Último día
Habían dormido dentro de la sala, abrazados en el sofá, Harry abrazaba a Draco por la espalda y este se aferraba a sus manos. Era fin de semana, el sexto día desde que Harry había ingerido la poción, mañana los profesores llegarían temprano, con ellos, el profesor Slughorn que le quitaría los efectos de la poción a Harry desde que llegará.
El primero en despertar fue Draco, aprovechando el tiempo dormido de Harry, se volteó para apreciar su rostro, sabiendo que probablemente sería el último día que pudiera verlo de tan cerca sin que le golpee la cara por solo cruzar miradas. Acercó sus dedos para delinear las cejas gruesas del moreno, eran tupidas a diferencia de él que tenía las cejas delgadas y largas, acarició la quijada, volviéndose a comparar, Draco tenía un rostro alargado, fino como una serpiente y Harry era la definición de león. Tocó la nariz del castaño, notandola un poco roja, quizás porque la chimenea se había apagado y ahora hacía más frío, conjuro en silencio un hechizo calentador. Finalmente, delineó los labios de Harry, aquellos que lo habían besado con dulzura por la noche, no evitó acercarse y darle un pequeño beso que termino por despertar al otro que comenzó a hacer unos sonidos mientras se estiraba.
-Buenos días, Draco. -Sonrió enternecido, se dirigió para plantarle un beso pero el rubio le puso la mano en la boca.
-No nos hemos lavado los dientes. -Respondió Draco negando con la cabeza, apunto de levantarse.
-¿Y qué tiene? Así te quiero, oliendo mal de la boca y todo. -Dijo mientras intentaba besar a Draco otra vez, convirtiéndose en una lucha de alguien que quiere besar y alguien que no quiere ser besado, terminando soltando risas.
-¡Ya, déjame, hueles mal también de la boca! -Decía Draco entre risas hasta que su boca termino siendo atrapada por la de Harry, comenzando un beso lento, cariñoso. Disfrutando de la sensación, ni siquiera le prestó atención a que no se habían lavado los dientes. Sujeto la nuca de Harry para acercarlo más pero terminaron alejándose. -Bien, ahora si, a lavarnos los dientes, tenemos que irnos, nuestros amigos se preocuparan.
-Ron y Hermione saben que duermo fuera de la sala común, así que no creo que se preocupen. -Dijo sin importancia mientras abrazaba la cintura de Draco quien luchaba para zafarse y poder levantarse del sofá. -Vamos a quedarnos aquí, abrazaditos.
Draco lo miró con muchísima ternura, se acercó y le dio un pequeño beso en la frente. -Tengo que bañarme también, Harry.
-Me encanta cuando dices mi nombre. Suena más bonito de lo que es, supongo que es porque una voz bonita lo dice. -Dijo mientras restregaba su cara en la espalda baja del rubio.
Permanecieron así un momento hasta que Harry se separó de repente.
-¿Qué tal si vamos a Hogsmade? -Preguntó con una gran sonrisa, Draco aprovecho y se levantó del sofá al fin.
-Hoy no es día de ir a Hogsmade.
-No es necesario que lo sea para ir. -Draco lo miró de forma inquisidora, ya suponía lo que quería decir. -Podríamos ponernos mi capa y pasear por ahí. -Sugirió mientras acariciaba el muslo de Draco para convencerlo.
Malfoy lo observó con una ceja alzada pero terminó suspirando y asintiendo. -Bien, solo déjame ir a bañarme y cambiarme de ropa, deberías hacer lo mismo. Nos vemos en una hora en el jardín de la escuela.
De esta forma, hicieron lo que tenían planeado, cada uno fue a su sala común para bañarse y cambiarse, eran las 8 de la mañana, los compañeros de cuarto de Harry estaban dormidos, así que fue fácil escabullirse sin tener que dar explicaciones, en el caso de Draco, se topó a Pansy en la sala común junto con Blaise, estaban hablando de algún libro al parecer hasta que vieron entrar a Draco.
-¿Dónde desapareciste, Draco Malfoy? -Preguntó enfadada Pansy, se levantó del sofá.
-¿Estas bien? -Preguntó Blaise, a diferencia de la chica, más preocupado que enfadado, ya suponía lo que estaba pasando.
-Sí, lo siento, solo quería un poco de espacio. -Se disculpó besando la mejilla de Pansy quien se relajo pero seguía mirándolo con interrogación. -Voy a salir un rato, después regreso. -Apenas iba a caminar, Parkinson lo sujeto del brazo.
-¿Todo esto es por Potter?
Draco miró a Blaise como preguntándole si le había contando a la chica sobre el beso pero este negó disimuladamente, agradeció su lealtad pero tenía que ser sincero con su mejor amiga, asintió y ella lo miró de forma lastimera.
-¿Sabes... Sabes que es por la poción, no? Después de que se quiten los efectos, volverá a odiarnos, tanto a ti como a nosotros... -Dijo lentamente, sin querer dañar a Draco. -Sé que siempre te ha gustado Potter, Draco, pero no quiero que te haga daño. -Lo miro con las cejas curvadas hacia abajo.
-Lo sé, Pans... -Respondió un poco decaído pero intentando sonar fuerte. -Mañana volverá a la normalidad todo, solo quiero vivir un día más así, prometo estar bien. -Le dio una sonrisa tranquilizadora a la chica y está terminó por soltarlo.
Blaise y Pansy se miraron con tristeza y volvieron a sentarse en el sofá. Draco se cambió de ropa, estaba nevando ese día, así que uso un abrigo negro largo, un pantalón formal de color negro, sus zapatos usualmente brillantes y unos guantes de cuero, uso con cuidado la crema que le había hecho Harry y la unto en su cabello, apreciando de nuevo el olor a menta.
Salió y se despidió de sus amigos, yendo al jardín, al ser temprano en un fin de semana, sábado más específicamente, no se topó a nadie, solo al profesor suplente que lo miró, desvío la mirada avergonzado pero le dio los buenos días, el profesor suponía que se escaparía, no había otra razón para que estuviera bien vestido, pero no dijo nada, igualmente se iría esa noche pues el profesor Slughorn llegaría mañana.
Cuando iba llegando al jardín de la escuela, vislumbró a Harry recargado en una columna, se veía realmente bien, su estilo siempre fue sencillo, solo llevaba una sudadera negra y una chaqueta abierta encima de ella, un pantalón de mezclilla negro y unas zapatillas deportivas grises, sí, era muy sencillo, pero se veía demasiado lindo para los ojos de Draco, más no lo diría en voz alta.
-Hola, te estaba esperando. -Saludó Harry con una sonrisa, sin contenerse, le abrazo rápidamente pero se alejó para no incomodar al rubio por si alguien los veía. Sacó de su bolsillo la capa y la desdobló, cuidando que nadie estuviera cerca. -¿Vamos?
Draco asintió y se adentro en la capa junto con Harry, tenían que ir muy pegados para no ser notados, aunque la nieve mostraba hoyos por donde pasaban. Salieron entre risillas hasta llegar a Hogsmade, sin saber que un gato los veía desde el pasillo, uno de color negro lleno de elegancia.
Cuando llegaron pueblo, se metieron en un callejón y Harry retiro la capa para doblarla para meterla dentro de su bolsillo de nuevo, miró a Draco se manera ansiosa.
-¿A dónde quisieras ir? -Preguntó mientras caminaban fuera del callejón.
-¿Dónde me quieres llevar?
Harry pensó unos segundos hasta que decidió ir por una decisión confiable que era tomar cerveza de mantequilla, sería agradable beber en un día tan frío como era ese. Sin evitarlo, sujeto la mano de Draco, entrelazando sus dedos, caminando con cuidado de no caerse pero fue inevitable, Harry estaba viendo con tanta atención al rubio de reojo que no vio que había nieve que ahora era hielo, resbalandose y jalando a Draco con él por tener su mano sujetada.
-¡Ay, perdón! -Se disculpó Harry, tenía encima a Draco, no había personas pasando, así que no tenía que preocuparse por hacer sentir humillado al rubio, pero solo vió como este lo observaba y le daba una sonrisa ladina para después estamparle una bola de nieve en el rostro. -¡Oye!
Draco lanzó una carcajada que le impidió molestarse, Harry miro embelesado a Malfoy, sonrió y le estampó también una bola de nieve en la cara, haciendo que su risa se dejará de escuchar y ahora fuera Harry quien reía. Quito la nieve del pálido rostro del rubio quien lo miraba con una falsa molestia y se acercó a besarlo.
Después de levantarse, siguieron caminando, hablando sobre algunas cosas de la familia del otro, conociéndose un poco más. Así hasta que llegaron al local, Harry le acercó una silla a Draco para que se sentará y después tomo lugar enfrente del rubio. Pidieron dos cervezas de mantequilla, bebieron y hablaron más.
-¿En serio tu familia te encerraba en un armario? -Preguntó contrariado, arrugó el entrecejo sin imaginarselo. -Dios, deberías demandarlos.
-Me acostumbre, gracias a ello ahora puedo dormir en lugares pequeños sin incomodarme.
Draco lo observó un poco más de tiempo y le sujeto la mano por encima de la mesa, estaban en una esquina, así que nadie podría verlos o reconocerlos, le apretó la mano en un intento de confort que funcionó, ambos se sonrieron y continuaron. Después de terminar sus cervezas, Draco pago por ambas aún con reclamos de Potter que decía que él quería pagarlas, pero después fueron a un local de dulces donde, esta vez, Harry pago las ranas de chocolate y regalises.
-No sabía que te gustaban las ranas de chocolate. -Dijo Harry mientras lo miraba comer una. Iban caminando de la mano, solo explorando el sitio.
-Tambien soy un adolescente ¿Sabes? Me gustan los dulces. -Respondió mientras rodaba los ojos.
-Sí, lo sé, solo que siempre mostraste una imagen refinada y superior, pensé que no te gustaban las cosas como los dulces. -Confesó.
-¿Así que me ves como alguien refinado y superior, eh? -Preguntó de manera coqueta, mirándolo con una sonrisa y Harry se sonrojo, siendo que ya estaba con sus mejillas rosas a causa del frío, al igual que Draco.
-Sabes que sí.
Malfoy dio una risotada, siguieron caminando y comiendo, disfrutando de la compañía hasta que notaron que el sol comenzó a meterse por unas colinas, descendiendo más la temperatura. Sus risas ya desprendían un vapor a causa del choque de temperaturas.
-Creo que ya deberíamos volver. -Sugirió Draco, con algo detrás de su voz, disfrazando un temor que había tenido desde que empezó el día.
Tenía miedo de que las horas pasarán rápido.
Harry asintió, comenzaron a caminar a Hogwarts debajo de la capa de invisibilidad, cuando llegaron, el sol había bajado por completo, siendo ya de noche. Cuando entraron, había alumnos circulando para dirigirse a sus respectivas salas, pronto sería el toque de queda que debía de cumplirse aún siendo fin de semana.
-¿Quieres que te deje en las mazmorras? -Sugirió Harry mientras guardaba su capa, se la habían quitado cuando no había alumnos cerca.
Draco pareció dudar unos segundos y negó. -Hoy quisiera quedarme en la sala de menesteres... Contigo.
Harry sonrió para sus adentros, sujeto la mano de Draco, pareciera que ahora a ninguno que digustaba la idea de ser vistos por las personas, pero no había nadie cerca, así que dio lo mismo. Llegaron a la pared de siempre donde se manifestó la puerta, entraron para vislumbrar los sofás que siempre había cuando entraban, al igual que la cama donde dormía Harry desde hace menos de una semana. Se encaminaron al sofá, el castaño iba a desviar su camino al librero para darle el libro que siempre veía que Draco leía pero el agarre de su mano lo detuvo, mirando confundido al rubio detrás de él.
-¿Sucede algo? -Preguntó Harry mientras se acercaba a Draco quien intentó negar pero no lo logro, la voz le temblaba, más de lo que quisiera. Potter llevo una de sus manos a su cuello para transmitirle calor y Draco cerró sus ojos disfrutando la cercanía.
Harry se acercó viéndolo como una invitación, cerrando los ojos para chocar ambos labios, de una manera para nada sincronizada pero llena de un sentimiento cálido, Draco pasó su mano por la nuca de Harry y este hizo lo mismo con él, acercándose mutuamente para poder disfrutar más de los labios del otro. Draco pasó uno de sus brazos por la cintura del chico, restregando sus cuerpos, caminaron de forma torpe hasta caer en el sofá, aquel en el que habían estado acostados durmiendo por la noche, aquel en el que Draco había pasado el día sentado lamentándose por su mala suerte, por el destino que le estaba poniendo tantos obstáculos para ser feliz, sí, era feliz en este momento pero sabía que no lo sería el día de mañana.
Siguieron besándose, cada vez con más intensidad, formando un calor entre ambos aún con la chimenea apagada, se producían suspiros cada vez más largos. Pero en un recobro de conciencia, Draco se quiso alejar con dificultad ya que Harry seguía sujetándolo de la nuca hasta que lo logró, Potter lo miraba extrañado.
-¿No te gustó...? -Preguntó tímidamente el castaño.
-No es eso, Harry. Estás bajo una poción, es como si estuviera aprovechándome. -Respondió Draco, queriendo levantarse del sofá, había estado entre las piernas de Harry todo el tiempo pero este se lo impidió.
-Pero yo en este momento te quiero a ti. -Draco intento volver a alejarse pero Harry tiro de su mano, no era un agarre fuerte ni nada, pero era un agarre lleno de una súplica silenciosa para que no se marchase, Malfoy podía irse, podía levantarse e irse pero, aún ante el débil tirón, se volvió a acercar, estaba siendo un cobarde por querer disfrutar lo más que se pudiera mientras hubiera tiempo. Mientras no fuera mañana.
Volvieron a besarse, desabotonando la camisa de Draco de forma torpe, el rubio no pudo evitar reírse ante ello y terminó haciéndolo él, Harry se quitó la sudadera junto con la chaqueta que usaba, ahora estaban queriendo el amor del otro de forma desesperada, el toque del chico frente a él.
Draco no contuvo los suspiros que salieron por su garganta cuando Harry comenzó un camino de besos por el cuello, descendiendo hasta la clavícula, seguían sentados, Draco encima de Harry. Los pantalones parecieron estorbar de forma tormentosa, se los quitaron hasta quedar en bóxer, Harry se separó un poco del rubio.
-¿Quieres...? ¿Tú? -Preguntó sin saber formular la palabra, Draco lo miró comprendiendo lo que quería decir.
-Esta vez, seré el de abajo. -Respondió a la pregunta mal hecha del castaño quien asintió y lo volvió a besar.
Draco, aún pareciendo débil, mientras besaba a Harry, lo levantó, el castaño enredo sus piernas por la cintura del rubio para no caer y avanzaron a la cama, dejándose caer ambos. Harry se puso encima de Draco y comenzó a hacer lo que su cuerpo pedía.
Esa noche, Harry entro en Draco, sintiéndose como uno solo, la sala se convirtió en una caja llena de suspiros de placer de ambos, gemidos que fueron incrementando cada vez más.
-Te amo, te amo, Draco. -Decía una y otra vez Harry hasta que dio un gran gemido acompañado de Draco.
Sin querer, Malfoy había arañado la espalda de Harry y este le había dejado marcas por todo el pecho. Se recostaron, uno tan feliz que no podía con su cuerpo y otro tan feliz como lleno de miedo por el mañana.
Inevitablemente, la mañana llegó.
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