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Dedicado a Mikenoexe
- ¡Vaya tontería! Yo debería heredar el reino ¡No él! ¡No es justo!- se quejaba un cachorro que había salido al bosque a tomar aire fresco.
Miró a su alrededor percatándose de que se encontraba perdido, así que tenía dos opciones, deambular por ahí hasta encontrar la salida o esperar a que fueran por él.
- Parece que mamá tenía razón, pero no pienso quedarme a esperar a que me salven, no soy un niño chiquito ¡Eso es para cobardes patéticos!- siguió avanzando buscando algo familiar.
Se rindió media hora después, no encontraba pistas y se había raspado la pierna al caer, por lo que se sentó en las raíces de un árbol.
- Jamás creí estar en una situación tan ridícula, bueno, no es como que me vaya a morir- le restó importancia- de todos modos no me arrepiento de nada.
- Creí que al morir pensabas en todos tus errores- escuchó una voz poniéndose alerta.
- ¿¡Quién está ahí!? ¡Soy un exe y podría matarte si quisiera!
- Solo tienes una venda y tus ojos no han cambiado- miró enfrente dos ojos de colores claro observandolo- no eres tan fuerte como dices.
- ¿Quién eres? Creí que nadie vivía en este bosque.
- No vivo aquí, solo buscaba el palacio y te ví deambulando, así que quise seguirte.
- No deberías acercarte a extraños ¿Sabes quién soy? Si me haces algo te mandarán matar- amenazó.
- No pienso lastimarte- salió a la luz, era una chica de ojos bicolor, al igual que Mixe no solo poseía una venda y sus ojos seguían normales- me llamo Mikaella, soy una exe, igual que tú, aunque creí que se habían extinto- su tono parecía alegre apesar del tema y sonreía amablemente.
- ¿Qué? No entiendo a qué te refieres ¿Y qué haces aquí? ¿No deberías estar en el pueblo? Tus papás te van a regañar.
- Mis papás... Ellos murieron hace mucho, tengo 19 años, soy una sobreviviente al desastre que ocurrió en el mundo exe, un gusto- le extendió la mano sonriendo.
- ¿Desastre? ¿Sobreviviente? ¿De qué hablas?- decir que estaba confundido era poco.
- ¿Qué edad tienes?
- Dieciséis años.
- ¿Dieciséis? Eso es imposible, tendrías que haber nacido después del "incidente", aunque debo de admitir que si pareces muy pequeño ¿Cómo te llamas? ¿Tú tienes padres? ¿Dónde has estado viviendo todo este tiempo?
- ¿No me conoces?- se puso de pie en una pose de superioridad- Me llamo Mixe, hijo del rey Mikellino, agh, aunque no me gusta ese título, en fin, soy el príncipe de este reino, mi madre es Mike.exe y...
- ¿¡Mike.exe!? ¿¡Eres su hijo!? ¡Debes estar bromeando!
- Eh... No, es la verdad ¿Por qué?
- N-no lo sabes... Está bien, no soy de guardar rencores, solo me impresionó, no lo sabía.
- ¿Por qué todos me guardan secretos? Y a todo esto ¿Cómo conoces a mi mamá? ¿A qué has venido?
- No puedo contestar ninguna de tus preguntas hasta encontrarme con él, no quiero arriesgar mi vida por algo que no deba decirte.
- ¿Tu vida? ¿De qué hablas? Mamá es incapaz de matar a alguien, creo que tiene un trauma con eso, aunque, igual ya me dijiste demasiado, ahora sé que ocurrió algo en el mundo exe hace años y tengo el presentimiento de que mi mamá tiene algo que ver.
- ¿¡Qué!? No, no, olvida eso, por favor.
- Contesta mis preguntas y lo haré.
- Te diré a que he venido, solo eso- lo vio asentir y suspiró- hace años estaba pasando por el bosque...
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La vida en ese mundo era difícil, sobre todo para la pequeña, que de no ser por su inteligencia e instintos de supervivencia, habría muerto.
Su rutina era complicada, casi no había nada comestible, por lo que tenía que cazar animales salvajes para comerlos, lamentablemente, había un problema, no podía usar sus poderes, pues al no tener a alguien que le enseñara podía cometer un error y delatarse.
Un día en particular, siendo todavía una infante vio algo inusual ¡El exe que había provocado todo y matado a sus padres estaba en ese bosque!
Se escondió tras un árbol para espiarlo, agradeciendo porque su pequeño tamaño la ayudara a pasar desapercibida y a la vez maldiciendo por no poder vengarse de aquel ser al ser tan débil y pequeña.
Se concentró en ver lo que hacía y se percató de una segunda presencia, eso la impresionó ¿Quién podría soportar estar cerca de ese mounstro?
- Vaya, aquí hay de todo, desde plantas venenosas hasta animales salvajes, este lugar es más peligroso de lo que creí ¿Es por eso que nadie ha entrado?
"Ja" pensaba "entonces soy la primera"
- No, es porque no tenían la necesidad, el tiempo o el interés, además de que contaban leyendas aterradoras- contestó frío, aunque eso era de esperarse, según la niña.
- ¿Estás bien?- preguntó su acompañante.
- ... He estado pensando que cuando reviva a Trolli.exe él me entendería cuando le diga las razones por las que actué así ese día, pero también asesiné niños, familias que no tenían nada que ver con eso, personas inocentes, y ahora... Ya no sé que hacer, no tengo excusas- sollozó- quizás tenían razón y solo soy un mounstro sin corazón.
El mayor lo abrazó en forma de consuelo, aquella escena hizo estrujar el corazón de la pequeña, la cual ahora se sentía mal por juzgar al exe sin antes tratar de entender su situación.
Se fue de ahí pensativa, quizás todo ese tiempo estuvo equivocada y no era mala persona, seguro que si le daba una segunda oportunidad podrían hasta llevarse bien.
Sonrió y volvió a buscarlo, pero no lo encontró.
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Por obvias razones no podía contarle aquello, así que trató de resumirlo y quitarle parte importantes.
- ... Ví a tu madre, quise hablar con él, solo que se fue antes de poder acercarme, lo busqué por años, entré a diferentes dimensiones y por fin alguien me dijo que estaría aquí.
- No entiendo ¿Por qué acercarte a él de repente? ¿Y para qué seguirlo?
- Bueno... Él se veía muy fuerte, y como no tengo padres quiero que él me entrene, quiero ser su aprendiz.
- Ya veo, entonces déjame llevarte.
- Pensé que estabas perdido.
- Oh, cierto... ¿Tú viniste del espejo del bosque?
- ¿Espejo? No, vine por ahí- apuntó a la izquierda- hay un pueblo muy bonito, quise cortar camino para el castillo cuando te vi.
- Bien, vayamos de regreso al pueblo.
Siguieron hablando animadamente, se habían llevado bien y podían considerarse amigos, al llegar no encontraron a sus padres, habían salido al reino vecino, por lo que se encerraron en la habitación de Mixe para esperar y descansar un rato.
En esta ocasión la calma venía antes de la tormenta.
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