Recuerdo cuando
solíamos salir a nadar,
bailábamos sin descanso,
y reíamos hasta llorar.

Momentos aquellos extraño,
del último mes de las flores,
en dónde tomé tu mano
con fuerza y sin temores.

Pero ahora calvo he quedado
y apenas te puedo mirar,
cansado estoy todo el rato
para poderte abrazar.

Mirándome todo flaco,
y mi piel sin colores,
me pregunto a cada rato
¿Cuánto falta para que me ignores?

Pero luego te veo cuando despierto
sin evitar tu belleza admirar,
y todo pensamiento negativo,
se empieza a esfumar.

Quién diría que estés conmigo,
y todos los días luches,
a pesar de cualquier imprevisto
y, tal como el primer día me adores.

Últimamente sufro mucho,
me da miedo no despertar.
De una máquina dependo,
y eso nunca lo pude imaginar.

De tu amor estoy orgulloso,
y, aunque nada me pides,
me gustaría volver a ser sano
para que ya no te preocupes.

Se interpuso este duelo,
pero juntos podemos avanzar,
porque siempre de la mano,
tú me sueles apoyar.

Mi dulce amor destinado,
espero poder la batalla ganar,
pero si pierdo...
espero que jamás me olvides.