Gaara <3 Matsuri. <3
Él simplemente paseaba por ahí, cuando escucho un pequeño suspiro.
–¿De verdad tenemos que hacerle esto a Matsuri? - pregunto bajito una pelinegra.
–Solo sigue las ordenes de la mayor.- hablo la otra voz.
Gaara normalmente no se quedaba a escuchar conversaciones ajenas.
Pero le llamo la atencion que dijeran "hacerle algo a Matsuri"
–¿Ella estara bien? - pregunto nuevamente la pelinegra.
–Si tanto te preocupa, ve tu.- suspiro la otra chica.- No pienso arriesgarme por ella, no pienso volver a ser maltratada.
Se retiro del lugar y cada vez mas, Gaara se sentia confundido.
–¡Ah Matsuri! - grito la pelinegra.- ¿Por qué simplemente no te quedabas callada?
Ella no hablaba con nadie, simplemente decía sus pensamientos en voz alta.
–¿Tenías que defender a Gaara? - susurro con tristeza.- Ahora estas en problemas. Y no podremos ayudarte...
¿Defenderlo? ¿De qué?
Él no podia entender.
Sabia que no le caia bien a muchas personas, realmente no le importaba.
Nunca le dijeron nada directamente, quizás tenían miedo.
O simplemente lo ignoraban.
Él sabia que algo así podría suceder, después de todo, en un mundo de millonarios no todos son buenos.
Lo sabia muy bien, él fue parte de ellos.
Pero al menos, fue bien criado.
Y se concentraba en crecer personalmente, no le afectaba lo que otros pudieran decir.
Tenia entendido de su situación economica y solo hacia lo posible por ayudar.
Entendía que muchos lo despreciarian por tener una beca, y lo tratarían como inferior.
Solo debia ignorarlos.
¿Verdad?
–¿Había necesidad que la golpearan? - suspiro la menor acurrucandose.
La curiosidad lo vencio.
Y se dirigió hacia ella.
–Ey...- dijo, haciendo que la pelinegra se sobresaltara.- ¿Qué paso con Matsuri?
Ella dudo en decirle, no quería meterse en problemas.
Pero queria ayudar.
Le contó absolutamente todo lo que habia pasado, no omitió ningun detalle. Y le dio la direccion donde se encontraba la peli marrón.
Gaara escucho todo de manera atenta y corrió cuando la pelinegra dejo de hablar.
Se dirigió con velocidad hacia donde estaba la pelicastaña.
Encontrándola en el piso con tristeza.
Se movio rapidamente para ayudarla.
–Matsu...- susurro Gaara teniéndola en sus brazos.- Ey Matsu...
–¿Gaara?- preguntó la ojimarron.- Seguro estoy alucinando.
–No... - susurro Gaara. - Estoy aquí, estoy contigo.
–Gracias.- fue lo último que pronunció la castaña para caer desmayada.
El pelirrojo se encontraba muy preocupado, alerta, asustado, enojado, fastidiado, absolutamente la mayoría de sentimientos negativos.
Preocupado por la salud de Matsuri.
Asustado porque algo grave le pueda pasar.
Enojado con las personas que le hicieron daño.
Fastidiado con él por no haber estado para defenderla.
Tenía que tomar una decisión rápida.
Y lo primero que pensó fue llevarla a la enfermería.
La agarro con cuidado, cargandola como una princesa y corrió lo más rápido que pudo.
La enfermera lo recibió y miro de manera despectiva al pelirrojo.
–¿Usted hizo esto? - pregunto mientras curaba las heridas de la castaña.
–¿Qué? Claro que no. - respondió inmediatamente el pelirrojo. - La encontré cuando volvía a mis clases.
La enfermera dudo, pero decidió confiar en las palabras del joven.
–Ella estará bien. - suspiro la mayor. - Solo, cuídala y vigila que algo así no vuelva a pasar.
–Esta bien. - respondió Gaara. - La protegere de todos.
La mayor asintió y se retiró una vez finalizada su labor.
Antes indicándole que Matsuri despertaría al cabo de unas horas.
Gaara dejó caer un suspiro y tomó la mano de la castaña.
–Realmente estoy preocupado por ti. - susurro a su lado.
El tiempo pasaba y la menor aún no despertaba.
Poco a poco, Gaara comenzaba a impacientarse.
Quería llamar nuevamente a una enfermera que revisara su salud, pero ya nadie estaba en el establecimiento.
Había pasado una hora de la salida del personal de salud en el colegio, solo se encontraban algunos profesores y auxiliares.
Por lo que solo siguió esperando.
Sentado a su lado y de vez en cuando acariciando su rostro.
Eran las 6 de la tarde y ella lentamente abría los ojos.
Se llegó a encontrar en un lugar desconocido para ella y vio al pelirrojo sentado y apoyado en la camilla. durmiendo
Nunca soltó su mano en todo ese tiempo.
Le apenaba despertarle, por lo que lo más sigilosa posible se sentó en la camilla.
Sus esfuerzos fueron en vano, él había despertado.
–Oh... Lo siento. - susurro Matsuri. - No quería despertarte.
Y ante la sorpresa de ella.
Él la tomó delicadamente y la envolvió en un abrazo.
–Despertaste.- susurro Gaara feliz. - Me alegro tanto.
Ella estaba sonrojada, para nadie era secreto que el pelirrojo le gustaba.
Él no se separó de ella, seguía abrazandola, quería cerciorarse de que ella realmente había despertado y no volvería a caer.
–Estoy bien. - susurro ella acariciando lentamente el cabello del pelirrojo. - Gracias por cuidarme todo este tiempo.
–Lamento no haber podido hacer más. - respondió él. - Debí estar en ese momento.
–Estas aquí ahora. - dijo ella. - Es lo más importante.
Ambos sonrieron.
Quedando luego en un silencio, no tan incómodo.
–¿Te llevo a casa? - pregunto Gaara.
–Eh, claro. - respondió Matsuri.
Nuevamente volvieron a quedar en silencio.
Gaara era un poco, quizás muy reservado.
Pero cuando lograba tener una amistad con alguien, era una persona muy leal y entregada.
Matsuri adoraba cada parte que conocía de él y le gustaría conocer más de él.
Sabía que Gaara podría tener muchos problemas internos, se veía en su mirada.
Tristeza... Enojo...
Pero quería estar ahí, sacar lo mejor de él.
Y que ambos se ayuden mutuamente.
Ella, lo aceptaba tal y como era.
Nunca buscaría cambiarlo.
Solo quería estar a su lado, apoyándolo en todo lo que pudiera.
Tratar de aliviar la carga que él tenía.
Para Gaara, ella era... Quizás un poco extraña.
Su primera amiga, su primera mejor amiga...
La chica que se acercó a él sin prejuicios.
Gaara era consciente de su apariencia intimidante y su mirada que demostraba frialdad.
No pensaba que alguien se le acercaría con ese carácter, pero realmente no le importaba.
Hasta que ella llegó.
Una linda y sonriente señorita.
"Soy Matsuri, seamos amigos" le dijo ella.
"No hagas caso a lo que digan los demás, son muy tontos para entendernos" recordó esas otras palabras que mencionó.
Ella sonreía siempre, y él era tan serio.
Ella hablaba mucho, y a él le gustaba escucharla.
Ambos, se complementaban perfectamente.
Solo que aún no se daban cuenta... De la hermosa pareja que harían.
Continuará...
Gracias por leer! ❤ Los quiero 😊
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