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15. Hermanos

La voz de su hermano hizo que Sanemi se pusiera pálido, de nuevo todo ese torrente imparable de recuerdos comenzaban a atormentarlo, al punto que podía escuchar en su cabeza claramente como Genya le decía.

- Te odio!!!, por tu culpa ellos están muertos!!!

Sanemi quien comenzaba a sudar, agachó la cabeza y la tomó con las dos manos, como si quisiera arrancar todos esos recuerdos, lo siguiente que visualizó fue la imagen de cuando, luego de trabajar encontró a Genya en el baño parado frente al espejo del lavamanos, cubierto de sangre que provenía de una cortada que se había hecho en la cara, mientras este se disponía a hacerse un segundo corte, volteó a verlo y sonrió. Tuvo que sacudir fuertemente su cabeza de derecha a izquierda para poder quitar aquellas dolorosas memorias. Pero mientras estaba sumido en sus recuerdos el sonido de la puerta abriéndose lo trajo a la realidad, e hizo que levantara la mirada llena de miedo y allí estaba... Genya, su hermanito, quien ahora era mucho más alto de lo que lo recordaba, parecía que iba a decir algo pero se quedó allí, con su mano izquierda sobre la palanca de la puerta, con la boca medio abierta mirándolo fijamente. Sanemi simplemente bajó los brazos y se quedó completamente quieto, ya no sabía si todo eso era real o simplemente una pesadilla.

De un momento a otro, Genya alzó su brazo derecho con el puño cerrado, Sanemi instintivamente cerró los ojos y apretó los dientes esperando un puñetazo, era hora de confrontar su mayor miedo... pero aquel golpe nunca llegó, en lugar de eso, sintió como los brazos de Genya se cerraron alrededor suyo, y las desgarradoras palabras que seguirían, harían que la poca compostura que había podido recolectar mientras venía de la escuela se evaporara en un segundo.

- Nemi-nii-san volviste! volviste! lo siento! en verdad lo siento tanto... por favor perdóname!!! - gritaba desconsolado Genya.

Sanemi abrió los ojos mientras sentía lo fuerte que era el abrazo de su hermano, simplemente aún no se podía mover, era como si su cerebro hubiera parado de funcionar, de todos los escenarios que había imaginado, en ninguno pasaba algo así; durante tantos años se había dicho una y otra vez que él lo odiaba, que había perdido toda esperanza de que algo así pasara. Poco a poco sus brazos comenzaron a moverse, y por fin, se encontraba también abrazando a su hermano, en ese momento ya no les quedaban más fuerzas, simplemente se desplomaron y los dos cayeron al suelo de rodillas.

- Genya... - Se pudo escuchar mientras Sanemi apoyaba su cabeza contra el hombro de su hermano mientras las lágrimas caían por sus mejillas.

Después de un momento, Sanemi sintió como más peso cayó sobre él. Todos sus hermanos, incluida la pequeña Sumi, se habían abalanzado a abrazarlo mientras gritaban y lloraban. "Volviste hermano!!!!", "Nemi-onii-san!!!, "Sanemi-onii-san!!!" se escuchaba en un desordenado pero tierno momento.

A lo lejos, Kanae también estaba llorando en silencio, presenciaba aquella escena con una enorme sonrisa en su rostro, sentía unas ganas enormes de unirse a aquella situación, pero entendió que había hecho su parte y que simplemente sobraba ahí. Suavemente murmuró "me alegro mucho por ti Shinazugawa-san" dando media vuelta y alejándose del lugar silenciosamente. Esa noche, ella buscaría a sus dos hermanas y las abrazaría tan fuerte que las haría preocuparse, diciéndoles que las quería mucho y que siempre estaría allí para ellas.


- Lo siento... lo siento tanto - decía Sanemi entre llantos, mientras torpemente intentaba sostener a sus 6 hermanos entre sus brazos, lo cual era claramente imposible - todos estos años nunca deje de pensarlos, maldición... debí haber estado aquí con ustedes...

- NO ES TU CULPA HERMANO!!!! - gritaba Genya, quien por fin había levantado la cara, que tenía llena de lágrimas y mocos - yo siempre... nosotros siempre hemos estado esperándote.

- Volviste - dijo el pequeño Koto.

- Es cierto!! - decía Teiko entre lágrimas - no te desobedeceremos nunca más, también haremos los deberes y la cena.

- Genya, Shuya, Hiroshi, Koto, Teiko, Sumi... los extrañe - respondió Sanemi ya tratando de esbozar una pequeña sonrisa.

- No te vayas de nuevo nii-san, por favor... - dijo con debilidad la pequeña Sumi, seguida de una fuerte tos, aunque Sanemi vio como ella fuertemente se aferraba a su ropa - prometo que seré obediente, no me enfermaré más... no te vayas hermano.

- No me iré a ningún lado Sumi, nunca más - respondió Sanemi un poco más tranquilo, aunque al escuchar la tos de su pequeña hermana, recordó que estaban afuera y ya era de noche; aquel frío no le estaba haciendo bien, así que les dijo que deberían entrar.

Mientras todos se levantaban y comenzaban a entrar al pequeño apartamento, Genya tomó una de las manos de su hermano, mientras Teiko tomaba la otra, Sanemi volteó a mirar contento hacia el lugar donde se había separado de Kanae, pero vio que se había ido, asombrándose al comienzo, pero poco después intuyendo el porqué, ella se había marchado para dejarlo tener aquel momento privado con su familia, Sanemi aún no sabía cómo iba a pagarle todo lo que ella había hecho por el. Aunque la voz de Genya hizo que volviera la mirada hacia su hermano de nuevo.

- ¿Vamos?

- Si.

Así entraron y la puerta del pequeño apartamento se cerró tras de sí.


Sanemi comenzó a recordar muchas cosas de los 6 meses que había alcanzado a vivir junto a sus hermanos, ciertamente eran sentimientos encontrados, a pesar de que se sentía profundamente contento de estar de nuevo allí con ellos; al ver la sala y la cocina recordó lo pequeño que era el apartamento y lo apretado que vivían, pensó que por lo menos al irse, les había podido dar un poco más de espacio.

Ya en la sala, todos los pequeños emocionados comenzaron a preguntarle a Sanemi sobre cómo había estado, en donde se estaba quedando, etc. Era tal el bombardeo de preguntas que, graciosamente no dejaban que el respondiera antes de estar formulando la siguiente pregunta, mientras Teiko y Koto iban y venían de sus cuartos para mostrarle dibujos, calificaciones y juguetes entre otras muchas cosas. Por último, la pequeña Sumi seguía fuertemente aferrada a él mientras aún lloraba un poco, todo era un alegre caos.

- Chicos, compórtense - dijo Genya preocupado, aun con un tono lloroso pero firme - no acosen a Nemi-onii-san.

- Esta bien Genya... - respondió Sanemi con una pequeña sonrisa, pero mientras veía a su hermano menor, el miedo seguía atrapado en su ser y sentía como si tuviera un nudo en su pecho, aún no tenía claro que estaba pasando por la cabeza de él.

- Lo siento nii-san - dijo tímidamente Genya.

- Te dije que está bien, para mi también todo esto está pasando muy rápido - le respondió mientras bajaba la mirada y acariciaba la cabeza de la pequeña Sumi que lo miraba con ojos vidriosos - gracias Genya - dijo súbitamente mientras volvía a mirarlo fijamente, con un rostro un poco serio, haciendo que éste lo mirará con los ojos y la boca abierta - gracias por tomar mi lugar y cuidarlos todo este tiempo, debió ser duro, ahora todo va a estar bien...

En ese momento Genya vio como Sanemi, su hermano mayor al que quería y respetaba tanto, agachaba la cabeza en símbolo de agradecimiento, haciendo que este no aguantara más y se le abalanzara encima para abrazarlo, sorprendiéndolo un poco e inmediatamente haciendo que todos los demás hicieran lo mismo, repitiendo la escena de la puerta una vez más.


Después de estar todos reunidos en el centro de aquel pequeño apartamento, Sanemi se ofreció a hacer la cena a lo que todos eufóricos aceptaros y un ambiente ahora totalmente festivo se instauró en el lugar, mientras charlaban y comían alegremente la conversación fluyó por horas y horas, donde la familia Shinazugawa fue olvidando el pasar del tiempo. Uno a uno los más pequeños comenzaron a quedarse dormidos alrededor de Sanemi y Genya, hasta que sólo quedaron despiertos estos últimos dos.

- Ya es bastante tarde - dijo Genya mientras miraba el reloj de pared, que marcaba la 1 a.m.

- Es cierto, vamos a colocarlos en sus camas - respondió Sanemi, a lo que entre los dos acostaron a los demás.

Una vez hecho, Genya preguntó tímidamente.

- p-podemos hablar hermano?

Sanemi mirándolo aún un poco asombrado de lo mucho que había crecido, asintió, realmente sabía que esto tenía que pasar, a pesar de la gran bienvenida que le habían hecho aún no había podido hablar claramente con Genya, a quien, durante todo este tiempo sabía que era al que le había hecho más daño.

Allí se encontraban sentados en el tatami de la sala, el silencio predominaba, solo se podía escuchar el sonido de aquel reloj de pared, Sanemi no sabía como comenzar y Genya mantenía la cabeza agachada por lo que tampoco se podía ver su expresión, lo cual ponía muy nervioso a Sanemi. Aunque en un momento éste pudo notar como varias lágrimas goteaban del rostro de su hermano, cayendo sobre sus manos las cuales estaban apoyadas sobre sus piernas.

- Hermano, lo siento... ¿fue por mi culpa que te fueras, verdad...? - decía Genya melancólicamente.

Sanemi seguía observándolo en silencio.

- Yo... después de que perdimos a papá y a mamá... estaba muy dolido, realmente no sabía que estaba sintiendo o que hacer, y simplemente tomé el camino más fácil... culparte a ti por todo... - continuó con la cabeza gacha.

- Genya.....yo lo entiendo - intentó decir Sanemi.

- No! Nemi-niisan! - dijo Genya levantando la mirada, mostrando una expresión de melancolía que entristeció inmediatamente a Sanemi - yo te dije cosas muy crueles una y otra vez... a pesar de que tú también estabas sufriendo, a pesar de que tenías que trabajar tan fuerte por nosotros... a pesar de que estabas siendo tratado tan horriblemente por los adultos...

- ¿A qué te refieres Genya?- preguntó un confundido Sanemi por aquel último comentario.

- Yo lo supe hermano, yo supe por lo que estabas pasando por nosotros... porque yo te seguí a tu trabajo sin que te dieras cuenta.

- ¿A mi trabajo? - preguntó Sanemi.

- Si, el primero que conseguiste después de que llegáramos aquí, recuerdo cómo siempre llegabas a casa, todos te recibían con una sonrisa... excepto yo, que sin falta estaba ahí para tratarte mal, pero a pesar de todo tu solo te limitabas a sonreír, hacías la cena para todos y luego te ibas a trabajar de nuevo, así que me comenzó a invadir la curiosidad, no entendía porque no te enfadabas conmigo, no entendía porque no te defendías de todo lo que yo te decía... entonces decidí seguirte para saber qué era lo que hacías durante el día.

En ese momento un recuerdo que Sanemi ya había enterrado en lo más profundo de su ser apareció, recordó con amargura como, debido a sus cicatrices, le había sido casi imposible que lo aceptaran en los trabajos, todo eso era nuevo para él, no solo era un chico de campo que acababa de perder a sus padres, si no que, sin siquiera conocerlo lo juzgaban por sus cicatrices. La mayoría de veces lo confundían con algún delincuente y ni siquiera le daban la oportunidad de demostrar lo que podía hacer, recordó la desesperación por conseguir algo, lo que fuera con tal de llevar comida y dinero a casa, a esto se sumaba el miedo de ser echados de nuevo y de que los separaran; aquella imagen de estar rogando por un trabajo, por baja que fuera la paga, por larga que fuera la jornada, haría lo que fuera por sus hermanos, fue entonces que después de muchos intentos, por fin consiguió un trabajo como repartidor de panfletos durante el día y como recolector de basura durante la noche, aunque éste último no era todos los días.

- Al comienzo solo buscaba más razones para odiarte, en mi cabeza me decía que tu no soportabas estar con nosotros y que por eso te ibas a gastar el dinero por ahí, en el fondo de mi ser sabía que era mentira, pero aún así me convencía de ello - continuó Genya - pero aquel día, al verte allí en la calle, intentando repartir aquellos folletos, y ver como todos te miraban con odio, te ignoraban, se burlaban de ti e incluso te tumbaban al suelo para luego irse, me hizo caer en cuenta de mi error... verte levantarte en silencio, recoger los folletos, limpiarte la cara y seguir trabajando sabiendo que ibas a soportar todo eso de nuevo... me hizo sentir miserable.

- Genya... yo... no sabía...

- Y tú, en silencio simplemente seguías intentándolo, porque sabías que nosotros te necesitábamos, cargaste con todo ese peso durante tanto tiempo... - la voz de Genya se volvía a quebrar - lo siento, lo siento tanto hermano, no pensé las cosas bien, no quería que fueras el único cargando con todo, y por eso no quería dejarte solo Nemi-niisan... yo quería desesperadamente compensar lo que había hecho... entonces fue cuando se me ocurrió hacerme esto - Genya levantó su mano derecha y comenzó a pasar sus dedos sobre aquella gran cicatriz que cubría su rostro - pensé que si teníamos las mismas cicatrices, te sentirías un poco mejor... después quise disculparme pero cuando regresé a casa del hospital tu simplemente desapareciste... todo por mi culpa... por mi culpa mis hermanos perdieron a su hermano mayor y tu realmente quedaste solo... lo siento.... lo siento... - fue entonces que Genya no soportó más y comenzó a llorar.

Sanemi se acercó a él y lo abrazó.

- Genya está bien, ahora todo está bien - decía Sanemi mientras trataba de consolar a Genya para que no siguiera llorando - no tienes mas porque preocuparte, con lo que me has dicho es suficiente...

- yo realmente... - decía Genya entre lágrimas - no quería que nada de esto pasara hermano, lo siento...

- Todo está bien, ya estoy aquí y no volveré a irme, volveremos a ser una familia todos juntos, ya no tienes que llorar más - dijo Sanemi aunque sin darse cuenta, varias lágrimas habían empezado a deslizarse de nuevo por sus mejillas.

- Bienvenido a casa hermano - dijo Genya con una sonrisa.

- He vuelto - dijo Sanemi también sonriendo.


Cuando deshicieron el abrazo, los dos se secaron las lágrimas y Genya se ofreció a hacer algo de té para poder continuar hablando, se levantó y de camino a la cocina se tomó un tiempo para ir al estante que había en la sala, el cual era bastante alto, por lo que teniendo cuidado para no hacer mucho ruido lo trepó y de la parte más alta sacó un sobre blanco, Sanemi sólo lo miraba con curiosidad. Ya en la cocina mientras preparaba el té sonreía, al fin pudo decirle a su querido hermano todo lo que había estado guardando. Cuando volvió y después de colocar los tés en la mesa, continuó charlando con su hermano.

- Nemi-niisan, hay algo más que quería darte...

- ¿Qué es? - Preguntó su hermano.

- La verdad es que del dinero que nos has estado enviando durante todos estos años, he estado ahorrando una parte... para poder devolvértelo.

Sanemi hizo una expresión de molestia y casi levanta la voz, pero Genya inmediatamente le hizo una mueca para que no se le olvidara que estaban hablando en la madrugada y todos sus hermanos estaban dormidos a pocos metros de allí, a lo que Sanemi se puso una mano en su boca, pero luego en voz baja continuó.

- ¿Devolvérmelo? ¿por qué? ¿en qué demonios estabas pensando Genya?, ese dinero es para ustedes, para eso se los he estado enviando, ¿no sabes por todo lo que pasé para poder completar mes a mes este dinero?

- Precisamente porque sabía por lo que... probablemente estarías pasando lo hice... decidí devolverte aunque fuera un poco de lo que nos has dado para que lo gastaras para ti mismo - de nuevo Genya se inclinaba esperando que su hermano tomara aquel sobre.

- No entiendo, ¿te has estado cohibiendo de comprar cosas para ti y tus hermanos por estar ahorrando? - decía Sanemi mientras hacía una cara de preocupación - Genya yo no puedo recibir este dinero, como te dije eso es para ustedes, pudieron usar eso para ayudar con la medicina de Sumi.

- Todo está bien Nii-san, llevo un tiempo trabajando y con eso complemento mes a mes lo que hace falta para la casa.

- ¿Trabajo!!!? - De nuevo Sanemi estuvo a punto de gritar, cuando su hermano habilidosamente saltó sobre él y le tapó la boca con su mano derecha mientras que con la otra hacia la expresión para hacer silencio - ¿en que demonios estas pensando Genya?, tu deberías estar concentrado en tus estudios, eres muy joven para trabajar!!! - intentó reprocharle

- Sanemi-niisan! - respondió Genya, quien ahora era quien había alzado un poco la voz - ¿no recuerdas nuestra promesa? tú mismo me dijiste que es nuestro deber como los mayores cuidar de la familia, eso te incluye a ti también!!!, por eso cuando se me presentó la oportunidad de poder ayudar, aunque fuera con un poco, en los gastos de mis hermanos y del apartamento, no dudé en aceptarlo y aparte de eso, de esta forma decidí agradecerte por todo lo que has hecho por nosotros.

Sanemi, con la boca abierta no supo qué contestarle a Genya y después de estar un rato en silencio, terminó preguntando - ¿Y ese trabajo, dónde es?

- Hace un tiempo, de casualidad conocí a un senpai, su nombre es Himejima Gyomei, me ayudó una vez cuando me encontraba perdido en la ciudad - dijo con un poco de pena - él tiene 29 años y trabaja... bueno... en un orfanato - cuando vio la expresión que comenzaba a hacer su hermano lo interrumpió rápidamente - espera!!!, no es lo que parece!!!, es una gran persona, con el tiempo nos volvimos grandes amigos, y cuando le conté acerca de nuestra situación, él se ofreció a llevarnos a todos allí con la promesa que no nos separarían, pero me mantuve firme y me negué, así que al final me ofreció un trabajo de medio tiempo en el mismo lugar, ya sabes haciendo deberes de limpieza y ayudando a los más pequeños, es un gran trabajo Nii-san, no me toma mucho tiempo y no interfiere con mis deberes aquí o en la escuela.

Aún en shock Sanemi se quedó en completo silencio, mirando como su hermano le contaba más cosas de su vida cotidiana que él completamente ignoraba, aunque en lo más profundo de su ser, aquella manía de que todo lo que le decía su hermanito era inconcebible, de que sólo él era responsable de proveer para su familia volvía a salir, mas sin embargo, con valentía, Sanemi ahogó aquellas ideas, y aceptó el hecho de que su hermano también había crecido mucho y que había asumido su rol de hermano mayor, ahora era una ola de orgullo lo que llenaba su pecho, inconscientemente comenzó a sonreír un poco, recordando que ya no era el pequeño que se quejaba por que la sopa estaba muy caliente, o de aquel que le tenía miedo a la oscuridad, o que bromeaba burlonamente porque tenían que madrugar para arar la tierra, había madurado y crecido mientras él no estaba.

- ya veo... así que es un buen trabajo...supongo que debo felicitarte Genya, te has convertido en un hermano mayor confiable.

-Nii-san.... - dijo Genya apenado mientras veía la expresión de orgullo que Sanemi le estaba haciendo y continuó hablando mientras su rostro se ruborizaba - aparte de estar siempre pendiente de nosotros, Himejima-senpai también nos ayuda con algunos víveres que donan al orfanato y algunas veces nos permiten ir allá a jugar y compartir con los otros niños, por todo esto él se ha vuelto como un mentor para nosotros, los demás realmente lo quieren mucho, le hablan constantemente de ti.

- Me gustaría conocerlo, como hermano mayor debo ir a agradecerle por todo lo que ha hecho por ustedes...

- Eso sería estupendo - respondió Genya mientras una gran sonrisa cruzaba su rostro.


Así la conversación seguiría con Sanemi contándole sobre las personas que ha conocido desde que se separaron y quienes lo han apoyado al punto que puede considerarlos sus verdaderos amigos, también le cuenta que durante todo este tiempo siempre estuvo pensando en ellos y que terminó haciendo un trato con Ubuyashiki, el director de la escuela para poderles brindar a ellos un mejor estudio.

Genya quedó asombrado con toda las anécdotas que le contaba Sanemi y más con lo del trato con el director, estudiar en esa prestigiosa escuela realmente sería un cambio significativo en las vidas de él y sus hermanos.

- Nemi-niisan, ¿volverás a vivir con nosotros...? podríamos ir a tu apartamento y traer tus cosas.

- Tendría que volver a dormir en la sala... - dijo Sanemi mirando a Genya con una cara graciosa, lo que causó que los dos comenzaran a reír - jaja este apartamento es muy pequeño para que estemos todos, de por sí ustedes están creciendo rápidamente y necesitaremos más espacio...

- jaja tienes razón, sabes nii-san... ya había perdido la cuenta de cuantas veces fantaseé con una escena así, los dos sentados riendo como en los viejos tiempos, como aquella vez cuando al fin había llegado mi turno de aprender a arar la tierra y sembrar, y tu le pediste a papá que te dejara enseñarme en su lugar, ese mismo día fue cuando me enseñaste que nuestra responsabilidad como los mayores era defender y proveer para los demás. Jamás olvidé tus palabras y por eso quiero que me prometas que de ahora en adelante nunca más vas a volver a cargar con todo tu solo.

- ... lo prometo Genya - dijo Sanemi conmovido por las palabras de su hermanito - gracias a mis amigos y en especial a Kocho-san, aprendí que no debo hacer todo solo. Es por eso que debo encontrar la manera de volver a la escuela a cumplir el trato que hice con el director y asegurar el estudio para ustedes... aunque realmente no se como hacer para recuperar mis notas y mantener los gastos de la casa.

- Algo se nos ocurrirá... - Genya se quedó pensando por un momento - ¿y si usas el dinero que he ahorrado? eso debería ayudar un poco para que no tengas que trabajar tanto y puedas concentrarte en recuperar tus calificaciones...

- mmm... aun no me gusta la idea de aceptar ese dinero - dijo Sanemi viendo como Genya empezaba a hacer una cara de súplica para que lo aceptara - mmm... dame un tiempo para pensarlo... por ahora, creo que lo mejor es que nos vayamos a dormir nosotros también, éste día ha sido una completa locura.

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