3. Enfrentamiento con la nobleza
La impresionante presentación del nuevo alumno dejó a todos con la boca abierta, menos a 3 personas quienes reaccionaron de distintas formas. El profesor quién permaneció tranquilo por lo que ya había sido advertido por parte del director acerca del tipo de chico que era Sanemi, Uzui quien no dejaba de sonreír y Kanae que aún no sabía cómo reaccionar.
- Shinazugawa-san su pupitre será el que está al lado del de Kocho-san y al frente del de Rengoku-san, el cual se encuentra ausente en este momento, por favor tome asiento - dijo el profesor.
Kanae solo pudo parpadear al enterarse que, para colmo de males, ahora el chico con el que no pudo sostener la mirada por más de unos segundos, sería quien se sentaría a su derecha; y es que dicha silla había estado vacía desde el inicio de clases cuando hicieron la repartición, y kanae no le había puesto mucho cuidado al hecho de que estuviera libre y aún más, no cayó en cuenta de que la persona que iba a ingresar muy probablemente se iba a sentar en ese lugar. "Kanae vamos, ¿como pudiste pasar por alto ésto también?" pensó reprochándose a sí misma.
Mientras Sanemi se aproximaba a su puesto, pudo notar dos cosas que lo hicieron sentirse un poco extrañado; la primera, era ese sujeto corpulento que estaba sonriendo con las manos detrás de la cabeza mirándolo fijamente, y la otra era sin lugar a dudas, aquella chica con la que había chocado esa misma mañana, pero ésta no lo estaba viendo, más bien estaba en una extraña posición, con sus brazos sobre el pupitre, sosteniéndose la cabeza con las manos mientras miraba hacia abajo y murmurando algo que no podía entender. Sanemi se percató de la mala suerte de la chica, y que probablemente se sentía asqueada al saber que iba a estar a su lado lo que quedaba del periodo.
- Ya que el delegado de la clase se encuentra ausente, necesitamos un voluntario para que se encargue de hacer el tradicional recorrido por las instalaciones de la escuela a Shinazugawa-san, ¿algún interesado? - prosiguió Tetsuido-sensei.
Todos en el salón empezaron a murmurar entre ellos, pero ninguno se atrevía a levantar la mano, nadie en sus cinco sentidos querría estar por la siguiente hora con una persona que hace menos de un minuto, había hecho una declaración tan fuerte y amenazante, y Sanemi era consciente de ello. Resignado, supuso que al final sería un profesor quien lo terminaría haciendo; pero para el asombro de todos, la persona que se encontraba a su lado izquierdo levantó la mano casi al instante.
- Yo lo haré Tetsuido-sensei, como presidenta del consejo estudiantil debo ser la encargada de hacer el recorrido, ya que Rengoku-san no se encuentra, por favor, déjelo en mis manos - dijo Kanae ante el asombro de todos los demás, incluido Uzui.
Sanemi no pudo hacer nada más que voltear su rostro hacia su izquierda en silencio y mirar incrédulo a la chica con la que se había chocado por accidente en la estación de tren y a la cual casi hace caer. Recordó que aquella mañana le había ganado el cansancio por lo que se quedó dormido en el recorrido hacia la escuela, y al escuchar el anuncio de la llegada a la estación donde debía bajarse se había levantado un poco desorientado, como consecuencia salió del vagón de afán para evitar pasarse de estación. También recordó que no pudo encontrar las fuerzas para poder disculparse con ella y que antes de siquiera poder cruzar palabras, ésta salió corriendo sin aviso alguno.
Pero la expresión en el rostro de aquella chica había cambiado completamente, ya no quedaba esbozo de pena o miedo, como pudo ver en su primer encuentro, o cuando cruzaron miradas de nuevo durante su presentación. Ahora solo se podía observar constancia y disciplina, ésto ocasionó que Sanemi sintiera un poco de admiración por ella, aunque solo fuera por un momento.
La clase continuó a pesar del ambiente tan tenso que había, hasta que se escuchó sonar la campana que indicaba el cambio de hora.
Una ahora sonriente Kanae se acercó al pupitre de Shinazugawa.
- Es hora Shinazugawa-san, vamos para que te muestre las instalaciones, no tienes que llevar nada contigo.
Sanemi, ya indispuesto durante la última clase en la cual no paraba de sentirse como una mosca en un plato de leche, asintió sin mirarla y se levantó, sintiendo incomodidad y pensando para sí mismo "Sólo un año, Sanemi, sólo un año...".
Y es que durante la última hora de estudio, apenas si se había podido desarrollar la clase de manera normal, y era claro que nadie había podido poner atención a lo que decía el profesor después de aquel llamativo suceso. Todos los que podían, susurraban entre ellos y miraban a Shinazugawa de reojo, aún incrédulos de que estuviera ahí, sentado como si nada hubiese pasado.
Mientras los dos salían del salón, éste se encontraba en completo silencio, pero una vez cerraron la puerta detrás de ellos un estallido de expresiones y comentarios no se hizo esperar, "No puede ser!, ¿cómo vamos a hacer para estar en el mismo salón todo lo que queda del año con él", "¿Estaba realmente asustada, vieron esas cicatrices?", "La presidenta es impresionante, no entiendo cómo será capaz de, no solo estar con él la siguiente hora, si no también tenerlo sentado al lado". Uzui en silencio, con una mano sobre su mentón y viendo hacia la ventana no pudo sentirse más de acuerdo con aquel último comentario y admiró a la presidenta del consejo estudiantil por aquel acto de responsabilidad, también pensó que si Rengoku hubiese estado allí habría podido manejar aquella particular situación sin mayor problema, aunque él mismo también lo hubiese hecho ya que la presentación de Shinazugawa le dio una muy buena impresión, había que tener huevos para decir algo así en tu primer día y delante de toda la clase, pero a pesar de todo eso realmente no estaba interesado en entablar una amistad con aquel chico problemático, y al final no pudo evitar sentirse un poco preocupado por la presidenta.
"Dios, esto no va a acabar nunca", pensó para sí mismo Sanemi, mientras escuchaba y seguía a la presidenta del consejo estudiantil con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, entre tanto ésta le indicaba con su dedo donde se encontraban las oficinas de profesores, los vestidores, las canchas para hacer deporte, la piscina, etc.
- ¿Te gusta hacer deporte Shinazugawa-san? - dijo Kanae.
Esto último hizo que Sanemi volteara a verla, para darse cuenta que ella no lo estaba mirando mientras le preguntaba. Y tenía sentido, cómo demonios una chica como ella iba a mirarlo a él, sus horribles cicatrices debían tenerla asqueada, eso sin mencionar la forma tan espantosa como se conocieron. Sanemi aún no podía entender cómo es que después de todo lo que pasó entre ellos esa mañana, dicha chica se había ofrecido para darle el recorrido, "Es la presidenta del consejo, por su puesto es su deber, no lo hace porque quiera. Ya verás que después de esto, no te volverá a dirigir la palabra durante lo que queda del año", se recriminó a sí mismo.
- No mucho...- respondió Sanemi en voz baja.
- ¿En serio?, pareciera que tienes un buen estado físico.
De nuevo Sanemi volteo a mirarla, y ésta vez se percató que ella lo estaba mirando con una sonrisa en su rostro, y pudo notar que tenía unos grandes ojos color púrpura claro. Ésto hizo que él se pusiera realmente nervioso, y no pudo hacer más que quitar la vista inmediatamente. "¿Qué demonios le pasa?, no entiendo lo que hace, debe estar escondiendo algo", pensó de nuevo para sí mismo, pero antes de que pudiera seguir indagando, aquella chica prosiguió.
- Mira, eso que paso en el tren, mejor olvidémoslo, ¿Está bien?
Sanemi se quedó en silencio.
- Se que llegar a una escuela nueva cuando ya han comenzado las clases debe ser duro, pero no dudes en pedirme ayuda en el momento que lo sientas necesario - dijo Kanae, un poco nerviosa jugando con sus dedos mientras hablaba.
Sanemi, aún un poco pasmado por la forma tan amigable en la que ella lo estaba tratando, no supo qué decir o cómo reaccionar. Y es que ese era un defecto que odiaba de sí mismo, cuando se encontraba en situaciones difíciles, sólo podía quedarse parado en silencio, a pesar de que en su cabeza habían mil cosas que querría decir. Y este mismo defecto, fue el que le hizo alejarse de sus hermanos durante tantos años, realmente quería verlos, pero la pena y la culpa no lo dejaban. Adicionalmente, había pasado mucho tiempo desde que alguno de los estudiantes de las diferentes escuelas donde había estado después del accidente lo trataba de manera amable, o siquiera normal, de pronto, y como ya era costumbre, una cadena de recuerdos atravesó la cabeza de Sanemi recordando como sus compañeros lo miraban con miedo y desprecio, y como, desde que había comenzado a cursar preparatoria había estado completamente solo, y peor aún, ya se había acostumbrado a ello. Mientras éste seguía perdido en sus pensamientos, la idea de pedirle perdón a Kocho cruzó por su cabeza varias veces, pero no logro animarse a hacerlo, y sin darse cuenta el recorrido había terminado de manera normal y ya estaban al frente del aula de nuevo.
Al llegar mucha gente estaba en los pasillos, ya que era la hora del descanso para comer.
- Hemos terminado, Shinazugawa-san - exclamó Kanae.
Y como era de esperarse, no hubo respuesta, Sanemi sin mediar palabras, entró al salón.
Pero, de repente la escuchó de nuevo - Mmmm, disculpa Shinazugawa-san, con respecto a lo que dijiste cuando te presentaste...
Esto hizo que Sanemi se diera media vuelta y se quedara mirándola, a la expectativa de lo que le iba a decir.
- ...no estoy de acuerdo que hayas venido aquí sin la intención de hacer amigos - dijo Kanae, mientras frotaba sus manos nerviosa y sin poder mirarlo a la cara.
"¿Qué demonios me acaba de decir, que no está de acuerdo?" pensó Sanemi, al cual dicho comentario lo cogió desprevenido, no esperaba que la chica con la que había tenido una conversación medianamente normal después de tanto tiempo le dijera tal cosa; sintió que la chica que acababa de conocer lo estaba juzgando acerca de lo que debía o no hacer durante su tortuosa estancia en esta escuela, "Solo estoy aquí por mis hermanos", siguió diciéndose a sí mismo, "y ahora no solo tengo que soportar a un montón de gente que no para de mirarme como un freak de circo, si no también a chicas que se creen más que los demás; por un momento pensé que ella era diferente... que ingenuo fui", se recriminó a sí mismo; y desafortunadamente, de nuevo salía aquella paranoia de que todo el mundo estaba contra él, por lo cual debía estar siempre a la defensiva y no podía confiar en nadie.
- Ese no es tu maldito problema, ¡métete en tus asuntos! - contestó violentamente Shinazugawa.
Esto último dejó a Kocho Kanae asombrada, al punto que levantó la mirada inmediatamente. Sus grandes ojos púrpura miraron a Shinazugawa como si él le hubiese dado una cachetada, pero no podía parar ahora, ya había reunido el suficiente valor para hacerle ese último comentario.
-...perdóname, esa no era mi intención... solo trataba de decirte que no pienso que esa sea la forma de empezar en una nueva escuela, no sé lo que haya pasado en tu vida, pero... - intento decir la chica, un poco angustiada.
Pero esto fue la gota que derramó el vaso de la poca paciencia que aún le quedaba a Sanemi. Él no podía creer lo que acababa de escuchar, no sólo le estaba criticando su forma de ser, si no también ahora ¿quería recriminarle su pasado?. Sin embargo, inmediatamente lo comprendió, aquella era una chica rica e influyente, era obvio a simple vista que toda su vida había estado por encima de todos los demás, por supuesto que era amable con él solo por decoro, no porque lo sintiera realmente, él era un chico amenazante, poco amigable y por encima de todo, estaban aquellas cicatrices que habían hecho que cualquier idea de tener amigos o una novia hubiesen desaparecido hace años.
Ésta situación no la podía tolerar, el trato con el director era que él debía terminar su último año escolar, pero no incluía soportar a personas hipócritas como la susodicha presidenta del consejo estudiantil. Shinazugawa Sanemi pretendía marcar una línea bien definida para que nadie nunca más se atreviera a tan descarada ofensa, y usar a esta chica frente a todo el salón era la oportunidad perfecta.
Efectivamente todo el mundo estaba en la hora del receso, comiendo y charlando en sus respectivos grupos de amigos.
Uzui mientras comía, iba poniendo al día a su amigo el delegado de la clase, quien ya había regresado de su asunto personal y que escuchaba atento mientras comía una bola de arroz sin cerrar la boca cuando masticaba, ocasionando que cuando hablara, salieran esquirlas de arroz por todo lado.
- JAJAJA, no lo puedo creer, justo tengo que llevar a mi hermanito pequeño a una cita y me pierdo el evento del año JAJAJAJA - decía Rengoku con su manera única de ser.
- Hermano, le debes una a Kanae-chan, como es posible que la dejaras encargada de hacerle el recorrido a tan extravagante sujeto - replicó Uzui.
De repente, y al escuchar la puerta del salón abrirse, Uzui notó que eran Kanae y Shinazugawa volviendo del recorrido, a lo que éste exclamó - Y hablando del diablo...
Esto hizo que Rengoku sin soltar su bola de arroz, se volteara con una sonrisa para de una vez por todas, observar a tan intrigante sujeto, pero ésta se desvaneció casi al instante, así como el ambiente amigable que tan difícilmente se había recuperado en el aula durante el receso, y es que todos quedaron en shock cuando escucharon a Sanemi casi gritarle a Kanae.
- Mira niña rica, no sé quién te crees que eres, pero no te atrevas a entrometerte en mi vida, a idiotas como tú, son a los que más detesto!
- Perdón, yo solo tratab... - intentó decir una asustada Kanae.
Pero Sanemi volvió a interrumpirla.
-¿Crees que sabes quién soy o por lo que he pasado?, ¿Crees que eres mejor que yo para decirme que es lo que debo hacer?, no tienes la más mínima idea...
Un par de lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de la presidenta, pero de repente, una mano se posó sobre el hombro de Shinazugawa, y de un solo jalón, éste fue lanzado a la otra esquina del salón.
Sanemi, mientras recuperaba el aliento y su postura, después de que su espalda chocara contra la pared, pensó en que las cosas no estaban saliendo como él las había planeado. Primero que todo, que pasaba con tan extraña chica, después de haberle dicho un par de cosas ésta puso una cara de tristeza y había comenzado a llorar, dejándolo un poco confundido, no era la reacción que esperaba y no pudo evitar sentirse realmente mal; de nuevo sintió aquel nudo en la boca del estómago de cuando casi la hace tropezar en la estación de tren aquella mañana, "¿Por qué mierdas está llorando, no se supone que estaba dejándome en mi sitio?", pensó para sí mismo, y encima de todo ahora un extraño lo había lanzado al otro lado del salón.
Kanae, asombrada por lo que acababa de presenciar, solo pudo decir:
-Rengoku!
- Lo siento Kanae-chan - respondió Rengoku con una gran sonrisa en su rostro, pero con una expresión un poco seria y aun con un par de arroces alrededor de su boca - no pensé que, por hacer mi trabajo terminarías siendo tratada de esta forma por el chico nuevo, por favor discúlpame.
- No!, por favor, espera - dijo Kanae - Solo fue un malentendido, estoy segura que...
De repente un grito cortó aquella naciente conversación.
- MALDITO BASTARDO, COMO TE ATREVES A EMPUJARME! - grito Sanemi, arrodillado en el suelo, a unos 5 pasos de Rengoku.
- Hola chico nuevo JAJAJAJA - dijo Rengoku mientras volteaba en dirección a Sanemi - Mi nombre es Rengoku Kyojuro, soy el delegado de la clase, es un placer conocerte...Y ahora te pateare el trasero.
"¿Quién demonios es este imbécil?" pensó Sanemi mientras observaba a ese chico de gruesas y extrañas cejas, corpulento, de cabello dorado como el sol con las puntas rojas, que tenía granos de arroz por toda la boca, y que encima de todo no paraba de reír; Él sería su primer contrincante en esta escuela.
Sanemi nunca había tenido problemas para lidiar con idiotas como él, por el contrario, estaba acostumbrado a ser acosado por otras personas ya que su apariencia siempre lo ponía como el matón de la escuela, y como consecuencia, decenas de personas intentaron vencerlo, pero ésto con el tiempo fue aprovechado por Sanemi, ya que, les daba tal paliza que nadie más se volvía a meter con él en un buen tiempo. "La historia se repite, bien, entonces les enseñare a todos estos idiotas que es lo que pasa cuando se meten conmigo".
Todos los demás estudiantes, ante tal alboroto, pararon inmediatamente de comer y dirigieron su atención hacia los 3 involucrados. "Ese tipo esta loco, por qué le grita a la presidenta, después que ella se ofreció para darle el recorrido", "Menos mal Rengoku-san llegó. Dale su merecido a ese maldito!", así, muchos más de estos comentarios comenzaban a vociferar entre la multitud.
Sanemi se levantó rápidamente y se puso en postura de pelea.
- Oh?, veo que no eres sólo un cobarde que trata mal a mi Kanae-san, me agradas chico JAJAJAJA - exclamó el alegre Rengoku, mientras también se preparaba para la pelea.
-¡CÁLLATE!, te pateare el trasero idiota - gritó Sanemi.
Kanae ya con dos hilos de lágrimas corriendo por sus mejillas, camino hacia ellos en un intento de interferir en la naciente pelea, pero Uzui la detuvo interponiendo su brazo ante ella, y le dijo - No hay nada que puedas hacer ahora presidenta, esto ya no se puede detener, confía en Rengoku.
Sanemi se lanzó a asestar un puñetazo a Rengoku, pero éste lo esquivó rápidamente, y le devolvió uno, que por poco le impacta de lleno en la nariz. "Es jodidamente rápido!", pensó Sanemi, a lo que intentó marcar un segundo golpe al estómago, pero su contrincante ya había predicho esto, y no solo lo bloqueó, si no que esta vez su respuesta pegó de lleno en la mejilla derecha de Sanemi, ahí donde nacían sus enormes cicatrices. Ésto ocasionó que Sanemi diera varios pasos hacia atrás, un hilo de sangre comenzó a bajar por su boca, y una mirada de furia y confusión nació en su rostro. "Este tipo es fuerte, parece que me encontré con alguien bastante problemático". Sin espera, volvió a cargar contra el delegado, mientras vociferaba un grito; Así la pelea continuaría por otros tres minutos.
"¡Qué demonios pasó!, ¿porque estoy mirando el suelo de nuevo?", se preguntó Sanemi, aquel chico que estaba frente a él era muy superior, no sólo no había podido tocarlo hasta ahora sino que, después de conectar una serie de golpes, lo puso de rodillas.
- Alguien que avise a los profesores! - se escuchó decir a uno de los alumnos.
Mientras todo esto pasaba, Kanae lloraba mirando aquella escena. "Todo esto es mi culpa...", murmuró, a lo que Uzui con una mano en su hombro, la miró por un momento, para después volver su atención a la pelea, "No lo haces nada mal chico, pero tienes mala suerte, tu contrincante es el más fuerte de esta escuela", pensó.
Después de otro rato, y cuando los profesores habían llegado para separarlos, ya todo había terminado. Sanemi se encontraba acostado boca arriba totalmente derrotado, con varios moretones en su cara que ya comenzaban a inflamarse, mientras que Rengoku, que estaba frente a él de pie, solo tenía un hilo de sangre que salía de la parte derecha de su boca.
"Mierda mierda mierda!, cómo pude perder mi primera pelea en esta escuela, ahora seré el hazmerreír de toda la maldita gente". Pensó un frustrado Sanemi. Mientras levantaba la mirada para ver a su contrincante, pensó: "Ahora probablemente me humillará frente a todos", pero lo que vió lo dejaría aún más perdido y conmovido, fue una mezcla de sentimientos muy parecidos a los que había sentido cuando habló con el director acerca del trato. El chico que lo acababa de vencer, le estaba extendiendo su mano, y sin perder su característica sonrisa le dijo:
- Peleaste bien, Sanemi-san, ¿Te puedo decir Sanemi?, yo creo que sí, ya que hemos peleado y ahora somos amigos, me gustan las personas fuertes, ahora eres parte de mi grupo JAJAJAJA.
Por un instante, Sanemi sintió el urgente deseo de tomar su mano, pero de nuevo su orgullo se lo impidió, así que se la apartó de un golpe, se levantó con dificultad por su cuenta, y sin decir nada se dispuso a salir del salón. Cuando iba atravesando la puerta de éste, pudo percatarse de que Kanae estaba con las manos en su rostro, llorando afligidamente, mientras otros estudiantes intentaban consolarla, esto se convertiría en un recuerdo que atormentaría a Sanemi por todo lo que queda del año.
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