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25. Arrepentimiento


Después de quedarse un rato arrodillado sobre la nieve, Sanemi Shinazugawa se levantó lentamente y luego de volverse a poner su saco y mirar sus manos entumecidas debido al frío, se dirigió al interior de la mansión bajo aquella triste noche de navidad. La conversación y posterior confesión de Kanae Kocho lo había llevado en un segundo del cielo al infierno, él sabía que era inevitable y decidido hizo lo que, a su parecer, fue la mejor decisión, pero dentro de su mente aquellas palabras que ella le había dicho pasaban una y otra vez atormentándolo. En la entrada del jardín se encontró con Kanroji, Uzui e Iguro quienes preocupados le preguntaron si necesitaba algo, a lo que el peli plateado con un suave tono solo les indico que quería entrar a la mansión ya que sentía un poco de frío, entonces fue llevado a una de las habitaciones privadas para que pudiera descansar lejos de la vista de los pocos invitados que aún se encontraban aún dentro de la mansión.

Iguro le diría que no se preocupara por Kanae, ya que Rengoku la estaba llevando a casa, a lo que Sanemi aún con la cabeza gacha solo asintió en completo silencio mientras sostenía un té caliente que le habían traído. Acto seguido, Tengen le preguntaría si quería hablar o que, si deseaba podía acompañarlo a casa, pero el peli plateado se negó, indicándoles que él se iría por su cuenta ocasionando que los demás, impotentes, no pudieron agregar nada más.

Aquella nevada y fría noche, Shinazugawa Sanemi se iría caminando a casa completamente solo y envuelto en sus pensamientos, a pesar que todo había salido como él deseaba, aquel dolor de haber rechazado a la chica que amaba era insoportable, ciertamente decir cada una de aquellas palabras lo habían desgarrado por dentro, en el largo trayecto a casa, lágrimas cayeron varias veces por las mejillas del chico. Al llegar, y sin mediar muchas palabras, Sanemi trató de ocultar lo mejor que pudo su tristeza a sus hermanos y a Himejima, dando fin a aquella inolvidable noche.


Los días comenzaron a pasar y con ello un nuevo año había comenzado, primero las clases suplementarias llegaron y Sanemi agradeció aquello, ya que tener que seguir estudiando era una forma de evitar pensar en Kanae, cuyo lloroso rostro mientras le regalaba aquella última sonrisa no se apartaba de sus pensamientos, "Adiós Sanemi-kun... por favor discúlpame por haber hecho toda esta escena...", aquellas palabras lo seguían a todas partes, como si hubieran sido fundidas a su pecho y ahora fueran parte de él.

A todo aquello se le sumaba que aún tenía un largo trecho que cubrir para asegurar su graduación, al volver a la escuela y estar de nuevo en el salón y la biblioteca, sólo hacía que todos los recuerdos de ella se intensificaran más y más, todas las veces que estuvieron allí solos y los agradables momentos que pasaron juntos, en silencio el chico tenía que mantener sus sentimientos controlados, suavemente se repetía una y otra vez que había tomado la decisión correcta, que estar con ella era simplemente imposible y que solo la arrastraría a una vida indigna, insistentemente, trataba de convencerse que, con el tiempo, aquel dolor simplemente desaparecería y podría seguir con su camino, pero más importante aún, ella podría seguir con el suyo.

Cuando su grupo de amigos estaban a punto de contratar a Sabito como el nuevo profesor particular de Sanemi para reemplazar a Kanae, que en aquel instante se encontraba en Tokio con su familia, Iguro se ofreció a ayudar a su amigo, así que, orquestando un pequeño trato en secreto con Sanemi accedió a asesorarlo con sus estudios hasta que se graduara. Luego el tercer y último periodo en la escuela Kimetsu llegó, pero las cosas no pudieron ser más extrañas, tanto en casa como en la escuela Sanemi se encontraba constantemente decaído, sin embargo, el grupo de amigos decidió mantenerse al margen ya que, al igual que el peli plateado, llegaron a la amarga conclusión de que aquel mal de amores se iría desvaneciendo conforme los meses pasaran y que, si todo salía bien quizás algún día incluso la amistad que alguna vez existió entre Kanae y Sanemi podría restaurarse.

- ¡Esa no es la respuesta correcta idiota! - exclamó Iguro furioso mientras estudiaban y éste golpeaba a su amigo con el libro en la cabeza - ¡Ya te he explicado este problema 3 veces Sanemi!

- Lo siento Obanai - respondió Shinazugawa mientras miraba el cuaderno confundido.

- ¡Agh! tienes que poner atención a lo que te digo o en serio vas a reprobar... no tengo que recordarte que por tu culpa ahora tengo que estudiar temas que no veré si no hasta que esté en tercero ¿verdad? - Complementó Iguro enojado mientras miraba al peli plateado.

- Lo.... - Intentó repetir Sanemi.

- Lo sé, lo sé...sé que lo sientes - continuó Iguro mientras suspiraba - mira yo se que después de lo que pasó entre ustedes es natural que Kanae no pueda seguir dándote tutorías, pero tienes que esforzarte para los últimos exámenes y la verdad te la pasas en las nubes todo el tiempo - a lo que el peli plateado solo agachó la cabeza, formándose un incómodo silencio en aquella desolada biblioteca - ... bueno aunque no puedo quejarme, ya que tú me estás enseñando a cocinar a cambio de ayudarte - concluyó con voz suave Obanai mientras se aclaraba la garganta y trataba de animar a su decaído amigo, que luego de un largo silencio se atrevió a seguir con la conversación.

- Aún no puedo creer que hayas decidido abandonar la idea de estudiar medicina y vayas a cambiarla por culinaria - respondió suavemente Sanemi, levantando la cabeza para poder mirar a Iguro - Dado que eres el único varón de tu familia, pensé que terminarías administrando los hospitales que poseen.

- Te he dicho mil veces que odio a mi familia, jamás podría trabajar para ellas y lo sabes, prefiero mil veces una vida tranquila y humilde, que una de riqueza pero de esclavitud - Dijo Iguro mientras hacia una mueca de rabia y asco - Además no puedo seguir dependiendo de los Rengoku para siempre, por primera vez tengo una meta para mí mismo, y tu me estas ayudando, así que todo esto míralo como un pago.

- Entiendo... - respondió ahora Sanemi mientras ponía una de sus manos sobre su boca para tapar un poco lo que iba a decir - ...estoy seguro que esto no tiene nada que ver con cierta chica que le encanta comer todo tipo de comida ¿verdad? - En ese momento el peli plateado sonrió maliciosamente mientras un rojo Iguro lo tomaba del saco y trataba de decir algo que no era muy claro, ya que tartamudeaba irracionalmente debido a la pena que le había ocasionado dicho comentario, al final los dos se miraron y al no poder aguantar más se echaron a reír, hasta que la bibliotecaria los terminó regañando ya que estaban haciendo mucho ruido.

- Es bueno ver que estas un poco más animado - Interrumpió Iguro de nuevo ahora con un semblante un tanto más serio, haciendo que Sanemi lo viera un poco confundido y prevenido - No te preocupes, no indagaré ni diré nada sobre la decisión que tomaste con respecto a Kanae aunque sabes cual es mi posición al respecto... pero escúchame atentamente Sanemi, si quieres que tus planes salgan como deseas, debes encontrar la forma de enfocarte y si sigues así, en las nubes, será muy difícil que logres el promedio necesario para graduarte.. y sabes perfectamente cuales son las consecuencias de eso, así que a partir de hoy te queda estrictamente prohibido traer tus problemas personales a las tutorías o en serio me enfadaré y no te ayudare más ¿Entendido?

Sanemi miró a su amigo con asombro, si bien la mayoría del tiempo Iguro junto a él, eran los miembros más amargados del grupo de Rengoku, era raro verlo realmente molesto, aunque siempre que hacía falta lograba ser bastante directo y asertivo, así que en silencio asintió y acepto la condiciones del pacto que, sellaron al chocar los puños.


Así tres meses pasaron, si bien Sanemi había logrado de alguna manera poner sus pensamientos en orden mientras estuvo en la escuela, mediante mucha dedicación y con la ayuda de sus amigos, había logrado normalizar sus notas e iba en buen camino para lograr graduarse, aquel vació en su pecho no se iba, desde que abría los ojos en las mañanas hasta que volvía a cerrarlos para dormir, confusos y dolorosos pensamientos lo acompañaban a todos lados y esto le estaba trayendo problemas en otros aspectos de su vida cotidiana.

En casa, un perspicaz Genya había terminado haciendo que Sanemi le contara todo lo que había pasado durante la fiesta de navidad, argumentando que, debido a su decaído humor estaba afectando a los demás miembros de la familia, y como consecuencia de esto, sus hermanos más pequeños estaban muy temerosos e inquietos ya que pensaban que él quería irse de nuevo. Sin embargo, entendiendo los sentimientos de su querido hermano mayor, le dijo que aunque no estaba de acuerdo con las razones para rechazar el amor mutuo que sentían entre él y Kanae, lo iba a apoyar incondicionalmente con su decisión ya que siempre iba a estar allí para su hermano, si así lo requería.

El otro problema que estaba teniendo Sanemi era en su trabajo con los Masachika, luego de estar constantemente rompiendo platos y equivocándose en las órdenes que debía preparar, algo que no era para nada común en el joven Shinazugawa, había sido arrinconado por su primer amigo y al final, luego de mucha presión, había terminado confesándole también lo que había pasado aquella noche de navidad. Kumeno, a diferencia de su amable hermano menor, no fue para nada comprensivo y ante los argumentos de Sanemi, solo pudo criticarlo fuertemente acerca de lo tonto que había sido y luego de que casi terminan peleando, a un resignado Masachika no le quedo de otra más que apoyar a su amigo para sobrellevar este mal de amores, aunque nunca ocultó su enfado ante la actitud del peli plateado frente a la situación.

Un día más trabajando en el restaurante con Masachika estaba a punto de terminar y Sanemi como era costumbre, había salido al callejón que se encontraba detrás del restaurante para tomarse un pequeño descanso ya que habían pocos clientes aquella noche, así que, como era costumbre, en silencio y luego de haber botado una gran bolsa de basura se recostó contra una de las paredes de aquel solitario lugar, más puntualmente bajo un poste que proveía la poca luz del callejón, para luego sacar un cigarrillo de su bolsillo derecho, ponerlo en su boca, prenderlo y dar una gran inhalada, para acto seguido mirar al cielo y soltar un largo suspiro, mientras observaba distraído el humo dispersarse por el aire.

"Qué estoy haciendo... sé que esto iba a ser difícil, lo sé, pero ¿por qué no puedo olvidarla?, ¿por qué no puedo seguir adelante a pesar que ha pasado tanto tiempo...? tengo que lidiar con estos sentimientos, solo tengo que aguantar un poco más, ella se irá en poco tiempo a Tokio y... ". En ese momento el peli plateado se quedó quieto, se dio cuenta que terminar aquel pensamiento simplemente era demasiado para él, lentamente Sanemi se dejó caer contra aquél muro, hasta que quedó sentado aún con el cigarrillo en su boca, mientras agachaba la mirada y recogía sus rodillas, el chico cubrió sus ojos con una de sus manos.

- ¡Maldición, Maldición, Maldición!" - gritó frustrado - ¡Entiéndelo estúpido, ella no es para ti, tu no la puedes hacer feliz, esto es por el bien de Kanae, así que aguanta!... tengo que abandonar estos sentimientos.. así lo decidí, ya no tengo nada que perder... debo ser fuerte...

- ¿Hasta cuándo vas a seguir diciéndote toda esa tanda de idioteces Sanemi? - Ante aquella interrupción, un asombrado Sanemi solo levantó su rostro y para ver a su amigo Masachika mientras éste sostenía otra gran bolsa de basura, claramente había ido allí por la misma razón que él, aunque noto que su amigo lo miraba fríamente.

- No sé de qué hablas... - Respondió de mal humor mientras agachaba la cabeza tratando de evitar su mirada e ignorarlo.

- ¡Oh! pero yo sí sé exactamente de lo que hablo Sanemi.. mírate, te ves patético... - En ese momento y ante la tensa situación, Kumeno se dirigió al contenedor donde previamente Sanemi había botado la basura para hacer lo mismo, aunque luego de cerrar la tapa de este, se quedó allí quieto un rato, para luego decir - Lo que me sigo preguntando una y otra vez es, ¿si estabas tan decidido, por qué no simplemente rechazaste a Kocho, no hubiese sido más fácil?, pero en lugar de eso le dijiste lo que sentías por ella y la terminaste lastimando aún más - al escuchar aquel fugaz comentario Sanemi volvió a mirar hacia donde se encontraba su amigo con cara de asombro, se quedaron allí en silencio de nuevo, sin moverse, como si fuera una pintura o una fotografía, de fondo solo se podía escuchar uno que otro automóvil pasando a lo lejos.

- Ese era el plan original pero... en aquel momento... fue como si mi cuerpo hubiera dejado de obedecerme y al final terminé diciéndole todo lo que sentía, simplemente no pude mentirle - respondió resignado Sanemi poniendo fin a aquel silencio.

- Es porque eres terrible para mentir idiota... - Aquella réplica volvió a hacer que el peli plateado volteara a ver a Masachika, pero notó que aún seguía de espaldas - Cuando intentas mentir, siempre frunces el ceño y terminas apartando la mirada, justo como acabas de hacer... al final lo hubieras arruinado todo de todas maneras... o más bien lo arruinaste todo igualmente.

- ¿QUÉ DIJISTE MASACHIKA? - Ahora Sanemi se puso de pie y botó su cigarrillo aún encendido al suelo.

- Me escuchaste bien, o quieres que te lo repita... lo arruinaste todo - respondió Kumeno Masachika mientras se volteaba y miraba a Sanemi a los ojos - Tú mismo dijiste que habías tomado la mejor decisión ¿no? - Aquel dardo que había lanzado su amigo hizo que Sanemi lo mirara con furia, pero su amigo continuó sin importarle - Si fue tan sabia tu decisión, entonces porque a pesar que ha pasado tanto tiempo sigues lamiéndote las heridas como un perro herido, no solo eso, has estado completamente fuera de sí, estas peor que la primera vez que te encontré.

Sanemi dio varios pasos rápidamente y tomó a Kumeno de su uniforme de manera agresiva, mientras levantaba el puño de su otra mano, intentó gesticular algún insulto o alguna respuesta agresiva, pero al final nada salió de su boca.

- ¿Y bien?, ¿vas a decir algo? - Replicó Masachika mientras con fuerza apartaba a Sanemi de un empujón, haciendo que este diera dos largos pasos hacia atrás - Sanemi estoy harto de tener que atestiguar esta farsa.

Aquél último acto había colmado la paciencia del peli plateado, ahora ya no podría detenerse, Sanemi se acercó de nuevo y rápidamente lanzó un puñetazo hacia el estomago de Kumeno, el cual pegó de lleno, haciendo que éste se encorvara y soltara un gruñido de dolor, aunque casi de inmediato Sanemi sintió un puñetazo que le daba de lleno en la mejilla izquierda, haciendo que cayera sobre su rodilla derecha al tiempo que varias gotas de sangre salpicaban el suelo.

- Sabes Sanemi, te quiero como al hermano que perdí hace muchos años y es por eso que todo este tiempo he tratado de ignorar el patético estado en el que te encuentras, pero me cansé, me cansé de escucharte lamentarte todo el día, de que arruines tu trabajo y de que sigas creyéndote toda esa mierda que te dices todo el tiempo para convencerte de que estás haciendo lo correcto.

Esto último Kumeno lo dijo mientras se acercaba a Sanemi, pero éste último rápidamente se abalanzó sobre él con los brazos abierto y al tomarlo ágilmente de la cintura, lo levantó por un segundo para luego lanzarlo con fuerza contra el suelo, al caer de espaldas contra el pavimento, Kumeno pego de nuevo un gruñido de dolor pero instintivamente levantó los brazos ya que Sanemi ya se encontraba encima suyo listo para golpearlo. Y efectivamente así fue, una lluvia de puñetazos comenzó a caer sobre él, algunos lograba bloquearlos, mientras otros impactaban o contra el suelo detrás de su cabeza o contra su humanidad.

- ¿Y TÚ QUÉ DEMONIOS SABES? ¿AH? ¡He intentado seguir adelante, luchando con todas mis fuerzas cada día para no ir a buscarla, he intentado contener estos sentimientos! - gritó agitado Shinazugawa, mientras lanzaba golpe tras golpe - ¿Crees que no me dolió cuando me dijo que me amaba? Mientras mi corazón me decía que la dejara entrar y le dijera cuanto la amo, mi cerebro me dice que es un error, ¡yo no soy la persona adecuada para ella!

- ¡MENTIRA, VAS A COMETER EL MISMO ERROR QUE CON TU FAMILIA COBARDE! - Se pudo escuchar el grito de Kumeno.

Al notar que Sanemi se había quedado quieto al escuchar aquella frase, inmediatamente Kumeno asestó un golpe en las costillas a Sanemi, éste hizo una mueca de dolor y bajo su brazo inconscientemente para proteger aquella zona, algo que Masachika aprovechó rápidamente para asestar otro puñetazo en la misma mejilla donde había recibido el primer golpe, la cual había quedado expuesta. Como consecuencia, ahora era Sanemi quien había sido lanzado de espaldas al suelo con la boca ensangrentada, dándole la oportunidad a Kumeno de recuperarse rápidamente y ahora él era quien estaba sobre el peli plateado, sin perder tiempo, lo tomó del cuello de su uniforme mientras exhalaba fuertemente debido a la adrenalina.

- ¡¡¡NO LO ES!!!, tú y yo pertenecemos a un lugar completamente diferente a ellos Kumeno, ¿no lo entiendes? Cómo alguien como yo, que apenas puede cuidar de sus hermanos, alguien tan fracasado como yo podría hacerla feliz... !DIME! - Le gritó Sanemi desde el suelo con la boca ensangrentada.

- Escúchame idiota ¿nunca lo pensaste? de nuevo estás tomando decisiones sin tener en cuenta a los demás... ¿O me equivoco? tú ignoraste por completo los sentimientos de una chica honesta, una chica a la que no le importa tu pasado, tu aspecto o lo que digan los demás y ¿Cómo le pagaste? tomaste esos sentimientos y los ahogaste en prejuicios y lástima que sólo tú en tus delirios crees, sin siquiera darte la oportunidad de intentarlo... - En ese momento Kumeno soltó a Sanemi, haciendo que la cabeza de este cayera al suelo - ¿Acaso eso no es exactamente la misma actitud que tomaste antes de que abandonaras a tu familia?

Al escuchar aquellas palabras, una lluvia de pensamientos atravesaron la cabeza de Sanemi como un rayo... "¿Y por qué mi opinión no cuenta...?", aquel recuerdo le dolía más que cualquier otro puñetazo que había recibido aquella noche, ya que venían acompañados de la imagen de Kanae torpemente limpiando sus lágrimas bajo la nieve durante aquella tormentosa noche, pero el río de recuerdos seguían llegando uno tras otro "Yo te amo Sanemi-kun.. y tu me amas... pero al parecer nada de eso importa... porque te has rendido antes de siquiera luchar...", seguido a aquellas memorias, otras llegaron también, como el día que abandonó a sus hermanos entre otros muchos, haciendo que los ojos de Sanemi se llenaran de nacientes lágrimas.

- Respóndeme esto... ¿Quienes te ayudaron a reencontrarte con tu familia Sanemi? - Insistió entre jalones Masachika.

- ... Rengoku, Uzui, Iguro, Kanroji y... Kanae - respondió ahora con una voz cada vez más quebrada.

- ¡EXACTO!, sin ellos tú probablemente seguirías cerrado completamente al mundo, pensando que todos estaban contra ti - Kumeno al ver que Sanemi se estaba cubriendo los ojos con uno de sus brazos para evitar que este lo viera lagrimear, lo jaló fuertemente del uniforme volviendo a levantarlo del suelo - Mírame cuando te hablo Sanemi... respóndeme... ¿Quién fue la chica que arriesgó todo para conseguir tu expediente?, ¿quién fue a casa a ver como estaban tus hermanos, y quien consiguió las medicinas para Sumi-chan aunque eso significaba ganarse tu odio?, ¿quien fue la que ayudó a Genya-chan a organizarte una fiesta de cumpleaños que tú no querías?

- ¡Agh...! ¡Koch... Kanae-san!

- Sabes que si sigues así realmente va a pasar lo que quieres ¿Eres consciente?, ella se irá cuatro largos años a otra ciudad y tarde o temprano Kocho-san conocerá a un hombre y al final toda esa basura que le dijiste a ella se volverá realidad... ella te va a olvidar, porque ella es fuerte, se va a cansar de llorar por aquel amor que no le correspondiste y seguirá adelante con su vida... un día sufrirás el peor destino posible Sanemi, la verás ser feliz sin tú estar allí, muy probablemente ella te saludará y te recibirá como un amigo y tu te quedarás allí viéndola con un agujero en el pecho, arrepintiéndote toda la vida de aquel paso que nunca diste... y eso hermano mío no es una suposición, es un hecho - En aquel instante Sanemi pudo ver como su primer amigo, aquel que lo había recibido en el restaurante de su familia a pesar de cómo era, aquel que siempre lo recibió con una sonrisa a pesar de la forma tan agresiva como lo solía tratar, estaba derramando lágrimas mientras hacía una expresión de tristeza - Basta de mentiras Sanemi...¡destruye de una vez por todas esa carcasa que construiste alrededor tuyo y di lo que realmente quieres!

- Yo... yo... - Intentaba decir Sanemi entre lágrimas - ¡NO QUIERO PERDERLA MASACHIKA-SAN! Yo la amo, no quiero que se olvide de mí, quiero poder estar con ella y poder hacerla feliz... ¡YO AMO A KOCHO KANAE!

Aquel último grito se escuchó como un estruendo en aquel solitario y oscuro callejón, y como consecuencia, una gran sonrisa nació en el rostro de Masachika, quien se quitó de encima del peli plateado y se sentó completamente cansado y dolorido, mientras apoyaba sus dos manos sobre el suelo para no caer. Allí se quedaron mientras todo se calmaba un poco, Sanemi se quedó acostado boca arriba mientras cubría su llanto con un brazo. Unos veinte minutos pasaron antes de que Kumeno observara como Sanemi se sentaba al igual que él, con la cabeza gacha, sin decir más.

- ¿Y bien Sanemi, que vamos a hacer? - Dijo Kumeno mientras sacaba un cigarrillo y con expresión dolorida lo prendía, para luego darle una gran inhalada y pasárselo a Sanemi, quien en silencio, lo tomó e hizo lo mismo.

- No lo sé... quizás es muy tarde... han pasado tres meses, ella quizás me odia... - reprochó suavemente el peli plateado.

Ahora Masachika se puso de pie, para acto seguido ofrecerle una mano a quien quería como si fuera su sangre, a lo que un apenado Sanemi la tomó mientras pensaba que de nuevo su amigo lo estaba ayudando a seguir adelante.

- Entonces levántate, porque tendremos que pensar en un plan... aunque no se me ocurre una forma - replicó luego de darle un último jalón a su amigo para que terminara de ponerse de pie.

Apoyándose el uno contra el otro, se dirigieron al restaurante para curar sus heridas, se sentaron en una de las mesas más alejadas del mismo, ya que, aunque no habían muchos clientes, no querían molestarlos de ninguna manera. Mientras se encontraban allí con el pequeño botiquín, el celular del peli plateado sonó, causando la curiosidad de este, ya que nadie lo llamaba a esa hora.

- ¿Obanai? ¿Cómo estás, sucedió algo?, es raro que me llames tan tarde.

- ¿Dónde te encuentras Sanemi? Necesito hablar contigo - respondió su amigo y tutor.

- ¿En persona?, me estas preocupando - En aquel momento Sanemi veía a Kumeno haciéndole muecas para que lo trajera al restaurante.

- Dime donde estás, no quiero hablar esto por teléfono...


Unos cuarenta minutos después, Obanai Iguro llegaba al restaurante, a quien después de hacer una pequeña presentación y ser actualizado sobre los recientes eventos, apenas si podía disimular el asombro ante el estado de Sanemi y su amigo Masachika. Pensó que, a pesar que iba a sorprender a su amigo con noticias importantes, al final era él el que había terminado boquiabierto.

- Aunque me alegro que por fin hayas sido más sincero con tus sentimientos... dios Sanemi, porque siempre todo tiene que ser a los golpes contigo, maldita sea - Replicó enojado Iguro mientras presionaba maliciosamente la bolsa de hielo sobre la inflamada cara del peli plateado y ocasionando que éste último se quejara debido al dolor. Sin embargo, el chico de ojos heterocromáticos comenzó a reír mientras seguía presionando la bolsa de hielo, aunque su expresión no se podía ver muy bien, ya que su característico tapabocas ocultaba su sonrisa.

- ¿Qué es tan gracioso idiota? - Preguntó Sanemi malhumorado pensando que su amigo se estaba burlando de él.

Jaja no es nada idiota, es solo que a veces el destino puede ser aterrador jaja - respondió entre carcajadas cada vez mas fuertes.

- ¿AH? - Replicó el peli plateado cada vez más confundido

- La razón por la que vine es que Mitsuri me llamó en la tarde para contarme que Kanae nos había invitado a todos a un festival de inicio de primavera que se llevará a cabo dentro de dos días, así que Rengoku me envió a hablar contigo en persona para saber si querías ir jajajaja... todos estaban tan preocupados al no saber cómo ibas a reaccionar y al final me lo encargaron a mí jajajaja... y pensar que me había preparado para tener una incómoda charla contigo y mira cómo ha terminado todo jajaja - En aquel punto Obanai ya tenía los ojos llorosos pero de haber reído tanto conforme terminaba de explicar los motivos de tan repentina visita, mientras Sanemi y Kumeno miraban boquiabiertos.

Unos minutos después, luego de que Masachika fuera por café para todos, los tres jóvenes seguían allí en la mesa aún sin creer del todo aquel desenlace de eventos.

- Parece que el cielo aún te quiere hermano - Concluyó suavemente Masachika mientras reía nerviosamente.

- Entonces no perdamos más tiempo, es hora de hacer un plan Sanemi - complementó el chico del tapabocas.

Ahora tanto Kumeno como Obanai miraban a Sanemi con determinación, listos para ayudarlo en lo que decidiera hacer su amigo, mientras este con igual voluntad pensaba para sí mismo.

"No dudaré más, es hora de enmendar mis errores Kanae-san, espero que no sea muy tarde".

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Mejor tarde que núnca dicen por ahí, lamentamos la demora del nuevo capítulo pero debido al trabajo fue casi imposible la terminación y publicación de este capítulo, esperamos que lo disfruten :D

Con cariño:

Monami y Phynxz

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