más alto la tomó por los hombros y la contuvo sin dejar de verla, aunque Sana portaba consigo un lindo y particular rostro, está también podía tornarse intimidante cuando estaba perdiendo la paciencia, el mismo hombre tragó en seco observando la afilada y penetrante mirada de su contraria.─ Tampoco me ha dado sus datos, ni quién es para la señorita, no puedo dejarla entrar a su propiedad así no más... Lo siento.

─Suélteme, no me vuelva a poner las manos encima.─ ordenó la japonesa con carácter sin dejar de centrar su mirada en este. Él la soltó escondiendo sus manos detrás de su espalda una vez lo hizo.─ le dije que mi nombre es Son Haemin, y soy prima de la señorita Son Chaeyoung.

─su identificación... Para comprobar-

─¿Acaso en este edificio trabajan tantos incompetentes?─se quejó la castaña casi alzando la voz y llamando aún más la atención de la gente que rondaba por la recepción en ese rato. Porque si, ni siquiera a ella le importó llegar hasta el edificio donde se encontraba su ahora llamada enemiga, fingir un nombre y montar una escena para lograr que el desesperante recepcionista le dejara cruzar el ascensor y terminar con su trabajo. Le estaba comenzando a sacar de quicio la terquedad del pobre hombre que ya su mano estaba picándole por sacar la jodida arma de su chaqueta y deshacerse de él rápido.

Son Chaeyoung era su único objetivo esta noche y no quería exponerse mucho más de lo que estaba al arriesgarse a tantos testigos, ya era más que suficiente con las identidades falsas.

Miró a sus lados, inhaló y exhaló pensando rápido en una excusa menos exaltada.

─verá...─caminó dos pasos más cerca del hombre y con más calma le susurró al oído.─estoy planeando sorprender a mi prima porque estuve fuera del país por casi seis años.. ya sabe, éramos muy unidas y como no tengo tiempo antes de que llegue, debo entrar a ese departamento para dale la sorpresa.

El guardia dudoso, frunciendo el caño y dibujando una larga raya en sus labios, volvió a tragar en seco.

Era tan sospechoso para él la repentina aparición de una supuesta prima o familiar de la cual Son Chaeyoung jamás había mencionado, porque esa chica era tan social como habladora y no le importaba compartir incluso sus vivencias privadas con la familia, le preocupaba el hecho de cometer un error si dejaba a aquella mujer entrar al departamento de la menor y que esto le cueste su trabajo o confianza con la muchacha, pero tampoco quería seguir alargando la escena con la esponjosa chica.

Debía tomar una decisión, urgente.

─está bien, señorita Haemin, pasará.

El pecho de Sana sintió una tremenda corriente de alivio y sus pómulos se dieron a notar gracias a la enorme sonrisa de satisfacción que se formó en su rostro, de oreja a oreja, poniendo nervioso al hombre, quién solo suspiró con pesadez y se dirigió nuevamente a su mostrador cerrando la pequeña puerta que dividía su lugar de trabajo con el espacio principal del edificio, se giró de espalda dándosela a la ansiosa castaña, y comenzó a buscar en los cajones que se encontrabas detrás de él. Encontró la copia de seguridad de la pieza de Son Chaeyoung y con algo de duda se terminó entregando a la japonesa. Ella por su parte se la arranchó de inmediato, haciendo una descarada reverencia agradeciéndole.

─ piso número ocho, puerta veinticuatro, yo le avisaré cuando la señorita Son llegue.

─Buenas noches.─fue lo último que le dijo al más alto, antes de entrar al elevador y marcar el piso correspondiente.

Al entrar al departamento ajeno, se abrió de brazos e inhaló el fresco aire del acondicionado y se abrió paso a investigar el lugar más a fondo.

Destacaba el hecho de que ese departamento era realmente amplio, amueblado y con un estilo moderno, nada parecido a como solía vestir su dueña. Se detuvo unos segundos, y agarró sin consentimiento un pequeño marco reposando sobre una estantería en el estrecho pasillo.

Una nostálgica foto que parecía ser Son Chaeyoung junto a su quizá madre o abuela, abrazadas y sonrientes enmedio de la orilla del mar, Sana arqueó una ceja e hizo una mueca con disgusto.

Para ella esas cursilerías no eran nada importante y tampoco le generaban algún sentimiento dentro de ella, creía que eran un desperdicio de tiempo guardar recuerdos absurdos de gente que nunca te ha apoyado de verdad y que solo te dieron la espalda cuando más los necesitaste, o al menos esa era su creencia en base a experiencia propia. La sostuvo de puntas entre su dedo índice y el pulgar, mirando el suelo y sin piedad tirándolo a este, creando un cerrado eco donde se encontraba y esparciendo los miles de pedacitos de la lámina de vidrio que protegía la antigua foto.

Rechinó sus dientes cuando se volteó y encontró otro cuadro aún más grande que el anterior, donde yacía un sencillo collage de imágenes de la menor junto a Tzuyu, y se preguntó enseguida, ¿Desde cuándo se conocían ella y Tzuyu en realidad?, ¿Eran más cercanas o llevaban más tiempo de ser conocidas?.

Se quejó y llevó ambas manos hasta su cabello, apretándolo con tanto odio y desviando su mirada de las fotos, no podía verlo, era inevitable y una tortura ver a la chica que ama tratando de ceder su corazón a alguien que no era merecedora, y que tampoco estaba segura de amarla tanto como ella lo hacía.

Tomó valentía y lo tomó, y sin remordimiento como el cuadro pasado lo echó al suelo, a diferencia que este lo alzó más por los aires cayendo mientras resonaba un estruendo más fuerte y encerrado en el pasillo, los trozos del cristal se esparcieron aún más grandes y liberó la enorme foto de su protección. Con la suela de su zapato la comenzó a pisar con tanta intención llegando a fregarla tan fuerte que logró su objetivo de dañarla, haciendo enorme hueco que luego cortaría el collage en dos.

De pronto, escuchó un pitido a lo que parecía ser un teléfono de comunicación cerca de la puerta de entrada, caminó con apuro y atendió la llamada.

─ ¿Bueno?

─la señorita Son Chaeyoung está subiendo a su departamento...─el rostro de Sana se iluminó con cinismo y relamió sus labios al escuchar el aviso.─espero le vaya a gustar la sorpresa de ver nuevamente a su prima.

Sana sonrió de lado y se burló internamente por la ingenuidad del recepcionista.

─Créame, le gustará.

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