20. Evasión
Después de la cita entre Kanae y Sanemi, las últimas semanas de clase continuaron, pero no de una forma en la que se podría decir "normalmente", ya que todos en la clase de tercer año comenzaron a notar la forma cada vez más cariñosa en que Kanae trataba a Sanemi, ahora no solo lo llamaba por su nombre delante de todos, si no que constantemente lo buscaba y le hacía la charla, especialmente cuando éste seguía con sus labores de niño de los recados, incluso había comenzado a molestarlo pinchándolo varias veces con el dedo índice en la espalda o en sus cachetes mientras decía su nombre en múltiples ocasiones de forma burlesca, esto lo hacía cuando Sanemi se congelaba ante la forma como la chica lo trataba y no le contestaba o simplemente lo hacía para que se pusiera nervioso.
Dicho comportamiento también tenía un poco intrigado al grupo de Rengoku, pero no más allá de la mera curiosidad de saber que había pasado entre ellos, les alegraba mucho verlos así. Rengoku y Uzui observaban con gusto que a Sanemi se le veía muy cómodo al lado de ella, incluso más de lo que se podía llegar a sentir con ellos. Adicionalmente, de su vieja personalidad ya sólo quedaban pequeños rezagos, ya que a pesar de las reglas de castigo que se le habían impuesto, Sanemi había comenzado a comportarse de una manera más natural y respetuosa hacia los demás compañeros de clase, y casi no tenía sus explosiones de carácter que en el pasado eran tan comunes.
Adicionalmente Sanemi cumplió con lo que había solicitado Kanae, y comenzó a llevar postres que hacía en su tiempo libre para los miembros del grupo, lo que tenía encantada a Kanroji y causaba los celos de Iguro. Estos los preparaba con el kit de utensilios de cocina que la presidenta le había regalado. Durante las tutorías, él le preguntaba a Kanae que quería de un catálogo de postres que llevaba del restaurante de Masashika, luego ella seleccionaba algo y él lo preparaba en casa, y como tapadera, también hacía para sus hermanos y para el resto de sus amigos.
Pero desafortunadamente no todo era tan bello como parecía a simple vista, ya que Kocho Kanae se sentía un poco triste y frustrada, la razón era que luego de todo lo que había ocurrido en la cita que habían tenido por el cumpleaños de Sanemi, no había vuelto a haber ningún progreso entre ellos. Primero que todo, él no había vuelto a llamarla por su nombre a pesar que había accedido a ello, incluso cuando se encontraban solos en las tutorías, a parte no había mencionado nada acerca del beso que ella le había dado al final de su cita, segundo y aún más preocupante, Kanae sentía que no importaba lo que hiciera, Sanemi había comenzado a mantener una cierta distancia con ella, su comportamiento era confuso, ya que a pesar que el la seguía tratando como siempre, incluso preparándole postres y charlando con ella, al mismo tiempo sentía que él evitaba a toda costa que los dos se quedaran solos a excepción de las sesiones de tutorías que ella le daba.
Pensó que luego de haber reunido el valor para darle aquel beso y luego de que demostrara que no le importaba que dijera la gente frente a la forma como lo estaba tratando, sus intenciones habrían sido entendidas por él, pero sentía que había llegado a un punto muerto. Como consecuencia, y aún sin perder la fe, Kocho Kanae había decidido que, aprovechando la famosa fiesta de navidad que se hacía todos los años en la mansión de los Rengoku, no esperaría más y se le confesaría a Sanemi de una vez por todas, era claro que el tiempo era un lujo que ella ya no se podía dar, dentro de la mente de la joven chica, tendría que prepararse para la inevitable y amarga separación con el joven Shinazugawa, dado que independientemente de la respuesta que él le diera, y sin importar cuanto ella lo amara, Kanae simplemente no podía materializar la idea de que alguien esperaría por cuatro largos años a que la otra persona volviera de otra ciudad y continuarán una relación, sin ninguna garantía.
Al final, la última luz de esperanza que albergaba en su corazón era que Sanemi aceptara sus sentimientos y que por lo menos pudieran tener una relación por los poco más de 5 meses que quedaban antes de la graduación y su inminente partida a la ciudad de Tokio, entonces ella podría aceptar eso y seguiría adelante con su vida. Aunque tendría que ser paciente por un tiempo más, ya que la prioridad era que Sanemi rescatara su año escolar, y ello sólo lo sabrían luego de recibir los resultados del examen del segundo y último periodo académico (por lo menos el de ella), que sería un día antes de la mencionada celebración.
- Shinazugawa Sanemi - Se escuchó decir al profesor Testsuido en medio de aquel tenso silencio en el salón de clases.
El tan esperado día había llegado, finalmente se estaban entregando los resultados del examen final del segundo periodo para los de tercer año, para muchos dicha nota les indicaria si deberían asistir a clases suplementarias durante el tercer periodo, para otros significaba que por fín era libres de la escuela y ahora podían ir a la universidad, pero para Sanemi aquel papel le diría si había alcanzado a rescatar su año escolar, o si debería repetirlo, implicando que el trato que había realizado con el director para asegurar el estudio de sus seis hermanos se fuera a la basura, y para ser justos, no merecía aprobar, no después de haber hecho una serie de estúpidas decisiones, pero también era cierto que se había esforzado para reparar aquellos errores, había abandonado su enorme orgullo y había solicitado la ayuda de sus amigos, colocando todo de sí para estudiar.
- Buena suerte Sanemi.... - el peli plateado pudo escuchar el susurro de Kanae Kocho, la chica que se sentó a su lado durante todo el tiempo que había estado en la escuela y la persona que estuvo ayudándolo a estudiar durante las últimas semanas, luego rápidamente echaría una mirada a sus dos amigos de tercero, Uzui Tengen que tenía las dos manos juntas, mientras con los ojos cerrados murmuraba algo para sí mismo y Rengoku Kyojuro, que lo miró y solo se limitó a levantar su pulgar en silencio con su ya característica sonrisa. Así, el chico de las cicatrices se levantó de su asiento y comenzó a caminar hacía donde se encontraba el profesor, sentía un nudo en su estómago, pero apretó sus puños y se llenó de coraje.
- Vaya joven Shinazugawa, puedo ver que se encuentra muy nervioso, ¿Acaso por fin es consciente de lo que se estaba jugando con este examen? - Preguntó el profesor Tetsuido mientras estiraba su brazo con el boletín de notas hacía Sanemi.
- Sí sensei... - Respondió inquieto el peli plateado, tomando la hoja y de nuevo como si todo el mundo se hubiese congelado a su alrededor, este la agarró con sus dos manos y comenzó a girarla para leer su contenido. "Genya, Shuya, Hiroshi, Koto, Teiko, Sumi, di todo lo que tenía, por favor no me odien si fallo...", pensó para sí mismo el joven mientras analizaba su reporte.
- Debo reconocer que ha mejorado mucho sus notas joven Shinazugawa, felicitaciones - Dijo el profesor mientras lo miraba - Pero también es cierto que paso por lo justo y aún le queda mucho que hacer para poder graduarse junto a sus compañeros.
En ese momento, el profesor vio como Sanemi comenzó a derramar varias lágrimas, que eran de alegría, lo había logrado, había subido sus notas lo suficiente para evitar perder el año.
- Sí señor...me esforzaré - Respondió suavemente mientras se secaba aquellas lágrimas con una de las mangas de su saco de la escuela, acto seguido volvería a su asiento en silencio mientras miraba fijamente aquella hoja, aún incrédulo.
Así, luego de que el profesor regañara a Uzui y a Rengoku por hacer un escándalo al enterarse del éxito de su amigo y abalanzarse sobre él, continuó entregando las notas finales de todos los estudiantes de tercer año. Como siempre, la mejor calificación para variar había sido la de la presidenta del consejo estudiantil, seguida de Sabito Urokodaki, mientras que Rengoku y Uzui habían subido su promedio bastante, quedando dentro de los diez mejores, algo que era necesario para que fueran aceptados en la universidad de Kioto.
Para el asombro y agrado de todos los estudiantes del tercer año de la escuela Kimetsu, vieron como Ubuyashiki Kagaya y su esposa Ubuyashiki Amane entraron al salon, todos incluido Sanemi se alegraron mucho que el director estuviera de nuevo en condiciones para volver a dirigir la escuela y por sobre todo para dar el tan famoso discurso que les decía a los de tercero antes de navidad.
- Buenas tardes mis queridos estudiantes, como bien saben hoy es el último día de escuela para muchos de ustedes, ya que para todos aquellos que hayan cumplido con sus deberes académicos, ya no deberán volver a la escuela si no hasta el día de la graduación, también permítanme darles mis mas profundas felicitaciones a todos aquellos que ya han sido aceptados en alguna universidad, sientanse orgullosos de sus méritos - Se podía sentir como la nostalgia se apoderaba de aquella aula, y de cómo poco a poco varias personas comenzaban a derramar lágrimas mientras escuchaban al director hablar - Para aquellos que aún están luchando por entrar a una universidad, les doy todo mi apoyo y mi mensaje a no rendirse, aún tienen todas las vacaciones de invierno para poder estudiar antes de los siguientes exámenes de admisión - En ese momento el Director hizo una pausa, y volteo a mirar al perplejo Sanemi, que lo observaba atentamente - Por último pero no menos importante, para todos aquellos que se encuentran rezagados en sus estudios, les pido que no se desanimen y no vean las clases suplementarias como algo negativo, por el contrario, véanlo como una oportunidad para seguir creciendo y levantarse de nuevo, les advierto de antemano, que será duro tener que venir a tomar clases durante las vacaciones de invierno y durante el tercer periodo, pero tengo plena confianza en que lograrán pasar esta dura prueba. Al final solo puedo decirles a todos ustedes que ha sido un placer tenerlos como mis estudiantes - En ese instante Sanemi vio conmovido como el director, junto a su esposa le regalaban una sonrisa, haciendo que este no pudiera evitar que se le aguara el ojo otra vez.
Cuando Ubuyashiki terminó su discurso, los aplausos llenaron la sala, y el director se retiró junto a su esposa, no sin antes que todos los presentes se pusieran de pie y se inclinaran ante la pareja, en símbolo de respeto, luego Rengoku, Uzui y Kanae observaron como Sanemi rápidamente fue tras ellos. Una vez el peli plateado cerró la puerta tras salir, se pudo escuchar un estruendoso grito de euforia por parte de todos los estudiantes, los abrazos y sollozos no se hicieron esperar y es que como había dicho el director, hoy era el día en que muchos de ellos se despedirían y comenzarían a preparase para sus nuevas vidas.
Mientras en una de las esquinas del salón un montón de chicas no solo de tercero, se aglomeraban alrededor de Uzui para pedirle su información de contacto, darle regalos e incluso pedirle que considerara hacerlas una de sus novias oficiales, el protagonista de aquella extravagante escena solo reía y las rechazaba galantemente diciéndoles que lo sentía pero su corazón ya tenía dueñas.
A pocos metros se encontraba Rengoku hablando con varios compañeros, incluido Sabito.
- ¡¿Osaka?!, ¡ESO ES GRANDIOSO! - casi gritaba el delegado de la clase.
- Gracias Rengoku - respondió Sabito un poco apenado - ciertamente fue difícil ganar aquella beca para la carrera de Administración de empresas, me duele un poco dejar a Makomo y a Giyuu pero un hombre no puede echarse para atrás frente a sus sueños.
- Tienes razón JAJAJA, realmente extrañaré a Seijuro todos los días y a su deliciosa comida, pero ya me ha estado enseñando a usar internet para hacer video llamadas, asi que podre saludarlo cuando quiera JAJAJA.
Entre tanto al lado de la pizarra del aula, el grupo de amigas de Kanae también tenían su propio momento.
- Waaa Kanae-chan, te voy a extrañar tantoooo, no puedo creer que te vayas a ir a Tokio - Decía Teruko, mientras llorando abrazaba a Kanae.
- Yo también las extrañaré mucho chicas, aunque creo que es muy pronto para despedirnos ¿no creen?, aún podemos hacer muchas cosas antes de la graduación - le respondió Kanae mientras sonriendo le acariciaba la cabeza a su amiga - ¿al fin qué decidiste hacer Sagano-chan, te tomaras el año sabático?
- Sip, quiero viajar por Europa y América antes de entrar a estudiar, pero lo que yo voy a hacer no es nada comparado a lo que hará Sou-chan - Dijo ahora con un tono pícaro mientras miraba a su amiga y le susurraba a Kanae al oído.
- ¿Que?, ¿Te iras a vivir a Kioto con tu novio Sou-chan? - Pregunto Kanae sonrojada mientras con una mano se tapaba la boca.
- ¡No es solo por eso! - respondió apenada Ozaki Sou - Es que... coincidencialmente elegimos la misma universidad.
- ¿Y se supone que debemos creer eso? - Complemento entre risas Sakoto Takano - Casualmente cambiaste a la misma universidad de Murata-san en último momento, eso es bastante tierno jajajaja.
- Tu no digas nada Takano - Respondió molesta Ozaki - tu ya estas comprometida con Kazumi-san ¿no?
- Apenas se gradúe, se casará con Kazumi-san y heredarán su negocio familiar... que suertuda, no tendrás que ir a la universidad - agregó Teruko. y las chicas al ver a su amiga ponerse como un tomate, se echaron a reír - pero primero debes rescatar el año, estuviste entre las últimas de la lista, solo por encima de Shinazugawa-san jajajaja.
En ese momento la chica se dio cuenta que había cometido un error y rápidamente se tapó la boca con las dos manos.
- Lo siento Kanae-chan...
- No te preocupes - respondió Kanae mientras ponía sus manos hacía al frente, como cuando quieres que alguien se aleje de tí, intentando mostrar que no le molestaba aquel comentario - Estoy de acuerdo contigo Takano-chan, creo que Sanemi-kun aún debe hacer mucho para poder graduarse, pero me alegro de corazón que haya podido rescatar su año escolar.
- Ciertamente fue gracias a ti, ya que sólo contigo dándole tutorías personales es que fue capaz de realizar tal milagro jejeje - dijo Ozaki Sou haciendo una pausa - ... y bien ¿ha habido algún avance con él? - En ese momento el grupo de amigas se quedó en silencio y por varios segundos sólo se escuchó la bulla de los demás miembros del salón, mientras una roja Kanae se quedó viendo a su amiga.
- ¿Ah? - gesticuló la sorprendida chica.
- ¡Ozaki!, quedamos en que no nos íbamos a meter - interrumpió Sakoto.
- Pero... - intentó decir la chica cuando de repente fueron interrumpidas por la suave voz de Kanae.
- No... la verdad es que no... a pesar que Sanemi-kun es muy amable conmigo, la verdad es que sigue manteniendo cierta distancia de mi - Aquella respuesta causó que las tres chicas miraran con preocupación a su amiga - ... bueno después de todo lo que he hecho, la verdad me extrañaba del por qué no me habían preguntado sobre ésto antes - concluyó una colorada Kanae, penosamente mientras juntaba con sus manos a la altura de su pelvis y bajaba la mirada.
- Waaa amigaaaaaaaaaa - volvió a gritar Teruko mientras abrazaba a la chica - tenía tantas preguntas, pero no queríamos que te volvieras a enojar con nosotras.
- Mira Kanae, nosotras entendemos si no quieres decirnos nada, pero queremos que sepas que deseamos verte feliz, aunque tienes que admitir que tienes un gusto extraño para los hombres jejeje - dijo Ozaki mientras le picaba el ojo a su amiga y también se acercaba a abrazarla. Así las cuatro chicas se quedaron un buen rato, llorando un poco, mientras Kanae agradecía por tener tan buenas amigas.
- ¿Hay algo en lo que podamos ayudarte con ese tonto? - dijo Sakoto.
- No chicas, la verdad les agradezco mucho, pero ya he decidido declararle mi amor a Sanemi-kun pronto - respondió con una voz temblorosa pero al mismo tiempo que denotaba determinación.
- Pase lo que pase, recuerda que estamos aquí para ti - concluyó Teruko entre sollozos.
Aquella especial tarde continuó de manera nostálgica, bajo el ya cada vez más oscuro color naranja del atardecer. Poco después Rengoku aprovecharía como todos los años para repartir las invitaciones para la fiesta de navidad en su casa, dejándoles en claro que sólo podían llevar a un acompañante (a excepción de Uzui, quien llevaba a sus 3 novias, algo que él mismo llamaba como el beneficio del mejor amigo) y que no olvidaran llevar un presente para el intercambio de regalos, ya si querían llevar otro presente para entregarlo a alguien especifico eran libres de hacerlo también. Esto hizo que todos se emocionaran mucho, e inevitablemente elevó los ánimos de todos los presentes, automáticamente las conversaciones se transformaron, en lugar de hablar del futuro lejano pasaron a ser de nerviosismo relacionado a temas como las personas que iban a invitar a la fiesta o la ropa que muchos iban a comprar esa misma tarde/noche para estrenar (ya que todos generalmente iban formales, sin que fuera una regla explícita), entre otras muchas cosas.
El grupo de amigos vió que Sanemi retornó de nuevo al aula, consigo llevaba aún su boletín de notas ya bastante arrugado de tanto apretarlo, los movimiento del chico eran lentos y tenía un rostro que indicaba que estaba totalmente perdido en sus pensamientos, fuera lo que fuese que hubiera hablado con el director y su esposa, le había dejado con muchas dudas y esto era bastante evidente ya que apenas si se dio cuenta que Uzui y Urokodaki se acercaron a él para hablarle, casi tuvieron que gritarle para que reaccionara.
- Shinazugawa-san ¿Estas bien?, ¿Pasó algo con Ubuyashiki-sama? - pregunto Sabito mientras al fondo también se veía a Rengoku y a Kanae acercarse al grupo para integrarse a la naciente conversación.
- Urokodaki-san... no no pasa nada, es solo que... perdón, es que aún no me creo que haya evitado perder el año - respondió aun mirando aquella arrugada hoja.
- Pero lo lograste y eso es lo importante, debes seguir esforzándote para no defraudar al director - respondió aquel chico de pelo color melocotón.
- Si...
- ¡Sanemi!, te estabas tomando tu tiempo - Gritó Rengoku - estábamos esperándote para darte tu invitación para la fiesta de mañana, en ese momento Sanemi cruzó miradas con Kanae, a lo que ella le sonrió y rápidamente se le acercó y comenzó a pincharlo con el dedo índice.
- Estaba comenzando a pensar que te ibas a escapar para evitar despedirte de nuestros compañeros de clase Sanemi-kun - a lo que el aludido se puso tenso y solo hizo un gruñido extraño que hizo reír a todos los presentes.
- ¡Hombreeeee este no es momento de ponerse sentimental, es hora de celebrar! - gritó alegremente Uzui mientras abrazaba a Sanemi fuertemente - y ya que seguramente no tienes a nadie para invitar a la fiesta de navidad, yo puedo presentarte a varias chicas bastante lindas, y no te preocupes, les encantan los chicos malos, así que tendremos que ir hoy mismo a comprar un traje jajaja - rápidamente Uzui observó a Kanae y con una mirada picarona le sonrió, pero antes de que ella pudiera decirle algo, un quejido del joven Shinazugawa los interrumpió.
- ¡Agh! ¡bájame Uzui!, lo siento pero no iré - En ese momento Kanae sintió una punzada en su pecho.
- ¡¿Que?! - Gritó el alto y extravagante Uzui, ante tal respuesta.
- ¿De qué hablas Sanemi? - Preguntó Rengoku.
- Justo lo que escucharon, lo siento Rengoku-san, no iré a la fiesta en tu mansión... además Uzui, no es como si alguien en sus cinco sentidos estuviera dispuesto a ir a esa fiesta con el chico pobre y de mala reputación de la escuela - respondió mientras terminaba de soltarse del abrazo de Uzui, pero éste rápidamente lo tomó por los hombros.
- No te vas a escapar tan facil de esto Nemi-chan, no me hagas recordarte que será la primera y quizás la última navidad que pasaremos todos juntos, adicionalmente tienes prohibido negarte a salir con nosotros, ¿Recuerdas?
- Soy consciente de ello Uzui, pero tú mismo lo dijiste, es navidad, y será la primera que pase con mis hermanos después de cuatro años.
En ese momento y al ver la mirada que tenía su amigo de las cicatrices, Uzui no supo qué decirle y simplemente lo soltó y dio un paso atrás, totalmente vencido ante tal argumento. Luego la mirada de Sanemi pasó por Kanae un momento, para luego voltear a ver a Rengoku.
- Lo he estado pensando mucho chicos y simplemente no puedo dejarlos solos en una fecha tan importante... lo siento.
Kanae estaba en shock, ciertamente no esperaba aquella repentina declaración de Sanemi y ahora todo su plan se había ido al traste, cómo demonios iba a declararse si el susodicho no iba la fiesta, más grave aún era el hecho que el argumento de Sanemi era de peso, debía pensar en algo y debía ser rápido. Kanae miró a Rengoku, pero este tenía una expresión extraña, como si estuviera analizando las palabras que decía su amigo, mientras que Uzui seguía con una cara de shock y Sabito solo miraba en silencio, claramente incómodo al saber que no debía estar allí en ese momento. Sin esperar más Kanae se acercó rápidamente al peli plateado tomándolo de su saco.
- Espera Sanemi-kun, yo entiendo perfectamente como te sientes, ammm y ¿qué te parece esto? mañana no hay escuela, podríamos llevar a tus hermanos a varios lugares en la ciudad para que se diviertan, después podemos ir a comer algo delicioso, ya en la noche podemos dejarlos en mi casa, allí estarán mis hermanas y primas y habrá un delicioso pastel para celebrar navidad, estoy segura que allí la pasaran muy bien, así tu podrás ir a la fiesta en la noche... ¿Qué te parece? - Preguntó la chica con un leve tono de preocupación, a lo que sus dos amigos se emocionaron y alentaron tal idea, era muy buena opción para Genya y los demás, pero de nuevo Sanemi con determinación y una inusual amabilidad simplemente le sonrió a la presidenta del consejo estudiantil mientras con su mano derecha le acariciaba la cabeza.
- Gracias Kocho-san, tu siempre me ofreces tu ayuda sin dudarlo, pero no puedo aceptar, recuerden que ustedes me han prestado mucho dinero, no quiero seguir aprovechándome de su amabilidad de esa manera, tampoco tengo ropa adecuada para ir a la fiesta, y ni hablemos del dinero para comprar regalos... pero por sobre todo, no llegaría a caer tan bajo como para dejar a mis hermanos solos en nochebuena luego de todo lo que les hice... ¿lo entiendes verdad? - concluyó suavemente.
- Espera idiota, esta conversación ya la hemos tenido antes, te hemos dicho que el din... - intentó reprochar Uzui cuando sintió que Rengoku le tomó el brazo y le hizo una seña para que no siguiera, así que el chico no terminó aquella frase.
Ahora se había formado un incómodo silencio entre los cinco presentes, no esperaban que su malhumorado amigo los rechazara de aquella forma tan cariñosa y lógica. Kanae no supo qué más decir, así que derrotada agachó la mirada.
Sin embargo Sanemi al ver sus expresiones de preocupación continuó.
- Vamos chicos, en compensación y como habíamos acordado, prepararé el pastel gigante para la fiesta y pienso hacerlo hoy mismo, así que no se depriman.
- Entiendo Sanemi, no hay nada que se pueda hacer, me hubiese encantado presentarte a mi familia y a mi prometida, pero la familia es primero - dijo suavemente Rengoku aunque sin dejar su característica sonrisa.
- Gracias por entender... - replicó el chico mientras hacía una reverencia - ahora debo retirarme, nos vemos.
Así todos vieron como su amigo se retiraba después de tomar sus cosas, mientras Kanae lo miraba con una triste expresión volvieron a cruzar miradas, sin embargo, esta vez pudo ver que Sanemi se encontraba haciendo una rara expresión, como si no estuviera convencido de todo lo que les había dicho hace unos momentos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro