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21. Navidad y una confesión - Parte Uno


- Wow nii-san, Masashika-san, en serio la mansión de Rengoku-san es increíble - exclamó animado el pequeño Genya dentro de la van de la familia Masashika, la cual era usada para transportar todos los víveres necesarios para el restaurante, los tres se encontraban volviendo luego de entregar los gigantescos pasteles que habían preparado para la fiesta de navidad que se llevaría a cabo aquella noche.

- Y que lo digas Genya-chan, es la primera vez que entro a una casa tan grande, debe tener por lo menos 20 habitaciones, y hasta los ayudantes que nos recibieron tenían mejores ropas que nosotros jajaja ¿Verdad Sanemi? - respondió Kumeno mientras manejaba, a su lado, Sanemi solo veía por la ventana pensativo.

- ¿Nii-san?

- ¿Todo bien amigo?

En ese instante Sanemi espabilo un poco pegando un brinco, volteó para ver primero a su hermano pequeño y luego a su amigo al volante.

- Si... lo siento es que estoy un poco agotado, eso es todo - Sanemi respondió y se quedó meditando un poco más lo que estaban charlando su hermano y su amigo, luego comentó continuo - y Rengoku no es el único... Uzui, Iguro, Kanroji y Kanae, todos tienen casas realmente increíbles... definitivamente pertenecemos a mundos completamente diferentes.

- ¡Wow! - exclamó un impresionado Genya.

- Es una pena que no haya podido conocer a tu amigo Rengoku, pero asumo que está muy ocupado preparando todo lo referente a la fiesta de navidad, si te soy sincero, cuando me dijiste que necesitabas ayuda para hornear pasteles, pensé que estabas exagerando, ¿Cuántos invitados va a haber?

- La verdad no lo sé con exactitud, según recuerdo todos los de tercero irán, cada uno con un acompañante, a excepción de Uzui y sus nov... amigas, y también Iguro y Kanroji irán a pesar de ser de segundo - respondió, en ese momento por la mente de Sanemi pasó aquella duda "a quién llevará Kanae..."

- Pero, ¿Qué hay de ti Nii-san?, ¿No irás? - tal pregunta hizo que los dos amigos que iban al frente del auto se miraran un segundo.

- No Genya, porque pasaré la navidad con ustedes, en familia - le respondió Sanemi con un tono suave - también iremos a visitar a la abuela Chiyo.

- Pero... - intentó agregar el joven, aunque al ver la expresión que hacía su hermano mayor, se contuvo de indagar más.

- No te preocupes Genya, estoy bien, es mejor así - le respondió de una manera un poco seca su hermano mayor.

- Demonios Sanemi, en el caso que hubieses ido, me tendrías que haber llevado como tu acompañante, hasta de pronto podría conquistar a una linda novia millonaria como la tuya... - en ese momento Kumeno, al sentir el aura asesina que provenía del asiento del copiloto, sólo se rio y continuó manejando.

Aquel frío día continuó, la ciudad ya se veía completamente blanca debido a la constante nieve que caía, pero esto no era un impedimento para que se viera más viva que nunca, las luces navideñas adornaban bellamente los edificios y las calles principales. Conforme la noche iba cayendo la gente comenzaba a salir para celebrar la tan esperada noche buena, parejas, grupos de amigos, compañeros de trabajo y familias se veían por todos lados comprando cosas y yendo a sus diferentes destinos para tan especial noche. Y la familia Shinazugawa no fue la excepción, por primera vez después de muchos años por fin podían volver a celebrar juntos, después de que Masachika los dejara en casa todos fueron a visitar a la abuela Chiyo donde cenaron y tuvieron un agradable momento, Sanemi vio con gusto como sus hermanos destapaban los regalos que la anciana les había comprado, para luego emocionados mostrarselos a él, el chico pensaba que simplemente verlos así era más de lo que él podía merecer, en secreto y sin que ellos se dieran cuenta le agradeció de corazón a la abuela por haberles dado aquel detalle, que claramente él no podía por las aún tan duras condiciones económicas en las que se encontraban, pero la abuela Chiyo solo se limitó a decirle que no se preocupara por eso, que para ella era una forma de celebrar que estaban todos juntos de nuevo como familia y que les agradecía que no se olvidaran de ella ahora que vivían en otro apartamento.

La fiesta continuó por varias horas, sin embargo, el peli plateado se le notaba un poco distante y distraído lo que causó la furia de sus hermanas pequeñas en varias ocasiones, que detestaban que él las ignorara.

Luego de despedirse de Chiyo-obaasan, la familia se dirigió a su apartamento, caminaron todos juntos cogidos de las manos en una tierna escena donde Sanemi siendo el más alto tomaba en cada mano a sus hermanas, mientras Genya se tomaba de las manos de sus hermanos restantes y todos caminaban por aquellas heladas calles hacia su hogar.

Una vez en casa, la celebración continuó.

- ¿Nemi-nii-san estas bien?, apenas has tocado tu chocolate caliente... has estado así todo el día - preguntó Genya a su hermano mayor, mientras los dos se encontraban sentados calentando sus piernas en el kotatsu de la sala, ambos veían a los demás corriendo de aquí para allá, Shuya, Hiroshi y Koto jugaban mientras Teiko y Sumi, al otro lado de la sala platicaban alegremente de algo que Sanemi no alcanzaba a escuchar.

- Si, no te preocupes... estoy bien.

- ¿Es por la fiesta verdad? - cuando Genya preguntó aquello, observó como su hermano abrió sus dos grandes ojos púrpura, los cuales resaltaban bajo sus características pestañas, pero rápidamente le apartó la mirada, sin decir nada.

- Bueno no es solo por eso... - musito Sanemi, aunque fue tan suave que su hermano no pudo escucharlo.

- Tonto hermano - gruño Genya, a lo que un sorprendido Sanemi volteó a verlo asombrado, era la primera vez que lo veía de mal humor desde que se habían reconciliado. Luego observó como su hermanito se levantó del kotatsu, fue por una hoja y un bolígrafo y comenzó a escribir una lista, que se la dio a Sanemi - Ahora necesito que vayas y consigas estos víveres.

- ¿A esta hora? - respondió un confundido Sanemi.

- Si!!! - gritó un furioso Genya y acto seguido comenzó a presionar al mayor de la familia para que fuera a comprar lo que se le había pedido.

Un resignado Sanemi se vio caminando solo por las frías calles de nuevo, yendo hacía el supermercado 24 horas que se encontraba a unos 20 minutos, para colmo nadie había querido acompañarlo. Por el frío que hacía, se ajustó el gorro y la bufanda que le había regalado kanae y siguió perdido en sus pensamientos, pensó que aquel acto de Genya era porque se preocupaba por él y se reprochó a sí mismo por ser tan descuidado con las cosas que lo tenían inquieto últimamente. "Malinterpretó completamente lo de ir a la fiesta de navidad... quizás deba explicar que es lo que me pasa directamente, pero no quiero preocuparlo innecesariamente..." pensó para sí mismo.

Unos 45 minutos después de haber ido a tan repentina travesía, un congelado Sanemi por fin estaba de vuelta en el apartamento, pero se percató inmediatamente que había un vehículo conocido estacionado al frente del bloque de edificios.

- Acaso ese no es el carro de... - se dijo y recordando que no había llevado su celular mientras se tocaba sus bolsillos, Sanemi se asustó y corrió rápidamente al apartamento pensando que algo había pasado en su ausencia.

Una vez abrió la puerta lo más rápido que pudo con las llaves, entró de un salto gigante al apartamento, pero casi de inmediato se chocó con una enorme pared que no debería estar allí, ocasionando que cayera sentado al suelo y botando todos los víveres por el lugar.

- Oh Sanemi-kun, lo siento ¿estás bien? - preguntó Himejima Gyomei mientras al sentir el choque de Sanemi contra su espalda, se daba media vuelta y le ofrecía una mano para que se pusiera de pie.

- Ugh... Himejima-san... no se preocupe estoy bien, es solo que me asuste cuando vi su coche al frente del apartamento, pensé que había pasado algo y como no me podían contactar lo llamaron a usted - dijo adolorido el chico mientras se sobaba la nariz con una mano y con la otra tomaba la mano de aquel gigantesco hombre para reincorporarse.

- Yo también vine lo más rápido que pude, Genya me llamó y me dijo que había sucedido algo contigo, aunque luego me explico todo... es mejor que hables con ellos directamente.

- ¿Ah? - "qué demonios está pasando..." pensó.

Una vez recogieron los esparcidos víveres, Sanemi y Himejima entraron al apartamento y se encontraron con que los hermanos Shinazugawa habían preparado el viejo traje que había usado Sanemi para su cita con Kanae, el cual estaba sobre la mesa del kotatsu, adicionalmente todos los pequeños reunidos allí mismo, miraban a su hermano mayor con una cara de rabia.

- ¿Qué es todo esto? - preguntó el peli plateado.

- Perdóname nii-san, pero les conté a todos, estuvimos hablando y queremos que vayas a la fiesta de Rengoku-san - dijo Genya decidido mientras miraba a Sanemi a los ojos.

- Espera Genya esto es un malentendido, ya te había dicho que quiero pasar la navidad aquí con ustedes, es verdad que parte de mí quiere estar allí, pero claramente ustedes están primero.

- Yo lo se, siempre lo hemos sabido, tú siempre has hecho todo por nosotros nii-san, entiendo que esta es la primera navidad que pasamos como familia después del accidente pero odio como siempre te relegas a ti mismo... odio eso, no quiero que te sigas negando tu propia felicidad, me niego!!! - concluyó con fuerza, dejando a Sanemi boquiabierto y sin saber que decir - no te preocupes por nosotros, ya le expliqué a Himejima-san la repentina llamada y accedió a cuidarnos para que no te preocupes.

- Nemi-nii-san, te odio... tonto!!! - gritó Teruko, ocasionando que el pobre Sanemi hiciera una mueca de dolor y confusión - no nos dijiste nada de que tenías una fiesta con Kanae-onee-san y tus amigos hoy en la noche y que no vas a ir!!!

- Gran tonto... - se pudo escuchar una suave y tierna voz que venía de la pequeña y malhumorada Sumi, que se escondía detrás de las piernas de Genya mientras miraba a su hermano mayor, "¿tonto?..." pensó Sanemi mientras se tomaba el pecho ante el ataque de la menor de los Shinazugawa.

En ese momento Sanemi sintió una enorme mano que se posaba sobre su cabeza, volteo a ver a aquella inmensa humanidad y notó que este estaba sonriendo.

- Parece que te derrotaron... - al escuchar esto Sanemi solo pudo bajar la mirada.

- Lo siento, ellos lo hicieron venir sin avisar...

- No te preocupes Sanemi-kun, yo cuidaré de ellos, también puedo acercarte en el auto donde tus amigos.

Así pues, como aquel día de la cita y a pesar de las reiteradas quejas de Sanemi, las cuales variaban entre no estar presentable, que ya era muy tarde o que era grosero llegar sin regalo. Todos los Shinazugawa ayudaron a su querido hermano mayor a arreglarse para la fiesta de gala y le prohibieron volver hasta que todo hubiese acabado, le dijeron que no importaba si llegaba un poco tarde a la fiesta y que probablemente la repartición de regalos ya se habría hecho así que no creen que hubiese problema, adicionalmente le recordaron que él había preparado el pastel para la fiesta, también en tono de broma le decían que en el peor de los casos podía hacerse pasar por uno de los meseros.

- Himejima-san, ¿puedo preguntarle algo? - dijo el peli plateado ya cuando los dos se encontraban de camino a la mansión de los Rengoku.

- Claro Sanemi-kun...


Horas antes, en la mansión de la familia Rengoku, la tan esperada fiesta había comenzado, todo estaba bellamente decorado y el gran salón donde aproximadamente unas 55 personas se encontraban reunidas estaba más animado que nunca, un hermoso y gigantesco árbol de navidad servía como un faro de luz para la gente, mientras que eran rodeados de una lujosa y extensa mansión bellamente decorada. Los meseros iban y venían ofreciendo todo tipo de bocadillos y bebidas para los invitados, y un agradable ambiente se mantenía entre el sonido de la música en vivo y las conversaciones que se sostenían por todos lados.

Las horas comenzaron a pasar y las diferentes actividades planeadas se llevaron a cabo, como el concurso de karaoke, la repartición de los regalos, el baile, la gran fogata en el jardín entre otras muchas. Ya más de noche, faltando apenas hora y media para la llegada de la navidad, en el centro del salón se podía ver reunido al grupo de Rengoku, allí el anfitrión más sonriente que nunca se encontraba con su hermano Seijuro y su prometida, llamada Koinatsu Sawachika de 21 años, una hermosa chica que estaba finalizando su primer año en la Universidad de Kioto y que estaba pasando la navidad con la familia Rengoku, Uzui también se encontraba acompañado de sus tres novias Makio, Suma y Hinatsuru, las tres de 18 años y quienes cursaban segundo año en una escuela de mujeres bastante distinguida, Iguro se encontraba acompañado de Kanroji, los únicos estudiantes de segundo que fueron invitados allí de forma directa, ya por último pero no menos importante, Kocho Kanae también se encontraba departiendo con ellos.

Kanae había ido allí con un hermoso vestido negro con escote, a la altura de la cintura llevaba una cinta roja que acentuaba su figura, en su cuello se podía ver el hermoso collar que había heredado de su madre, no llevaba sus característicos broches de mariposa color magenta, en su lugar llevaba el cabello recogido en una cola de caballo baja, por ultimo unos hermosos tacones color plata la hacían ver un poco mas alta. La chica había pintado sus labios de un color rosa claro, acompañado de un poco de maquillaje y unos brillantes aretes. Claramente la chica se estaba robando las miradas de todos los presentes, su belleza era ciertamente difícil de equiparar solo quizás por la prometida de Rengoku, muchos del salón se preguntaban porque la chica más popular de su curso y probablemente de la escuela entera había sido quizás la única persona en no llevar un acompañante a la fiesta.

- Maldito Sanemi, como se atreve a no venir al evento del año - rugía un furioso pero elegante Uzui, mientras levantaba sus brazos en señal de descontento - quería obligarlo a cantar en el Karaoke y después obligarlo a bailar... solo falta él para que estemos completos maldición.

- Yo te entiendo Uzui-senpai, ya que Shinazugawa-senpai no vino, no podré agradecerle por el delicioso pastel que hizo para nosotros - dijo con un gruñido la peli rosada kohai mientras apretaba un puño en el aire, la cual llevaba un hermoso y largo vestido rojo, que llegaba hasta sus pies.

- Bueno no es como si pudiéramos culparlo, su razón fue bastante lógica, quiere estar con sus hermanos y allí no hay mucho que podamos hacer - agregó Iguro, a quien Kanroji tomaba de su brazo.

Mientras la charla continuaba alrededor de la ausencia de su amigo Shinazugawa, Kanae se sentía incompleta, si bien estaba disfrutando la compañía de todos sus amigos y amigas de la Kimetsu School ciertamente no era lo mismo sin Sanemi, eso sin mencionar que ya se había armado de valor para declararse aquel día preparando con antelación su mejor vestido, sin embargo su malestar no solo se limitaba a la ausencia de su enamorado, parte de Kanae quería volver a verlo como aquel día que fueron al arcade durante su cita, por supuesto antes de que las otras personas lo arruinaran todo, verlo cómodo y pasando un buen momento en la fiesta quizás olvidando un poco todo lo que siempre cargaba consigo mismo, tal sensación no la había dejado en paz durante toda la velada, y ahora al escuchar a todos hablar acerca de él, la hizo sentir más agobiada.

- Con permiso chicos - dijo suavemente la presidenta.

- ¿A dónde vas Kanae-senpai? - preguntó su peli rosada kohai.

- Creo que iré a tomar un poco de aire fresco.

- ¿Es por algo que dijimos Kocho-senpai? - preguntó Iguro preocupado.

- Para nada Obanai-kun, no te preocupes...

- ¿Entonces, me permitirías acompañarte Kanae?, eres mi invitada después de todo - interrumpió Rengoku mientras miraba un poco serio a Kanae, sin abandonar su característica sonrisa, la chica lo miró con intriga pero supuso que charlar con Rengoku le haría bien, así que aceptó.

Así Kyojuro para el asombro de todos, volteó hacia su prometida y suavemente le besó la mano mientras se inclinaba, a lo que ella igualmente galante, solo le devolvió una sonrisa mientras inclinaba un poco la cabeza. Sin poder evitarlo, tanto las novias de Uzui, así como Kanroji, no pudieron evitar suspirar ante tal acto de caballerosidad y romance entre la pareja.

- Chicos, les encargo a Koinatsu y a Seijuro - concluyó el delegado, a lo que sus amigos le dijeron que no se preocupara, y así las dos personalidades de la escuela salieron a los jardines de la mansión para charlar.

- Siento mucho dañar el buen ambiente de tu fiesta Rengoku-san - dijo la chica mientras caminaban por el jardín. Kanae calentaba sus manos con su aliento, para luego frotarlas entre sí.

- Para nada Kanae, yo estoy muy contento de que todos ustedes puedan estar aquí hoy, más aún sabiendo que será la última vez en mucho tiempo que podremos reunirnos de esta manera, y bien ¿Qué te tiene tan inquieta? estoy seguro que tiene algo que ver con la ausencia de nuestro malhumorado amigo ¿verdad?

Aquella última pregunta hizo que Kanae mirara a su amigo de cabello color fuego, aunque cayó en cuenta que había sido bastante obvia en sus intenciones hacia Sanemi, y de cómo sus amigas también habían preguntado lo mismo, dicha pregunta ocasionó que soltara una pequeña risa, como cuando recuerdas una travesura que hiciste. Mientras seguían su nocturno paseo bajo la nieve, Kanae le contó a Rengoku acerca de sus sentimientos hacia Sanemi, así como todo lo relacionado a la cita que tuvieron, de cómo comenzó a llamarlo por su nombre y de aquel beso que se atrevió a darle ese día. Agregó también todas las insinuaciones que había hecho hacia el peli plateado durante las últimas semanas, y de cómo aunque al principio creyó que todo iba bien en realidad solo había ocasionado que se generara una barrera entre los dos que ahora no sabía cómo romper, al final le contó del fallido plan de declararse aquella noche y que básicamente ese era el porqué estaba un poco cabizbaja, ya que sentía como todo había sido en vano.

- JAJA bueno mi querida amiga, debo decir que me alegro que hayas aceptado tus sentimientos sin miedo.

- ¿Desde cuándo lo sabes Rengoku-san? - preguntó sorprendida la mayor de las Kocho.

- Mmmm - Rengoku gesticulo aquel sonido de duda mientras se tocaba el mentón con su mano derecha por algunos segundos - bueno, durante algún tiempo tuve mis sospechas, ya que es difícil diferenciar el amor entre tu bondadosa personalidad Kanae, pero me atrevería a decir que fue desde aquella vez que me ayudaste a postularlo como cocinero para el maid café, antes del festival escolar.

- ¿En serio?, mmmm bueno Rengoku-san debo admitir que me has sorprendido, no pensé que fueras tan observador jejeje - dijo ahora un poco roja mientras jugaba con su pelo - pero ¿Crees que estoy cometiendo un error?, ¿Que estoy presionando a Sanemi-kun a aceptarme? - en ese instante hizo una pequeña pausa, mirando a la blanca nieve que caía a su alrededor - quizás por eso me evita, debe sentirse presionado e incómodo. Si te soy sincera Rengoku-san, en el fondo de mi corazón sospecho que la razón real del porque Sanemi-kun no vino hoy no fue debido a sus hermanos, si no por mí - Rengoku escuchaba atentamente con sus brazos cruzados.

- ¡PARA NADA! - replicó con un grito el delegado, haciendo que la chica pegara un pequeño brinco por la sorpresa - jaja mira Kanae, debo admitir que nuestro amigo ha estado un poco raro estos días, e ignoraba el por qué, pero ahora que me cuentas todo esto puedo entender un poco más, quizás no pueda decirte con certeza cuál sea la razón de porque él te está evitando lo que sí sé es que si quieres algo debes darlo todo, poner tu corazón en ello, dar el 100% sin importar que, así al final sea cual sea el resultado, te irás sin arrepentimientos JAJAJA.

- No importa lo que pase siempre eres tan seguro de ti mismo ¿verdad Rengoku-san?, creo que envidio esa parte de ti... pero gracias... ahora que he hablado contigo, de cierta manera siento que me he quitado un peso de encima - agregó la chica con una pequeña risa, mientras ponía una mano sobre su pecho - estoy de acuerdo, es muy pronto para rendirme, ahora que Sanemi estará solo en la escuela, debo encontrar una forma para poder seguir visitándolo y transmitirle lo que siento por él.

- ASÍ SE HABLA MI AMIGA - dijo enérgicamente mientras levantaba sus brazos, pero después volvió a mirarla con un poco de seriedad - tu hiciste mucho por Sanemi, sin tu ayuda no habríamos podido llegar a él Kanae, quiero que no olvides eso jamás, y por eso te estoy en deuda, así que puedes contar con todos nosotros para lo que necesites - a lo que la chica lo miró y asintió fuertemente con la cabeza sonriendo y con los ojos un poco llorosos

- Gracias Rengoku-san... ahora me siento mejor... jeje creo que es mejor que volvamos a la fiesta, todos deben estar extrañando a su anfitrión.


- Gracias de nuevo por traerme Himejima-san y por cuidar de mis hermanos, perdón por ser una molestia - dijo Sanemi desde afuera del coche, mientras se despedía de Gyomei quien se encontraba en el asiento del conductor con la ventana baja.

- Para nada Sanemi-kun, nunca será una molestia cuidar de tus pequeños hermanos, así que ve y disfruta el tiempo con tus amigos, espero que puedas solucionar este dilema en el que te encuentras.

- También le agradezco por haberme escuchado, trataré de poner mis pensamientos en orden para no seguir haciendo preocupar a mis hermanos - concluyó Sanemi mientras se inclinaba.

Una vez Himejima se fue en su carro, Sanemi volteó y se quedó viendo la fachada de aquella gran mansión dubitativo, incluso alcanzó a fumarse un cigarrillo para calmarse, por último y luego de soltar un gran suspiro finalmente entró. Sanemi se encontraba realmente incómodo, no solo llegaba a la fiesta tarde y sin regalo si no que varias veces extendía sus brazos para mirar aquel viejo traje de su padre, que a pesar de ser elegante no estaba ni cerca de los estándares de aquella noche y reiteradamente pasaba sus dedos por su frente descubierta, ya que de nuevo tenía el pelo peinado hacia atrás. Sin embargo decidió desviarse y comenzó a caminar por el jardín lateral de la mansión para ingresar por una entrada secundaria y así no llamar tanto la atención, su plan era encontrar al grupo de sus amigos o al anfitrión, pero al voltear en una esquina se encontró a Urokodaki Sabito mientras se besaba con una chica de cabello negro, ella, al verlo se sorprendió un poco e hizo que el chico de pelo color melocotón volteara a verlo también. Sanemi pudo notar que aquella chica tenía unos ojos aguamarina bastante hermosos.

- Oh... - pudo gesticular Sanemi sorprendido - lo siento, no era mi intención interrumpirlos... solo estoy buscando la entrada lateral a la mansión...

- ¿Shinazugawa? - preguntó asombrado Sabito - ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con tus hermanos?

- Si bueno... sobre eso... la verdad es que me echaron de mi casa y me obligaron a venir y ahora... estoy evitando ingresar por la entrada principal para no llamar la atención...

- Jajaja ¿en serio?, bueno llegas un poco tarde pero me alegro que hayas venido - dijo Sabito ahora acercando a la misteriosa chica hacia el frente - te presento a Makomo.

- Un placer conocerlo - dijo la chica mientras se inclinaba y le regalaba una amable sonrisa - tu debes ser el famoso Shinazugawa Sanemi, mi nombre es Makomo Urokodaki.

- ¿Urokodaki?... - susurro el peli plateado un poco asombrado.

- Con respecto a lo que viste.... ella es.... en realidad no somos herm... - intentó decir Sabito cuando Sanemi lo interrumpió con la mano extendida hacia el frente.

- No hay nada que explicar Urokodaki-san, lo que esté pasando entre ustedes no es de mi incumbencia, es un placer conocerla Makomo - dijo mientras se rascaba la cabeza nervioso, esto de interactuar con otras personas aún no lo tenía dominado, a lo que la chica le volvió a dar una sonrisa ante tal acto - en realidad, es bueno encontrarte aquí Urokodaki... quiero preguntarte algo... lo que quiero saber es que debo hacer para poder estar entre todos estos niños ricos, tú eres quizás el único de nuestra clase que me entiende sobre este problema en particular.

- ¿A qué te refieres?

- Bueno... ellos son mis amigos, y... los aprecio - eso último Sanemi lo dijo con voz baja y agachando la cabeza, su orgullo aún le impedía ser más transparente con sus sentimientos - ...pero cuando me invitan a sus actividades no puedo evitar sentirme... bueno tu sabes...

- Como si estuvieras completamente fuera de lugar... ¿verdad? - complementó Sabito.

- ¡Exacto!

- Jaja te entiendo, en realidad a mi me pasó lo mismo la primera vez que Rengoku-san me invitó, realmente parecemos moscas en la sopa entre toda esta gente - dijo un poco más animado - si Makomo no viniera conmigo, en realidad no vendría si te soy sincero, pero hay algo en lo que te equivocas - esto hizo que Sanemi lo mirara atento.

- Tus amigos te aprecian Shinazugawa-san, han estado quejándose toda la noche por tu ausencia, quizás es verdad que ellos y nosotros no pertenecemos al mismo mundo, pero ellos honestamente te quieren y no les importa en lo más mínimo quién eres o lo que tienes, y creo que si ellos están haciendo su parte, tú debes hacer lo mismo y aceptarlos a ellos tal y como son ¿no crees? - Sanemi se quedó un poco asombrado ante tal afirmación, pero aún en silencio.

- No parece convencido Sabito - replicó con una risita Makomo, que llevaba un hermoso vestido que hacía juego con sus ojos.

- Te tomará un poco de tiempo, pero si no lo haces, realmente no podrás conectar con ellos verdaderamente Shinazugawa-san, así que por ahora solo ármate de valor y entra.

Así los dos acompañaron a Sanemi a entrar a la mansión, cuando vio el gran salón donde todos estaban reunidos se quedó boquiabierto de nuevo, si bien lo había visto esa misma tarde cuando entregó los pasteles no era lo mismo observar a todos los invitados, al gran árbol lleno de luz y a la fiesta en acción. En varios puntos se veía gente bailando, otros cantando en el karaoke y otros tanto riendo y departiendo alegremente.

- ¿Ves?, no es tan malo - dijo Sabito mientras empujaba a Sanemi para que terminara de entrar - ahora Makomo... podrías hacer los honores por favor - concluyó, a lo que Sanemi extrañado no entendió a qué se refería Sabito con eso último que había dicho.

- Será un placer... - respondió la chica aclarándose la garganta mientras hacía una malévola sonrisa, que puso realmente nervioso al peli plateado, pero poco tiempo tuvo para pensar - OH!!! PERO SI ES SHINAZUGAWA-SAN, QUE SORPRESA!!!... MIREN TODOS, ES SHINAZUGAWA-SAN!!! - dijo fuertemente la pelinegra con sus manos alrededor de su boca para amplificar el sonido.

Inmediatamente todos los del salón voltearon a ver y comenzaron a acercarse asombrados de que el famoso Shinazugawa Sanemi realmente había venido a la fiesta. Sanemi completamente rojo, solo se quedó allí perplejo, no esperaba que lo introdujeran de esa manera, totalmente contrario a lo que él quería. Ahora debido a esto él era el centro de atención de toda la fiesta, pero cuando fue a reprocharles a los Urokodaki estos ya se habían esfumado, para amplificar su miedo, observó cómo todo su grupo de amigos se abría campo entre la multitud, y para cuando llegaron y lo vieron, Uzui y Kanroji no perdieron tiempo y se le abalanzaron encima.

- ¡VINISTE! - gritaron casi al unísono mientras lo abrazaban

- ¡Mírate, te ves estupendo hermano!, realmente pareces un Yakuza jajaja, es un poco tarde pero vamos a comer y a cantar en el Karaoke, también tengo que presentarte a mis novias - complementó alegremente Uzui.

- Me alegra tanto que vinieras Senpai, ¡mira Iguro-san... Shinazugawa-senpai vino! - agregó la pelirosa emocionada.

- ¡Agh! ¡Suéltenme! - respondió el malhumorado chico, pero poco más pudo pelear cuando vio a Rengoku asombrado viéndolo y junto a él se encontraba Kanae. Al verla tan arreglada Sanemi se quedó completamente congelado, pensó que era imposible verla más hermosa de lo que la había visto en la cita, pero ciertamente estaba equivocado, y allí se encontraba ella observándolo completamente en silencio.

- ¡Viniste Hermano!, me alegra mucho que hayas venido JAJAJA - vociferó el alegre Rengoku abriendo los brazos, uniéndose inmediatamente al abrazo. Al parecer la fiesta había subido el siguiente escalón de emoción, así todos riendo entre los quejidos de Sanemi se animaron aún más. Sanemi voltearía de nuevo a ver a Kanae, a lo que ella sólo se limitó a decirle suavemente con una tierna sonrisa mientras apretaba un puño sobre su pecho

- Bienvenido Sanemi-kun, me alegro que hayas venido.

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