Por fin tenían su final feliz, nada los separaría ahora, o eso es lo que creían.

Faltaban cosas por hacer, aunque gracias a sus amigos todo sería más sencillo.

Estaban por ser la familia más feliz del reino, muchos los envidiaban, aunque no se oponían a su boda.

Tenían más de un deber, los más importantes eran los siguientes:

- Firmar un tratado de paz con los exes.

- Organizar y llevar a cabo la boda.

- Planear la coronación.

- Cuidar a los bebés.

Todo aquello era necesario para su final feliz, si omitian algo no podrían cumplir sus sueños.

Si no establecían la paz, Mikellino no podría desposar a Mike.exe, sin la boda no estarían casados y no se les permitiría estar juntos, la coronación era obligatoria, pues se llevaba a cabo después de que el príncipe encontrara pareja y se casara, y en cuanto a los niños... Era su responsabilidad, los amaban y querían brindarles toda su atención.

Algo que no era usual es que el menor se dio cuenta de un extraño comportamiento de parte de Mixe, se veía inquieto y si no estaba con su madre lloraba, creía que era por su experiencia lejos de casa, así que no le tomó la importancia que tenía.

No sabía que eso se volvería un problema en el futuro.